sábado, 21 de febrero de 2015

Diego Velázquez. Genio de la pintura universal


Pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal. Además de ser la personalidad artística más destacada de su tiempo, Diego Velázquez es también la figura culminante del arte español, sin rival hasta los tiempos de Goya. 

De Velazquez descienden muchos linajes de casas reales, entre ellos nuestro rey Felipe VI (decimo tercer nieto, por parte de madre). 

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (usaba sus apellidos a la portuguesa, ostentando el materno antes que el paterno) nace en Sevilla e junio de 1599 y fallece en Madrid en agosto de 1660. Su padre Juan Rodríguez de Silva era de origen portugués (Oporto), aunque nacido en Sevilla, y su madre: doña Jerónima Velásquez, sevillana. Los datos sobre sus ascendientes provienen del expediente que, para su cruzamiento en la Orden de Santiago, se incoó en 1658. Su linaje paterno era bastante modesto, de hidalgos portuguesespasados a Sevilla. El linaje materno, en cambio, pese a las pretensiones de Velázquez de justificar su pertenencia a la nobleza sevillana, no logró probar tal pretensión (el Consejo de Órdenes emitió un dictamen en el que, aunque aceptaba las pruebas de cristiandad y legitimidad de Velázquez, las rechazaba en cuanto a la nobleza de su abuela paterna, dudando incluso de su hidalguía por línea paterna),  pero con el favor del rey Felipe IV consiguió, finalmente, obtener el hábito de Santiago en 1659, nueve meses antes de fallecer.
Autorretrato de Velázquez realizado en 1656

Se considera que su primer maestro fue Herrera el Viejo, hombre de difícil carácter con el que no debió durar mucho tiempo. En 1610 se encuentra en el taller de Francisco Pacheco como aprendiz. Siete años más tarde pasa el examen del gremio de pintores y en 1618 se casa con Juana de Miranda, hija de su maestro y de su esposa María del Páramo. Pacheco se convierte más tarde en su más ferviente admirador: y a él debe el formarse en un ambiente culto, de hombres de letras que se reúnen en tertulias en el taller de Pacheco.

Durante este primer periodo de formación va a recibir las influencias de la pintura tenebrista, sobre todo de la obra de Ribera, mostrando un interés por el Naturalismo que le recomienda su maestro. De esta época son algunos cuadros como Vieja friendo huevos o El Aguador, realizando un alarde de realismo, donde los objetos adquieren vida propia. En estas obras se plantea también el problema de la luz, optando por un estilo tenebrista propio de la influencia de la obra de Caravaggio.
En 1622 realiza su primer viaje a Madrid, acompañado de su discípulo y criado Diego Medrado. Conoce El Escorial y entabla amistad con Luis de Góngora, del que realiza un retrato. De vuelta a Sevilla y gracias a la amistad de Juan Fonseca, consigue que el Conde-Duque de Olivares (valido del rey) le costee un nuevo viaje a Madrid, en 1623, para realizar un retrato de los Reyes. En este momento pinta un retrato a Fonseca y un retrato de Felipe IV, que gustó mucho al rey, gran aficionado a la pintura. Desde este momento el éxito es fulminante, instalándose en el palacio y convirtiéndose en el único retratista de los reyes, ostentando el titulo de pintor de cámara y servidor del rey.

En la corte, Velázquez tiene ocasión de conocer y estudiar las obras de las colecciones reales, ya que el rey Felipe IV es uno de los mayores coleccionistas del momento, además de ser uno de los mejores conocedores del arte italiano. También conoce la obra de los artistas madrileños como Vicente Carducho, que siguen fieles al academicismo. Su obra choca bruscamente con la de éstos, convirtiéndose en sus enemigos.

En 1628 llega a Madrid el famoso pintor holandés Rubens. Velázquez le acompaña en su visita a las colecciones reales de El Escorial, ejerciendo sobre él una notable influencia. De esta época son cuadros como Los Borrachos y El triunfo de Baco, de carácter mitológico.

En 1629 realiza su primer viaje a Italia, donde aprende y asimila el rico cromatismo de la escuela veneciana y abandona las reminiscencias tenebristas de su aprendizaje en Sevilla. De este momento son La túnica de José y La fragua de Vulcano. Aparecen nuevas preocupaciones en su pintura, como la luz, el paisaje y el desnudo. Su pintura se hace más libre, más moderna y más luminosa.

De vuelta a Madrid, desarrolla una gran actividad como retratista de corte, trabajo en el cual se va afianzando su propio estilo. De este momento son obras como La rendición de Breda o Las lanzas y los retratos ecuestres de Felipe IV, El Conde-Duque de Olivares y El Príncipe Baltasar Carlos, obras realizadas para la decoración del Palacio del Buen Retiro.

En 1647 es nombrado veedor de las obras del Alcázar y su decoración, cargo que le aleja de su actividad de pintor. En 1649 vuelve a Italia, con el encargo de Felipe IV de adquirir obras para la decoración del Alcázar de Madrid. De vuelta a Madrid, en 1651 es nombrado aposentador de la corte, llevando una vida casi cortesana, con una gran colección de cuadros y un biblioteca también importante. Entre 1656 y 1658 pinta algunas de sus más famosas obras: La Venus del Espejo, Las Meninas y Las Hilanderas.
Detalle de las Meninas
En 1660 muere sin dejar escuela ni seguidores. Pese a sus ocupaciones como servidor del rey, Velázquez fue ante todo pintor y es en la tarea que se ocupa toda su vida. Pertenece, junto a Alonso Cano y Zurbarán, al grupo de pintores sevillanos de la primera generación barroca del siglo XVII. Pero además tendrá relación con los más grandes artistas del momento: Rubens, en España, Pietro da Crotona, Guido Reni y Bernini, en Italia. Una de sus grandes preocupaciones fue enaltecer el oficio del pintor, elevando de la categoría de trabajador manual en la que estaba considerado, a la de intelectual y artista liberal..


Felipe IV hace hidalgo a Velázquez



"Por quanto yo hice merced a Don Diego de Silva Velázquez del ávito de la orden de Santiago, y por las informaciones que se an hecho de su calidad en conformidad de lo dispuesto en los establecimientos de la misma orden se ha averiguado no ser el susodicho noble por línea paterna y materna, y su Santidad ha dispensado para que, sin embargo deste deffecto, pueda recibir el ávito, y porque sería de grande incombiniente que quien le tuviese fuese en ningún tiempo dado por pechero, para escusarle, por esta mi cédula, como Rey y Señor natural que no reconozco subperior en lo temporal, de mi propio motuo, cierta ciencia y poderío real y absoluto, hago hidalgo al dicho Don Diego de Silva, tan solamente por la causa referida, y como tal mando goce y le sean guardadas las preheminencias, exsempciones y livertades de que los demás hijos dalgo suelen y deven goçar".
Fecha en Madrid a veinte y ocho de noviembre y seiscientos y cincuenta y nueve años.


Yo el Rey.


Por Mandado del Rey nuestro Señor: Don Fernando de Fonseca Ruiz de Contreras.
Su magestad, atendiendo a las causas aquí contenidas, hace merced de hacer hidalgo a D. Diego de Silva Velázquez, para tener el ávito de la orden de Santiago, sin embargo de no ser noble, y manda que goce de las exsempciones que goçan los tales hijos dalgo.

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