Militares, beneméritos de la Patria, héroes del levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra la invasión francesa. Si bien algunos mandos militares españoles colaboraron con los franceses, Daoíz y Velarde representaron la esperanza del Pueblo frente a la invasión.
Luis Daoíz y Pedro Velarde, oficiales de artillería del cuartel de Monteleón que se sumaron al levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas, fueron de los pocos mandos militares que supieron dar respuesta a las ansias de lucha e independencia del pueblo de Madrid ante la invasión Napoleónica.
Luis(Gonzaga María del Rosario Escolástico Manuel Joseph Joaquín Ana-Juan de la Soledad) Daoíz de Torres, de Miravel y Ponce de León nació en Sevilla, el 10 de febrero de1767.
Su padre, Martín Vicente Daoíz de Miravel Quesada Iriarte, pertenecía a una antigua familia hidalga de Navarra (de la villa de Aoiz) muy vinculada a la milicia desde tiempos de la Reconquista. A dicho linaje pertenecieron caballeros como Berenguer D'Aoiz, que se estableció en Navarra, y García Garcés D'Aoiz, que intervino en la batalla de Las Navas de Tolosa. A mediados del siglo XVII el abuelo de Martin Daoiz, Joaquín D'Aoiz, natural de Pamplona, se trasladó junto a su familia a Gibraltar para desempeñar el cargo de alguacil mayor y regidor perpetuo, y el apellido de sus sucesores pasa a ser Daoíz. Después de la caída en poder de los ingleses la familia se vio obligada a trasladarse a El Puerto de Santa María. La madre de Luis Daoiz fue doña Francisca de Torres y Ponce de León Briones y Escovedo, hija de los condes de Miraflores de los Ángeles, una rama secundaria de la casa de Arcos
Linaje Daoíz (Escudo cuartelado en cruz) |
Destinado desde comienzos de 1808 en el Parque de Artillería de Madrid, al producirse la invasión francesa de la Península y saberse que Napoleón se había llevado a la familia real a Bayona, fue uno de los militares que salieron a las calles de Madrid para encabezar la insurrección popular contra las tropas francesas en el levantamiento del 2 de mayo de 1808, con el que dio comienzo la Guerra de la Independencia.
El feneral Murat, que se encontraba irritado por la hostilidad manifiesta con que había sido recibido en Madrid, ordenó disparar contra el pueblo. La represión produjo efecto contrario al esperado y poco después se repitieron los enfrentamientos en los barrios de Madrid. A la población civil, se unieron algunos soldados españoles de infantería y artillería; la milicia española, siguiendo órdenes del capitán general Francisco Javier Negrete, permaneció en general acuartelada y pasiva. Sólo los artilleros del parque de Artillería sito en el Palacio de Monteleón desobedecieron las órdenes y se unieron a la insurrección popular.
Junto con Pedro Velarde (el otro protagonista de la «confabulación de los artilleros»), representa un dúo mítico en la memoria histórica española, como encarnación del espíritu de independencia nacional, dignidad y valor patriótico que se atribuye a aquel movimiento. Murió de las heridas recibidas en aquella jornada luchando contra un general francés en la Calle Ancha de San Bernardo.
Pedro Velarde y Santillán (o Santillán) nació en Murieras (Cantabria) el 25 de octubre de 1779 en la casona-palacio de los Velarde. Su padre: José Antonio Velarde y Herrera, titulado Marqués de Villapuente, que nació en Boo de Piélagos hacia 1760 y fue señor de las casas y patronatos de su padre, casó en la casa-torre de Puente Arce con Luisa de Santiyán y Sáinz, natural de Puente Arce. Tras la resistencia de su hijo a los invasores franceses, éstos arrasaron sistemáticamente todas sus propiedades y las de su familia inmediata y lo arruinaron. Pidió a las Cortes una pensión por los quebrantos causados a su hacienda, pero sólo le concedieron una condecoración.
El capitán Pedro Velarde por Eugenio Oliva, Museo del Ejército (Madrid) |
Pedro, tras aportar las pruebas de nobleza, como hidalgoque era, en 1793 ingresó como cadete en el Real Colegio de Artillería de Segovia con la 30 promoción, del que salió en 1799 con el grado de subteniente por sus brillantes resultados y en 1801 tomó parte en la campaña contra Portugal. En 1802 alcanzó el grado de teniente.
