Considerado el "padre del Paraguay", por su papel decisivo como impulsor del proceso de mezcla de razas entre los primeros conquistadores españoles y la población guaraní.
Martínez de Irala era hijo de un escribano real, el hidalgo Martín Pérez de Irala, y de María de Albisúa Toledo. Nació en la villa de Vergara (Guipúzcoa) hacia 1509, y falleció en Asunción, en el actual Paraguay en 1556. Era el primogénito de una familia de hidalgos típicamente vasco-españoles, y eran sus hermanos; Pedro, María, Gracia, Marina y Dominga. El 30 de mayo de 1529 sus padres otorgaron testamento conjunto: instituyeron mayorazgo con todos los bienes raíces a favor de su hijo Domingo de Irala «porque la memoria de su casa quedase entera y sin disminución alguna”. Posteriormente, Domingo (Chomín) vendió el mayorazgo a un pariente para sentirse libre de ataduras.
En 1534 le llamó su amigo Juan de Ayolas, burgalés de Briviesca y mayordomo de Mendoza, para integrar una gran expedición a Indias y, con éste y Juan de Salazar, acudieron a Sevilla para alistarse en la armada de don Pedro de Mendoza, primer adelantado del Río de la Plata. Llegó en la expedición –más de mil quinientas personas embarcadas en trece navíos participaron de una aventura– del primer adelantado, que partió el 24 de agosto de1535 desde Sanlucar de Barrameda y llegaron al Rio de la Plata en febrero de 1536, que llevó a cabo la primera fundación de Buenos Aires. En febrero de 1537 pasó con Ayolas al puerto de la Candelaria, en Paraguay, y participó en la fundación del puerto y la ciudad de Asunción (el 15 de agosto de 1537 por el capitán Juan de Salazar y Espinosa).
Ciudad de Buenos Aires (1536) |
Poco después, exploró junto a Juan de Ayolas los ríos Paraná y Paraguay y fundó la ciudad de Candelaria, de la que fue nombrado lugarteniente. Irala asumió la gobernación interina de Paraguay y del Río de la Plata en 1539 después de haber establecido sus derechos al cargo según el mandato dejado por Juan de Ayolas. Tras la muerte de Ayolas en una expedición a la región de los Charcas, partió hacia Asunción, donde constituyó en 1541 el primer ayuntamiento de la ciudad y, desde entonces, se concentró el proceso colonizador
En el año 1542 había llegado Álvar Núñez Cabeza de Vaca, segundo adelantado y gobernador del Río de la Plata, que organiza una expedición a El Chaco, en busca de la sierra de la Plata, poniendo al frente a Irala, que partió desde Asunción, con 400 españoles y 1.000 indios amigos, y fundó la ciudad de los Reyes en 1543 y llegó hasta el Alto Perú. Durante la misma, Martínez de Irala conspiró contra el adelantado en varias ocasiones, hasta que en 1544 consiguió enviarlo prisionero a España y quedar como teniente de gobernador.
Asi pues, tras la breve gestión del segundo adelantado, Álvar Núñez Cabeza de Vaca (que fue depuesto por los conquistadores y enviado preso a España), donde fue juzgado y sentenciado, privado de oficio y desterrado a Orán, aunque más tarde sería liberado, Irala volvió a ser nombrado gobernador*.
Alvar Núñez Cabeza de Vaca en Comentarios (1555) describe a Domingo de Irala como traidor y causante con su falta de disciplina de la muerte de Juan de Ayolas y su gente, en el capítulo IV. En varias ocasiones añade la aposición "vizcaíno" al nombre de Irala, que, pese a la ambigüedad del término en la época, en numerosas ocasiones en la literatura colonial viene a significar "traidor". Sin embargo, como se demostró posteriormente en los juicios llevados a cabo por el Consejo de Indias, fue Cabeza de Vaca el culpable de la mayor parte de los atropellos cometidos contra indígenas y españoles. Por esa razón, se le devolvió a Irala la gobernación de esas tierra
Así pues, cuando Cabeza de Vaca regresa a España, desde 1544 y hasta 1548, Irala se hizo cargo del gobierno e inició una nueva expedición al Alto Perú, aunque ésta no pudo seguir adelante porque el presidente de la Audiencia, Pedro de La Gasca, reconoció el derecho de exploración a los españoles de Lima y, por otra parte, en Asunción los leales, partidarios de Cabeza de Vaca, habían decapitado al gobernador Gonzalo de Mendoza. Irala volvió a ser nombrado gobernador interino en marzo de 1549 y hasta 1555, en que fue confirmado en el cargo*.
Aprovechó ese segundo mandato para organizar expediciones a diversos puntos de los nuevos territorios, ampliando las fronteras conocidas. En 1547 organizó una expedición formada por 280 españoles y 3.000 indios amigos cuyo objetivo era la sierra de la Plata y el país de las Amazonas. Llegó a los confines del Chaco y allí se enteró de que la famosa sierra de la Plata (el Potosí) había sido ya ocupada por otros españoles, los hombres de Francisco Pizarro. La carrera hacia las más ricas minas de plata del mundo había sido ganada por los conquistadores de la costa del Pacífico. En 1549 regresó a Asunción y hubo que hacer frente a varias rebeliones.
*Sería confirmado por Real cédula portada por el obispo Pedro Fernández de la Torre en 1555, la cual por mandato del emperador Carlos V ocuparía como titular en el cargo de gobernador-propietario del Río de la Plata y del Paraguay, después de haber fracasado la Corona en todos sus intentos de enviar a un adelantado para ocupar el cargo vacante, ya que Juan de Sanabria había fallecido en la península y su hijo heredero Diego de Sanabria no logró llegar a destino, aunque sí pudiera hacerlo su madrastra Mencia Calderón que traía a la primeras mujeres hidalgas al Nuevo Mundo para iniciar una aristocracia colonial americana.
Martínez de Irala destacó por su habilidad política, que le permitió salir airoso de las coyunturas más difíciles. Así, demostró mucha inteligencia en el trato con la población guaraní, particularmente con los carios, con los cuales estableció un "pacto de sangre" que permitió, en pocos años, el surgimiento de una numerosa prole mestiza, los "mancebos de la tierra", tronco inicial de la nación y verdaderos colonizadores del Río de la Plata. El propio Irala contrajo matrimonio con siete jóvenes indias, hijas de caciques principales. De sus diversas esposas indígenas tuvo numerosos hijos, entre ellos Úrsula, la madre del célebre cronista Ruy Díaz de Guzmán, autor de primera historia en prosa del Paraguay y el Río de la Plata. Estableció numerosas encomiendas y reparto de tierras entre los indios.
Falleció en Asunción el 3 de octubre de 1556 como consecuencia de una enfermedad contraída en Itá, donde trabajaba en la construcción de un templo.
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