lunes, 28 de marzo de 2016

Isaac Peral, marino e inventor. No era hidalgo, pero se comportó como tal


Isaac Peral y Caballero, hijo de militar y brillante marino, entró en el Colegio Naval Militar en 1865. Tras su paso por la institución, realizó el Curso de Estudios Superiores (al que sólo accedían los más brillantes alumnos de las Academias). 

Tras varios destinos en diversas partes del mundo, fue nombrado profesor de Física y Matemáticas en la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada. Allí ideó el invento por el que sería conocido, aunque no fue ni mucho menos el único, el torpedero submarino. Apoyado por la reina Isabel II y denostado por muchos de sus compañeros y superiores, al final pudo ver su submarino construido y botado en el Arsenal de La Carraca en 1888. 

Pasó todas las pruebas, pero a algunos le molestó el éxito, y su invento, único en el mundo, quedó olvidado, sin uso ni reconocimiento. Peral, desengañado, abandonó la Armada, y se dedicó desde entonces al ámbito empresarial, trabajando en nuevos proyectos relacionados, preferentemente, con la electricidad.


Isaac Peral y Caballero (1851-1895)

Su padre, Juan Manuel Peral y Torres
Isaac (Tomás José María Segundo) Peral y Caballero nació en Cartagena (Murcia) el 1 de junio de 1851, aunque su padre, condestable (sargento) del cuerpo de Artillería de la Armada, y más tarde capitán de Infantería de Marina, Juan Manuel Peral Torres (18211872), era natural de la isla de San Fernando (Cádiz), que casó con su madre Isabel Caballero Díaz (18211871), natural ella sí de Cartagena, en 1847. Sus abuelos paternos: D. Pedro Manuel Peral del Castillo, nacido en 1789 en Higueruela o Alpera (Albacete)  capitán de Artillería de Marina y Doña María Josefa Torres Carreño, natural de San Fernando; abuelos maternos: Pascual y Josefa, y por padrinos: Tomás Caballero y Josefa Díaz. Tuvo una hermana (Isabel) y dos hermanos, alistados también, como él, en la Armada: Pedro (18491897), capitán de fragata que tuvo varias acciones destacadas recompensadas con melladas; y Manuel (18621900), al mando del cañonero Leite durante la batalla de Cavite (Filipinas) el 1 de mayo de 1898, al que se le formó consejo de guerra tras entregarse a los estadounidenses sin presentar combate.

El 22 de diciembre de 1859 su madre mandó una solicitud a la Reina Isabel II, la cual concedió al joven Isaac, de tan sólo ocho años, el título de aspirante de Marina y a utilizar el uniforme de la corporación, con el compromiso firme de ingresar en la Escuela Naval en cuanto alcanzara la edad pertinente (14 años). Así, siguiendo la tradición paterna, el 1 de julio de 1865 ingresa como aspirante  (figura con el nº  6.916 en la obra “Real Compañía de Guardias Marinas y Colegio Naval MilitarCatálogo de pruebas de Caballeros aspirantes”), en el actualmente desaparecido Colegio Naval Militar de San Fernando, aplicándose en los estudios de las matemáticas, álgebra y geometría, por lo que sus compañeros lo llamaban el “profundo Isaac”. Además, estudió astronomía, la construcción naval, maniobra, pilotaje, historia naval, historia de España, mecánica, física y máquinas de vapor. El 26 de diciembre de 1866 se le otorga el grado de Guardiamarina de 2ª clase. Viajó como guardiamarina en un buque de vela desde Cádiz a Manila (Filipinas). En 1872 ascendió a alférez de navío y ese mismo año fue destinado a Cuba como segundo Comandante del cañonero Dardo, recibiendo una Cruz roja al mérito naval por la defensa de Nuevitas contra los insurrectos de Cuba.

En 1874 regresó a España y fue enviado a combatir en la Tercera Guerra Carlista, participando en algunos bombardeos y bloqueos de las localidades de Elanchove y Bermeo en la costa cantábrica. Continúo la campaña de cruceros hasta el 23 de octubre de1875, en que es desembarcado y destinado a la fragata Blanca y a la Numancia, como profesor instructor de guardias marinas, demostrando una vocación profunda por el saber y la investigación (resultado de ello fue la publicación de dos libros sobre astronomía).

El 20 de abril de 1877 Isaac Peral se casa en Cádiz con Carmen Cencio y Rodríguez (18551945), de 21 años de edad, hija del médico y alcalde de San Fernando, Antonio Cencio Romero, teniendo nueve hijos.

El 21 de julio de 1880 asciende al grado de Teniente de Navío, embarcándose en Cartagena con destino a Filipinas. Al caer enfermo, en 1882 regresó a San Fernando para trabajar como profesor en la Academia de Ampliación de Estudios de la Armada (en la Capitanía naval de San Fernando), donde al poco tiempo se hace cargo de la cátedra de Física-Matemáticas, da clases de Química y Alemán y durante esos años de docencia inicia su investigación sobre la navegación submarina, continuando los trabajos del catalán Narciso Monturiol y otros, aunque fue acusado de plagio por esto.

Durante toda su carrera militar en la Marina, Isaac Peral se había preocupado por tratar de resolver el problema de la defensa de la nación frente a las modernas máquinas de guerra con que contaban otros países. Su invento, el sumergible torpedero era, en efecto, el arma de guerra perfecta, que nada tenía que ver con el de Monturiol, creador de un sumergible de madera (el Ictineo o barco-pez). Su idea era la de un submarino propulsado eléctricamente, frente a la propulsión manual o por vapor, y que incorporase un sistema para disparar torpedos bajo el mar.

El 23 de octubre de 1887 se inició la construcción del sumergible.Se realizaron varias pruebas, desde finales de 1888 hasta 1890, con informes favorables. La propulsión se obtenía de dos motores eléctricos de 30 caballos cada uno; la energía la suministraba una batería de 613 elementos que pesaba 30 toneladas. Incorporaba además un tubo lanzatorpedos, tres torpedos, periscopio, un sofisticado "aparato de profundidades", que permitía al submarino navegar en inmersión a la cota de profundidad deseada por su comandante y mantener el trimado (estabilidad) del buque en todo momento, incluso tras el lanzamiento de los torpedos, a partir de un doble sistema de hélices. Y todos los mecanismos necesarios para navegar en inmersión hacia el rumbo prefijado.