En el Museo Etnográfico de Cantabria se encuentra la colección perteneciente al capitán Pedro Velarde ,que se expone en uno de los espacios, con piezas singulares como “La probanza de Hidalguía sellada en Flandes en 1652 (mostrada a la izquierda), y el sillón frailero blasonado con los escudos de armas de los Velarde y Ceballos del S. XVII.
En 1804 era ya un capitán del arma de Artillería destinado en el Estado Mayor de Madrid y experto en materias técnicas, de las que sería profesor y experto en proyectiles en el Colegio de Segovia (1804-06). Posteriormente, pasó a formar parte de la Junta Superior Económica del Arma de Artillería. Había sido un admirador de la obra de Napoleón Bonaparte; pero cuando éste intentó ocupar España aprovechando las disensiones internas de la familia real (1808), Velarde empezó a conspirar para frustrar sus intenciones. Murat intentó conseguir su colaboración ofreciéndole pasarse al ejército francés, pero fracasó en su intento. Por encargo de Godoy, Velarde abía tratado, en varias ocasiones, con el general Murat quien, conocedor de la admiración del joven por Napoleón, le había ofrecido pasar al servicio de Francia, pero Velarde dijo que no aceptaría hasta que la oferta fuera aprobada por sus superiores.
El 2 de Mayo de 1808, a raíz de la partida de los tres últimos representantes de la Familia Real, el pueblo de Madrid se levanta en armas contra el invasor, dando lugar a luchas en el interior de la ciudad y que culminan con la defensa del Parque de Artillería de Monteleón. Velarde, en colaboración con el capitán Luis Daoíz, elaboró un plan militar de defensa de la villa que presentó al general español Gonzalo O'Farril (a la sazón Ministro de la Guerra), –que posteriormente sería ministro de José Bonaparte y al que acompañaría en su vuelta a Francia–, plan que en lugar de alcanzar los deseos del autor se volvió en contra de los militares españoles puesto que puso en guardia a las fuerzas francesas.
Velarde entonces solicita del Coronel del Regimiento de Voluntarios del Estado una tropa armada con el pretexto de disolver al pueblo levantisco que estaba agolpado a las puertas del Parque de Artillería de Monteleón exigiendo las armas allí custodiadas. Con una compañía de treinta y tres soldados, convence al capitán Daoiz, cuyas órdenes eran las de impedir cualquier intervención del Ejército en la revuelta, de que éstas ordenes eran contrarias al patriotismo del momento y debía anteponer su deber como patriota al deber militar y consigue por fin que Daoiz ceda y que se abran las puertas al pueblo y se les entreguen las armas a los sublevados.
"Muerte de Daoiz y defensa del Parque de Monteleón” de Manuel Catellano, 1862 |
Los franceses atacaron, la lucha fue tremenda y el comportamiento de los defensores, civiles y militares, heroico hasta el extremo. Durante la defensa del Parque, actuando a las órdenes de Daoíz como su segundo, prodiga sus conocimientos tácticos y actúa con absoluto desprecio de su vida en todos los sangrientos combates. El capitán Pedro Velarde Santillán murió a tiros de un oficial de la Guardia Noble Polaca, mientras que el capitán Luis Daoiz atravesado por las bayonetas francesas falleció esa misma tarde. El teniente Jacinto Ruiz Mendoza, natural de Ceuta, que les acompañaba en la sublevación, resultó también gravemente herido pero logra salvarse; sus restos descansan en el monumento a los Héroes y de la Lealtad, en el Paseo del Prado de Madrid, junto con los de Daoíz y de Velarde.
Los hidalgos de la Villa, un grupo minoritario que contaba, según el Censo de Godoy de 1797, con algo menos de 5.000 miembros, jugó un papel relavante en la sublevación, con una participación mayor que la de otros grupos sociales
Los dos leones de bronce que adornan la entrada principal del Congreso de los Diputados en Madrid, fundidos en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, reciben los nombres de "Daoíz y Velarde" en honor a ambos militares españoles. Asimismo, cabe destacar, el monumento que en recuerdo de los dos principales baluartes de la resistencia del 2 de mayo se levantó en la plaza de acceso al Alcázar de Segovia.
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