A pesar de que su misión de encontrar
oro no tuvo éxito, él fue uno de los primeros exploradores europeos en visitar
lo que hoy es parte del suroeste de Estados Unidos. Descubrió y recorrió las
grandes praderas norteamericanas, las Montañas Rocosas, el Gran Cañón y el río
Colorado, el territorio de los indios pueblo y los territorios de Nuevo México,
Texas, Arizona y Kansas.
Francisco
Vázquez de Coronado y Luján nació en el
seno de una familia hidalga, en 1510 (probablemente en Salamanca. Hijo segundo
de Juan Vázquez de Coronado y Sosa de Ulloa y de Isabel de Luján), se desconoce su vida hasta
1535, cuando pasó a América en compañía de su amigo don Antonio de Mendoza y Pacheco primer Virrey de México (1535-1550). Éste le nombró Gobernador de Nueva Galicia*, en 1537, una
provincia recién conquistada, que correspondía a gran parte de lo que hoy es
Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes, sustituyendo
a Nuño Beltrán de Guzmán, acusado y condenado culpable de maltratos a los
nativos. Se trasladó allí junto con su esposa doña Beatriz Estrada, con la que
acababa de contraer matrimonio, oriunda de Ciudad Real e hija del tesorero
Alonso Estrada e Hidalgo. Sofocó una revuelta indígena en Culiacán y evitó con
ello la retirada de los españoles, contribuyendo además al esplendor de
ciudades como Guadalajara.
El Reino de Nueva Galicia era uno de los dos únicos reinos autónomos del virreinato d eNueva España
En
1536 llegaron a San Miguel de Culiacán Alvar Núñez Cabeza de Vaca y sus tres
compañeros (uno de ellos el negro Estebanico), supervivientes de la gran
expedición de Pánfilo de Narváez, tras haber recorrido una parte del sur de lo
que hoy son los Estados Unidos, con noticias de los numerosos pueblos indígenas
existentes al norte de México. Así pues, cuando llegaron a México noticias
sobre las fabulosas «siete ciudades de Cibolay Quivira», situadas al norte de Nuevo México, que, según la leyenda,
acumulaban inmensas riquezas, Vázquez partió hacia allí al mando de una
expedición ordenada por el virrey Mendoza. Hernán Cortés y Pedro de Alvarado se
interesaron por Cíbola, ya que aseguraron que las ciudades estaban en sus
jurisdicciones, pero el virrey estimó que era una empresa que le correspondía
dirigir y mandó a su amigo Vázquez de Coronado que preparase una gran
expedición colonizadora.
Vázquez
de Coronado partió de Compostela el 23 de febrero de 1540 provisto de un gran
dispositivo, ya que no iba a explorar, como siempre se ha dicho, sino a
conquistar y colonizar Cíbola. Llevaba 12 cañones y abundante munición para la
guerra, 150 soldados de caballería y 200 infantes, 800 indígenas y abundante
ganado y semillas. Mendoza ordenó asimismo que dos buques, bajo las órdenes de
Fernando de Alarcón y Marcos Ruíz, salieran al mismo tiempo del puerto de La
Natividad para llevar provisiones a Jalisco y estar a disposición de Coronado. Fernando de Alarcón, tras navegar por la
costa occidental mexicana llegó al golfo de California, donde encontró la
desembocadura del río Colorado.
Tras dos meses y medio de viaje, Coronado
llegó a Cibola y comprobó la falsedad de los prometedores relatos: las siete
ciudades no eran sino un conjunto de poblados hechos de piedra y adobe y
habitado por indios que no sabían lo que era el oro. El mito se desvaneció en el aire, pero los indios
de Cíbola dijeron a Coronado que había otras siete ciudades llamadas Tusayán,
en dirección noroeste. Vázquez de Coronado envió a dicho lugar al capitán Pedro
de Tovar con 17 jinetes y algunos infantes. Tusayán fue otra desilusión pero allí,
Tovar oyó decir a los indios que al oeste de su país había un gran río. Cuando
regresó a Cíbola con la noticia, el Gobernador Vázquez de Coronado ordenó a
García López de Cárdenas que tomara 12 hombres y fuese a descubrir el río. La
patrulla cruzó el desierto durante 20 interminables días hasta que lo encontró.
