El Día mundial del libro se
celebra el 23 de abril de 2021
Dentro de las familias de rarezas
bibliográficas con las cuenta el libro español antiguo, posiblemente la más
significativa de todas, por ser la que agrupa a aquellos libros que sirvieron
de inspiración a nuestra obra cumbre de la historia de la literatura española,
“El Ingenioso don Quijote de la Mancha”, sean los libros de caballería.
Miguel
de Cervantes recurre a todos los tópicos de los libros de caballería para parodiarlos.y nos recuerda en su capítulo primero de su obra cumbre como hicieron a Don Quijote
presa de su contenido:
“Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso –que eran los más del año-, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto que vendió muchas fanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y, así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber de ellos;…”
Los libros de caballería, o caballerescos, son grandes obras en prosa
que describen las andanzas y aventuras de los caballeros andantes,
figura de personaje que dedica su vida a los demás y la arriesga,
continuamente, para proteger a los que no pueden protegerse, y luchar
por aquello que cree justo.
Los libros de caballerías son obras marcadas por las aventuras, crónicas y grandes
proezas, de los esforzados, famosos y valientes, ínclitos, fuertes y excelentes
caballeros o príncipes. Hijos de reyes enamorados de su bellas y encumbradas
doncellas, envueltas en amores furtivos, encantamientos y mil aventuras,
situación que obliga al caballero protagonista a luchar contra todo tipo de
enemigos para alcanzar la dicha junto a su amada. Los nombres de estos héroes
fascinan: Palmerines, Lisuartes, Floriseos y Lepolemos. Al igual que el de
sus anheladas doncellas: Elisena, Leoronina, Galesinda, Alastraxerea, Helena o
la hija del Rey Brimartes de Apolonia.
El
origen de estas obras hunde sus raíces en la Edad Media y podemos encontrar un
inicial apuntamiento en el Libro del caballero Zifar, primer relato de ficción extenso en la prosa española,
escrito a principios del siglo XIV. Posteriormente e iniciando una larga
secuencia de obras caballerescas aparece el Amadís de Gaula, primera edición en Zaragoza en 1508 y cuyo único
ejemplar se conserva en Londres. Esta obra será la primera de una larga serie
de series de libros de caballerías como el ciclo de Belianís de Grecia, el de Clarián de Landanís, la Demanda del Santo
Grial, el Espejo de caballerías, el caballero del Febo, el ciclo de Felixmagno,
Florambel de Lucea , Florando de Inglaterra y Floriseo, Lepolemo, Morgante,
Palmerines, Renaldos y Tristanes. Pero también hubo obras de carácter
individual, como Félix Magno, publicado por primera vez en Barcelona en 1531, o
la Historia del invencible caballero Don Olivante de Laura, Príncipe de
Macedonia, que por sus admirables hazañas vino a ser Emperador de
Constantinopla, impreso en Barcelona en 1564.
El
último ejemplo lo encontramos en 1602, fecha en la cual con la publicación de Historia famosa del Príncipe Don Policisne
de Boecia, hijo y único heredero de los Reyes de Beocia Minandro y Grumedela, y
de sus ilustres hechos y memorables hazañas y altas caballerías, de Don
Juan de Silva y Toledo, señor de Cañadahermosa, impreso en Valladolid en 1602,
se da fin a este género de la literatura, aunque no a las posteriores
reediciones, pues aun se darían a la imprenta bien entrado el XVIII, como, por
ejemplo, La Cryselia de Lidaceli, en Madrid en 1720.
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