martes, 2 de marzo de 2021

Juan Bautista de Anza. Explorador y colonizador. Pionero de Alta California



Gobernador de la provincia de Nuevo México, se le recuerda por haber participado en varias expediciones de exploración en las que consiguió encontrar una ruta por tierra segura desde México hasta la actual California. La ruta por él abierta permitió la llegada de numerosos colonos y la fundación de ciudades como San Francisco, Los Ángeles y San José.


Nacido en el presidio de Fronteras, Sonora (México), en julio de 1736, fue hijo de Juan Bautista de Anza (capitán del ejército virreinal español, que murió en una confrontación con indios apaches cuando él tenía alrededor de tres años de edad. Nacido en 1693, emigró a América con 19 años, donde inicialmente se dedicó a la minería, pero pronto pasó a la milicia, ascendiendo rápidamente en el escalafón después de casarse con María Rosa, hija del general Antonio Becerra Nieto y Gregoria Gómez de Silva, vecinos de Janos, en el estado de Chihuahua en México). Fueron sus abuelos paternos Antonio de Ansa (boticario de profesión) y Lucía de Sasoeta originarios de Hernani (Guipúzcoa), de donde fueron todos sus ascendientes por cuatro costados “nobles hijosdalgo de limpia y notoria sangre”, según consta en una Probanza de Nobleza que Don Antonio solicitó al rey, en beneficio de sus hijos, el 5 de enero de 1718 (Archivo General de Guipúzcoa, SS 212, Exp. 2, ff. 1-2v).

 
Siendo muy joven, en diciembre de 1751, ingresó en el ejército como cadete de caballería, bajo el tutelaje de su cuñado, Gabriel de Vildosola, y en él pasó más de 25 años de acción constante defendiendo a las poblaciones y propiedades de aquella región de las depredaciones de los apaches, comanches, pimas, seris y pápagos, que asesinaban, secuestraban, arrasaban y robaban todo lo que hallaban a su paso, y más tarde abriendo rutas de comunicación entre los territorios de Sinaloa, Baja California, Sonora, Chihuahua, Arizona, Nuevo México y California, hasta el río Arkansas, el Colorado y el Gila, que exploró minuciosamente y de los que hizo los correspondientes levantamientos topográficos con sus respectivos mapas.

En diciembre de 1759 fue nombrado capitán del presidio de Tubac (Arizona), y el 24 de junio de 1761 se casó en Arizpe (Sonora) con Ana María Pérez Serrano.

Presidio de San Ignacio de Tubac, en Arizona
En 1767 cumple la orden del Rey Carlos III arrestando y expulsando a los jesuitas que habían establecido las misiones en el estado de Sonora. Muchos mueren por las penalidades del viaje que dura casi dos años. Les sustituyen los monjes franciscanos.

En 1772 recibió permiso del virrey para buscar y abrir una ruta a la Alta California, que cruzaría todo el territorio apache y que precisamente era a lo que iba su padre cuando fue muerto por los apaches el 9 de mayo de 1740. En 1773 partió de (San Ignacio de) Tubac a abrir la ruta de 600 leguas hacia San Francisco (Alta California) para comunicar la región, pacificar a los indios , proteger y afirmar las misiones establecidas por los jesuitas, que eran 32 más las 25 de los franciscanos y 8 de otras congregaciones, que evangelizaban a los indios y les enseñaban a cultivar la tierra y fabricar artesanías, con lo cual cambiaron su vida y sus costumbres nómadas a sedentarias y se dedicaron a criar ganado y a cultivar los campos, en lugar de a guerrear.

De Anza regresó a Tubac después de una escala en el nuevo presidio de (San Carlos de) Monterrey en mayo de 1774 y quedó al frente de la Compañía de este lugar y como reconocimiento, fue ascendido a Teniente Coronel. En enero de 1775 combatió nuevamente a los seris en la expedición dirigida por el Coronel Domingo Elizondo.