Pruebas del submarino torpedero de Isaac Peral (Cádiz-1890)
La Comisión Técnica nombrada al efecto avaló el éxito de las pruebas del primer submarino de la historia. Sin embargo, oscuros intereses nunca aclarados motivaron que las autoridades del momento desecharan el invento (a finales de 1890, la Armada dictaminó la anulación del proyecto del submarino) y alentaran una campaña de desprestigio y vilipendio contra la persona del inventor, pero éste no quiso vender la patente de su invento a potencias extranjeras, rechazando todas las ofertas, comportándose como un "verdadero hidalgo".



Proyecto de escudo nobiliario de don Isaas Peral y Caballero, realizado seguramente cuando el propio Sagasta  propuso a las Cortes se recompensara el éxito de las pruebas del submarino de su invención con un título ducal con grandeza de España, concesión que no tuvo lugar finalmente (Museo Naval)

La llamada “cuestión Peral” provocó, además de las polémicas políticas en la prensa, la paralización de la construcción de un segundo submarino que hubiera solucionado las deficiencias ofensivas del primero. Desengañado de la Marina, Isaac Peral tras 26 años y haber servido en 32 buques diferentes, se vio obligado a pedir y obtiene, el 5 de noviembre de 1891, la licencia absoluta de la Armada, para intentar aclarar a la opinión pública la verdad de lo sucedido, al mismo tiempo que emprende una fracasada carrera política en el Puerto de Santa María y, posteriormente, negocios privados relacionados con los acumuladores eléctricos, estableciéndose en Madrid. Su obra, en materia eléctrica, fue continuada por Tudor, que adquirió su innovadora batería y la comercializó por todo el mundo.

Submarino de Isaac Peral expuesto en Cartagena
El 22 de mayo de 1895 Isaac Peral y Caballero falleció tempranamente de meningitis a los 44 años, después de ser operado de urgencia en Berlín por un tumor cerebral. Enterrado en el cementerio de la Almudena (Madrid), sus restos fueron trasladados en 1911 a Cartagena y en 1927 se inhumaron definitivamente en el Panteón de Hombres Ilustres de Cartagena. Su olvidado submarino, que estuvo muchos años en el Arsenal de la Carraca, fue trasladado a la Base de Submarinos de Cartagena en 1928 para años después, en 1965, reubicarlo en el Paseo del Muelle de esta ciudad.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén. Oficios de Semana Santa




Los Santos Oficios de Semana Santa 2016, de la Lugartenencia de España Occidental, Capítulo Noble de Castilla y León, Sección Centro, tendrán lugar en la Real Basílica de San Francisco el Grande (Madrid)

PROGRAMA

Jueves Santo 24 de marzo, a las 18:00 h.

Sentido religioso: Cena del Señor, institución de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal, y el Mandamiento del Amor. Al final, exposición del Monumento.

Viernes Santo, 25 de marzo, a las 18:00 h.

Sentido religioso: Pasión del Señor. Adoración de la Cruz.

Sábado Santo, 26 de marzo, a las 23:00 h.

Sentido religioso: Vigilia Pascual, Conmemoración de la Resurrección del Señor. Iluminación del Cirio Pascual, canto del Exulte, lecturas del Antiguo Testamento, Bendición del Agua y celebración de la Eucaristía.
  
Interior de la Real Basílica de San Francisco el Grande (Madrid)

PROCESIÓN CONGREGACIÓN DE LA SOLEDAD Y EL DESAMPARO

Los Caballeros y Damas de la OCSSJ están invitados a asistir a la Procesión de la Congregación de la Soledad y el Desamparo de Madrid que tiene su salida el día 26, Sábado Santo, a las 16:30 h. de la Iglesia Conventual de las Calatravas de Madrid (C/ Alcalá nº 25).


Se trata de una Procesión muy antigua y con mucha solera a la que, tradicionalmente, la Orden asiste acompañando a Nuestra Señora de la Soledad.

viernes, 18 de marzo de 2016

Lope de Aguirre. Conquistador sin escrúpulos, que se rebeló contra Felipe II


Lope de Aguirre el conquistador español inmortalizado en las películas "El Dorado" de Carlos Saura y "Aguirre, la cólera de Dios de Werner Herzog". Simón Bolívar dijo que la rebelión de Lope de Aguirre fue la primera declaración de independencia de una región de América. Aguirre se rebeló contra el rey Felipe II, al que envió cartas con un lenguaje correcto pero rebelde. Como consecuencia, él y sus hombres fueron perseguidos a lo largo de miles de kilómetros.

Hidalgo segundón, que, ya que no va a heredar nada y que no tiene nada que perder en la Península, coge por uno de los pocos caminos que les queda a los de su condición social para, como mínimo, conservar lo que los suyos habían conseguido -su estatus, su manera de ser y vivir- y, si posible, volver a ascender socialmente: enrolarse para ir a prestar servicios militares en las Indias recién descubiertas. 

Lope de Aguirre nació en  Oñate (Guipúzcoa) en torno a  1511/1515 siendo hijo segundón de una familia hidalga acomodada, con cierta cultura, posiblemente de familia de escribanos, y murió en Barquisimeto (Venezuela) el 27 de octubre de 1561. 


Cuando Lope de Aguirre llegó a Sevilla, el Consejo de Indias ponía restricciones y la Casa de Contratación, fundada en 1503, exigía fianzas y otros requisitos para viajar a América. En aquel tiempo llegaban a Sevilla las fabulosas noticias sobre los tesoros del Perú. Hernando Pizarro había llegado con el quinto real del tesoro de Atahualpa. Lope de Aguirre, en plena juventud, pues apenas contaría veintiún años, se encuentra en aquel mundo de aventureros, soldados, mercaderes y ambiciosos de todo orden que esperaba embarcar para América. Las restricciones, como ocurría otras veces, desaparecen, pues Rodrigo Durán, contador de D. Pedro de Heredia, reclutaba hombres para su gobernación de Nueva Lombardía. Entre los 250 escogidos se cree figuraba Lope de Aguirre.

