viernes, 1 de junio de 2018

Francisco Hernández de Córdoba. Dirigió la primera expedición de descubrimiento a México (Yucatán, 1517)


Uno de los encomenderos más ricos asentados en la isla de Cuba. Fue nombrado por el Gobernador de la isla, Diego Velázquez de Cuéllar, jefe de la expedición que debía explorar los mares al occidente de Cuba y sus posibles islas o costas continentales.

Francisco Hernández de Córdoba*, de origen hidalgo, nació en Cabra (Córdoba), hacia 1475. Fue un conquistador que ha pasado a la historia por la accidentada expedición que dirigió entre febrero y mayo de 1517, durante la cual se descubrió la Península de Yucatán.
Se sabe que residía en Cuba en 1517, por lo que seguramente habría participado en su conquista, y que era un hacendado rico que tenía un poblado de indios (encomendero de Sancti Espíritus), así como amistades con suficiente capacidad económica como para ayudarle a financiar la expedición, aprobada por Diego Velázquez de Cuellar, que le daría a la vez la inmortalidad y la muerte.

 El 8 de febrero de 1517 salieron del puerto de Ajaruco, en La Habana, dos navíos y un bergantín, tripulados por más de 100 personas. El capitán de la expedición era Francisco Hernández de Córdoba, y el piloto Antón de Alaminos, de Palos. Camacho de Triana y Joan Álvarez, de Huelva, eran los pilotos de los otros dos navíos. Veintiún días después la flota fue sorprendida por una tormenta que la llevó a tierra, a la costa de lo que hoy es la península de Yucatán. En ella observaron cómo se acercaban los pobladores del lugar, con cara alegre y muestras de paz, con lo que tuvieron por primera vez constancia de la presencia en América de culturas avanzadas (los mayas), con casas de cal y canto y organización social de complejidad más próxima a la del Viejo Mundo, y se tuvo también esperanza de existencia de oro.

Expedición de Jernández de Córdoba a Yucatán (1517)
"En ocho días del mes de febrero de año de 1517 salimos del puerto de Axaruco, y en doce días doblamos la punta de Santo Antón, que por otro nombre en la isla de Cuba se llama Tierra de los Cuanahataveyes, que son unos indios como salvajes. Y doblada aquella punta y puestos en alta mar, navegamos a nuestra ventura hacia donde se pone el sol, sin saber bajos ni corrientes ni qué vientos suelen señorear en aquella altura, con gran riesgo de nuestras personas. Y siguiendo nuestra navegación, pasados veinte e un días que habíamos salido del puerto, vimos tierra, de que nos alegramos mucho y dimos muchas gracias a Dios por ello. La cual tierra jamás se había descubierto ni se había tenido noticia de ella hasta entonces".
 Halló muchos poblados habitados y entabló en ellos contactos puntuales, pero generalmente hostiles, al punto que resultó para los españoles muy difícil el acopio de agua, por los ataques de que eran objeto. En uno de ellos, en el lugar que llamaron Champotón, el ataque fue mucho más fiero de lo normal y causó muchos muertos a los expedicionarios, siendo casi todos heridos por arma arrojadiza: flechas y azagayas, incluido Hernández de Córdoba, que sufrió 12 flechazos. Ante la imposibilidad de seguir el viaje con las tres cuartas partes de sus hombres, el capitán ordenó regresar inmediatamente a Cuba, pero el piloto Alaminos aseguró que el viaje directo era muy malo a causa de los vientos contrarios, y sugirió la conveniencia de hacerlo por la vía La Florida, donde había estado con Ponce de León unos años antes. Desde Florida podría regresarse fácilmente a La Habana. Fernández de Córdoba aceptó la propuesta del piloto y la expedición llegó a la Florida en solo cuatro días. Allí hicieron aguada y fueron atacados nuevamente por los indios, pero sin que se produjeran grandes pérdidas. Viajaron luego hasta el puerto de las Carenas, donde hoy está la Habana, aunque en pésimas condiciones, ya que una de las naves hacía agua tras tocar fondo en las isletas de los Mártires.



Pero Hernández no vivió la continuidad de su obra: murió en su hacienda aquel mismo año de 1517, apenas dos semanas después de regresar de su desgraciada expedición, como resultado de las heridas y la sed sufridas durante el viaje, y decepcionado al saber que Diego Velázquez había preferido a Juan de Grijalva como capitán de la siguiente expedición a Yucatán.

Los expedicionarios contaron a Velázquez maravillas sobre la tierra descubierta (isla según Alaminos), donde existían unas casas de piedra y unos indios vestidos, todo diferente de lo que habían visto en las islas. Velázquez pidió permiso a los comisarios padres jerónimos y también al propio rey para que se le permitiera enviar nuevos viajes descubridores. Velázquez, que presumió la presencia de oro en poblaciones como las descubiertas y organizó otras dos expediciones, al mando primero de Juan de Grijalva, en 1518, y luego de Hernán Cortés, en 1519, que finalmente terminó de explorar e invadir Mesoamérica durante la Conquista de México.

