Fue el primer autor de una Historia de España en el siglo XVI, su famoso Compendio Historial. Como genealogista, sirvió al rey Felipe II
Esteban de Garibay y
Zamalloa nació en Mondragón (Guipúzcoa) el 9 de marzo de 1533, siendo sus
padres Esteban de Zamalloa y Garibay y de Catalina de Sagurdia y Urrupain.
Datos de la época sitúan a la familia en una posición desahogada dentro de su
entorno local. El linaje de los Garibay
era de "parientes mayores", originario de Oñate, según recoge el
mismo cronista e historiador; su padre usó como primer apellido el de Zamalloa,
que lo era de una bisabuela suya.
El padre de Esteban, nacido en 1497, luchó
con el emperador Carlos V en las guerras de Italia, se halló presente en el famoso sitio de
Fuenterrabía, y se mostró afecto a gentes y cosas de Iglesia, manteniendo algún
tiempo relaciones de amistad con Iñigo de Loyola y Francisco de Borja. Su madre
nos dirá de él, entre otras cosas, que era "deuda de sus deudos y de gran
memoria en la cosa de sus pasados y de las de su marido [...], algunas dellas
de haber visto y otras por tradición de sus mayores"
Garibay asistió a la escuela
del escribano Bidazábal y, posteriormente, de Albistur y Arriola, aprendiendo
latines según el arte de Nebrija. En 1544 fue ordenado de prima tonsura por el
obispo de Calahorra, pasando el mismo año a la villa de Oñate a estudiar
Derecho Civil y Canónico. Más tarde pasó a estudiar en Vitoria con cierto
bachiller Ibarra, y asimismo en Santo Domingo de la Calzada con el maestro
Lastra.
Persuadidos sus padres por
un pariente materno sobre la inconveniencia de los estudios de Derecho para la
salvación del alma, hubo de tomar el joven Esteban el camino de Castilla a
probar fortuna. En 1552, hallándose en Toledo, enfermó gravemente, afirmándose
su inclinación por los estudios de Historia en la forzada inactividad a que
ello lo condujo.
En 1556 se casa con doña
Catalina de Asurduy, de la que tuvo un hijo. De este tiempo datan sus
propósitos y sus primeros trabajos para suplir "la carencia de una
historia general y universal" de España, de los que lo sacó la guerra
surgida entre Felipe II y Enrique II de Francia, para la que fue nombrado
alférez de hijosdalgo. En 1559 obtuvo una familiatura del Santo Oficio, revelándose
católico celoso, a la manera española de la época, en varias de sus
actuaciones. A continuación evacuó una comisión que, al parecer, le fue
confiada, de rebatir la tesis expuesta por Pedro de Alcocer, contador del Duque
del Infantado, según la cual D. Alfonso VIII de Castilla habría tomado por
conquista a Guipúzcoa, de Sancho el Fuerte de Navarra.
Los años siguientes
registran una gran actividad de Esteban por reunir documentación para su gran
obra, emprendiendo con tal motivo largos viajes por Castilla y Extremadura
(1561) y llegando incluso hasta Portugal, donde recoge abundante material. A
partir de 1563 empieza a organizar sus papeles, concediendo extraordinaria
importancia al esclarecimiento de la historia de Navarra, que -según él mismo
confiesa le costó más esfuerzos que todo el resto de su obra primera y dos
períodos de estancia en el viejo reino (la segunda vez en 1566), pasando
también a La Rioja. Concluida su obra en 1566, se publicarla cinco años más
tarde.
Es nombrado alcalde de Mondragón entre 1568 y 1569 y al terminar sus funciones como alcalde, en 1570 lo
vemos en Bilbao, embarcándose con destino a Flandes con objeto de imprimir allí
su obra. Llegó a Amberes en la primavera de 1570, donde se imprimieron los
cuatro volúmenes de los XL libros del Compendio
historial de las chronicas y universal historia de todos los reynos de España,
en julio de 1571, año de peste en Amberes, y a partir de entonces firmaría como Garibay, invirtiendo el orden de los apellidos.De nuevo entre los suyos,
Garibay hubo de hacer frente a las cuantiosas deudas que contrajo por la
impresión, encuadernación y envío por mar de la obra a tierras lejanas, y fue
obedeciendo a esta necesidad como emprendió rápidamente el camino de la corte
en marzo de 1572. Viajó nuevamente a Andalucía, para gestionar, entre otros
objetivos, el envío de ejemplares de su obra a Nueva España.
De vuelta a Madrid, contrajo
nuevo matrimonio con una joven toledana: Luisa de Montoya, en 1574 (había
enviudado a finales de 1572), viviendo los años siguientes en la capital
imperial y dedicándose, entre otras cosas, a la composición de su gran obra
genealógica, a asesorar a la provincia de Guipúzcoa en algunas comisiones y a
disertar con varios eruditos y señores respecto a temas genealógicos y de
historia general. Por esta época aparece ya en el mundillo de secretarios,
escribanos y administradores públicos vascongados, que tanta influencia
tuvieron en los reinados de Carlos V y Felipe II y en los subsiguientes, hasta finales
del Antiguo Régimen.
Pero fueron, sobre todo, sus
trabajos genealógicos los que le valieron la atención de las personas ilustres,
pudiendo sostenerse como genealogista. Más aliviado económicamente por los
favores de que fue objeto por parte de Felipe II, en los años siguientes lo
vemos "ocupado en algunas cosas tocantes al servicio del Rey" (al
parecer, investigaciones relativas a los títulos que podría alegar el rey de
España para pretender a la sucesión del rey Enrique III de Francia), algunas
empresas de piedad, etc. Fue recibido diversas veces por el monarca para hablar
sobre asuntos genealógicos, siéndole otorgado, en abril de 1592, el tantas
veces solicitado puesto de cronista real,
que debió, sobre todo, a la influencia de los Idiáquez y a sus trabajos sobre los aludidos títulos de
Felipe II a la corona de Francia.
En los años postreros de su
vida, convertido ya en cronista cortesano, Garibay continuó preocupándose por
los asuntos de Guipúzcoa, y así, hacia 1593, secundado o instigado por los
Idiáquez, movió unas gestiones para que se restituyera a la provincia el título
de reino, que aparecía usado en documentos de la época de Enrique IV de
Castilla y aún después, lo que fue contradicho por gentes de la misma
Guipúzcoa, que, tras la honra y el título, recelaban compromisos de otra
índole. En 1596 aparece, por fin, ultimada su obra Ilustraciones Genealógicas de los Catholicos Reyes de las Españas,
y de los Christianissimos de Francia, y de los Emperadores de Constantinopla,
hasta el Catholico Rey nuestro señor don Philipe el II, y sus serenissimos
hijos, que fue impreso en Madrid.
Garibay continuó trabajando
hasta el fin de sus días, dejando una copiosa obra manuscrita, entre la que
destaca los varios tomos de Grandezas y las Memorias. Murió Garibay en octubre
de 1599, unos meses después de que lo hiciera Felipe II.
Texto extraido de: http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus
Para saber más: Esteban de Garibay (1533-1599) por Alfredo Alvar_Ezquerra,
2011
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