Francisco de Argañaráz y Murguía,
también citado como Francisco de Argañarás y Murguía fue un militar,
explorador, conquistador y colonizador español, que en 1593 fundó la ciudad de
San Salvador de Jujuy en la gobernación del Tucumán (Argentina) y entre 1594 y 1596 se convertiría en el primer teniente de
gobernador de la misma.
Francisco
nació alrededor del año 1562 en el pueblo vasco de Amézqueta, provincia de
Guipúzcoa, hijo del capitán de Mar y Guerra Martín Ochoa de Argañarás y Verasategui, dueño de la Casa de Argañaraz, y de Leonor
de Murguía y Salinas (casados en 1556), hija a su vez de don Amadís de Murguía, Señor de la Casa
y Palacio de Murguía, en Astirraga y de Doña María Ortiz de Sandoval. Su padre
fue conquistador de La Florida, junto a Pedro Menéndez de Avilés, e intervino en Santo Domingo, Cuba y en Jamaica.
De familia hidalga, su
abuelo paterno Martín Ochoa de Argañarás Garicano había tomado protagonismo en
la custodia del duque Juan Federico I de Sajonia, tomado prisionero durante la
Batalla de Mühlberg durante el reinado de Carlos V. Su padre, Martín Ochoa,
fue, después de la campaña de Alemania, a la guerra contra los franceses, bajo
el mando del general don Luis de Carvajal; allí tuvo nueva ocasión de probar su
valor, principalmente en la batalla de Gravelinas, librada contra las tropas
del mariscal de Thermes, el duque de Guisa y el conde de Egmont, cerca de la
ciudad de Calais el 13 de julio de 1558.
La casa de Argañarás era una rica
propiedad que podía proporcionar a sus dueños rentas importantes. Según los
testigos de la probanza de nobleza de don Francisco, “es y ha sido casa solar y
palacio de caballeros hijosdalgo notorios y casa de armería, que es cita y
colocada en la dicha universidad de Amézqueta, con su ferrería, molino y presa
de agua delante y otras muchas tierras y pertenencias, casas y caserías
alrededor y vista de la dicha casa, con muchos bosques, robledales, jarales y
castañares.
Hay al menos tres escudos atribuidos al linaje del fundador de Jujuy. En la imagen, dos de ellos, aunque no se sabe a ciencia cierta cual es el que usó.
Armas compuestas de Argañaráz y Murguía |
La muerte de su padre en
combate con los indios, en la Florida (EE. UU.), donde tuvo un papel destacado
en la toma del fuerte Carolina a los franceses, dejó a la familia en una
situación de insolvencia e imposibilidad de mantener tierras y propiedades
heredadas, las cuales eran administradas por el cuñado de este último, Felipe
de Murguía, en favor de su mujer y sus hijos. Francisco se crió entre las
adversidades heredadas y la enseñanza militar. Ya en América, la casa solar y
las propiedades quedaron arrendadas a favor de su madre. Los últimos
arrendatarios fueron sus parientes y colaboradores Francés de Argañaraz y su
esposa Magdalena de Sarestuain. La situación financiera y sus gravámenes
consumieron las propiedades a lo largo del tiempo. El resto de la familia se
trasladaría con el paso de los años al nuevo continente y a Francia en menor
medida.
A mediados de 1584, renando Felipe II, con
escasa edad y por sus antecedentes familiares, fue nombrado para acompañar a
Juan Ramírez de Velasco, que había sido nombrado por la corona como gobernador
de la provincia del Tucumán. Así, Francisco partió hacia Andalucía,
embarcándose en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en 1584, llegando a la ciudad de
La Plata en noviembre de 1585 y en julio de 1586 arribó a Santiago del Estero,
estableciéndose allí y fue regidor del cabildo. Se casó con Bernardina Mejía
Mirabal, hija del reconocido conquistador Hernán Mejía Miraval, de cuyo
matrimonio tuvo seis hijos.
Existían para ese entonces
siete ciudades en la provincia —Santiago del Estero, San Miguel de Tucumán,
Londres, Córdoba, Esteco, Salta y La Rioja— en las cuales se concentraba la
totalidad de la población española. Sin embargo, dos zonas permanecían
deshabitadas por españoles debido a la hostilidad de los indígenas que las
habitaban: los valles Calchaquíes y la Quebrada de Humahuaca. En esta última,
que servía de vía de comunicación con el Perú, en dos oportunidades habían
fracasado las fundaciones de ciudades: Nieva (1561), que duró menos de dos
años, y San Francisco de Álava (1563), que no llegó a cumplir un año.
Ramírez de Velasco volvió a
intentar la conquista: había encomendado la fundación de una ciudad en el valle
de Jujuy al capitán Pedro de Trejo pero este no tuvo los medios para tan
ambiciosa empresa ni convenció a los pobladores de Santiago del Estero de
seguirlo. De modo que encargó la misión a Argañaraz, que reunió gente
suficiente en Salta y partió con cien españoles y numerosos indígenas hacia el
valle de Jujuy, donde derrotó repetidas veces a los jujuyes, ocloyas y
omaguacas antes de fundar, el 19 de abril de 1593, la ciudad de San Salvador de Jujuy. Asumió don Francisco el cargo de teniente de gobernador, justicia mayor
y capitán a guerra de la nueva ciudad, que desempeñó con prudencia y sabiduría.
Fundada en 1593, San Salvador de Jujuy fue un importante escenario de la historia de la Independencia Argentina, cuando en 1812 el General Manuel Belgrano emprendió el llamado “éxodo jujeño” con pobladores de la localidad.
Éxodo "jujeño" |
Argañaraz planeó hacer una
campaña hacia las selváticas regiones ubicadas al este, en el valle de San
Francisco, para enfrentar a los chiriguanos, pero un complicado pleito de jurisdicciones
lo impidió: en 1594 se presentó en Jujuy el capitán Juan Ochoa de Zárate (…que,
a la muerte de él, sería su sucesor),
con poderes otorgados por la Real Audiencia de Charcas para asumir el gobierno
de la ciudad y ponerla en dependencia de la ciudad de Tarija. El cabildo de
Jujuy optó por desobedecer a la Audiencia, mientras Argañaraz se trasladaba a
Charcas, donde se le reconoció como teniente de gobernador.
Francisco de Argañaráz y
Murguía redactó su testamento en la ciudad por él fundada ante el escribano
Juan Rodríguez de Figueroa, el 13 de enero de 1602. Entre sus bienes declara
deudas impagas denunciadas y documentadas, además de sus mayorazgos en España;
las encomiendas de Osas, Gaypetes, Tilcaras y Guizpitas, una estancia en el
valle de Zapla y una fundición de metales en Cochinoca. Todo lo cual ordena a
su mujer que a su muerte venda y arriende. También junto a este testamento
había aconsejado a su esposa regresar al País Vasco, pero ese deseo no se
cumplió, y sus hijos permanecieron en la zona, con numerosa descendencia.
Los historiadores aceptan como probable que su muerte se produjese
entre 1603 y 1604.
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