viernes, 1 de julio de 2022

Gregorio de Céspedes. Misionero jesuita en Japón y Corea

 

El primer occidental conocido que desembarca en Corea

Jesuita que ejerció de misionero en Extremo Oriente durante el siglo XVI. Pasó más de 34 años en Asia. Fue uno de los misioneros que introdujeron el cristianismo en Corea. Hoy en día, alrededor del 30% de la población de Corea del Sur se considera cristiana. 

Parte de su correspondencia fue publicada antes de su muerte en 1611. Dejó 4 cartas que  relatan con detalle saqueos a tesoros coreanos, negociaciones y atrocidades cometidas por los japoneses durante la guerra, al mismo tiempo que proporcionan la primera visión realista del país y su gente.


Gregorio de Céspedes nació en Madrid en 1551. Su padre era el licenciado Fernando de Céspedes y Oviedo, alcalde de casa y corte, corregidor y juez de residencia en la villa de Madrid de 1551 a 1557 que, antes de venir a Madrid, fue corregidor de Granada; su madre, doña María de Simancas, natural de Villanueva de Alcardete (Toledo). Dos sobrinos de Céspedes vistieron el hábito de la Orden de Santiago y en su expediente, guardado en el AHN, se constata la nobleza de su linaje.

Su formación universitaria comenzó en Salamanca con dos años y medio en las disciplinas propias del derecho canónico. El 28 de enero de 1569 entró en la orden de San Ignacio de Loyola (Jesuitas). Su noviciado transcurrió en Medina del Campo, pasando el trienio de Artes en la ciudad de Ávila. Estaba iniciando su formación teológica cuando el visitador Alessandro Valignano le llamó para formar parte de un grupo de misioneros que habría de partir hacia Oriente desde el puerto de Lisboa en marzo de 1574. Arribaron a la ciudad de Goa en el mes de septiembre. En aquel importante centro, prosiguió la formación teológica por espacio de año y medio, fue ordenado sacerdote y finalizó ese período en Macao, entre 1576 y 1577 antes de viajar a Japón, como paso previo a la evangelización de China.

Se preparó lingüísticamente para trabajar en aquel país por espacio de un año, siendo enviado a Miyako, en Kyoto. Cuando regresó a Osaka, fue el primer misionero que se encontró con la esposa del señor de Tango, Hosokawa Gracia Tamako, convertida posteriormente al cristianismo. Nueve años de ministerios pastorales que se interrumpieron cuando se promulgó un decreto de expulsión de los jesuitas en julio de 1587. Pudo pasar por Nagasaki antes de que el nuevo provincial del Japón, el padre Pedro Gómez, le nombrase su secretario, puesto que no contaba con importantes conocimientos en lengua japonesa. No duró mucho, pues Céspedes sacó a la luz un escándalo por la venta de una joven esclava japonesa en ese mismo puerto de Nagasaki, por lo que tuvo que ser alejado de allí, llegando a Corea el 27 de diciembre de 1593, donde permaneció cerca de un año.


Nuevos trabajos le esperaban durante la invasión japonesa de Corea, siendo requerido por soldados y oficiales japoneses cristianos que participaban en la contienda, para que, junto con un hermano médico, realizase una visita pastoral y humanitaria, ejerciendo también los trabajos propios de un capellán militar.

Gregorio de Céspedes, se embarca para atender a las tropas del general Toyotomi Hideyoshi que quieren ocupar Corea con el objetivo de formar allí sus tropas y atacar a China. Corea no colabora y lo que pretendía ser una breve ocupación se convierte en una guerra abierta de la que el jesuita madrileño es testigo de excepción. Céspedes narrará con detalle los horrores de la represión japonesa aunque tendrá que viajar de incógnito, ya que su vida corría peligro si era descubierto por el fiero general. Tanto era así que al ser descubierto por un oficial budista, el jesuita fue enviado de vuelta a Japón para que no fuera ejecutado allí mismo.  

Fueron, de esta manera, los primeros jesuitas que visitaron aquellas tierras cuando llegaron a Komunkai (Bahía Negra). Intentó, en sus entrevistas con generales chinos, que en el tratado de paz que se hubiese de firmar se garantizase la libertad de predicación de la fe cristiana, tanto en Corea como en China. Se puede suponer que esta cláusula no se llevó a efecto. Regresó a Japón entre abril y mayo de 1595, ejerciendo como superior de la iglesia de Nakatsu. 

El Gran Martirio de Nagasaki

En febrero de 1597 vio personalmente el gran martirio de Nagasaki. En 1602 fundaba la de Kokura, lugar donde vivió los últimos nueve años de su vida. A partir de su fallecimiento, en Kokura (Japón), el 11 de diciembre de 1611, se inició la persecución contra los cristianos por parte del daimyô de Kokura.

Para saber más

 Cartas de Corea

La correspondencia de los jesuitas sugiere que los jesuitas pretendían ganarse el favor de Hideyoshi y ampliar su influencia ayudando en las expediciones japonesas contra Corea y la planeada contra China.

Las cuatro cartas que Gregorio de Céspedes escribió entre 1593 y 1597 acerca de Corea ofrecen una visión en primera persona de las tierras coreanas y su gente, así como otros detalles interesantes de la invasión japonesa y las negociaciones de paz con el imperio chino de Wanli. 

Céspedes también fue testigo de excepción y víctima a la vez de la persecución del cristianismo de Toyotomi Hideyoshi, y en las cartas sobresale el trágico relato del famoso martirio de Nagasaki, en el que veintiséis cristianos fueron crucificados hasta la muerte y que marcaría el principio del fin de la presencia misionera en Japón.

 

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