Pasó al Perú poco después de su descubrimiento, hacia 1536. Participó en la conquista y colonización de varios lugares, pero sobre todo se vio involucrado en las luchas entre los colonizadores españoles; primero en las guerras civiles entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro (1537-1554) y, más tarde, apoyando al virrey Blasco Núñez de Vela en la implantación de las Leyes Nuevas contra la resistencia de parte de los colonos, encabezados por Gonzalo Pizarro (1544-1546).


Condenado por un juez a ser azotado públicamente por incumplir las leyes que protegían a los indios (1551), persiguió a dicho juez hasta matarle; su fuga de la Justicia cesó en 1554, al acogerse a la amnistía concedida por Pedro de Alvarado a los que se alistaran para luchar contra la rebelión de Hernández Girón.

En 1559 se encontraba Aguirre entre los soldados de peor fama del Perú, donde era conocido con el sobrenombre de el Loco. Era de corta estatura pero vigoroso, tenía el aire atravesado y arrastraba una cojera, secuela de las heridas recibidas en el campo de batalla. Su mala reputación era para él una especie de gloria, pero para los administradores españoles la presencia de aquel hombre pendenciero e indomeñable suponía un peligro. Por ello se decidió embarcarle con el grupo de agitadores del cual era cabecilla en la primera expedición a tierras lejanas que se dispusiera, para mantenerlo a raya. Y esa expedición fue la que Pedro de Ursúa, del que Aguirre había sido compañero en varios viajes, emprendió con el objetivo de conquistar la legendaria tierra de El Dorado.

Así, en 1560 se embarcó en la expedición de Pedro de Ursúa en busca de las legendarias riquezas de Eldorado; una flota con centenares de soldados descendió por los ríos Huallaga y Amazonas, sin encontrar rastro de riqueza alguna: el descontento consiguiente fue aprovechado por Lope de Aguirre para organizar un motín, asesinar a Ursúa y tomar el mando de la expedición. Apodado por sus hombres como "El Loco" o "El Tirano".

Mapa del recorrido, desde los Andes hasta Barquisimeto (Venezuela). La más aterradora aventura americana es el desvío de la expedición a El Dorado. Lope de Aguirre decidió que estaba en el Perú, y ordenó la vuelta.
En lugar de regresar al punto de partida, como pretendía Ursúa, Aguirre continuó el descenso por el Amazonas, en medio de una sucesión de crímenes. En 1561 se rebeló contra el rey de España (a quien hizo llegar una carta) y proclamó a uno de sus colaboradores (Fernando de Guzmán, a quien también mataría poco después) «Príncipe del Perú, Tierra Firme y Chile»; no sin anacronismo, algunos historiadores han querido ver en este gesto alucinado un precedente de la independencia americana.

Navegó hasta el Atlántico y bordeó la costa hasta Venezuela, con intención de llegar a Panamá, apoderarse de la flota y fomentar una sublevación contra la metrópoli. Allí donde arribaba, Lope se dedicaba al pillaje, saqueando los puertos, quemando todo cuanto se le ponía por delante, llevado de su loca furia. El fraile de la flotilla se permitió aconsejar, suplicar a su capitán que no fuera tan cruel. Aguirre le escuchó atentamente, y lo mandó ahorcar.

De los cuatrocientos hombres que salieron con Ursúa, no le quedaban a Lope más que ciento cincuenta, y de éstos, muchos iban, por días, desertando. Aguirre, al verse sin la tripulación necesaria para sus barcos, les pegó fuego, y luego se refugió, con su hija y algunos compañeros fieles, en las proximidades de Barquisimeto, de Venezuela. Allí, en el campo, en una casa abandonada, Aguirre escribió un memorial a Felipe II, justificándose de sus desmanes, y para dar más fuerza a su documento, lo firmó de esta manera audaz, cínica y absurda: "Hijo de fieles vasallos tuyos vascongados, y yo, rebelde hasta la muerte por tu ingratitud, Lope de Aguirre, el Peregrino".



Las tropas del rey, al mando del maestre de campo Diego García de Paredes y del capitán Hernando Cerrada Marín, unidas con algunos desertores de Aguirre, fueron acorralando al capitán vasco como a una bestia feroz, para darle muerte. Quebrantado, cercado, cuando se vio irremisiblemente perdido, Lope, sacando su daga, la hundió hasta el puño en el corazón de su hija, que era todavía una niña. No quiero -dijo- que se convierta en una mala mujer, ni que puedan llamarla, jamás, la hija del traidor. Después mandó a uno de sus soldados fieles que le disparara un tiro de arcabuz. Después de muerto le cortaron la cabeza y descuartizaron el tronco, conservándose la calavera en la iglesia de Barquisimeto, encerrada en una jaula de hierro.

lunes, 14 de marzo de 2016

Hidalgos en Cervera de Pisuerga. Los Gutiérrez de Mier


Esta villa desempeñó un importante papel en los avatares de la Reconquista y sus heroicos guerreros participaron en la conquista de Baeza de 1227, por lo que la villa recibió ciertos privilegios y mercedes. De tal hazaña histórica provienen sus símbolos heráldicos, las armas reales leonesas y la bordura en rojo con ocho aspas de oro. Alfonso XI (13121350) concedió a Cervera aquel famoso apodo de “valor y lealtad” debido al honor y gloria mostrados por sus hombres en la batalla del Salado.


Escudo de Cervera de Pisuerga
El municipio, situado en la provincia de Palencia, lo forman 24 pueblos con capitalidad en Cervera y con unos 3.000 habitantes. Posiblemente el nombre de Cervera derive de “Cervaria”, en alusión a la gran cantidad de ciervos que poblaban en tiempos de la repoblación sus bosques.

