lunes, 5 de noviembre de 2018

María de Toledo. La primera virreina de las Indias



Primera virreina de las Indias y la mujer de más alta jerarquía social que pasó a América en el siglo XVI, nieta del I duque de Alba, sobrina del II duque de Alba (primo del rey Fernando) y sobrina-nieta de los Reyes Católicos. 

Además, fue defensora de las libertades de los indios en las islas caribeñas. María se casó en 1508 con Diego Colón, el hijo primogénito de Cristóbal Colón.

María Álvarez de Toledo y Rojas nació en 1490, siendo hija de Fernando Álvarez de Toledo y Enríquez, Comendador Mayor de León, y de María de Rojas y Pereira. Era sobrina tanto de Fernando el Católico como del II Duque de Alba. Marchó con su esposo Diego Colón a las Indias, instalándose en la Ciudad Primada de Santo Domingo en 1509. Se establecieron provisionalmente en las Casas Reales, donde se alojaban los cargos oficiales, hasta que en 1514 estuvo acabado su palacete.

Santo Domingo, R. Dominicana Estatua de Maria De Toledo en Alcazar de Colon

En el repartimiento de Albuquerque, efectuado en 1514, María de Toledo, que desde un año antes disfrutaba de una encomienda de 200 indios, recibió 100 más debido a su alto estatus social. No obstante, tanto ella como su marido tuvieron que soportar toda clase de afrentas y vejaciones de los llamados “servidores del rey” y partidarios de Miguel de Pasamonte, a quien el rey había nombrado tesorero de la isla con el fin de vigilar las actuaciones de Diego Colón.


En 1514, Diego Colón regresó a España, dejando en Santo Domingo a su esposa, que se hizo cargo del gobierno, junto a sus cuatro hijas: Felipa, María, Juana e Isabel. Su marido no regresó hasta 1520, de nuevo con el rango de gobernador y virrey de las Indias, permaneciendo en el cargo por espacio de tres años, pues vuelve a España, donde murió en febrero de 1526 mientras seguía a la corte de Carlos V para reivindicar sus derechos.

Diego Colón
La virreina regresó a España en 1530, tras pasar veintiún años en Santo Domingo. En España continuó la reivindicación de su marido, ya en este caso tratando de defender los intereses de sus hijos. Asimismo, gestionó el testamento de su marido, tratando de poner en práctica íntegramente su voluntad. Asimismo, trató de buscar una solución a la biblioteca de Hernando Colón, de más de 15.000 ejemplares, que éste había legado a su sobrino Luis Colón. María de Toledo, ignorando lo dispuesto por su cuñado, depositó los libros en el monasterio sevillano de San Pablo, donde permanecieron hasta que en 1552 entraron en posesión del cabildo catedralicio.

En 1544 decidió regresar a Santo Domingo, llevando consigo los restos mortales de su suegro Cristóbal Colón y de su marido. Pretendía darles sepultura en la capilla mayor de la Catedral de Santo Domingo, siguiendo los deseos testamentarios de su marido. En la isla le esperaban sus hijos, Luis Colón, de 21 años, y Cristóbal de 20. El primero marcharía a España y el segundo permaneció en la isla, administrando el patrimonio familiar indiano. En la isla La Española vivió hasta su fallecimiento ocurrido el 11 de mayo de 1549 en el Alcázar de Colón, acompañada en todo momento por su hijo Cristóbal. Siete meses antes de su muerte había redactado su testamento, ordenando su entierro en la capilla mayor de la Catedral donde –decía– están sepultados los Almirantes mis señores.

Habitación de la virreina
María de Toledo vivió la vida que le correspondió, muy encorsetada por el linaje de su familia. De hecho, se casó con la persona que su padre le eligió y cumplió con lo que se esperaba de ella, es decir, que desempeñase bien sus obligaciones como esposa y como madre. No protagonizó nunca ningún escándalo y llevó una vida discreta, de ahí que el siempre crítico padre Las Casas tuviera solo buenas palabras hacia ella: "señora prudentísima y muy virtuosa, escribió en su Historia de las Indias".

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