Considerado uno de los más grandes poetas chilenos, junto con Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Fundador del Creacionismo, en 1916, movimiento poético vanguardista y uno de sus impulsores en América Latina.
Se peleó con muchos, hizo amistad con destacadas personalidades de su época, fundó revistas de vanguardia, enamoró a la más hermosa de las santiaguinas y fue candidato a Presidente de la República. Todo eso antes de los 40 años.
Vicente García-Huidobro Fernández, hijo de Vicente García-Huidobro García-Huidobro y de María Luisa Fernández Bascuñán, nació en Santiago de Chile en 1893, en el seno de una familia noble, vinculada a la gran propiedad agrícola, a la banca y a la política. Por ser el primer hijo de esta familia, Vicente estaba destinado a heredar el título de marqués de Casa Real, honor reservado al primogénito de la unión de dos de las familias más importantes del siglo XIX en Chile. Sin embargo, quizá por influencia de su madre, mujer feminista fuertemente ligada al ámbito cultural chileno, Vicente dejó ese destino para abrazar una carrera apasionante: la de creador. Falleció en Cartagena en 1948 (Chile).
Escudo de García-Huidobro |
Vicente cursó la enseñanza primaria con institutrices privadas inglesas y francesas para ingresar más tarde en el Trinity College, y la secundaria en el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús. Aunque fue crítico con la enseñanza jesuítica, tomó de ella una postura elitista ante la vida.
En 1910 comenzó sus estudios de literatura en el antiguo Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, pero no los completó. Sin embargo, su educación literaria se inició sobre todo al calor de las tertulias que oficiaba su madre poeta, María Luisa, con quien también publicó en 1912 su primera revista, Musa joven, y lo apoyó intelectual y económicamente a lo largo de toda su vida.
Desde su juventud realizó frecuentes viajes por Europa, que le valieron un profundo enriquecimiento cultural y una depuración de sus gustos estéticos. Particularmente intenso desde la experiencia intelectual fue el largo período en que residió en París, ciudad a la que llegó en 1916, en plena guerra mundial; allí conoció a Picasso, Juan Gris, Max Jacob y Joan Miró, entre otras figuras de la cultura del momento. Escribió en revistas literarias junto a poetas como Apollinaire, Réverdy, Tzara, Breton y Aragon; es decir, lo más granado de la poesía francesa del momento.
El matrimonio Huidobro con sus dos hijos, Manuela y Vicente, a bordo del Infanta Isabel de Borbón rumbo a Europa, noviembre, 1916 |
En 1912 se casó con Manuela Portales Bello, joven aristócrata descendiente de Diego Portales y Andrés Bello, nieta del eminente hombre público de Chile don Diego Portales y del sabio venezolano don Andrés Bello. Ella lo impulsó, como su madre, a escribir. En 1926 su primer matrimonio terminó y conoció a la que sería su segunda esposa, Ximena Amunátegui, quien provenía de una influyente familia que no aprobaba el romance, que consiguió que Huidobro fuera detenido y obligado a abandonar el país. Vicente mantuvo contacto con ella y dos años más tarde, cuando Ximena logró obtener su pasaporte, tramó su fuga a Europa. Para eso, viajó de incógnito a Chile, logró su objetivo y escandalizó de paso a la sociedad santiaguina. Más tarde se casaron bajo el credo mahometano, para lo cual el poeta hizo votos dentro de esa fe. Esta relación terminó en 1945, cuando él cubría la Segunda Guerra Mundial como corresponsal. De allí regresó a Chile con su tercera esposa, Raquel Señoret Guevara.
Vicente Huidobro se presentó en Madrid en 1918, donde fundó un destacado grupo de poetas creacionistas consagrados a la elaboración de textos que seguían fielmente los postulados del ya respetado maestro chileno. Por aquel entonces ya era un poeta fecundo, que arrastraba tras sí una interesante producción literaria.
Regresó por un largo período a Chile en 1925. Desde su llegada inició una intensa actividad literaria y política, con la fundación de la revista La Reforma y sus numerosas colaboraciones en Andamios, Panorama y Ariel. En el terreno político fundó un diario, Acción, desde el que defendía sus ideas contrarias al militarismo. Candidato a presidente, fracasó estrepitosamente en los comicios de 1925, lo que le causó no poca amargura.
Alrededor de 1930 fue cuando dio los toques finales a sus dos obras cumbres, dos poemarios (Altazor y Temblor de cielo) que, desde el momento mismo de su aparición estaban llamados a situarse en los puestos cimeros de la literatura universal. Por aquel entonces, Huidobro estaba en el apogeo de su fama, y gozaba del éxito obtenido por su novela fílmica Mío Cid Campeador (1929), en la que el propio poeta -que alardeaba de ser descendiente de Rodrigo Díaz de Vivar- identificaba su relación amorosa con Ximena Amunátegui como una reencarnación moderna de la pareja formada por El Cid y Doña Jimena.
Ximena Amunátegui |
A finales de la Segunda Guerra Mundial regresó a Europa, para alistarse con el ejército francés con el que participó en las últimas batallas y obtuvo el grado de capitán. Entonces su figura comenzaba a ser una leyenda en Chile, donde en 1945 se publicó una Antología. Su experiencia bélica le dejó una herida que no llegó nunca a curar y que lo condujo a la muerte -por un derrame cerebral- cuando estaba de vuelta en su país natal, falleciendo a orillas del mar en Cartagena, el 2 de enero de 1948.
Epitafio que dejó escrito para su lápida:
"Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar".
Epitafio que dejó escrito para su lápida:
"Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar".
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