Fue la localidad de Cervera uno de los pasos de obligado tránsito para los romanos, a través de una calzada que unía la Meseta con las tierras cántabras. Corrió Cervera una suerte similar a los cántabros por ser villa fronteriza con ellos, con invasiones y saqueos; vivieron sus habitantes en castillos roqueros y en pequeños núcleos de población. Cervera siempre contó con una gran importancia política en los siglos X y XI y fue alfoz y cabeza del territorio. Ya en el año 818, se cita a la localidad como “Cirbaria”, en la fundación del monasterio de San Pedro de Naroba en la Liébana cántabra.
 

Impresionante escudo de la Casa de los Leones
La Casa de los Leones de Cervera es una casona solariega ubicada en pleno centro de la villa, al lado de la Plaza Mayor norteña. Construida en el siglo XVII da muestra de la importancia que tuvo esta villa de la Montaña Palentina, característica que se refleja en sus espectaculares blasones en los que destacan varios leones, animal del que toma su nombre la construcción. Desde hace unos años ha pasado a ser un centro cultural el que se ubica la biblioteca, la Oficina de Turismo y el telecentro.

 
Otro escudo en la fachada de la Casa de los Leones


Sufrió Cervera una gran despoblación durante la invasión musulmana y en el siglo XI parece fue repoblada por dos monjes lebaniegos y anexionada posteriormente a uno de sus monasterios. Fue asimismo antigua cabeza de la merindad del Condado de Pernía. Alfonso IX cedió a su hijo la Pernía, Liébana y Cervera que pasaría a formar parte de la merindad de Aguilar.

En lo eclesiástico, fue Cervera en origen del obispado de Asturias y, desde el siglo X, pasaría al de León, al que ha estado vinculado hasta el 1 de marzo de 1955, que sería incorporado al de Palencia.

Ya en 1379, Pedro Fernández de Velasco, Señor de Herrera, extendía su señorío a Cervera. De ser esta villa de señorío de los Velasco pasó al Conde de Siruela, habiendo sido el primer conde Fernando de Velasco en 1447, fundador del convento de San Agustín y abuelo del primer Condestable.

Goza Cervera de una cierta característica singular y pintoresca a modo de convergencia entre Castilla y Cantabria, destacando varias casonas hidalgas y escudos de los Calderón, los Cossío, Vélez de Cossío, Inguanzo, etc. Según el Censo de Floridablanca de una población de 800 habitantes, 84 eran hidalgos.

Entre los hidalgos que más brillaron en Cervera fueron los de la familia Gutiérrez de Mier, polarizadores de la vida social y religiosa de la villa, que habían venido de las cercanías de Covadonga; ese linaje se estableció también en la cántabra Cabuérniga, otros en Camasobres, Los Redondos y de aquí emigraron a México –uno de ellos sería el bisabuelo del Príncipe de Mónaco, Rainiero; otros vinieron a Cervera, como fue el fundador de la capilla de Santa Ana, de finales del siglo XV: Gutiérrez de Mier, que fue además el gran impulsor de la riqueza artística de Cervera, fiel servidor del Condestable Pedro Fernández de Velasco y sobre manera de su esposa, Doña Mencía de Mendoza; fortaleció su mayorazgo ese personaje comprando bienes en Burgos, sus alrededores y sobre todo en Cervera. Mientras estaba en la batalla de Granada, su esposa, Doña Mencía, planeaba la construcción de la Casa del Cordón de Burgos así como la capilla de los Condestables en su catedral. A la vez, su súbdito Gutiérrez de Mier, levantaba el palacio de Cervera, hoy museo de Piedad Isla; y construía, junto a su mujer Isabel de Orense, en 1513, la capilla de Santa Ana con su valioso retablo en cuyo banco se encuentra la valiosa tabla de Juan de Flandes con dos bajorrelieves: en uno, Santa Elena y, en el otro, San Andrés con su Cruz aspada.

Cuadro Retablo Juan de Flandes

La villa de Cervera posee un rico patrimonio histórico-artístico, destacando la magnífica iglesia parroquial, dedicada a Santa María del Castillo, que domina el poblado desde una colina, y parece haber sustituido a otro templo más rústico. Más adelante el cura, Pedro González de Pineda, inició las obras de construcción de otro templo, acorde con la riqueza de esa capilla, obras que se alargarían hasta el siglo XVII.

La Capilla de Santa Ana es la de mayor valor artístico, de la Iglesia Parroquia de Cervera del Pisuerga, fundada por los Gutiérrez Pérez de Mier allá por los años 1.470-1.480. El retablo, de excepcional valía, es obra de F. Bigarny. En él se enmarca la gran tabla de la “Adoración de los Reyes”, obra maestra y de las más bellas de Juan de Flandes, pintor de la cámara de los Reyes Católicos, de 1495. A su derecha, en bajo relieve, Isabel de Orense y sus hijas Francisca y Mencía, presentadas por San Andrés. A la izquierda, Gutiérrez Pérez de Mier con sus hijos Bernardino y Francisco, presentados por Santa Elena. En el centro de la Capilla de Sta. Ana están los sepulcros de sus fundadores Gutiérrez P. de Mier y su esposa Isabel de Orense

El tesoro se ha quedado reducido a una custodia del s. XVIII y un cáliz del s. XVI. Se encuentra una rica colección en su iglesia de pergaminos y documentos, testamentos, herencias, genealogías,  relacionados con la familia Gutiérrez de Mier.

Escudo de armas de Gutierrez de Mier e Isabel de Orense
En la capilla de Santa Ana, en su centro geométrico encontramos los sepulcros exentos de Gutierrez de Mier y de su esposa Isabel de Orense. Las lápidas sepulcrales son un ejemplo de bella talla en bajorrelieve de alabastro. En la de Gutierrez de Mier, sobre un recargado entrelazado de ramas y hojas. están las armerías de los linajes del Camarero de los Condestables, trae escudo partido: primero, un árbol acostado de dos torres, todo el conjunto sobre ondaas de mar (que es Cossío); segundo, tres barras en campo de gules, con dos estrellas, una en jefe y otra en punta. Como tenente un ángel alado que sujeta el escudo asido por su parte superior siniestra con una mano y con la otra mediante el tiracol.

