Durante su mandato como Maestre de la
Orden de Alcántara fue muy cuestionado por faltar en innumerables ocasiones a
su palabra, acumular poder y fortuna, y por favorecer a sus familiares más
allegados. Todo esto le ocasionó numerosos enemigos, entre ellos el Clavero de
la Orden Alonso de Monroy, lo que desembocó en una guerra civil en la Orden.
Nació
en la villa extremeña de Cáceres, a finales del siglo XV, en el seno una familia de la baja nobleza, de escasos recursos
económicos. Su padre, Diego de Cáceres, era de ascendencia asturiana y murió en
la entrada que hizo el maestre alcantarino Gutierre de Sotomayor en tierras
musulmanas. Su madre: Leonor de Noroña, a quien se la relaciona familiarmente
con los Enríquez y los Guzmán.
Gómez
de Cáceres tuvo varios hermanos, entre ellos Hernán Gómez de Solís y Gutierre
de Solís, que se beneficiaron personalmente de su importante ascenso social,
que le llevó, primero, a ser nombrado
mayordomo real del rey Enrique IV, y después, en 1458, maestre de la Orden de
Alcántara, por voluntad también del mismo monarca: “escribió al Prior del
convento de Alcántara, comendador mayor y demás comendadores, haciéndoles
saber este su deseo”.
De igual favor gozaba en aquellos días con el Rey, Gómez de Cáceres, joven pobre en su origen, y aunque de familia de hidalgos, se había visto obligado por su pobreza a entrar humildemente al servicio de los señores de la Corte; pero una vez en Palacio, su arrogante estatura, su belleza y lo afable de su trato, le valieron el cargo de Mayordomo.
Tan agradable llegó a ser a los ojos del rey que en el segundo año de la citada guerra de Granada le hizo cesión del repartimiento de Sevilla y no satisfecho con arreglo al pedido para la continuación de la campaña, suma considerable que no bajó de cuatro mil doblas. Concedióle asimismo el Maestrazgo de Alcántara.
La
mayor parte de su maestrazgo estuvo marcada por el enfrentamiento con el clavero de la Orden, Alonso de Monroy,
siendo su última causa la frustración del clavero por no haber alcanzado el
maestrazgo, cuando contaba con el apoyo de la mayor parte de la Orden.
En el conflicto civil que enfrentaba a
Enrique IV con cierta parte de la nobleza, el maestre tomó postura por la
nobleza rebelde, llegando a participar en la “farsa de Ávila”, mientras que el clavero lo hacía por el rey
castellano. En 1465, Enrique IV ordenó a Alonso de Monroy que se hiciese con el
control de las fortalezas y rentas para la causa monárquica después de que el
maestre hubiera tomado las ciudades de Cáceres, Badajoz y Coria. Estas dos
últimas las entregó a sus hermanos Hernán Gómez de Solís y Gutierre de Solís,
respectivamente.
En
febrero de 1470 se produjo un acontecimiento que sería determinante en el
devenir del conflicto, ya que tuvo como consecuencia el inicio del declive de la
figura del maestre. Se trata de la derrota de sus partidarios ante las milicias
de Alonso de Monroy en la famosa batalla del Cerro de las Vigas, frente al
puente de Alcántara. Solamente unos meses después, el clavero reunió a sus
seguidores, quienes le nombraron gobernador de la Orden, después de deponer al maestre y privarle de sus honores y rentas, con
el pretexto de haber traicionado al Rey.
Gómez
de Cáceres y Solís falleció a comienzos de 1473, en la villa y castillo de
Magacela:. Fue enterrado en la iglesia parroquial de Santa María de Cáceres en
un sepulcro que compró su sobrino, Gómez de Solís, obispo de Plasencia.
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