Célebre escritor, político,
representante de la ilustración española e ideólogo reformista, lo que le
acarreó constantes persecuciones. Entre sus obras cabe destacar el Pedimento fiscal, donde escribe un
incipiente programa de reformas para el conjunto de la Monarquía.
Desempeñó importantes cargos en la
corte de Felipe V con quien trabajó como Fiscal General del Consejo de Castilla
y Presidente del Consejo de Hacienda. Muerto Felipe V, su hijo y sucesor Fernando VI, le designó Ministro
Plenipotenciario para asistir al Congreso de Breda, el 4 de diciembre de 1746.
Melchor
Rafael de Macanaz Montesinos nació en Hellín (Albacete) el 16 de febrero de 1670. Hijo de
Melchor Macanaz Moya, regidor perpetuo del Cabildo de la villa de Hellín,
entonces perteneciente al reino de Murcia y Obispado de Cartagena; su madre Ana
Montesinos. De familia hidalga humilde,
fue el cuarto de siete hermanos.
Cursó siete años de Humanidades en la Universidad de Valencia y luego pasó a la Universidad de Salamanca como manteista que era, a estudiar Jurisprudencia, dedicando al aprendizaje catorce horas diarias, según revela en una autobiografía fechada en París el 7 de enero de 1739 y que cita su biógrafo Maldonado Alcaraz. Se graduó en ambos derechos, hizo oposiciones a cátedras de derecho civil y canónico, glosó las Instituta y compuso varias obras jurídicas.
Trasladado a Madrid en 1694, pronto cobró mucha fama como abogado y estrechó relaciones con la casa de Villena (Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, VIII marqués de Villena y duque de Escalona, que sería el primer director de la Real Academia Española, le encargó la educación de sus hijos); Carlos II lo nombró oidor de la Chancillería de Santo Domingo, en Ultramar, pero no aceptó la plaza. Tras el cambio de dinastía, y por su vinculación a la casa de Villena, se declaró pro-borbónico. Intervino enérgicamente en este bando de la Guerra de Sucesión Española, periodo en el que fue “juez de confiscaciones” de Valencia y “reedificador” de Játiva, ciudad qeu había qeudado destruida, enfrentándose con el clero. Fue víctima del juego de alta política entre Francia, España y la Santa Sede durante la primera mitad del siglo XVIII, en el contexto del polémico asunto del regalismo. Procesado en ausencia por la Inquisición española, pasó en el exilio buena parte de su vida, aunque intervenía en negociaciones diplomáticas y alardeaba de conocimientos secretos que comprometerían a altas instancias.
Ya anciano se le propuso volver a España, donde acabó encerrado en la ciudadela de Pamplona y más tarde en el castillo de San Antón de La Coruña (1748-1760), requisándole todos sus libros y papeles, de donde salió con noventa años, reinando Carlos III, para morir pocos meses más tarde, el 5 de diciembre de 1760, en su ciudad natal.
Después
de haber estado en las cárceles de la Inquisición, cambiaría su opinión sobre
el Santo Oficio y se declararía defensor del Tribunal de la Santa Inquisición. Tras desengañarse, escribió una
extensa obra en defensa de la Inquisición, en la que, de acuerdo con Juan
Manuel Ortí y Lara, explicó la bondad y rectitud de este tribunal en razón de
su origen, su naturaleza, sus procedimientos y su justificación.
Su producción literaria es muy extensa, parte de ella inédita, y se le han atribuido con
frecuencia obras que no son suyas; Su obra se puede dividir en dos grupos:
títulos sobre Historia y disciplina eclesiástica y títulos sobre Historia
política y civil.
En
el primer grupo figura la Colección
diplomática reunida para las negociaciones de la Concordia con Roma en
cuatro tomos, precedidas de relaciones o comentarios. En el segundo grupo
tenemos los once tomos de las Memorias
para el establecimiento de la casa de Borbón en España.
Es
el protagonista de una magistral monografía histórica, de excelente prosa,
escrita por Carmen Martín Gaite entre 1963 y 1969.
Su nieto, Pedro Macanaz y Macanaz (1760-1829),
llegaría a culminar, bajo los reinados de Carlos IV y Fernando VII, una carrera
administrativa y política digna de su antecesor. Oficial de la Secretaría del
despacho de Estado (1790), intendente de la provincia de Jaén (1794) y ministro
plenipotenciario que, acompañando al infante Carlos, se entrevistó con Napoleón
en 1808, fue hecho prisionero en Vincennes, y trasladado a París. Liberado en
el otoño de 1813, regresó a España en la comitiva de Fernando VII, con el que
fue ministro de Gracia y Justicia entre el 4 de mayo y el 8 de noviembre de
1814. La pérdida del favor real le condujo al mismo castillo de San Antón de La
Coruña, donde había estado su abuelo, sesenta años antes. Permaneció recluido
en él hasta 1816, siendo rehabilitado en1826
No hay comentarios:
Publicar un comentario