Tras la Guerra Civil muchos españoles, de uno u otro bando, participaron en La II Guerra Mundial. Algunos estuvieran enrolados en “La Nueve” del general Leclerc o en la “División Azul” (o 250ª División de Infantería de la Wehrmacht) de Muñoz Grandes.
Solo algunos militares de los que lucharían en Rusia con la División Azul habían sido agraciados, previamente, con la preciada Cruz Lareada (máxima condecoración militar española), caso del Coronel Miguel Rodrigo Martínez. Esas frias tierras serían el territorio idóneo para que otros ocho valientes militares fueran dignos de tan alto honor militar, gracias al valor y entrega mostrados en combate, entre ellos Manuel Ruiz de Huidobro, por la acción del día 10 de Febrero de 1943 al frente de su tercera compañía –fusileros– (primer batallón) del 262 Regimiento de la División Azul. El 16 de noviembre de 1945 recibiría dicha condecoracion a título póstumo.
Manuel Ruiz de Huidobro |
Escudo de los Marqueses de Huidobro, obra de Don Manuel Pardo de Vera . El actual Marqués de Huidobro, Víctor Ruiz de Huidobro y Lobo es miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España |
Al declararse la Guerra Civil se presentó como falangista voluntario en las Milicias de 1ª Línea de La Falange Española de Valladolid, tomando parte en diversas operaciones en dicha capital, así como en la de Palencia. En el mes de septiembre fue destinado con el empleo de sargento de complemento al Regimiento de La Victoria, en el Frente de Ávila, siendo propuesto por dos veces para la concesión de la Medalla Militar Individual y citado como "Distinguido". Por orden del 4 de octubre de 1937, se le concedería la Medalla Militar Individual.
Laureada de San Fernando |
En enero de 1938 alcanzó el empleo de teniente provisional y pasó a servir en el Batallón núm. 254 de Cazadores de Ceuta, con el que prestó servicios de campaña. En 1939 fue trasladado al Regimiento de Toledo, guarneciendo con su compañía las posiciones del vértice Cumbre, en el sector de Las Rozas. En febrero asistió en Tauima al curso para el ascenso a capitán provisional, empleo al que fue ascendido tres meses después, incorporándose al Regimiento de Toledo. Terminada la contienda, se le concedió la Medalla de la Campaña y una Cruz roja al Mérito Militar, resultando en mayo de 1939 ascendido el empleo de capitán provisional. En enero de 1940 pasó a la Academia de Transformación de Guadalajara, siendo en julio del año siguiente ascendido a teniente profesional, conservando el empleo de capitán en la Escala de Complemento, pasando a servir en el Regimiento Número 1.
Estaba casado con Isabel Rodríguez Ferrera y Castro. En abril de 1942 causó alta en la División Española de Voluntarios, siendo destinado al Regimiento Número 262 y ascendiendo en ese mismo mes a capitán. En 1943 fue recompensado con la Cruz de Hierro de 2ª clase, por sus muchos méritos militares.
El capitán Manuel Ruiz de Huidobro |
El 10 de febrero de 1943 se produce en los arrabales de Leningrado la batalla de Krasny Bor. Fue el más sangriento enfrentamiento en el que intervino la 250ª División de la Wehrmacht, en la cual 5.900 voluntarios españoles equipados con armamento manual hicieron frente a 44.000 soviéticos (4 divisiones) apoyados por gran cantidad de artillería y tanques. Se producen casi 4.000 bajas entre los voluntarios españoles de la Wehrmacht, pero se consigue detener el avance haciendo fracasar la ofensiva soviética y causando 16.000 bajas al Ejército Rojo.
En la jornada de Krasny Bor, Manuel Ruiz de Huidobro cubría, con su compañía, constituida por 120 hombres, un frente de unos dos kilómetros, cuando uno de sus oficiales le informó que en un bosque inmediato a la posición se habían oído ciertos ruidos, producidos, al parecer, por movimientos de carros de combate. Iniciada por el enemigo, al poco tiempo, una intensa preparación artillera, se trasladó al observatorio de su compañía, en el que situó como reserva móvil diez hombres de la unidad antitanques, recorrió la posición alentando a sus soldados y les recomendó que permaneciesen tendidos en el fondo de las trincheras mientras continuase el fuego artillero del contrario, en espera de sus órdenes. Se dirigió después al observatorio de antitanques, y al comprobar la presencia de fuertes contingentes enemigos en el citado bosque, estableció allí su puesto de mando, instalando el equipo de radio. En estos comienzos del ataque, comunicó a su jefe de batallón que no había más novedad en la posición a su cargo.
Más tarde, al observar que las fuerzas enemigas iban extendiéndose y avanzando entre los árboles, comunicó por radio el siguiente parte: "El enemigo ataca en grandes masas. Barrera de artillería delante de la posición y sobre el bosque". Este primer ataque y un segundo fueron rechazados, pero en el tercer asalto, apoyados por lanzallamas, consiguió el enemigo rebasar la linde del bosque. Ante la amenaza que suponía el haber quedado al descubierto uno de sus flancos, redobló su esfuerzo para organizar defensivamente el nuevo frente y, siendo como siempre, el primero en dar ejemplo, se subió encima de la trinchera, a pesar del intensísimo fuego del enemigo para, desde allí ordenar el despliegue necesario. Así continuó largo tiempo, con evidente desprecio de su vida, hasta que, necesitados de su liderazgo, sus soldados le instaron para que abandonase lo alto de la trinchera, e incluso el alférez Duque, de la unidad antitanques, se subirá al parapeto para ello. Inmediatamente se cubre el flanco y establecen los dos frentes cubriendo la rotura de la línea.
Soldado de la División Azul |
El capitán Huidobro no dejó un sólo momento de alentar a la gente, recorriendo las posiciones y recomendando el ahorro de municiones, para lo cual llegó a prohibir se disparase más que sobre blanco seguro. Cursó su último parte oficial: " El enemigo continúa atacando en grandes masas; barrera de artillería delante de la posición. Moral elevada. Sin novedad". Ante la inmensa superioridad numérica del contrario, con más del 75% de bajas propias, y atacado por tres frentes, enardeciendo con su decidido arrojo a los pocos hombres que todavía le quedaban, se lanzó contra un enemigo que no iba a permitir su rendición y recibió un disparo en el cuello que le produjo la muerte con apenas 33 años. La Compañía de Huidobro resistió mucho más tiempo del que habían imaginado los rusos y cuando el capitán cayó, hacia las 10 de la mañana, el teniente Altura, que le sucedió en el mando, aún mantuvo la resistencia bastante tiempo más.
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