Posiblemente una de las más grandes epopeyas nacionales, caída como tantas en el olvido. Los cuatro protagonistas de ésta épica historia, entre los que se encontraba Alonso, tuvieron que sobrevivir al naufragio de su barco frente a las costas de Texas, mientras participaban en una fracasada expedición a Florida promovida por el Gobernador Pánfilo de Narváez en el año de 1527.
Recorrido de los cuatro naufragos |
Alonso Castillo Maldonado, natural de Salamanca, era el hijo de un médico y de Aldonza Maldonado, ambos miembros de la nobleza española. Como hidalgo bien educado pero empobrecido, Castillo buscó la fama y la fortuna en el Nuevo Mundo. Se ofreció como voluntario en 1527 como capitán en la “fracasada” expedición de Pánfilo de Narváez a La Florida.
La flota se hizo a la mar en Sanlúcar de Barrameda el 17 de junio de 1527. Constaba de cinco navíos y seiscientos hombres comandados por Narváez. Después de varias semanas de navegación hicieron escala en la isla de La Española, en donde se aprovisionaron y permanecieron un tiempo. Después de que la expedición abandonó su intento de pasar de la zona de la actual Tampa, Florida, a Tampico, México, por tierra, decidieron hacer el recorrido por mar. Al partir y entrar en aguas del Golfo de México, un navío fue puesto bajo el mando conjunto de los capitanes Del Castillo y Andrés Dorantes de Carranza (paisano suyo). Al poco tiempo, a principios de noviembre, la ligera y frágil embarcación conducida por Dorantes, con unos cuarenta hombres, fue atrapada por las tormentas y naufragó cerca de la isla ubicada frente a Galveston, Texas, en la primavera de 1529. Entre los supervivientes del naufragio estaban Andrés Dorantes, su esclavo Estebanico, Álvar Núñez Cabeza de Vaca y el propio Alonso del Castillo Maldonado. Estebanico, conocido también como Esteban, "el negro" o "el moro", nació alrededor del año 1500 en Azamor, Marruecos.
En la primavera de 1529 un grupo de doce hombres, dirigido por Dorantes y del Castillo, partió hacia el sur a lo largo de la costa; y los supervivientes finalmente llegaron a la bahía de Matagorda, en Texas.
Los cuatro españoles anduvieron por tierras hostiles durante casi siete años hasta llegar a territorios españoles. Durante esos fatigables años se ganaron la amistad de algunas tribus indígenas ya que ejercían de curanderos, incluso ganaron fama por la zona al extraer Cabeza de Vaca, sin ningún tipo de ayuda sanitaria, la punta de una flecha que un indígena tenía clavada cerca del corazón. A Castillo se le atribuye la introducción de curación por la fe entre los indios de la costa. Su ritual consistía en oraciones y palabras de aliento a los indígenas afectados, que muchas veces le daban resultado y fama.
También tuvieron que padecer esclavitud al pasar por tierras dónde no eran bien recibidos como la tribu de los Mariames o los Coahuiltecans. Después de siete años de existencia precaria entre los indios hostiles, del Castillo, Dorantes, Cabeza de Vaca y Estebanico se escaparon, en 1534, hacia el interior, dirigiéndose hacia el oeste. Ellos fueron los primeros europeos en atravesar Texas, viajando perdidos y pasando cerca de lo que hoy es San Antonio, New Braunfels, Austin, Big Spring, y Pecos.
Después de un largo recorrido se desviaron hacia el sur y entraron en lo que llegó a ser Nuevo México, volvieron al norte y dejaron Texas en El Paso a finales de 1535. Caminando hacia el sur a través de Sonora y Sinaloa, Castillo y sus compañeros se reunieron con sus compatriotas españoles al norte de San Miguel de Culiacán en 1536, gracias a encontrarse con otra tribu india que les ayudaron y les guiaron hacia territorios españoles atravesando el Río Grande de México. Desde allí viajaron a la Ciudad de México, adonde llegaron en julio, para una audiencia con el virrey Antonio de Mendoza. Sobre esta aventura Cabeza de Vaca escribió el libro "Naufragios".
Es curioso que el virrey Mendoza no acudiera a él para organizar las expediciones de Marcos de Niza y de Francisco Vázquez de Coronado a las Siete Ciudades en el sur de los Estados Unidos. Posiblemente se encontraba fuera de México en aquella época.
Castillo decidió continuar su carrera en el Nuevo Mundo. Después de una breve visita en España en 1541, trabajó como funcionario del tesoro en Guatemala (1545), y como un encomendero que más tarde disfrutó de una cuarta parte de los ingresos de Tehuacán en la Nueva España. Alonso del Castillo contrajo matrimonio en México y fue beneficiario de la encomienda de su mujer en Tehuacán, Puebla. Castillo apareció como testigo en un juicio en 1547, y se cree que murió a finales de los años 1540.
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