Gutierrez de Mier demostró reiteradamente su pertenenecia a la Casa de Terán y a la de Cossío, que tuvieron su orígen en el lugar de Pereda, en el santanderino valle de  Cabuérniga y que posteriormente cambió su nombre al de Terán, hoy por tanto es este apellido topónimo del lugar donde tiene su origen. Hizo notoria su ascendencia y se beneficiño de ella, en el uso de las armas de esta casa en sus blasones personales y sin duda, se benefició de ella en cuanto a su nombramiento como Camarero de los Condestables y en su aproximación a la nobleza más poderosa del momento.

Nota. Esta información ha sido extraida en su mayor parte de la Web oficial del ayuntamiento de Cervera de Pisuerga

viernes, 11 de marzo de 2016

Dionisio Alcalá Galiano. Cartógrafo y marino, reconocido como uno de los navegantes más innovadores de su época


Destacado marino, militar y científico español, brigadier de la Real Armada Española, célebre por su heroica actuación y muerte (21 de octubre de 1805) en la batalla de Trafalgar, como brigadier de la Armada española al mando del navío de línea Bahama.

Tomó parte en diversas expediciones científicas por el Atlántico, Pacífico y Mediterráneo. Fue coautor del Atlas marino de España, Islas Azores y adyacentes. Como miembro de la expedición Malaspina (dirigida por el marino italiano, al servicio de España, Alessandro Malaspina) que en 1792 dio la vuelta al mundo, colaboró en la confección de cartas marinas y en la clasificación de diverso material botánico y zoológico de Sudamérica.

Dionisio nació el 22 de junio de 1760 en la localidad cordobesa de Cabra, sentando plaza de guardiamarina a los quince años de edad, el 29 de agosto de 1775 (Exp. 1.396). Se casó en 1788 con su prima María Consolación Villavicencio. Fue padre del político y escritor liberal Antonio Alcalá-Galiano, nacido en 1789, de de una hija llamada Manuela.

Dionisio Alcalá Galiano (Museo Naval de Madrid)
Su padre, don Antonio Alcalá Galiano y Pareja, nacido en Doña Mencía (Córdoba), feudo de los condes de Cabra, en 1738, regidor de Cabra desde 1763, era teniente coronel del regimiento de milicias provinciales de Bujalance. Noble en Cabra en 1790, 1792 y 1795, poseía el mayorazgo de la casa, y servía en milicias, como solían en aquella época los caballeros de tierra adentro. Después pasó a coronel del regimiento provincial de Écija. Más tarde ascendió a brigadier de ejército, y al fin de su vida a mariscal de campo, y obtener una buena encomienda en la Orden de Alcántara (Dionisio ingresó en la Orden de Alcántara en 1796), de la que fue caballero, Casado con la egabrense Antonia Alcalá Galiano y Pineda.
Armas de las distintas ramas Alcalá-Galiano:


Dionisio embarcó en la fragata “Júpiter” en 1776 y al año siguiente tomó parte en la expedición que contra los portugueses llevó a cabo una escuadra al mando del marqués de Casa Tilly, con un cuerpo de desembarcó a las órdenes del general Pedro Cevallos, que tuvo por resultado la toma de la isla de Santa Catalina en la costa del Brasil.

Óleo póstumo de Alcalá Galiano (década de 1860)
Pasó después a Montevideo y se halló en el bloqueo y rendición de la colonia del Sacramento, como oficial de órdenes de Gabriel de Guerra, comandante del Río de la Plata. Embarcó en el paquebote “San Cristóbal” y en él sirvió dos años en aguas del archipiélago de las Malvinas. En 1778 ascendió a alférez de fragata. De nuevo en Montevideo, y declarada la guerra al Reino Unido, hizo su buque el corso apresando a una fragata mercante enemiga. Regresó a Cádiz a bordo de la fragata “Santa Bárbara”.

Durante todos estos años, su afición a las ciencias le llevó a ampliar sus conocimientos, haciendo los estudios que por aquellos años se denominaban Sublimes, mayores y astronómicos. Cuando se firmó la paz con el Reino Unido, el ministerio de Marina pensó en perfeccionar los levantamientos hidrográficos de las costas de España y redactar su derrotero, participando en ello Galiano en los años 1784 y 1785. Seguidamente pasó destinado al departamento de Cádiz.

Pronto sus conocimientos astronómicos e hidrográficos tuvieron de nuevo aplicación activa, en expedición tan notable desde el punto de vista marinero, como la llevada a cabo en 1785 por el capitán de navío Antonio de Córdova, comandante de la fragata “Santa María de la Cabeza”, al estrecho de Magallanes. Otra de las expediciones hidrográficas en que tomó parte Galiano, fue la que tuvo por objeto determinar la verdadera posición de las islas Terceras (Azores), situadas algo a la ligera por el oficial de la marina francesa Flerieu. La corte de Lisboa dio toda clase de facilidades, ya que se trataba de cosa de mucho interés para la navegación.

Galiano participó en la célebre expedición a remotos e inhóspitos parajes llevada a cabo en 1789 por el capitán de navío Alejandro Malaspina. Esta vez fue con las corbetas “Descubierta” y “Atrevida”, la primera mandada por Malaspina, jefe de la expedición. Esta expedición, que llegó hasta el estrecho de Fuca al noroeste de Canadá, de objetivo altamente universal, se efectuaba no sólo con fines hidrográficos y astronómicos sino también para estudio de la botánica y de las ciencias naturales en general, a cuyo efecto embarcaron naturalistas y dibujantes. Otro importante objeto de la expedición era conocer la verdad del estado de las colonias españolas y sus necesidades políticas, económicas y militares. Era una expedición del tipo de las llevadas a cabo por Cook y como la que por aquel entonces realizaba La Pérouse, que tan mal fin habría de tener.

