Blanca y Clotilde, hijas de una pareja infanzona, formada
por Manuel Catalán de Ocón (1822-1899) y Loreto de Gayolá (1839-1887).
Consideradas la primera botánica española y una competente entomóloga,
respectivamente.
Armas simplificadas de los Catalán de Ocón |
El
linaje Catalán de Ocón es uno de los
más Antiguos de Aragón. José Catalán de Ocón, escudero de Alfonso I el
Batallador recibió de manos de este rey de Aragón en 1138 el título de Señor de
Villacadima. En el siglo XIII Pedro Jerónimo Catalán de Ocón compra la dehesa y
montes de Valdecabriel y el monarca Jaime I le otorga su señoría. El
asentamiento de esta influyente familia en tierras turolense implica feudos en
Ródenas, Valdecabriel, Torrijo del Campo, Villacadima y Monreal del Campo,
además de poseer casas en Teruel y Albarracín. Todavía en el siglo XVIII
extendieron sus raíces a la ciudad de Calatayud. En Monreal del Campo mantuvieron su casona hasta principios del siglo
XX, conocida como “Casa Pilón”, frente a la Iglesia Parroquial, casa
solariega demolida en la década de 1970.
El
padre de las hermanas Blanca y Clotilde,
Manuel Catalán de Ocón y Corral, infanzón, nació en Monreal del Campo (población
fundada por voluntad de Alfonso I alrededor de 1120) en 1822 y se casó, en
1850, en primeras nupcias con Maria del Carmen Más Salvador (su hijo Pedro, nacido en 1852, fue Maestrante de Zaragoza) y, en 1857, en segundas,
con Loreto de Gayolá y Casanovas, y de esta última relación nacieron Blanca y
Clotilde Catalán de Ocón y Gayolá. Manuel, aristócrata y con una buena
preparación intelectual, no estaba reñido en absoluto con una clara visión de
los problemas de su clase en el marco de la sociedad de su época. La crisis
agraria fue un tema habitual en la España de la Restauración, y origen de
escritos de queja y de reivindicación de Manuel
Catalán de Ocón, que exigió el ferrocarril o la disminución de impuestos. Era
consciente de los graves problemas que atenazaban a la provincia de Teruel, un avance del "Teruel existe" de hoy en día.
La
que sería su esposa, Loreto de Gayolá, contrajo matrimonio a los 18 años.
Educada en Suiza, deseó vivir el mayor tiempo posible en el campo, por lo que
su esposo reconstruyó la casa de “La Campana” en Valdecabriel (entre El
Vallecillo y Frías de Albarracín), donde pasarían largas temporadas. La soledad
del valle dio lugar a una estrecha convivencia con la naturaleza y reposadas
lecturas de una escogida biblioteca. El amor por la naturaleza y la poesía fue
inculcado por la madre, y el Valle fue el escenario privilegiado de las
andanzas de las niñas Blanca y Clotilde. La madre tenía conocimientos botánicos
y sabía herborizar: así lo transmitió a sus hijas. Asimismo, la prematura
muerte de Loreto (Blanca tenía 26 años y Clotilde 24) influyó en las
composiciones poéticas de Clotilde que “siente frío en el pecho y echa de menos
las caricias y los dulces besos de su madre ausente”.
Blanca Catalán de Ocón y Gayolá. Considera
la primera botánica española
Está considerada como la primera mujer
publicista de la Historia de la Botánica Española. Aunque nació en Calatayud el 22 de agosto de 1860,
a todos los efectos se consideró siempre originaria de Monreal del Campo. Al
igual que su hermana Clotilde, amó especialmente su valle (Valdecabriel en la-serranía
de Albarracín) y su naturaleza, interesándose especialmente por la flora. Esta
afición fue cultivada, al igual que su hermana, con la observación directa, el
auxilio de alguna literatura científica y el apoyo de naturalistas como Bernardo Zapater, canónigo de
Albarracín. A través de éste se comunica Blanca con el gran botánico sajón Mauricio Willkomm, que preparaba su
gran Prodromun Florae Hispanicae.
Blanca formó un pequeño herbario representando la flora del valle, con plantas
que resultaron ser nuevas especies.
El
propio Zapater dejó bien sentado el valor de los trabajos de la botánica en el
periódico científico turolense La Provincia. El célebre botánico D. Mauricio
Willkomm inscribió el nombre de Blanca Catalán de Ocón al lado de los
principales colectores de plantas en su Prodromus de la Flora Española, y
representa en una lámina la Saxifraga
Blanca (Saxifraga granulata), especie
nueva descubierta por la botánica.
Fue reconocida también por el botánico
aragonés, Francisco Loscos Bernal, lo que convirtió a Blanca en la primera
botánica española que inscribió su nombre en la nomenclatura científica
universal.
El
15 de octubre de 1888 se casó con el juez de Cartagena Enrique Ruiz del
Castillo. Atrás dejó definitivamente Blancas sus años en Calatayud, Monreal del
Campo o Valdecabriel. Fallecería en Vitoria el 17 de marzo de 1904.
Clotilde Catalán de Ocón y de Gayolá.
Poetisa y entomóloga aficionada
Al
igual que su hermana, nació en Calatayud, el 1 de marzo de.1863, y pasó gran
parte de su niñez y juventud en Monreal del Campo, con largas estancias en la
casa que sus padres poseían en Valdecabriel, masía solitaria situada en la
sierra de Albarracín. En ese lugar apartado desarrolló, como su hermana Blanca,
su afición a la contemplación y el estudio de la naturaleza, imbuidos por su
madre y propiciados por el ambiente culto de su hogar. Desde niña se interesó por los Lepidópteros, que en esa sierra
presentaban curiosos endemismos. Parte de sus citas fueron publicadas por
Bernardo Zapater en Miscelánea Turolense y sirvieron a este naturalista para la
realización de su Catálogo, publicado en 1884 con el entomólogo bávaro
Maximilian Korb. Esta actividad juvenil, excepcional en una mujer de su tiempo,
junto a sus dotes literarias, la hicieron merecer la atención de naturalistas y
de poetas. Falleció, soltera, en Barcelona,
el 12 de mayo de1946.
Su producción poética, iniciada desde su niñez, se extendió hasta el primer tercio del siglo XX. Abundan en su obra las composiciones bucólicas sobre “su valle”, descritas con sensibilidad y un conocimiento directo, como muestra en A mi valle, El sueño del Cabriel, La sierra de Albarracín, etc.; posteriormente dominarán sus elegías y cantares dolientes, llenos de nostalgia, como Súplica, Tristeza, Cantares, Del Pasado, Ayer y Hoy o Adiós a Valdecabriel. Muchas de sus poesías, firmadas con el seudónimo La Hija del Cabriel, fueron publicadas en Miscelánea Turolense y otros periódicos de la región, a veces en forma de duelo literario con otros poetas locales. Desde su última residencia, en Barcelona, seguía enviando a la prensa sus poemas; de esa época son: Barcelona y A Su Majestad la Reina de España.
Para
saber más: Historia de Monreal del Campo
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