viernes, 27 de febrero de 2015

Rodrigo Díaz de Vivar. El Cid Campeador


Rodrigo (Ruy) Díaz de Vivar más conocido como el Cid Campeador, es el más famoso caballero de carne y hueso que ha dado nuestra nación... El otro es de ficción "Don Quijote de la Mancha" de Don Miguel de Cervantes. Ambos hidalgos.

Rodrigo Díaz de Vivar (*Vivar del Cid, Burgos, hacia 1048 – Valencia, 1099), conocido como El Cid Campeador, Mio Cid o El Cid, hidalgo y guerrero castellano, jugó un papel primordial en la Reconquista. Al frente de su propia mesnada llegó a dominar prácticamente todo el oriente de la Península Ibérica a finales del siglo XI, de forma autónoma respecto de la autoridad de rey alguno, aunque con el beneplácito del rey Alfonso VI, de quien siempre se consideró vasallo. Se trata de una figura histórica y legendaria de la Reconquista española, cuya vida es la base del más importante cantar de gesta de la literatura española, el “Cantar de mio Cid”.

Era hijo de Diego Laínez, que tenía el dominio solariego de Vivar (Burgos), de la nobleza menor (hidalguía), "capitán de frontera" en las luchas entre navarros y castellanos en la línea de Ubierna - Atapuerca, y de María, Sancha o Teresa, de apellido Rodríguez, hija de Rodrigo Álvarez, de una de las primeras familias del condado de Castilla. Según la Historia Roderici, su abuelo por vía paterna era Laín Núñez, quien aparece como testigo en documentos expedidos por el Rey Fernando I de Castilla, a su vez descendiente de Laín Calvo, uno de los míticos Jueces de Castilla, aunque todo esto no se puede asegurar plenamente y entra dentro de la genealogía mítica del personaje.
 
Estatua ecuestre en la Plaza de Mío Cid (Burgos)
Tras la muerte de su padre (hacia el año 1058), y como cualquier otro hidalgo (infanzón) de su época, Rodrigo fue educado en las artes de la guerra, ocupación principal de los miembros de su estamento, y a la edad de catorce años pasó a servir al rey de Castilla Fernando I, concretamente en el séquito del príncipe Sancho, primogénito de Fernando y heredero del trono.

Se dice que fue investido caballero alrededor del año 1060, en la iglesia de Santiago de los Caballeros (Zamora) por el príncipe Sancho. Como jefe de las tropas reales, acompañó a Sancho en la guerra que éste mantuvo con su hermano Alfonso VI, rey de León y con su hermano García, rey de Galicia, con el objeto de reunificar el reino dividido tras la muerte del padre. 

El Cid ostentaba por armas: Escudo de oro, una banda de sinople cargada de otra mas estrecha de gules fileteada de oro.
Nobiliario de los Reinos y Señoríos de España
Por D. Francisco Piferrer
Tomo IV, página 17, Num. 1577
Madrid, 1857.

Aunque según se relata en el poema "Carmen Latino", compuesto hacia el año 1090:

Y porta en su brazo izquierdo un escudo,
que estaba ornado totalmente en oro,
llevaba un fiero dragón,
pintado de modo maravilloso
Alfonso VI fue capturado y Sancho II se adueñó de León y, a continuación, de Galicia, pero parte de la nobleza leonesa se sublevó y se hizo fuerte en Zamora, bajo el amparo de la infanta doña Urraca, hermana de los anteriores. Sancho II, con la ayuda de Díaz de Vivar, sitió la ciudad, pero murió asesinado por el noble zamorano Bellido Dolfos. Alfonso VI sucedió a su hermano en el trono del Reino de Castilla y en el de León y, en su calidad de alférez real, tomó juramento a Alfonso VI (Santa Gadea, 1072) de no haber intervenido en la muerte de su hermano Sancho II.
Jura de Santa Gadea (Burgos)
Rodrigo estuvo al servicio del rey Alfonso VI, pero ciertas desavenencias con él y sin descartar la influencia de cortesanos opuestos a Díaz de Vivar en la decisión, ello tuvo como consecuencia que el rey incurriera en la «ira regia» y decretase su destierro y el rompimiento de la relación de vasallaje con él. Se dijo que el Cid se quedaba con partes de las parias que se cobraban a los reinos de Taifas.

