El 18 de marzo de 1783, el rey Carlos
III publica una Real Cédula en la que declara que es honrado y honesto ejercer
oficios artesanos, hasta entonces considerados viles, por lo que, a partir de entonces, aquella persona que los venía desempeñando podía ejercer
empleos municipales.
La disposición real era el resultado de escritos e
informes que sugerían la conveniencia de poner fin al estado de desprestigio que
pesaba sobre quienes ejercían trabajos manuales, lo que iba en perjuicio de la economía de la nación.
Monumento en las murallas de Ávila |
El texto completo de la Real Cédula de 1783, decía así: "Por la cual se declara
que no sólo el oficio de curtidor, sino también los demás artes y oficios del
herrero, sastre, zapatero, carpintero y otros a este modo, son honestos y
honrados; y que el uso de ellos no envilece la familia ni la persona del que lo
ejerce; ni la inhabilita para obtener los empleos municipales de la república
en que están avecindados los artesanos y menestrales que los ejercitan; y que
tampoco han de perjudicar las artes y oficios para el goce y prerrogativas de
la hidalguía, a los que la tuvieren legítimamente... siendo exceptuados de esta
regla los artistas o menestrales o sus hijos que abandonasen su oficio y el de
sus padres y no se dedicaren a otro o a cualesquiera arte o profesión con
aplicación y aprovechamiento aunque el abandono sea por causa de riqueza y
abundancia; en inteligencia de que mi Consejo, cuando hallare que en tres
generaciones de padre, hijo y nieto ha ejercitado y sigue ejercitando una
familia el comercio o las fábricas con adelantamientos notables y de utilidad
al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la distinción que podrá
concederse al que se supiese y justificase ser director o cabeza de tal familia
que promueve y conserva su aplicación".
Retrato de Carlos III, rey de España |
Desde principios del siglo XVIII se tuvo clara conciencia del problema y
empezaron a aparecer escritos y leyes que intentaron, fundamentalmente, cambiar
las mentalidades y convencer al noble y al plebeyo de que todo trabajo era
digno y sólo la ociosidad era deshonrosa, idea que se convertiría en uno de los
pilares básicos de toda la política económica del despotismo ilustrado, pero no
fue hasta el reinado de Carlos III que se tomaron verdaderas medidas para
resolver la situación económica y social derivada del descrédito del trabajo
manual.
Sobre
Carlos III
Carlos
III, Rey de España de 1759 a1788, hijo de Felipe V y de Isabel de Farnesio, fue duque de Parma y de Plasencia (1731-35), y
rey de Nápoles y Sicilia (1734 y 1759), y a la muerte de su hermano Fernando
heredó la corona española. Su reinado marca la plenitud del despotismo
ilustrado en España.
Ayudado
por un equipo de ministros excepcionales, entre los cuales destacan los nombres
de Esquilache, Floridablanca, Campomanes, Roda, Aranda y Múzquiz, impulsó
importantes reformas económicas, sociales y políticas siendo considerado como
el más ilustrado de los reyes españoles; así, por ejemplo, llevó a cabo medidas
que molestaron a amplios sectores de la aristocracia tradicional o del clero
como el proyecto de contribución única y universal, la reorganización del
Consejo de Castilla, la prohibición de aumentar los bienes de manos muertas y
la limitación de la inmunidad eclesiástica inquietaron a la aristocracia y al
alto clero, quienes organizaron en 1766 el llamado motín de Esquilache (una
revuelta de los madrileños en marzo de 1766 protestando por el decreto del
marqués de Esquilache, primer ministro de Carlos III, que prohibía el uso de la
capa y del chambergo (sombrero de ala ancha) con el pretexto de que dichas
prendas cubrían las caras de los sospechosos.
Las razones reales del motín fueron la escasez de pan (malas cosechas de 1763-1765) y el encarecimiento de los artículos de consumo. Los amotinados pedían a Carlos III, entre otras cosas la destitución de Esquilache, la anulación de las disposiciones sobre el traje y una rebaja de los precios de los alimentos. El rey no tuvo más remedio que ceder a sus peticiones, pero no cejó hasta encontrar unos supuestos instigadores de la insurrección. Ensenada y los jesuitas (expulsados de España el 1 de abril de 1767) fueron las cabezas de turco del motín.
En
lo concerniente al sector agrario, Carlos III disminuyó los bienes vinculados y
de manos muertas, y limitó los privilegios de la Mesta, vigentes desde tiempos
de los Reyes Católicos, en beneficio de la agricultura, En materia industrial y
comercial, proclamó la libertad de la industria y de la circulación de toda
clase de mercancías, suprimió las aduanas y demás trabas interiores, promulgó
la libertad de comercio con América y modernizó la política fiscal.
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