viernes, 12 de julio de 2019

Jaime Ortega y Olleta .Militar y político. General golpista contra Isabel II



Principal protagonista del fallido levantamiento carlista de 1860

Jaime Rudesindo de Ortega y Olleta nació en Tauste un 28 de febrero de 1817, del matrimonio formado por Ramón Ortega (Gallur / Zaragoza) y Francisca Olleta (natural de Tauste / Zaragoza), en el seno de una familia infanzona por ambas ramas, y que tenía propiedades en ambas poblaciones, muy cercanas una a otra (a unos 8 km). A finales de 1838, en la ciudad de Zaragoza, contrajo matrimonio con Francisca Ballesteros.


En 1833, con 16 años, Jaime Ortega inició su carrera militar, interviniendo ya en acciones bélicas entre 1835 y 1840. En esos años de la Guerra Carlista (1833-1840) pudo conseguir méritos y prestigio con el que ascender en el ejército, así como participar de la política local, primero, junto a su padre, (fue alcalde de Tauste durante la década de 1830) y de la política nacional en los años de la posguerra. Participó, bajo las órdenes del general Evaristo San Miguel, en la toma de Cantavieja el 31 de octubre de 1836, en la memorable jornada del Cinco de Marzo de Zaragoza y en la desastrosa campaña de Morella de 1838.

En 1841, una vez finalizada la guerra, con el retorno de los carlistas, se reprodujo el conflicto político en Tauste. En las elecciones municipales de ese año, ganó la facción contraria a Ortega, ante lo cual denunciaron que los vencedores eran carlistas, y consiguiendo que la Diputación Provincial anulase las elecciones. Sin embargo, es en esos años de posguerra, cuando parece que Jaime Ortega, que había salido electo diputado del Congreso en febrero de 1843, se aleja de los círculos progresistas y acerca a los moderados que conspiraban para derribar al Regente Espartero y la Constitución de 1837. Cuando la rebelión se inició en mayo, Ortega lanzó una hoja volante el 24 de mayo, un manifiesto arengando a los aragoneses para que se levantaran contra la “pandilla anglo-ayacucha”, es decir, Espartero y su gobierno.

Junto a un centenar sublevados, intentaron tomar la ciudad de Zaragoza el 9 de junio de 1843. Consiguieron controlar el palacio arzobispal y el ayuntamiento durante unas horas, hasta que la Milicia Nacional zaragozana se reorganizó en el Paseo de Santa Engracia (hoy Pº Independencia) y les atacó, haciéndoles huir. Algunos compañeros de Ortega fueron fusilados, pero él consiguió huir en una barca por el Ebro.

Tras ello, se aprestó a formar una columna armada y consiguió reunir 2.000 hombres lo que le valió el ascenso a coronel, con los que el 21 de julio de 1843 asaltó Zaragoza, atacando por Torrero y la Puerta de Santa Engracia. En la ciudad se tocó generala y se reunieron la mayor parte de sus 5.000 milicianos nacionales. Entre las 3 y las 5 de la tarde se produjo un intenso fuego de fusilería en las riberas del río Huerva, que acabó con 30 muertos y heridos entre los defensores y un número mayor de bajas entre los asaltantes.

Jaime Ortega se retiró a La Almunia, donde formó una Junta de Gobierno antiesparterista. Allí esperó el desarrollo de los acontecimientos. Espartero fue derrotado y obligado a exiliarse a fines de julio de 1843. A principios de agosto, gracias al general progresista demócrata Narciso Ametller, consiguió que Zaragoza le abriera sus puertas, entrando triunfalmente en la ciudad.

Tras estos hechos, accedió al Congreso como diputado por los distritos electorales zaragozanos de Calatayud y Ejea de los Caballeros y por el turolense de Alcañiz. Así mismo, obtuvo puestos de responsabilidad en la administración militar; ascendió a Mariscal de Campo en 1847, y obtuvo la capitanía general de Baleares en 1859.

Al parecer, por evolución personal se había aproximado al carlismo en 1857. La amistad con la infanta Luisa Carlota de Borbón, que había vivido los acontecimientos previos a la muerte de Fernando VII, despertaron su animadversión hacia los liberales. El fusilamiento de la madre del general Cabrera terminó de introducirle en los ambientes de conspiración carlista contra Isabel II.

Por disponer de tropas a su mando en Baleares, la Comisión Regia, ente carlista presidido por el conde de Cleonard y en el que se encontraba el general Elío (asesor del pretendiente Carlos Luis de Borbón), le eligió para iniciar un pronunciamiento: el general Ortega debía lanzar un manifiesto, dirigirse a Madrid y tomar el poder.

El primer escenario desde donde partir hacia el poder era Valencia, pero finalmente se cambió por Tortosa. Todo empezó a ir mal el 29 de marzo de 1860, pues hubo quien se echó atrás, y cuando el 3 de abril de 1860 el general Ortega llegó a San Carlos de la Rápita con unas fuerzas a las que había engañado diciendo que iban a defender a Isabel II de un complot carlista, se produjo el desastre. En el momento en que los oficiales a su cargo y los soldados conocieron sus verdaderas intenciones se volvieron contra él y lo tomaron preso.
 
Conde de Montemolín (pretendiente Carlos VI)
Nota: El 1 de abril de 1860, don Jaime Ortega, en compañía del pretendiente Carlos VI y el infante don Fernando, embarcó en Palma con 4.000 hombres y arribaron al puerto de los Alfaques, en San Carlos de la Rápita. Sin embargo, el día 3 había fracasado ya el pronunciamiento. Presos el conde de Montemolín y el infante, fueron expulsados de España, tras obligarles a firmar una vergonzosa renuncia a sus derechos, y el general Ortega, que se había retirado a Aragón en busca de ayuda, fue hecho prisionero en Calanda. Trasladado a Tortosa, fue condenado a muerte por un consejo de guerra ilegal según el Código de Justicia Militar, ya que estaba compuesto por militares de inferior graduación al juzgado, argumento que esgrimió, infructuosamente, el abogado defensor, José Antonio de Wenetz.

Condenado a muerte por alta traición en un Consejo de Guerra, el 18 de abril de 1860, en Tortosa, el general Ortega fue pasado por las armas.

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