A finales de 1080 o principios de 1081, Díaz de Vivar partió al destierro. Junto con sus vasallos o «mesnada», entró al servicio desde 1081 hasta 1085 del rey de Zaragoza, al-Mutamín, que encomendó al Cid en 1082 una ofensiva contra su hermano, el gobernador de Lérida, Mundir, el cual, aliado con el conde Berenguer Ramón II de Barcelona y el rey de Aragón, Sancho Ramírez, no quería acatar el poder de Zaragoza a la muerte del padre de los dos, Al-Muqtadir, iniciándose por ello las hostilidades.

La invasión almorávide y la derrota en 1086 de Alfonso VI en la batalla de Sagrajas, fomentaron el acercamiento entre rey y vasallo, a quien se le encargó la defensa de la zona levantina y le concedió varios dominios en tenencia, pero en 1089 se produjo una nueva disensión con el rey, al llegar tarde las tropas de Díaz de Vivar al sitio de Aledo, lo que le provocó un segundo destierro y ser despojado de sus bienes. Junto con su mujer Jimena (hija del conde de Asturias don Diego Fernández, y de la condesa Doña Cristina Fernández.), con la que había contraído matrimonio el 19 de julio del 1074, y sus soldados más leales marchó en busca de gloria.

A partir de este momento, planteó su intervención en Levante como una actividad personal y no como una misión por cuenta del rey. En 1090 saqueó el Reino de Denia y después se acercó a Sagunto, provocando el miedo de Al-Qadir en Valencia, que pasó a pagarle tributos. El rey de Lérida, por su parte, pidió ayuda frente a Díaz de Vivar al conde de Barcelona, Berenguer Ramón II, al que derrota en Tévar en 1090. Como consecuencia de estas victorias, se convirtió en la figura más poderosa del oriente de la Península.

Salió victorioso, por la descoordinación de sus enemigos, de una alianza entre castellanos y aragoneses con el fin de apoderarse de Valencia en 1092 y aminorar así su poder. Como represalia, lanzó un ataque sobre La Rioja que obligó a Alfonso VI a volver a su reino. Por lo demás, a estas alturas todo Levante, excepto Zaragoza, pagaba sus parias a Díaz de Vivar.

La Tizona, espada del Cid ganada matando al rey Búcar de Marruecos que habia puesto cerco a Valencia.

En otoño de 1092 se vio obligado a pensar en el asalto a Valencia, perdida tras la muerte de su protegido por querellas internas entre los moros; puso sitio a la ciudad y, finalmente, entró en ella el 15 de junio de 1094 y organizó una taifa cristiana. A comienzos del año 1097, los almorávides atacaron el territorio valenciano, siendo vencidos por el Cid y Pedro I de Aragón que acudió en su auxilio. Su fallecimiento se produjo en Valencia entre mayo y julio de 1099 debido a unas fiebres. Su esposa, Doña Jimena, convertida en señora de Valencia, consiguió defender la ciudad con la ayuda de su yerno Ramón Berenguer III durante un tiempo, pero en mayo de 1102, debido a una situación insostenible, con ayuda de Alfonso VI, la familia y gente del Cid abandonó Valencia, que cayó de nuevo en manos musulmanas hasta que fue reconquistada por Jaime I “el Conquistador” en 1238.

El “Cantar de mio Cid escrito entre 1195 y 1207 por un autor culto, letrado de la zona de Burgos y con conocimientos de derecho, se narra los hechos de la última parte de su vida (destierro de Castilla, luchas con el conde de Barcelona, conquista de Valencia), convenientemente recreados. Se trata de la primera obra narrativa extensa de la literatura española en una lengua romance.

Para saber más

miércoles, 25 de febrero de 2015

Hidalgos y Pecheros. Los “Cuantiosos”


Desde la Edad Media, el factor de la Reconquista hizo que Castilla fuese un tanto especial con respecto a otros países y, desde luego, distinta en cuanto a la cuestión feudal se refiere. De ahí que, la separación y estructuración de los grupos sociales no fuese de aplicación tan extrema como ocurrió por ejemplo en Francia o Alemania. 