Se considera a Galiano como inventor del procedimiento de hallar la latitud por observación de altura polar, de un astro a cualquier distancia del meridiano. Mendoza, en la edición de sus tablas de 1809, se atribuye la paternidad del procedimiento.

De regreso a la corte obtuvo el hábito de la Orden de Alcántara por cédula real de fecha cinco de diciembre de 1795.

La fama adquirida en sus anteriores trabajos le hizo ser designado para levantar el nuevo mapa topográfico de España, una vez firmada la paz de Basilea. Cuando todos los preparativos estaban ultimados, la desgracia en que cayó Malaspina arrastró a los que eran sus amigos, incluso los no complicados en la conspiración contra Godoy, que le llevó a la prisión y al destierro. Galiano fue destinado a Cádiz, en cuyo puerto le fue conferido el mando del navío “Vencedor”.

En 1798 Galiano es comandante del navío “San Fulgencio” y con él, en una noche tempestuosa, fuerza el bloqueo de Cádiz, realizando un viaje a América en busca de caudales de que estaba tan necesitada la Hacienda. Burlando el bloqueo británico, entra en Santoña, trayendo un total de siete millones de monedas de a ocho reales y diversos productos coloniales.

Placa en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando

El tratado de San Ildefonso, reinando Carlos IV, renovó las alianzas con Francia el dieciocho de agosto de 1796. Ello trajo consigo el ataque a Cádiz por los británicos, una escuadra al mando de Nelson intento el bombardeo de la ciudad. en cuya defensa Galiano tomó parte principal y decisiva, al mando de algunas de las famosas “cañoneras”. En la batalla de Trafalgar, el “Bahama” se batió heroicamente con dos navíos enemigos y en algún momento con tres. Galiano, tras sufrir varias heridas, falleció a consecuencia del impacto de una bala que le destrozó la cabeza; sus restos reposan en el mar.

Para saber más

martes, 8 de marzo de 2016

Los hidalgos en Toledo


Estos días he tenido la fortuna de encontrar una publicación de la Diputación Provincial de Toledo: “Los Hidalgos en Toledo”, de 1987, por los autores Ventura Leblic García y Mario Arellano García, dentro de la colección “Temas Toleadanos”, sumamente curiosa y apropiada para incluir en este blog, que puede descargarse completa y libremente. Recomiendo su lectura.
 


Los temas que trata, en sus 70 páginas, son:


El primer capítulo trata, la hidalguía y sus privilegios, que reproducimos literalmente a continuación, y en su segundo apartado de las sala de los hijosdalgo de Valladolid y Granada

LA HIDALGUÍA

Dicen las Partidas que la hidalguía, como la nobleza, viene a los hombres por linaje. Los hidalgos fueron en un principio hombres libres en razón de su dedicación a las armas y a sus bienes, ya que la posesión de un caballo y armas con que ayudar al Rey era un primer paso para alcanzar la condición nobiliaria.

Tuvieron su origen en los primeros momento de la Reconquista, por lo que geográficamente hay que ubicarlos en el norte de España, donde se fomaron los primeros núcleos de resistencia y a medida que van conquistando el territorio de sus antepasados a los árabes, reciben parcelas donde sedimentan sus raíces.

Batalla de Alarcos (Ciudad Real)
En estas tierras conquistadas nacieron numerosos solares familiares, que tuvieron su base principalmente en la milicia.

Familias que supieron guerrear primero y administrar después y que fueron reconocidas por hidalgas en confirmaciones reales, ratificando o creando esta nobleza de sangre a la que aluden las Partidas.

Hasta el siglo XII no aparece la denominación de hidalgo para esta pequeña nobleza. En el poema del "Mio Cid" se los llamó "fijodalgos" y como tales, con tal apelativo, aparecen por primera vez en el Fuero de Castroverde del Campo en 1197.

En estas fechas la condición de hidalgos no era sinónimo de noble (leyes de Estilo), pero las Partidas lo reconocen y consagran como tal

También se define al hidalgo como de "nobleza inmemorial" puesto que su origen se pierde en el tiempo, siendo real la transmisión de sus privilegios y su regulación, como veremos. La condición de hidalgo comienza a ordenarse en el siglo XIII; se va trasmitiendo de padres a hijos y las probanzas no iban más allá de los abuelos.

También conviene hacer notar la diferencia entre caballeros e hidalgos. Los caballeros pudieron ser o no hidalgos; por lo tanto la caballería al principio no daba por sí misma la condición de nobleza. Más tarde en el siglo XV se preceptuó en Zamora que para que los caballeros pudieran gozar las atenciones de los hidalgos era necesario que mantuvieran a su costa durante un año caballo y armas.

Hasta el reinado de Felipe III no se introdujo el concepto y el reconocimiento del caballero como "hidalgo de nobleza reconocida".

Hemos visto que este concepto varía según la época, aunque existen otras diferencias. La fundamental estriba en que si bien el hidalgo puede mantener su nobleza practicando cualquier oficio, el caballero estaba obligado, según la Nueva Recopilación a no usar "oficios serviles y bajos"; concepto que englobaba profesiones como la de sastre, pellejero, carpintero, herrero, barbero, especiero, zapatero, regatones, etc., so pena de perder las "franquezas de la caballería".

Celada de hidalgo
Determinación esta última que utilizaron los reyes para tener en cualquier momento un ejército eficaz, sin problemas de mantenimiento; a cambio estaban exentos de pagar impuestos y tributos. Hemos de incidir también en la obligación que tenían los hidalgos de acudir a prestar servicios a la corona en tiempo de guerra, pero siempre bajo la condición de que fueran capitaneados por el Rey en persona, permaneciendo solamente un mes sin salario, pasado este tiempo el Rey debía dárselo.

Hemos visto como los privilegios del hidalgo le son dados o se justifican como contrapartida de sus prestaciones: defender, poblar, cultivar, administrar un territorio, guerrear junto al Rey, participar en los repartimientos del vecindario para la construcción de obras públicas, fortificaciones, etc. A cambio estaban exentos de pagar los impuestos reales; vivían por lo general en tierras de realengo teniendo libertad para asentarse en cualquier lugar del reino, viviendo de su trabajo; así surgió la necesidad de acreditar la hidalguía allá donde fuesen a vivir, que se realizaba en principio mediante testigos y más tarde mediante pruebas de hidalguía, precisamente para salvaguardar sus exenciones y privilegios, que no fueron muchos. 


