Estudioso de las rocas y la flora, inventor, escritor y poeta, que dejó un notable legado de divulgación científica, en una labor marcada siempre por su identificación con Galicia.
Terminada la guerra, en 1854 se doctoró en Derecho, aunque también estudio mineralogía y geología, a las que se dedicó desde los años de estudiante. En 1848 fue nombrado catedrático de Historia Natural del Instituto de Pontevedra, renunciando el mismo año por no querer adherirse al gobierno del presidente Narváez. Recupera la cátedra en 1853 y comienza a impartir clases de Historia Natural, Física y Química y Agricultura. Se encargó del observatorio meteorológico de la ciudad, publicando los resultados de sus observaciones en la Revista de las Ciencias. Poseía una importante colección geológica, formada por cientos de ejemplares del país. Fue colaborador de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago y participó en la organización de la Exposición Agrícola, Industrial y Artística, celebrada en Santiago. Estaba a favor de la supresión de los foros. Políticamente era de ideas liberales.
A nivel científico centró su labor en el campo de la geología y la agricultura. Es autor de varios libros: Memoria geognóstico-agrícola de la provincia de Pontevedra, que la Real Academia de Ciencias de Madrid premió en 1855 con el nombramiento de Socio Correspondiente; Memoria estadística sobre la provincia de Pontevedra y el censo de 1860; Memoria agronómica o consideración sobre el mejoramiento forestal, practícala y pecuario de la provincia de Pontevedra; Observaciones meteorológicas; también escribió poesía y colaboró en varios periódicos: El País, El Progreso, El Porvenir, La Perseverancia. Invento un aparato, el Diadisimetro” para medir la permeabilidad al agua de las tierras de labranza.
Murió muy joven, el 23 de febrero de 1866, en Pontevedra. Fue uno de los intelectuales más notables del siglo XIX en Galicia, aunque no siempre suficientemente valorado. Fuente: Historia de Deza
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