Además de la nobleza titulada (duques, marqueses, condes, etc.), existían los hidalgos y caballeros (de distintas clases), además del pueblo llano. Estamos ante una división clara de la estructura social: la nobleza y los pecheros, pero, claro está, los matices abundan sobremanera, ya que, por ejemplo, ni todos los hidalgos eran iguales, ni todos los villanos lo eran tampoco. 

En Castilla, el hidalgo era aquel que tenía lo que se conoce como limpieza de sangre, en cuya ascendencia no ha habido casos de judíos ni musulmanes; eran los cristianos viejos. Pero, además, había demostrado tener entronque genealógico con la vieja nobleza castellana.

Casco de hidalgo
El hidalgo Notorio era aquel del cual es conocida su ascendencia noble y el ejecutoriado el que había tenido que demostrar que sus antepasados eran hidalgos. El hecho de que los hidalgos estuviesen exentos de pechar, o pagar los impuestos reservados al estado llano, hizo que la búsqueda de la hidalguía, fundamentalmente los siglos XVI y XVII fuese codiciada, por medios lícitos o, en muchos casos, ilícitos. En realidad la exención del pago de impuestos por la nobleza fue total durante la Edad media, justificándose en el apoyo nobiliario en la Reconquista, pero desde el siglo XVI, la necesidad hace que se vayan creando algunos impuestos que sí deben pagar los hidalgos, como el de millones*, o el de alcabala**.

De todas formas, el peso enorme del pago de los impuestos recaía en la Edad Moderna en los pecheros ¿Quien podía pleitear para conseguir que se le adjudicase el status de hidalgo mediante una ejecutoria? Pues, claro está, los llamados “cuantiosos”. Una carta ejecutoria es, por llamarlo así, la escritura, dada por el monarca, en que se acepta la demostración de hidalguía, y, por lo tanto, se permite el ingreso de la persona ejecutoriada en el Estado Noble. El caballero cuantioso (cualquiera que poseyera un caballo y armas y tuviera determinada hacienda) es una figura sobre todo en las zonas fronterizas con el mundo musulmán.

Los cuantiosos (caballería villana), a quienes, por sostener caballo, armas y hacer alardes, se guardaban los privilegios nobiliarios sin ser nobles, desaparecieron a mediados del siglo XVI. Sin duda, los más afortunados lograron entrar en la hidalguía, mediante la concesión (compra) de ejecutorias de hidalguía, mientras que otros se sumergieron en el estado llano. Básicamente lo que se buscaba era no pagar impuestos o sólo pagar lo exclusivamente reservado a su status, aparte de los beneficios que conllevaba ese estado de hidalgo.


El cuantioso también es aquel llamado, en muchas zonas de Castilla, labrador y/o ganadero rico, y está muy bien documentado, por ejemplo, en el Quijote. Es aquel de quien se servía la Corona en las zonas de Guerra hasta el siglo XV y a quien luego recompensaba (los privilegios que fueron recibiendo con el tiempo acabaron por equipararles con la pequeña nobleza). Esta gente solía disponer de tierras, bienes y dinero, y además, consiguieron, en algunas ciudades, un poder político (alcaldes, regidores, etc.) muy importante desde el siglo XVI. 

* El impuesto de los millones o servicios de millones fue concedido por las Cortes de Madrid a Felipe II en 1590 después de la Armada Invencible, quedando establecida su cuantía en ocho millones de ducados que debían recaudarse en seis años. Reunía una condición extraordinaria, pues afectaba no sólo a los pecheros, sino también a los exentos, aunque se consiguieron privilegios para no contribuir.


** La alcabala fue el impuesto más importante del Antiguo Régimen en la Corona de Castilla que gravaba el volumen de las ventas y era el que más ingresos producía a la hacienda real; pues aunque el diezmo era aún más importante, su perceptor principal era la Iglesia, con participación del rey.

sábado, 21 de febrero de 2015

Diego Velázquez. Genio de la pintura universal


Pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal. Además de ser la personalidad artística más destacada de su tiempo, Diego Velázquez es también la figura culminante del arte español, sin rival hasta los tiempos de Goya. 

De Velazquez descienden muchos linajes de casas reales, entre ellos nuestro rey Felipe VI (decimo tercer nieto, por parte de madre). 