LOS PRIVILEGlOS

Los conocemos con detalle, al haber sido conservados celosamente hasta épocas muy modernas, siendo recogidos en la legislación a través de los diferentes reinados y épocas de la historia de España.

Podemos dividirlos en dos grupos, al primero pertenecen aquellos cuyo interés es moral y, al segundo grupo, los que conciernen a lo material.

En cuanto a los primeros son muy pocos y tendentes a salvaguardar el honor: si eran condenados tenían el privilegio de estar en cárcel aparte y si habían cometido delitos merecedores de la pena de muerte, eran ajusticiados con armas, y no ahorcados, por ser éste un tipo de ejecución considerado infamante y otros, los privilegios materiales, los hacían exentos de las derramas reales y, de aposentar en sus casas soldados, por estar considerados como parte de la antigua milicia; también ostentaban cargos concejiles y de representación del estado noble del Concejo

 
Hidalgo
Otros privilegios tenían un caracter corporativo, como era el de poder acceder por su condición de noble a las órdenes militares, aspirar al cargo de oficial en el ejército o la marina u obtener algún beneficio eclesiástico y algunos otros que en detalle los conoceremos a continuación. Los privilegios de los hidalgos en las leyes.

La Novísima Recopilación recoje los siguientes:

-Libro VI, título II

Ley I- Privilegios de los Hidalgos para no Ser prendadas sus casas, caballos, mulas ni armas por demás y para no pechar, Es decir que por deuda nunca se tomen en prenda los bienes de los hidalgos, salvo por deudas contraidas con el Rey,
Recoge también esta Ley que "no pechen en las monedas, porque así les fue guardado antiguamente".

Ley II. - Privilegio del hijosdalgo para no ser preso por deuda ni. puesto en tormento. También en esta Ley se hace excepción con los hidalgos que fueren arrendadores o recaudadores de los impuestos reales.

Ley lII.- Observancia 'de los privilegios y franquezas de los hijosdalgo y su exención de pechos y servicios. Se recoge esta Ley de la pragmática de Juan II dada en León en 1389. En Toledo en 1480 se confirmaron todos los anteriores privilegios.

Ley X.- Sobre el privilegio de no ser presos por deudas los hidalgos, no se extienda a las deudas procedentes del delito o quasi

Ley XI. - A los nobles e hidalgos se tenga en cárcel separada de la de los pecheros; y se les guarden sus privilegios. Se confirma este privilegio en Toledo en 1525.

Ley XII.- Prohibición de quebrantar privilegios concedidos por las leyes a los nobles hijosdalgo. También confirmado por Felipe II en las Cortes de Madrid de 1593.

Ley XV.- Prohibición a los hidalgos de renunciar sus preeminencias y libertades. Se recoge de un acuerdo de las Cortes de Valladolid en 160l.

 -Libro VI, título IV.

Ley IX. - Lo dispuesto para que no sean reelegidos los Alcaldes ordinarios si en el hueco de tres años no se entienden con los hidalgos donde no hubiera número suficiente. La Ley venía marcando la permanencia en los cargos de alcaIdes tres años y otros oficios concejiles como los regidores hasta pasados dos años, pero en los concejos donde se dieran la mitad de oficios, del estamento de hidalgos si no hubiera suficientes empadronados, se les podía reelegir. Medida tomada para mantener en los concejos el estado noble, ya que de otra forma carecerían de representación aI no poder ser reelegidos.

-Libro VI, título XVIII.

Ley III. - Los bienes de pecheros comprados por hidalgos u otros exentos, no pasen a otros con la carga de pechos. Reformaba Juan II con esta medida una pragmática, dada en Zamora en 1431, en la que mandaba que cualquier persona que comprase bienes a pecheros pague impuesto.

Ley V.- Los oficiales del Rey, exentos de pechos y contribuciones, paguen como los caballeros hijosdalgo en lo respectivo a reparos de muros, puentes y demás tocante aI bien común.

-Libro VI, título XIX.

Ley X.- Modo de repartir los soldados en las casas de los vecinos pecheros y ocupadas éstas, en las de los hijosdalgo y eclesiasticos.
Regula esta Ley los abusos cometidos en ocasiones por los soldados al ocupar las casas de una población de forma arbitraria. A los hidalgos también se les coloca en lista, e incluso a los eclesiásticos, aunque a estos se les deja obrar según su voluntad al admitir o no a soldados. Es una regulación muy tardía fechada en Madrid en 1708.
Otra Ley de 1731 incluía en el repartimiento de tropas las casas de los caballeros de las órdenes militares, familiares del Santo Oficio y otros exentos, como viudas de cualquier estado, en el caso de no alcanzar igualmente las casas del estado llano para alojar tropas (Sevilla 1731).

-Libro XII, título XXV.

 Ley L· Palabras de injuria y pena de los que con ellos denostasen a otros. Se introducía graves penas pecuniarias al hidalgo que agraviase de palabra a otra persona, casi doblando la cantidad penal habitual de un pechero, (Felipe II, año 1566).
Otras leyes que se destinan a regular la condición de hidalgo, sus oficios y éxenciones, aparte de las ya reseñadas, son las dictadas por Enrique II en Toro y Tordesillas por las que recopilan algunas anteriores, y hablan de los derechos de la mujer hidalga y como adquiere y pierde su condición.
Juan I, en Burgos, y Enrique IV, en Nieva y Ocaña, hicieron nuevas aportaciones a la legislación sobre hidalgos, todo ello recogido en los códigos antiguos.

viernes, 4 de marzo de 2016

Garcilaso de la Vega. Poeta y militar del Siglo de Oro


Apodado "Príncipe de los poetas". Fue un verdadero hombre renacentista, hombre de armas y a la vez literato; caballero heridos en mil batallas, pero con ánimo para rimar versos entre cada campaña militar. Este noble toledano defendió al Emperador en la guerra de las Comunidades (1520-1522), y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago por combatir en Rodas a los turcos. Al año siguiente. Fue regidor en Toledo y, en 1526, conocería a su musa: la portuguesa Isabel Freyre. 