Su sorpresa fue verlo al fondo de un inmenso cañón. Estaba mil metros más abajo
de donde se encontraban, en una garganta muy profunda. Se trataba del Cañón del Colorado, que divisaron desde
arriba. Bautizaron el río como Tizón (Colorado) e intentaron descender al
mismo, pero fue imposible a causa de lo escarpado de las paredes del Cañón.
Tovar y sus hombres regresaron a Cíbola y contaron a sus compañeros su extraño
hallazgo; aseguraron que las paredes del cañón en cuyo fondo estaba el río
tenían hasta tres o cuatro leguas de altura, pero todos lo creyeron una
exageración.
López de Cárdenas descubre el Cañón del Colorado(por Augusto Ferrer-Dalmau) |
Al
llegar la primavera, Coronado decidió ir
en busca de Quivira, el 23 de abril de 1541. Pasó por Cicuye y luego por un
gran río (seguramente el Pecos), que denominó igual que la provincia indígena.
Continuó con dirección noreste a través de las inmensas praderas existentes
entre las Montañas Rocosas y el río Mississippi.
Los españoles vieron entonces por primera vez los bisontes, que
llamaron “vacas salvajes”; quedaron impresionados y enviaron algunas partidas
para cazarlos.
Dibujo de un bisonte (1598). Acompaña a la “Relación de la jornada de las vacas de Cíbola” que hizo
el sargento mayor Vicente de Zaldívar en la provincia de Nuevo México.
Los españoles denominaron cíbolos a los bisontes, por habitar las
llanuras de la región donde habían creído encontrar la ciudad de Cíbola.
Vázquez
de Coronado se guiaba con la brújula, como si fuera navegando y enviaba
destacamentos en distintas direcciones con objeto de obtener noticias de
Quivira. Una patrulla, mandada por Rodrigo Maldonado, encontró una banda de
querechos que informaron del paso de cuatro españoles por aquellos lugares
(Cabeza de Vaca y sus acompañantes). Otra encontró a los indios pintados de
Texas, que estaban en guerra con los anteriores, quienes dijeron que Quivira
estaba a unos 40 días de camino, en dirección norte. Vázquez de Coronado juzgó
imprudente continuar hacia dicho objetivo con todo su ejército y le ordenó
regresar a Tigüez, cerca del río Bravo, para seguir luego adelante sólo con 30
jinetes. Al cabo de un mes llegó a otro gran río, (quizá el actual Arkansas).
Tras pasarlo, continuó avanzando con dirección noreste durante dos semanas. Allí apareció Quivira, pero lo que encontró
lo desilusionó totalmente. No se sabe donde estuvo realmente Quivira, pero
posiblemente fuera cerca del actual Wichitta, en el estado de Kansas, más allá
del río Arkansas. Según el relato que envió al Emperador, había llegado hasta
los 40º de latitud norte y estaba a 950 leguas de México. En Quivira oyó hablar
de otro gran río cercano (el Missouri), pero consideró imprudente continuar en
su búsqueda, ya que se aproximaba el invierno y era conveniente regresar a su
campamento base, en Tigüez, antes de que los ríos crecieran demasiado y fuera
imposible pasarlos, además de que se encontraba en una tierra muy fría y con
nevadas. De haber seguido hacia el sureste es muy posible que se hubiera
encontrado con la expedición de Hernando de Soto, que e encontraba por entonces
en el río Misisipi.
Expedición de Coronado porel suroeste americano |
Vázquez
de Coronado invernó en Tigüez y al llegar la primavera de 1542 preparó otra
expedición hacia el noreste, pero sufrió una caída del caballo en un torneo con
Pedro Maldonado, se golpeó en la cabeza y estuvo maltrecho durante semanas. Los
españoles hicieron consejo de guerra para tomar una determinación y decidieron
finalmente abandonar las exploraciones y regresar a México. Así, los
expedicionarios volvieron a México en 1542, donde el virrey Mendoza le recibió
con mucha frialdad por haber desobedecido sus órdenes de colonizar al norte de
México.
Coronado
quedó desilusionado de que no se le reconocieran sus esfuerzos y se retiró a
sus posesiones de Nueva Galicia, donde falleció en el otoño de 1554.
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