Expedición de Grijalva (1518)
Bernal Díaz del Castillo es el cronista que más detalles aporta sobre el viaje de Hernández de Córdoba, y también el único que fue testigo presencial de todo el proceso. Además, Bernal declara en su crónica haber sido él mismo promotor del proyecto, junto con otro centenar de españoles que decían necesitar ”ocupar sus personas”, porque hacía tres años que habían llegado a Cuba, desde la Castilla del Oro (Panamá) de Pedrarias Dávila, y se quejaban de que ”no habían hecho cosa alguna que de contar fuera”. De la narración de los acontecimientos que hace Bernal Díaz del Castillo parece deducirse que el origen del proyecto era obtener indios como esclavos para ampliar o renovar la mano de obra de las explotaciones agrícolas o mineras de Cuba, y para que los españoles residentes en la isla que no tenían indios ni por tanto explotación propia, como le ocurría al mismo Bernal, pudiesen establecerse como hacendados.

Bernal cuenta primero que tanto él como otros ciento diez españoles, que vivían en Castilla del Oro, decidieron pedir permiso a Pedro Arias Dávila para trasladarse a Cuba, que Pedrarias concedió de buen grado, porque en Tierra Firme ”no había nada que conquistar, que todo estaba en paz, que el Vasco Núñez de Balboa, su yerno del Pedrarias, lo había conquistado". 

Esos españoles de Castilla del Oro se presentaron en Cuba a Diego Velázquez, el gobernador (y familiar de Bernal Díaz del Castillo), quien les prometió ”que nos daría indios, en vacando”. Inmediatamente después de esta alusión a la promesa de indios, Bernal dice que ”Y como se habían pasado ya tres años [...] y no habíamos hecho cosa alguna que de contar fuera”, los ciento diez españoles procedentes del Daríén ”y los que en la isla de Cuba no tenían indios” decidieron concertarse con ”un hidalgo que se decía Francisco Hernández de Córdoba [...] y era hombre rico y tenía pueblo de indios en aquella isla [Cuba]”, para que aceptara ser su capitán para "ir a nuestra ventura a descubrir nuevas tierras y en ellas emplear nuestras personas”.

Así, puede decirse que Hernández de Córdoba descubrió Yucatán por accidente, al verse desviada su expedición por una tormenta, inicialmente destinada a un viaje más corto para secuestrar indios para las haciendas de Cuba. O puede suponerse que tras unos malos propósitos de Diego Velázquez, rápidamente reprimidos y afeados por los demás españoles, que además se conformaban con seguir sin indios en Cuba, el viaje se planeó exclusivamente como de descubrimiento y conquista, y por eso se llevaba Veedor, y tan buen piloto. Por supuesto, puede también creerse, con Las Casas, que el proyecto pretendía conseguir los dos objetivos.

*Francisco Hernández de Córdoba (No era hidalgo)

(Granada, España, 1475 - León, Nicaragua, 1526). La ambición de poder llevó a la muerte a Francisco Hernández de Córdoba, que fue ejecutado en la ciudad nicaragüense de León, fundada por él mismo. A las órdenes de Pedrarias Dávila realizó en 1523 una expedición de conquista hacia las tierras centroamericanas, en lo que posteriormente sería Nicaragua. La penetración en el territorio, iniciada con anterioridad por Gil González Dávila, fue penosa, y los españoles tuvieron que vencer la resistencia de los pueblos indígenas.

La primera fundación que llevó a cabo Hernández de Córdoba fue la ciudad de Bruselas, en el golfo de Nicoya. Posteriormente, estableció Granada y León y las dotó de fortificaciones para la defensa militar, en caso de ataques por parte de los indios, y de edificios civiles y religiosos. La colonización de Hernández de Córdoba prosiguió hacia el territorio hondureño, donde la expedición encontró a Gil González. Ambos conquistadores se unieron en el objetivo de hallar una vía de acceso hacia el mar del Sur (el Pacífico), descubierto poco tiempo antes. 

Envalentonado por sus acciones de conquista, Hernández de Córdoba pretendió desvincularse de la autoridad de Pedrarias Dávila y erigirse en gobernador de las tierras que había descubierto, para lo que contaba con el apoyo de Hernán Cortés. Pero tras perder el apoyo de parte de sus hombres y de Cortés, se vio obligado a rendirse. Pedrarias lo mandó decapitar en la ciudad de León en 1526.

2 comentarios:

  1. Me pregunto porqué asume que son dos diferentes personas, el que descubrió Yucatan y el que fundó León, Nicaragua. Me parece mucha coincidencia que los dos trabajaron con Pedro Arias Davila.

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  2. Si abre el enlace que indico y lee el libro (página 30), verá porqué lo digo.

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