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (usaba sus apellidos a la portuguesa, ostentando el materno antes que el paterno) nace en Sevilla e junio de 1599 y fallece en Madrid en agosto de 1660. Su padre Juan Rodríguez de Silva era de origen portugués (Oporto), aunque nacido en Sevilla, y su madre: doña Jerónima Velásquez, sevillana. Los datos sobre sus ascendientes provienen del expediente que, para su cruzamiento en la Orden de Santiago, se incoó en 1658. Su linaje paterno era bastante modesto, de hidalgos portuguesespasados a Sevilla. El linaje materno, en cambio, pese a las pretensiones de Velázquez de justificar su pertenencia a la nobleza sevillana, no logró probar tal pretensión (el Consejo de Órdenes emitió un dictamen en el que, aunque aceptaba las pruebas de cristiandad y legitimidad de Velázquez, las rechazaba en cuanto a la nobleza de su abuela paterna, dudando incluso de su hidalguía por línea paterna),  pero con el favor del rey Felipe IV consiguió, finalmente, obtener el hábito de Santiago en 1659, nueve meses antes de fallecer.
Autorretrato de Velázquez realizado en 1656

Se considera que su primer maestro fue Herrera el Viejo, hombre de difícil carácter con el que no debió durar mucho tiempo. En 1610 se encuentra en el taller de Francisco Pacheco como aprendiz. Siete años más tarde pasa el examen del gremio de pintores y en 1618 se casa con Juana de Miranda, hija de su maestro y de su esposa María del Páramo. Pacheco se convierte más tarde en su más ferviente admirador: y a él debe el formarse en un ambiente culto, de hombres de letras que se reúnen en tertulias en el taller de Pacheco.

Durante este primer periodo de formación va a recibir las influencias de la pintura tenebrista, sobre todo de la obra de Ribera, mostrando un interés por el Naturalismo que le recomienda su maestro. De esta época son algunos cuadros como Vieja friendo huevos o El Aguador, realizando un alarde de realismo, donde los objetos adquieren vida propia. En estas obras se plantea también el problema de la luz, optando por un estilo tenebrista propio de la influencia de la obra de Caravaggio.
En 1622 realiza su primer viaje a Madrid, acompañado de su discípulo y criado Diego Medrado. Conoce El Escorial y entabla amistad con Luis de Góngora, del que realiza un retrato. De vuelta a Sevilla y gracias a la amistad de Juan Fonseca, consigue que el Conde-Duque de Olivares (valido del rey) le costee un nuevo viaje a Madrid, en 1623, para realizar un retrato de los Reyes. En este momento pinta un retrato a Fonseca y un retrato de Felipe IV, que gustó mucho al rey, gran aficionado a la pintura. Desde este momento el éxito es fulminante, instalándose en el palacio y convirtiéndose en el único retratista de los reyes, ostentando el titulo de pintor de cámara y servidor del rey.

En la corte, Velázquez tiene ocasión de conocer y estudiar las obras de las colecciones reales, ya que el rey Felipe IV es uno de los mayores coleccionistas del momento, además de ser uno de los mejores conocedores del arte italiano. También conoce la obra de los artistas madrileños como Vicente Carducho, que siguen fieles al academicismo. Su obra choca bruscamente con la de éstos, convirtiéndose en sus enemigos.

En 1628 llega a Madrid el famoso pintor holandés Rubens. Velázquez le acompaña en su visita a las colecciones reales de El Escorial, ejerciendo sobre él una notable influencia. De esta época son cuadros como Los Borrachos y El triunfo de Baco, de carácter mitológico.

En 1629 realiza su primer viaje a Italia, donde aprende y asimila el rico cromatismo de la escuela veneciana y abandona las reminiscencias tenebristas de su aprendizaje en Sevilla. De este momento son La túnica de José y La fragua de Vulcano. Aparecen nuevas preocupaciones en su pintura, como la luz, el paisaje y el desnudo. Su pintura se hace más libre, más moderna y más luminosa.

De vuelta a Madrid, desarrolla una gran actividad como retratista de corte, trabajo en el cual se va afianzando su propio estilo. De este momento son obras como La rendición de Breda o Las lanzas y los retratos ecuestres de Felipe IV, El Conde-Duque de Olivares y El Príncipe Baltasar Carlos, obras realizadas para la decoración del Palacio del Buen Retiro.