Al recibir órdenes del virrey Don Antonio Maria Bucareli y Ursua de dirigirse nuevamente a San Francisco por la presencia de exploradores ingleses y rusos, en marzo de 1775 empezó a reclutar voluntarios por la zona (en las poblaciones de Culiacán Álamos, Buenavista y en San Miguel de Horcasitas) y a hacer los preparativos de la expedición, que partió el 23 de octubre de ese año desde Tubac población que había sido atacada tres semanas antes por los apaches, que se llevaron consigo los más de 500 caballos que se habían reunido para apoyar el viaje con 300 hombres y unas 1.000 cabezas de ganado vacuno, provisto con vituallas suficientes a lomo de mula (sin carruajes) para mayor agilidad de la marcha. Eligió como teniente de la expedición a José Joaquín Moraga, y al fraile franciscano Pedro Font como capellán, por su habilidad para fijar las coordenadas.


La expedición siguió el cauce del río Santa Cruz hasta su unión con el río Gila, y continuó por éste hasta encontrar el río Colorado que cruzaron con la ayuda de los indios yuma. El viaje se hacía más difícil según avanzaban entre colinas y desiertos del sudoeste de California y de Anza dividió la expedición en tres grupos, que viajaban a un día de distancia uno de otro para permitir que se llenaran los pozos de agua.


Llegaron a la misión de San Gabriel el 4 de enero de 1776 y, desde ahí, viajaron por caminos conocidos bordeando la costa de California, llegando a Monterrey, a la misión de San Carlos Borromeo de Carmelo, el 10 de marzo del mismo año. De Anza exploró la Bahía de San Francisco para ubicar los lugares donde se fundarían un presidio (fortificación) y una misión (bajo la dirección de Fray Junípero Serra). El 14 de abril de 1776 inició el viaje de vuelta, y de regreso a la capital mexicana es nombrado Comandante de las tropas de Sonora en octubre de 1776 y, el 24 de agosto de 1777, Gobernador de la Provincia de Nuevo México (abarcaba parte de los estados de Chihuahua (México) y Nuevo México (Estados Unidos), cargo que desempeñó durante 10 años.

En 1779 emprende una expedición de castigo contra los comanches, cuyo jefe, Cuerno Verde muere en batalla, y a partir de ese momento se pudo poner en paz a las diversas tribus, no sólo entre ellas mismas sino también con los colonos, que finaliza con un tratado de paz respetado largo tiempo, y acordado entre los indígenas y los gobiernos de México, España y Estados Unidos. El lugar de la victoria se conoce como Los Dolores de María Santísima (en las montañas Greenhorn).

En 1780 emprendió otra expedición de la ciudad de Santa Fe (en Arizona), a la de Arizpe (en Sonora), con 800 hombres y 2.500 caballos, con el fin de mejorar las comunicaciones entre ambas zonas, al oeste de El Camino Real de Tierra Adentro.

Solicita el cese como Gobernador de Nuevo México en noviembre de 1786, lo que se le concede en 1787 cuando se el nombra comandante del presidio de Buenaventura (antes denominado Fronteras) y de todas las tropas de Sonora. Nombrado comandante del presidio de Tucson (ahora en Arizona) en 1788, el 19 de diciembre, después de dirigir una revista de las tropas, al regresar a su hogar en Arizpe falleció repentinamente, por lo que no pudo tomar posesión del nuevo cargo. Su viuda falleció en la misma ciudad en 1800.

Nota: La hermana de este personaje, de raza “vizcaína-criolla” como indican los documentos de la época, es ascendiente directa de Leonardo Torres Quevedo.


Presidios. Se designaba con este nombre a sitios de avance en la periferia del Reino de la Nueva España para la defensa de las poblaciones contra las incursiones y ataques de los indios. Contaban con guarniciones de tropas “presidiales” de Caballería a cuyos componentes se les conocía como “soldados de cuera” porque usaban como protección una especie de saco largo de cuero y polainas del mismo material, conocidas como “botas de campana.

1 comentario:

  1. A algunas fortalezas que España conservó en Italia durante el S.XVIII también se les denominó presidios.

    ResponderEliminar