Suero de Quiñones ha tenido mucha relevancia en la historia de León por su hazaña del Paso Honroso. Entre el 10 de julio y el 9 de agosto de 1434, Año Santo, se celebró junto al puente del Órbigo el célebre Paso Honroso.
Don Suero solicitó formalmente al rey su permiso para cumplir con un voto de amor que le había hecho a su dama Doña Leonor de Tovar. El voto consistía en que cada jueves llevaría puesta la argolla de hierro hasta que se librase de su “prisión”. Conseguiría dicha “liberación” si culminaba con vida un paso honroso de armas —un ritual de combate individual a caballo— y después peregrinaba a Santiago de Compostela.
Don Suero, enamorado durante años de doña Inés de Tovar, se sentía prisionero del amor de la dama, en señal de lo cual todos los jueves ayunaba y se colgaba del cuello una argolla de hierro como si fuera su esclavo. Para librarse de este tormento, se le ocurrió hacer una justa. Pidió autorización al rey Juan II para alzar sus tiendas en el camino de los peregrinos de Compostela, en el lugar de la Puente de Órbigo, durante un mes, él y nueve amigos se batirían contra todos los caballeros que acudieran al lugar, hasta romper trescientas lanzas, a razón de tres por caballero. Concedido el permiso del entonces rey de Castilla Juan II, se pregonó por las cortes europeas el futuro acontecimiento, las condiciones para participar en ella y la fecha y el lugar en el que se llevaría a cabo, «cerca de la puente del Órbigo».
Puente del Paso Honroso de Suero de Quiñones |
Tras la autorización del rey se leyó, una a una, las ordenanzas que habían de regir como ley en el paso de armas que ya todos llamaban Honroso. Y León, rey de armas, tomó en su mano el pergamino, con el desafío de Suero, y prometió leerlo y pregonarlo en «todas las Cortes de la Cristiandad» y ante todos los reyes, duques y señores para que autorizaran a sus caballeros y vinieran a luchar en el lugar de la Puente de Órbigo. Los nueve caballeros hijosdalgos mantenedores respondían a los nombres de Lope de Estúñiga, Diego de Bazán, Pedro de Nava, Suero Gómez, Sancho Rabanal, Lope de Aller, Diego de Benavides, Pedro de los Ríos, Gómez de Villacorta, y al final Suero de Quiñones, con una guardia formada por caballeros de Castilla, que, en señal de acatamiento, fueron a pie y llevaban las riendas de sus caballos. Detrás, iban tres pajes de la Casa de los Quiñones, a caballo y portando espadas.
El escribano del rey Juan II de Castilla, Pedro Rodríguez de Lena,
documentó el Passo honroso de Suero de Quiñones en un manuscrito del que se
conservan 5 copias, una completa en el Monasterio de El Escorial. Sucedió en el
«año del naçimiento de Nuestro Señor Jesuchristo de mil é quatroçientos é
trenta é quatro años» cerca del puente de la villa de Hospital de Órbigo, en el
camino de Santiago, «que es a seis leguas de la noble çiudad de León, é a tres
de la çiudad de Astorga».
Concluido el Paso, don Suero se dirigió hacia León a la cabeza de un buen número de gente y allí visitó las reliquias de San Isidoro. A continuación, y tras pasar unos días en Laguna de Negrillos, donde tenía un castillo, marchó en peregrinación hacia Santiago. Cuando llegó a la tumba del apóstol, dejó como regalo un brazalete de oro y perlas con inscripción en francés, que hoy lleva al cuello el busto relicario de Santiago Alfeo. Tras su muerte violenta* en el año 1458, le sucede su hijo, Diego de Quiñones y Tovar, caballero de la Orden de Santiago y que ocupó el puesto de comendador de Destriana (León).
*Fue asesinado en Barcial de la Loma (entre León y Valladolid) por los escuderos de Gutierre de Quijada , «quien no le había perdonado odios del Passo honroso».
No hay comentarios:
Publicar un comentario