En 1647 es nombrado veedor de las obras del Alcázar y su decoración, cargo que le aleja de su actividad de pintor. En 1649 vuelve a Italia, con el encargo de Felipe IV de adquirir obras para la decoración del Alcázar de Madrid. De vuelta a Madrid, en 1651 es nombrado aposentador de la corte, llevando una vida casi cortesana, con una gran colección de cuadros y un biblioteca también importante. Entre 1656 y 1658 pinta algunas de sus más famosas obras: La Venus del Espejo, Las Meninas y Las Hilanderas.
Detalle de las Meninas
En 1660 muere sin dejar escuela ni seguidores. Pese a sus ocupaciones como servidor del rey, Velázquez fue ante todo pintor y es en la tarea que se ocupa toda su vida. Pertenece, junto a Alonso Cano y Zurbarán, al grupo de pintores sevillanos de la primera generación barroca del siglo XVII. Pero además tendrá relación con los más grandes artistas del momento: Rubens, en España, Pietro da Crotona, Guido Reni y Bernini, en Italia. Una de sus grandes preocupaciones fue enaltecer el oficio del pintor, elevando de la categoría de trabajador manual en la que estaba considerado, a la de intelectual y artista liberal..


Felipe IV hace hidalgo a Velázquez



"Por quanto yo hice merced a Don Diego de Silva Velázquez del ávito de la orden de Santiago, y por las informaciones que se an hecho de su calidad en conformidad de lo dispuesto en los establecimientos de la misma orden se ha averiguado no ser el susodicho noble por línea paterna y materna, y su Santidad ha dispensado para que, sin embargo deste deffecto, pueda recibir el ávito, y porque sería de grande incombiniente que quien le tuviese fuese en ningún tiempo dado por pechero, para escusarle, por esta mi cédula, como Rey y Señor natural que no reconozco subperior en lo temporal, de mi propio motuo, cierta ciencia y poderío real y absoluto, hago hidalgo al dicho Don Diego de Silva, tan solamente por la causa referida, y como tal mando goce y le sean guardadas las preheminencias, exsempciones y livertades de que los demás hijos dalgo suelen y deven goçar".
Fecha en Madrid a veinte y ocho de noviembre y seiscientos y cincuenta y nueve años.


Yo el Rey.


Por Mandado del Rey nuestro Señor: Don Fernando de Fonseca Ruiz de Contreras.
Su magestad, atendiendo a las causas aquí contenidas, hace merced de hacer hidalgo a D. Diego de Silva Velázquez, para tener el ávito de la orden de Santiago, sin embargo de no ser noble, y manda que goce de las exsempciones que goçan los tales hijos dalgo.

lunes, 16 de febrero de 2015

Mujeres en la Conquista de América


Muchas mujeres, algunas de ellas hidalgas, viajaron al Nuevo Mundo y participaron junto a los hombres en su conquista y colonización. Se embarcaron y sufrieron las penalidades de una largo viaje, con riesgo de ser atacadas por piratas o sufrir un naufragio; todo este sacrificio  para llegar a una sociedad que desconocían.

Eran mujeres de armas tomar por regla general, pues otras eran obligadas a ir acompañando a sus maridos o a sus superiores. Fueron mujeres dispuestas a abandonar su país en el siglo XVI, donde la mujer era  poco valorada.

Mujeres, todas ellas, que iniciaron un largo viaje a las Américas en condiciones tan lamentables como el varón: en naos y galeones en los que cualquier rincón valía para dormir entre crujientes maderas plagadas de ratas y chinches. Un viaje que, desde el punto de vista social, en cambio, podía suponer un escape del vigilado rol tutelado que padecían en España con respecto al varón. 


Y fue a partir de 1550, más o menos, cuando muchas viajaron solas buscando al cónyuge que no siempre encontraron o llevadas por otros bajo fórmulas muy distintas, como, criadas, amigas, institutrices, meretrices, etc.


Por una Ordenanza de los Reyes Católicos se perdonaba a las mujeres sentenciadas si es que viajaban al Nuevo Mundo. La monarquía ofrecía tal indulto porque era bien sabido que la mayoría de las mujeres que viajaban hacia las tierras recién descubiertas por Colón jamás volvían.
 
