lunes, 1 de abril de 2019

Las damas de la OCSSJ, Canonesas honorarias de la Colegiata de Calatayud


Las Damas de las Lugartenencias Occidental y Oriental españolas pasan a ostentar la condición de Canonesas Honorarias de la Colegiata de Calatayud, y podrán tomar posesión y llevar la cruz patriarcal del mismo modo que, hasta ahora, correspondía solo a los Caballeros de la Orden.

Canonesa regular del Santo Sepulcro (s. XVII)
Tras diversas gestiones, y contando con el apoyo de los dos Grandes Priores, S.E.R. el obispo de Tarazona, Ordinario de Calatayud y Prior de la Sección de Aragón de la Orden, D. Eusebio Hernández Sola, ha dictado un Decreto que otorga la condición de miembros del Cabildo ad honorem de la Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, no solo a los Caballeros, sino también a las Damas de las Lugartenencias españolas, consolidando y extendiendo así una antigua tradición.

Los caballeros españoles de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, por privilegio papal, son “Canónigos Honorarios” de la Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud y es por ello que tienen el privilegio de llevar la cruz patriarcal colgada del pecho, así como vestir el hábito de coro y el birrete, una prerrogativa que no se da en otros países donde la Orden está presente, cuyos caballeros visten capa y toco.

Canónigo honorario de Calatayyud (Caballero)
La Iglesia Colegial del Santo Sepulcro de Calatayud, considerada madre en España de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalen, quiso en su día mostrar su gratitud hacia los caballeros de dicho Orden, animada por el deseo de conservar y aumentar entre ellos un estrecho y secular vínculo fraternal, estableciendo que sus Caballeros ocupasen un lugar en el Coro de los Canónigos de esa Real Iglesia Colegial, revestidos con el hábito coral, durante las celebraciones sacras.

La Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, casa madre de la Orden en España, situada en Aragón, tiene su origen en la donación de terrenos para su construcción por el Conde de Barcelona y Príncipe consorte de Aragón Ramón Berenguer IV, en 1146.

Cruz Patriarcal
El templo se consagró en 1156. Así pues, Ramón Berenguer IV, caballero del Santo Sepulcro, cede distintas propiedades y encomiendas al canónigo de Jerusalén, fray Giraldo, enviado por el patriarca de Jerusalén para tomar posesión de las donaciones reales, siendo este el primer prior de Calatayud de 1141 a 1157. Desde ese año hasta 1851, la Colegiata regular del Santo Sepulcro de Calatayud fue residencia de la comunidad de canónigos regulares del Santo Sepulcro bajo la regla de San Agustín.

Tras la Bula de Anexión de Inocencio VIII de 28 de marzo de 1489, por la que se decidió incorporarla con todos sus bienes a la de San Juan de Rodas (Malta)  los Caballeros y Canónigos sepulcristras aragoneses se dirigieron al Rey Fernando el Católico protestando la decisión papal y solicitando su protección. La decidida acción del Rey ante la Santa Sede logró que el Papa Alejandro VI revocara en 1494 lo decretado por su antecesor en lo concerniente al Priorato de Calatayud. De esta manera el Priorato continuó dependiendo directamente de la Santa Sede. Así pues, gracias al apoyo de Fernando el Católico, la comunidad de Calatayud continuó su existencia autónoma, pues el rey consiguió que no le afectase la disolución de la Orden por el papa Inocencio VIII.

Por las desamortizaciones en 1851 y como consecuencia del concordato entre la corona de España y la Santa Sede (Isabel II y Pío IX) la colegiata perdió el cabildo regular y exento de jurisdicción episcopal. Acaba de esa forma de gobernar la Real Colegiata desde su inicio, finalizando así mismo la dependencia directa de Roma y del Patriarca de Jerusalén, que se estableció por Bula de 1262. A partir de ese momento se convierte en Parroquia, dependiente del Obispado de Tarazona.


A finales del siglo XIX, los Caballeros del Capítulo de España de la Orden Militar y Pontificia del Santo Sepulcro solicitaron del Papa León XIII la reinstauración del Templo del Santo Sepulcro de Calatayud como colegiata. El 18 de septiembre de 1901, por breve pontificio, se concede el título de colegiata ad honorem con un cabildo de canónigos seculares presididos por un párroco-prior.

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