Un capitán llegado de la guerra de
Flandes fue presentado en la corte de Felipe II como un hombre fuera de lo
común: «Señor, conozca Vuestra Majestad, a un hombre que nació sin miedo». Tan
descuidado de temor que en ocasiones rozó la temeridad; la carrera militar del
abulense destacó en su afán por ir a combatir al enemigo a su propia tierra:
Flandes, Francia, Inglaterra e Irlanda.
Juan del Águila y Arellano, nació en Ávila en 1545 y se crió en la localidad de donde era natural su familia materna, El Barraco, Juan era el cuarto hijo de Miguel del Águila y Velasco, nieto del señor de Villaviciosa, perteneciente a la nobleza local y de Sancha de Arellano.
Juan del Águila y Arellano (Juan "sin miedo") |
En 1567 llega a Flandes. Allí participa en la batalla de Heiligerlee y la
Compañía de Juan se integra en el Tercio de Flandes y su capitán le designa
como alférez de la misma. En 1574 participa en la victoriosa Batalla de Mook.
Dos años después es enviado a socorrer el castillo de Gante.
Muerto el gobernador Luis de Requesens, Guillermo de Orange aprovecha para instar a la revuelta. Las tropas imperiales estaban faltas de pago, y los alemanes y valones aprovechan la revuelta para cambiar de bando y dejar entrar a los rebeldes holandeses en Amberes, donde Sancho Dávila queda sitiado en la ciudadela. Aquí Juan del Águila da grandes muestras de liderazgo pues en Alost, donde los soldados españoles se habían amotinado por la falta de pagas, convence a estos para que depongan su actitud y le ayuden a salvar a sus compatriotas de Amberes. Los soldados de los Tercios, como tantas otras veces, anteponen su deber al dinero y toman la ciudad, eso sí cometiendo grandes saqueos y llevándose todo lo de valor. Juan del Águila es nombrado capitán y obtiene su propia Compañía.
Con
la paz del Edicto Perpetuo, eb 1577, marcha con el Tercio Viejo de Sicilia a
Lombardía, pero enseguida es reclamado de nuevo por Don Juan de Austria, siendo
repatriado en 1580 por Alejandro Farnesio, ya que se les adeudaban 24 pagas.
Vuelve a Flandes en 1582 y al año siguiente
es elegido para el cargo maestre de campo, con tan solo 38 años. En veinte
años había pasado de soldado bisoño a mandar todo un Tercio Viejo. En 1584
participa en el asedio de Amberes, donde se destaca su Tercio, especialmente en
la batalla del dique de Covenstein.
Rendida Amberes el 17 de Julio, los soldados reciben las 37 pagas que se les debían desde su retorno a Flandes. Son destinados a la Isla de Bommel, donde vivirán el famoso Milagro de Empel y. posteriormente, en 1586, participa en las conquistas Grave, Neuss, Alpen y el socorro de Zutpehn, expulsando de allí al ejército inglés que asediaba la ciudad. En 1587 es herido gravemente en el asedio de la Esclusa y es llamado a la Corte. Una vez allí, es presentado al rey Felipe II como “un hombre que nació sin miedo”. El monarca le concede crear un Tercio en Santander para la invasión de Inglaterra, pero ante el fracaso de la Invencible, se paraliza el proyecto.
Parte a Francia, en 1590, para ayudar a
los católicos en las luchas religiosas de este país. Desembarca en Nantes y la Bretaña durante 8 años
será su dominio. En Port Louis construye la fortaleza conocida como “Fuerte del
Águila”. Toma en 1591 el castillo de Blain. En 1592 derrota aun ejército
anglo-francés en Craon y persigue a los ingleses hasta destrozarlos en
Ambrières. Este mismo año toma Brest, donde construirá la fortaleza del “puente
de los españoles”, que ante la conversión al catolicismo de Enrique IV, con su
aumento de fuerzas, se ve asediada, no pudiendo llegar a tiempo Juan del Águila
para su socorro. La fortaleza resistió heroicamente y solo tuvo 13 superviviente,
el resto fueron masacrados. Por suerte, las victorias españolas en el norte de
Francia, obligan a Enrique IV a
dejar casi abandonada la Bretaña, lo que permite a Juan del Águila rehacerse y
organizar la expedición de Carlos de Amézquita contra suelo inglés. Nantes era
una excelente plataforma para atacar Inglaterra, pero Felipe II, viejo y
enfermo, harto de guerras, forma la paz de Vervins con Enrique IV y le devuelve
todas las plazas de Bretaña.
De
vuelta a España, Juan del Águila y su Tercio se dedican a escoltar galeones españoles que venían de América, hasta que en
1600 es encarcelada acusado de estafar a la Hacienda española. Es absuelto y
para compensarle se le entrega la organización de la expedición a Irlanda, como base para atacar Inglaterra, así que
en 1601 zarpa de Lisboa, junto a Francisco de Toledo, con 33 barcos y dos
Tercios con 4.400 hombres en total, con el objetivo de conquistar el puerto de
Cork.
Tras
diversas inclemencias meteorológicas, Juan del Águila queda aislado en la
localidad irlandesa de Kinslale con 3.000 hombres y los irlandeses apenas le
aportan 900 hombres sin experiencia. Los ingleses les asedian con más de 12.000
al mando de Charles Blount, y no cesa de pedir refuerzos a España, siendo el
más destacado el de Pedro de Zabiaur, que zarpó el 7 de diciembre de La Coruña
con 829 soldados, además de numerosas provisiones y municiones, pero de los
diez barcos que traía, cuatro los perdió en una tempestad, y el resto llegó el
día 17 a 48 km de Kinslale, en Castleheaven. En la madrugada de ese día, 1.500
hombres para acabar con 700 ingleses y destruirles 20 cañones, acción que anima
a los irlandeses a jurar fidelidad al ya rey Felipe III y entregar dos
castillos y 500 hombres a los españoles.
El
24 de diciembre se produce la batalla de
Kinslale, en que los ingleses aprovechan la dispersión de las tropas
hispano-irlandesas y la ganan sobradamente, perdiendo los irlandeses 1.200
hombres. Juan del Águila pacta una capitulación honrosa y cede las plazas de la
zona a cambio de salir con todas sus banderas y pertenencias de Kinslale.
Además se les tenía que asegurar el viaje a España a los 1.800 hombres que le
quedaban, más todos los irlandeses que se le quisieran unir.
Lápida sepulcral, en El Barraco (Ávila). |
El
13 de marzo de 1602 llega la flotilla de Juan del Águila a La Coruña y en un
gran gesto, con los 59.000 escudos que llevaba encima crea un hospital de
campaña para atender a los soldados heridos. Pese a todas las dificultades de
la empresa irlandesa, se le abre un
Consejo de Guerra, acusándole de
haber perdido la reputación. Antes de ser juzgado, deprimido porque se
pusiera en duda su conducta militar y el arresto domiciliario que sufría, moriría
a primeros de agosto,exhausto
y abatido por negársele la oportunidad de ir a Madrid a defender su honor
contra quienes le acusaban del fracaso de la empresa irlandesa.
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