La verdad es que se desconoce con exactitud cuántas partieron hacia América porque muchas no figuran en los registros y otras viajaron ilegalmente, pero entre 1509 y 1607, es decir casi en un siglo, se han contabilizado, 13.218 pasajeras. Emigraron muchas, y entre ellas algunas poderosas. Destacamos:

María de Toledo
MARÍA DE TOLEDO Y ROJAS - LA VIRREINA
Fue la primera virreina consorte de las Indias, por estar casada con Diego Colón, y la mujer de más alta jerarquía social que fue a América en el siglo XVI. Nieta del I duque de Alba, sobrina del II duque de Alba (primo del rey Fernando) y sobrina-nieta de los Reyes Católicos. Además fue defensora de las libertades de los indios en las islas caribeñas. En 1508, contrajo matrimonio con Diego Colón, el hijo primogénito del almirante Cristóbal Colón, quien llevó a cabo una de las más importantes hazañas históricas: el descubrimiento de América.

Isabel Barreto

ISABEL BARRETO - LA ALMIRANTE
Viajera y única mujer (Almirante) de la flota española, en la conquista de América. Esposa del navegante Álvaro de Mendaña, patrón de varias expediciones por el Océano Pacífico y descubridor de las Islas Salomón y las Islas Marquesas.

BEATRIZ DE LA CUEVA - LA GOBERNADORA
Rigió los destinos de Guatemala y de los virreinatos. Esposa del conquistador de Guatemala, Pedro de Alvarado. Era hija de Juan de la Cueva, Conde de Béjar, y sobrina del Duque de Alburquerque.


MENCIA CALDERON - LA AVENTURERA
Atravesó 1.600 kilómetros de selva amazónica al frente de 50 mujeres en una épica travesía de más de seis años de duración. Embarcó para América con una tripulación compuesta por una trescientas personas, de las cuales eran cincuenta mujeres, doncellas para poblar, algunas casadas y otras solteras que embarcaron por orden real para «el mejoramiento de la sangre» de la población, altamente mestiza.



BEATRIZ BERMÚDEZ DE VELASCO – LA SOLDADO
Soldado en la conquista de Tenochtitlán, obligando, espada en mano, a volver a la batalla a los españoles que se rendían.

ISABEL DE GUEVARA - LA FUNDADORA
Mujer que integró el grupo de conquistadores dirigidos por Pedro de Mendoza. Fue una de las fundadoras de Asunción y Buenos Aires.

INÉS SUÁREZ - LA CONQUISTADORA
Inés fue una de las fundadoras de la actual ciudad de Santiago de Chile junto al conquistador  Pedro de Valdivia, con el que mantuvo una larga relación extramatrimonial.

Catalina de Erauso
CATALINA DE ERAUSO - LA MONJA ALFÉREZ
Era novicia en un convento español, zarpó para América, donde luchó vestida de soldado de infantería en los reinos de Chile y Perú..

INES MUÑOZ - LA VALIENTE
fue unas de las mujeres extraordinarias de la conquista. Llegó a Jauja  con Francisco Martín de Alcántara en l534, siendo la primera mujer casada que entró en el Perú. Mujer de gran temple, fue la única que se atrevió a protestar de la muerte de Pizarro y de su marido, el día que fueron asesinados por los almagristas.

MENCIA ORTIZ - LA EMPRESARIA
Fundó una compañía para enviar mercancías a las Indias en 1549.

ANA DE AYALA - LA EXPEDICIONARIA
Esposa de Francico de Orellana, participó en la exploración del rio Amazonas. De origen humilde, se casó a los 19 años en Sevilla con Orellana, mientras él preparaba la expedición para remontar el Amazonas desde el delta. La Corona le autorizó a llevar 100 hombres a caballo, 200 a pie, algunas esposas e hijos y solteras, ocho esclavos y otros tantos religiosos.

MARIA ESCOBAR - LA INNOVADORA
Que introdujo el trigo en América. fue la esposa del esforzado capitán Diego de Chaves.


MARÍA DE ESTRADA  - LA LUCHADORA
Nacida hacia 1500, participó en la Conquista de México. Justificó ante Hernán Cortés su voluntad de acompañar a las tropas con estas palabras:
  
No es bien, señor capitán, que mujeres españolas dexen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que somos tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear...

