Militar, político, escritor y periodista que jugó un papel importante en la Guerra de la Independencia y años posteriores, sobre todo en León y su provincia. Miembro de la "Real Sociedad Patriótica de León".
El célebre coronel escribió: El
24 de abril de 1808 los habitantes fieles de León gritaron: "mueran los
franceses". Esta provincia se levantó en armas antes que Madrid.
Luis
Pelayo Ramón de Sosa, o Sosa Tovar, nació el 26 de junio de 1772 en el seno de una familia noble, y fue bautizado
el 2 de Julio, inscripto folio 85 libro bautismo de Vidanes. Padrinos Juan
Puñeyro y Dorotea Morán. Falleció el 29 de marzo de 1843
Casa solariega de los Sosa, en Vidanes
Luis
de Sosa y Tovar, protagonista de la
jornada del 24 de abril de 1808, futuro coronel y comandante general de
León y su provincia contra los invasores franceses, nos da él mismo un resumido
currículum de su vida en una relación oficial de méritos, presentada en varios
ministerios el 15 de junio de 1828:
Es
de edad de 55 años, de calidad noble y acreditada limpieza de sangre, natural
del pueblo de Vidanes (paisano, por
tanto, del padre Isla), en el Reyno de León, e hijo legítimo de don Josef
de Sosa y Tovar, que se había casado, en segundas nupcias, con doña Teresa
Rodríguez Suárez. Él mismo, en la mayoría
de sus documentos escritos, desecha el
apellido materno, en favor de Tovar, segundo apellido de su padre, de
reconocido linaje.
En la casa solariega de los Sosa de
Vidanes había nacido también, un 24 de abril de 1703 el que habría de ser uno
de los personajes más populares del siglo XVIII de los que han pasado a la
historia; y aunque los Isla no pertenecían a la familia de los Sosa, sí que
vivieron allí tres años y algún trato tendrían con los de esa estirpe de la que
salieron también obispos y ministros (los Díaz Caneja Sosa) amén de este Don
Luis Ramón Pelayo, el ilustre liberal.
La hacienda de los Sosa, familia hidalga
de abolengo, bajo el feudo del marquesado de Astorga y casa de Altamira (los
Osorio) a la que servían, se fue diluyendo y fraccionando, llegando a figurar
ya sólo como arrendatarios y cobradores de algunos derechos a los vecinos,
antes de desaparecer de las anotaciones vecinales de Vidanes por completo, por
su marcha a la ciudad.
Siguió
la carrera literaria doce años, habiendo cursado los cinco últimos de estudios
mayores en la Real Universidad de Valladolid. Entró en la militar en 28 de
diciembre de 1797, habiendo sido admitido al servicio de S.M.: en el Cuerpo de
guardias de su real persona, cuya plaza juró en 7 de enero de 1798, y sirvió
hasta el fin de octubre de 1805. Pasó al de destinos políticos en el citado año
de 1805, en el que le confirió S.M. la administración de la Real gracia de
Excusado y Noveno del Departamento de Mansilla, en la diócesis de León, y la
graduación de teniente de Caballería....
Desempeñando
y viviendo de este modesto empleo de recaudador
para el rey de la contribución de Excusado, o de los diezmos de la casa más
rica de cada pueblo, le amaneció a Luis de Sosa la jornada del 24 de abril
de 1808, en una España desconcertada y sin pulso, en plena anarquía política,
en aquel mes de abril. El recién nombrado rey de España, Fernando VII, alejado
de la patria con engaños y retenido en Bayona, hacia donde viajaban los reyes
destronados, Carlos IV y su esposa María Luisa, reclamados por Napoleón Bonaparte.
En
Madrid, apoyado por 25.000 soldados franceses, gobernaba el mariscal Murat,
cuñado del emperador y árbitro militar y político del territorio español. En
estas circunstancias, el Ayuntamiento de
León, como protesta contra el caos y la solapada invasión francesa, convocó las
fiestas de la coronación de Fernando VII, "el Deseado", y encargó al recaudador
Luis de Sosa, con fama ya de literato y poeta, la proclama de convocatoria,
en la que no se declaraba explícitamente la insurrección contra Napoleón, porque
oficialmente todavía era amigo y aliado de España.
Tras la abdicación de Carlos IV, padre
de Fernando VII, a consecuencia del motín de Aranjuez, Sosa encabezó una
manifestación de adhesión a Fernando VII, portando un retrato de éste por las
calles más céntricas de León, propiedad de uno de los regidores perpetuos de la
ciudad, Bernardo Escobar Bernaldo de Quirós y Castro.
De
hecho, la proclama leonesa del 24 de
abril se comentó en toda la nación, la publicó la Gaceta de Madrid y, al
enterarse Murat, mandó recoger y quemar toda la edición, y reeditar el número
sin proclama. Al ocupar las tropas francesas la ciudad de León, el primer
nombre que traían en sus listas era el del autor del manifiesto, para
encarcelarle y, quizá, para algo peor.
Un
mes después de estos sucesos contribuyó
al alzamiento de la ciudad de León contra los franceses, participando
activamente en la guerra hasta el mes de agosto de 1809. Fue primero
nombrado comandante general de la Caballería, con la graduación de teniente
coronel. En febrero de 1809 la Junta de León le nombró comandante general de la
provincia y la Junta Central le concedió
el grado de coronel. Durante este tiempo combatió por zonas de Castilla,
Asturias y sobre todo en la provincia de León. El 29 de julio de 1809, ayudado
por tropas de Juan Díaz Porlier, ocupó la ciudad de León: Sin embargo, a
mediados de agosto sus tropas tuvieron que abandonarla al no contar con apoyos
militares, que permaneció ocupada unas temporadas por tropas francesas y otras
por españolas, hasta la retirada total de los franceses en 1813.
Fundó el primer periódico de León,
"El Manifiesto de León",
del que solo se publicó un número el 22 de diciembre de 1808 ya que a los pocos
días se vio D. Luis de Sosa precisado a huir de la Capital en unión de los
demás miembros de la Junta e internarse en las montañas por el arribo de las
tropas francesas. El periódico tenía dos secciones fundamentales, noticias de
la guerra y reflexiones políticas y pensaba destinar el producto de su venta,
deducidos los gastos, al mantenimiento del ejército.
Publicó
varios artículos en el Mercurio, además de escribir en periódicos de Cádiz y
Sevilla. En este último en los números 55 y 71 colaboró con un artículo y una
poesía dedicada al Real Cuerpo de los Guardias de Corps, respectivamente. Escribió un libro dedicado a la reina
Isabel II, titulado Poema bucólico.
Una
prueba más del amor y culto de las letras que acarició durante toda su vida, es
la hermosa biblioteca que poseía en
la casa solariega de Vidanes. Aún se conserva
un índice de ella, por el cual se aprecia que el número de obras de qué
constaba, ascendía a 935, con miles de volúmenes. La familia del coronel cedió
el archivo personal del militar, con cartas, poesías y partes de guerra, la
mayoría manuscritos.
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