Aristócrata portugués, al servicio de
España. Viajó a Países Bajos y a Inglaterra con Felipe II, sobre el que ejerció
una gran influencia. Consejero de Estado, intendente de Hacienda, primer
mayordomo del príncipe Carlos, duque de Pastrana y grande de España, se opuso a
la política represiva del duque de Alba, a la que contraponía una solución
basada en la negociación.
Ruy
Gómez de Silva nació en Chamasca (Portugal), en 1516, hijo segundo del hidalgo
Francisco de Silva y de María de Noreña, señores de Ulme y de Chamusca. Llegó a
España en 1526 con su abuelo materno, Ruy Téllez de Meneses, quien acompañaba
como mayordomo mayor a la princesa Isabel de Portugal, futura esposa de Carlos
I. En la Corte actuó como menino de la reina y como paje del príncipe Felipe, a quien acompañó a Salamanca con motivo de su matrimonio con
la infanta María de Portugal (1545).
Su
infancia transcurrió en el palacio real, junto al futuro Felipe II, y entre
ambos se forjó una gran amistad que conservarían hasta la muerte de Ruy Gómez,
pese a la diferencia de edad entre ellos, y al carácter reservado de este
último, al que acompañó en su primer viaje por Europa, y al regresar a
Castilla, el entonces príncipe Felipe pensó en casar a su fiel servidor con
Teresa de Toledo, hermana de Gómez Dávila, marqués de Velada. Al tomar ésta los
hábitos, Felipe pensó en la hija de los condes de Mélito, Ana Mendoza de la
Cerda, rica heredera perteneciente a uno de los linajes más poderosos de
España, los Mendoza. En 1553 se firmaron en Madrid las capitulaciones entre el
príncipe de Éboli y los condes de Mélito (Diego Hurtado de Mendoza, segundo conde de Melito y Presidente
del Consejo de Ordenes Militares nombrado por Carlos V y doña Catalina de Silva,
hija de los condes de Cifuentes) aunque el matrimonio no se consumó
hasta 1557, pues Ana contaba entonces trece años (había nacido el 29 de junio de 1540 en Cifuentes / Guadalajara). Ruy Gómez permaneció ausente
de España los siguientes cinco años. Felipe lo reclamó imperiosamente para que
lo acompañara a Inglaterra, donde se llevó a cabo el segundo matrimonio del
todavía príncipe con la reina María Tudor, en 1555. En 1556 acompañó al
príncipe a Bruselas, con motivo de la abdicación de su padre Carlos I.
Retratado como Príncipe de Éboli |
Felipe,
ya rey de Nápoles, haciendo uso de su facultad soberana, le otorgó el título
napolitano de Príncipe de Éboli, que le permitiría estar a su lado con la
máxima dignidad nobiliaria. Con este título han pasado a la historia tanto él
como su esposa, pese a que reunieron otros tan ilustres como el de Príncipes de
Mélito, Duques de Estremera, que en 1572 cambió por el de Duques de Pastrana,
título con el que se hicieron nombrar en primer lugar durante su vida, una vez
concedido por el rey.
Al
subir al trono Felipe II, en 1556, hizo de Ruy Gómez su secretario de máxima
confianza, nombrándolo sucesivamente: sumiller de corps, lo que le permitía una
presencia continua al lado del monarca, consejero de Estado y de Guerra, con la
consiguiente influencia sobre las decisiones de política internacional;
intendente de Hacienda, primer mayordomo del príncipe Carlos y grande de
España. A pesar de ello, nunca llegó a ser un ministro con plenas competencias,
al estilo de sus dos más influyentes sucesores. Lerma y Olivares.
La
sublevación, en 1567, de los Países Bajos, frente a las medidas de anexión a
España y de imposición del catolicismo, desencadenó el enfrentamiento y radical
oposición de Ruy a la rancia postura preconizada por el Duque de Alba, en
cuanto a la política que debía seguir la monarquía en la crisis de los Países
Bajos; mientras que el de Alba era partidario de la represión y la guerra, el
de Éboli abogaba por una solución negociada, proponiendo un sistema
federalista, como el existente en Aragón, basado en el respeto a las leyes y
costumbres de cada uno de los reinos que componían la monarquía hispánica; con
ello se garantizaba el mantenimiento del comercio de Castilla con los países
del norte y la convivencia en todos los territorios de la monarquía. La
cuestión era que ambos nobles encabezaban dos partidos nobiliarios, sustentados
por los poderosos linajes Alba y Mendoza, que se disputaban el favor real. Frente
a las posturas pacifistas defendidas en la cuestión de los Países Bajos, el
príncipe de Éboli preconizó la guerra contra Inglaterra, por el dominio en el
océano, mientras que Alba abogó por el no enfrentamiento.
Dentro
de este funcionamiento general de la Corte y de las cesiones de Felipe II a un
grupo y a otro, no se puede reducir la influencia ejercida por Ruy Gómez sobre
el rey. Fue su amigo personal y, desde la vuelta a España de ambos, su
consejero más allegado, con una influencia creciente sobre las decisiones del
monarca.
Ruy
Gómez murió súbitamente en Madrid el 29 de julio de 1573, momento en que la
política defendida y aplicada por Alba en los Países Bajos fracasaba, y en el
que era posible haber puesto en marcha las soluciones preconizadas por él y,
tal vez, la visión que tenía de la composición de la monarquía hispánica. El
partido ebolista fue liderado por el secretario de estado Antonio Pérez que no
tuvo fuerza para mantener el equilibrio del inteligente Ruy Gómez y finalmente
se manifestó como un corrupto funcionario, traidor a su monarca.
De
su matrimonio con doña Ana de Mendoza y de la Cerda (la famosa e intrigante
princesa de Éboli, muerta en 1592), nacieron diez hijos, de los que llegaron a
edad adulta cinco. Tres varones, el primogénito Rodrigo de Silva y Mendoza (que
heredó el mayorazago), el poeta Diego de Silva y Mendoza, el eclesiástico Pedro
González de Mendoza, y dos hembras Ana de Silva y Mendoza, casada con el duque
de Medina-Sidonia, y la pequeña Ana que permaneció con su madre hasta su
muerte, y luego ingresó en el convento de monjas concepcionistas de Pastrana.
Príncipes de Éboli |
Como
Duque de Pastrana, llevó a cabo una importante obra,
cuya filosofía está en plena concordancia con las ideas políticas que
preconizaba en la Corte. En 1569 compró el rico señorío de Pastrana (en
Guadalajara). Ese mismo año obtuvo el título de Duque, la más alta dignidad
nobiliaria, de manos de Felipe II. A partir de este momento desplegó una
dinámica labor dirigida a convertir sus estados en una auténtica Villa Ducal, a
imitación de los prósperos e influyentes estados italianos.
Con los primeros Duques, llega para
Pastrana su época de gran esplendor, ya que éstos realizan grandes obras en la
Villa. En 1569, mandan llamar a Santa Teresa de Jesús con el fin de fundar un
convento de Carmelitas Descalzas, creando el de San José para mujeres y el de
San Pedro (hoy del Carmen) para hombres.
Escudo de Pastrana |
Escudo partido. En el cuartel derecho, de azur, banda de plata y dos flores de lis de oro. Carga sobre ellas una letra pe, mayúscula, de sable, fileteada de gules. En el cuartel izquierdo, de plata, al punto de honor una cruz flordelisada de gules, y en el resto espada de oro, y una calavera en su color. Al timbre, la corona real cerrada, propia del régimen monárquico establecido.
Para saber más: The Courtier and the King: Ruy Gómez de Silva, Philip II, and the Court of Spain
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