A finales del siglo XV se hicieron populares, aunque surgieron anteriormente, un tipo de espadas mucho más grande de lo habitual, especialmente en Alemania. Eran los montantes (mandobles), es decir, espadas diseñadas para ser manejadas con ambas manos. Los mercenarios o “lansquenetes” que las manejaban cobraban doble sueldo. La longitud de los mandobles estaba en torno al metro, y medio y los usaron hidalgos notables como García de Paredes.
El símbolo de la "Real Asociación de Hidalgos de España" es: dos mandobles de plata, encabados en oro, puestos en aspa, surmontados por la Corona Real. Pero ¿qué son los mandobles?
Según el diccionario de la Real Academia Española
Mandoble: Cuchillada o golpe grande que se da usando el arma con ambas manos. Coloquialmente: Espada grande.
Montante. Espadón de grandes gavilanes, que es preciso esgrimir con ambas manos, que solo ha sido empleado después por los maestros de armas para separar las batallas demasiado empeñadas.
y según Wikipedia
El mandoble es un término ambiguo para describir a una espada de gran peso, de hasta 4 kg, y grandes dimensiones (de 2 a 2,5 metros de largo), que debe ser manejada con ambas manos para hacerlo con velocidad. Es un arma de los siglos XV y XVI empleada en combate a pie, pensada para atacar eficazmente las armaduras de placas y cotas de malla, provocando en ocasiones fracturas o hematomas graves sin necesidad de perforar la armadura. Sin embargo, su objetivo principal consistía en romper las filas de piqueros acorazados para permitir una ofensiva mayor, como las cargas de caballería.
En España, el Glosario de Leguina indica que el montante también es conocido como espada de dos manos o mandoble, por la necesaria utilización de las dos manos (mano doble) para su esgrima. Pero Dueñas Beraiz, en su estudio sobre las espadas españolas del siglo XVI y XVII, puntualiza que el término de mandoble nunca fue utilizado para designar a esta arma, hasta el siglo XIX. La palabra mandoble si era conocida, pero con otro significado. López Vallejo en su tesis doctoral “Historia del léxico militar en el español áureo” recoge dicho término como golpe o corte que se ocasiona manejando un arma blanca con ambas manos, citado ya en el siglo XV. Así aparece en el Quijote: “No por esto dejaba de menudear Don Quijote, cuchilladas, mandobles, tajos y reveses”.
Los montantes o espadas de dos manos son los máximos exponentes en la evolución de este tipo de armas que necesitan de las dos manos para ser esgrimidas. Si comenzamos por la típica espada medieval “de una mano” con unas dimensiones aproximadas de 80 cm de hoja y peso próximo a 1 kg, el siguiente paso es las del tipo denominada “de mano y media” o “espadas bastardas”, de uso generalizado a partir del siglo XIV, que llega a alcanzar los 100 cm de hoja y 1,5 kg de peso, también conocidas como “espadas de arzón”, según el “Glosario de Voces de Armería” (1912) de D. Enrique de Leguina, por ser más largas que las habituales y llevarse sujetas al arzón del caballo. Denominación que también pudieron compartir con el de “tajadoras”, por ser su función principal la acción de los tajos sobre las estocadas. El montante llega a medir por término medio los 120 cm de hoja y supera con facilidad los 3 kg, dimensiones y pesos que se ven sobrepasados en algunos ejemplares ceremoniales.
La hoja podía ser recta de dos filos, presentando en algunas ocasiones uno o varios vaceos, pero también se fabricaban con hoja ondulante (flamígera o llameante), con falsaguardas de media luna puntiagudas. Este modelo, muy abundante entre las fuerzas de Lansquenetes (tropas alemanas mercenarias, que aparecieron a finales del siglo XV y que como armas principales utilizaban: la pica y el arcabuz, aunque existían unidades especiales, los “doblesueldo”, que portaban espadas de dos manos y alabardas, era producido principalmente en Suiza y Alemania, aunque algunas también fueron forjadas en España.
Mandoble, con detalle de su crucetas |
Sus gavilanes (la cruz, propiamente dicha) solían ser rectos o ligeramente curvados y acompañados de un anillo en uno o ambos lados, para proteger la mano contra los golpes de las armas de asta, y de esta manera compensar la falta de agilidad en adoptar una guardia defensiva, dado la lentitud que implicaba su peso y dimensiones. Algunos ejemplares estaban provistos de una cruceta ó “falsaguarda”, formada por unos rebordes de forma apuntada, también conocidos como “ganchos de parada”.
Las espadas de dos manos no fueron exclusivas de los países europeos, sino que también fue utilizada en China, India y otros países orientales, sobre todo para ejecuciones. Es muy probable que estas espadas ya fuesen portadas desde el siglo XIV en el arzón de los caballeros, utilizándose como arma de reserva en el caso de tener que combatir a pie.
Pese a las pruebas de la existencia más o menos generalizada de espadas utilizadas con las dos manos desde la Edad Media, algunos creen que las “espadas de dos manos” son más propias del Renacimiento que del Medievo, debiendo su existencia a la necesidad de disponer de armas que pudieran hacer frente a las formaciones cerradas de piqueros, fuerzas que dominaban el teatro bélico europeo por aquel tiempo. También, las espadas grandes y tajantes (montantes) fueron, junto con las lanzas y picas, las armas más importantes con las que contaron las tropas de Cortés y Pizarro, en la lucha contra los indios en la conquista de América. Los arcabuces eran poco efectivos por su baja cadencia de disparo.
Las espadas de dos manos fueron armas muy versátiles en combates en campo abierto, tanto contra la infantería como contra la caballería, cortando las patas de los caballos de un tajo. También fueron utilizadas con notable éxito en la defensa de posiciones y pasos estrechos, así como para impedir el asalto a los muros de las poblaciones sitiadas. Los montantes también fueron utilizados por las milicias urbanas de algunas zonas de Alemania e Italia para desalojar puntos “calientes” y preservar la seguridad de los vecinos, siendo conocidas por “las limpiacallejones”, por su facilidad de poderse enfrentar a varios oponentes al mismo tiempo, haciéndolas girar en un círculo completo, de tal forma que mientras la espada con su estocada solo puede afectar a un hombre cada vez, la circunferencia de muerte que provoca “la dos manos” con su movimiento de corte puede hacer frente a muchos.
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