Perteneciente a una noble familia (hidalga) castellana, Garcilaso nació en Toledo, hacia 1501 y falleció en Niza en octubre de 1536. Fue el tercer hijo (segundo varón) de Garcilaso de la Vega*, señor de Arcos y comendador mayor de León en la Orden de Santiago, y de Sancha de Guzmán, señora de Batres y de Cuerva. Sus abuelos paternos: Pedro Suárez de Figueroa, hijo de Gómez  Suárez de Figueroa y Elvira Lasso de Mendoza, hermana del primer marqués de Santillana, y Blanca de Sotomayor. Su madre, Sancha de Guzmán, fue hija de Pedro de Guzmán, señor de Batres. Quedó huérfano de padre a la edad de 11 años y se educó esmeradamente en la Corte, donde conoció en 1519 a su gran amigo, el caballero Juan Boscán.

Aunque en la mayoría de los retratos a él atribuidos (como el mostrado), porta la cruz de Alcántara, El poeta Garcilaso de la Vega no vistió el hábito de dicha orden. Ello se debe, según el  Marqués de Laurencín, a una errónea atribución de su retrato, que en realidad corresponde a su sobrino, del mismo nombre.

Si encarnó el arquetipo de poeta-soldado no lo fue por propia voluntad sino por la fuerza de las circunstancias. Dentro de su armadura de maestre de campo y capitán él se describió como un “conducido mercenario” y sus versos están llenos del lamento de quien se sentía forzado a ser soldado.

Una primera circunstancia determinó su futuro: Nació segundón, en el seno de una familia de la mediana aristocracia castellana, y, al uso de la época, sus padres organizaron su destino orientándolo hacia el servicio del rey. Su vida parecía abocada a brillar en una corte refinada como correspondía a la época del esplendor renacentista; pero sobre su existencia gravitará determinantemente la personalidad militarista e itinerante de Carlos V, menos humanista que soldado, que arrastró la biografía de nuestro poeta por los campos de batalla, persiguiendo un sueño de imperio al que Garcilaso terminará sacrificando su vida.

Garcilaso de la Vega participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510 ingresó en la corte del emperador Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas. Participó en la expedición a Rodas (1522) junto con Boscán y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago**. Garcilaso fue armado caballero en Pamplona por el comendador de Monreal don Pedro de Toledo, marqués de Villafranca, y asignado como novicio al convento de Uclés.

En 1525 el emperador le casó con doña Elena de Zúñiga, rica y noble dama de Leonor de Austria, hermana de Carlos I, a la que Garcilaso no amó nunca pero de la que tendrá tres hijos, y se establecieron en casa de su madre, doña Sancha, en Toledo, pues al poeta lo nombraron regidor de la ciudad. En 1526, el emperador se casa con Isabel de Portugal, y Garcilaso acude a la boda, donde conoce a la que será la reina de su corazón a partir de ese día: doña Isabel Freyre, dama de compañía de la nueva reina.

En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde éste fue coronado. Permaneció allí un año, hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Herido de muerte en combate, durante el asalto de la fortaleza de Muy, en Provenza, Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió. Dos años más tarde fue trasladado y enterrado en Toledo.

Primera edición de las obras de Juan Boscán y Garcilaso
Su escasa obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada póstumamente junto con la de Boscán, en Barcelona, bajo el título de Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega (1543), libro que inauguró el Renacimiento literario en las letras hispánicas. Sin embargo, es probable que antes hubiera escrito poesía de corte tradicional, y que fuese ya un poeta conocido.

Garcilaso se sumó rápidamente a la propuesta de su amigo Juan Boscán de adaptar el endecasílabo italiano a la métrica castellana, tarea que llevó a cabo con mejores resultados, puesto que adoptó un castellano más apto para la acentuación italiana y la expresión de los nuevos contenidos poéticos, de tono neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista.

Muchas de sus composiciones reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel Freyre, a quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó profundamente. Los 40 sonetos y las 3 églogas que escribió se mueven dentro del dilema entre la pasión y la razón que caracteriza la poesía petrarquista y en ellos el autor recurre, como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus sentimientos, mientras que las imágenes de que se sirve y el tipo de léxico empleado dejan traslucir la influencia de Ausias March. Escribió también cinco canciones, dos elegías, una elegía a Boscán y tres odas latinas, inspiradas en la poesía horaciana y virgiliana.

* En su época, nombres y apellidos se cambiaban a voluntad; no había una norma establecida. Su padre, que se llamó Pedro Suárez de Figueroa, decidió en cierto momento cambiar su nombre por el de “Garcilaso de la Vega”, que ya habían llevado algunos ilustres antepasados.

** La Orden de Santiago era una de las cuatro órdenes militares españolas de la Edad Media. Fue creada, durante el reinado de Alfonso VIII de Castilla, por Pedro Fernández, que sería su primer gran maestre, y un grupo de caballeros castellano-leoneses. Su finalidad era luchar contra los musulmanes defendiendo los límites fronterizos, acudiendo a luchar allí donde fuese necesario si eran reclamados por el Rey. Fundaron dos conventos base, el de Uclés para el reino castellano y el de San Marcos de León para el leonés. Más tarde levantarían un tercero en Palmela, en el frente portugués.


La Orden de Santiago aceptaba en sus filas clérigos y seglares. Los primeros se regían por la regla agustina y los segundos debían recibir votos de obediencia, pobreza y castidad. Más tarde se aceptó la entrada de caballeros casados, que sustituían el voto de castidad por el de fidelidad conyugal. Estos caballeros ingresaban con sus mujeres, que podían alojarse en conventos gestionados por religiosas, miembros también de la orden con idéntica profesión de votos, aunque sin obligaciones guerreras.