Participó en acciones bélicas y luchó con bravura en la “Noche Trista y durante la batalla de de Otumba. María de Estrada volvería a guerrear contra los indios tetelecas cerca de Puebla de los Ángeles, en cuya fundación participó junto a su primer marido, Pedro Sánchez Farfán.Al quedar viuda se volvió a casar con el partidor Alonso Martínez, vecino de Puebla, donde parece que murió alrededor de 1550.



En la batalla de la Noche Triste, según testimonió Bernal Díaz “se mostró valerosamente una señora llamada María de Estrada, haciendo maravillosos y hazañeros hechos con una espada y una rodela en las manos, peleando valerosamente con tanta furia y ánimo que excedía al esfuerzo de cualquier varón, por esforzado y animoso que fuera, que a los propios nuestros ponía espanto".



BEATRIZ HERNÁNDEZ – LA FUNDADORA
En la narración acerca de la última fundación de Guadalajara, en el valle de Atemaxac (actualmente en el estado de Jalisco / México), se nombra a Beatriz Hernández, esposa de Juan Sánchez de Olea, una de las mujeres que acompañaron a los primeros vecinos de la villa.

Antes de su asentamiento actual, Guadalajara (Virreinato d enueva Espña) tuvo otros tres asentamientos que fueron: Nochistlán, Tonalá y Tlacotán (año 1541), y que, debido al continuo ataque de los nativos, tuvieron que ser abandonados.


Así, fue en el año de 1542 cuando sesenta y tres familias españolas se asentaron definitivamente en el actual lugar, a instancias de una valerosa mujer: doña Beatriz Hernández, que exhortó a la comunidad a no volverse a mudar y quedarse en este lugar. Aunque la elección pareció desventajosa por la mala calidad de la tierra, la falta de agua y la carencia de buenas comunicaciones, lo plano y extenso de la llanura ofrecía mejores condiciones para protegerse de los ataques.

Cuando Antonio de Mendoza (Primer virrey de Nueva España, de 1535 a 1550) propuso la fundación de la nueva villa, sus acompañantes temerosos y desconfiados por los tres intentos fallidos anteriores de los que los indígenas cocas y caxcanes los habían expulsado, dieron gritos de protesta, hasta que Cristóbal de Oñate (padre del conquistador de Nuevo México, Juan de Oñate) sacó su cuchillo y lo clavó en el tronco de un árbol que tenía frente a él y declaró fundada la ciudad de Guadalajara, en nombre del rey.

El desorden continuaba y nadie estaba de acuerdo con el sitio hasta que Beatriz Hernández gritó: «¡Gente, aquí nos quedamos, el rey es mi gallo y soy de parecer que nos pasemos a valle de Atemaxac!» Un momento después se escucharon aplausos y vítores de alegría. Todos aceptaron el lugar elegido y mostraron su apoyo. En muchos aspectos, el área no era una buena elección, pero era ideal para evitar ataques de los pobladores locales.

El 10 de diciembre de 1560, Guadalajara se convirtió en la capital de la Nueva Galicia y más tarde en la Sede del Obispado, comenzando a tener importancia fundamental como centro de actividades en el occidente del país, sirviendo de puente comercial entre Europa y Oriente.

viernes, 13 de febrero de 2015

Bernardo de Gálvez. Héroe de la Guerra de Independencia de Estados Unidos


El que fuera Gobernador de Luisiana, el hijo de hidalgos, oriundo de la pequeña Macharaviaya, en la costa malacitana, se ha convertido, 229 años después de su muerte, en un ilustre del Capitolio de Estados Unidos. Mientras en España su figura había caído en el olvido, un retrato suyo se ha colgado en la histórica sala del Comité para las Relaciones Exteriores, junto a Dwight Eisenhower.

Retrato de Bernardo de Gálvez_Congreso EEUU
Obra del pintor malagueño Carlos Monserrate

El Congreso de EEUU repara el olvido cometido en 1783, cuando los congresistas del incipiente país que se independizaban de los ingleses le concedieron el honor de “Ciudadano Honorario” por su destacada participación en la Batalla de Pensacola (1781) en La Florida, junto a Washington. Mientras los colonos asediaban sin éxito los cuatro fuertes ingleses que protegían la bahía, el buque insignia español, el San Ramón intentó entrar pero encalló en la arena y fue entonces cuando el intrépido Bernardo acudió en su ayuda entrando en el canal a bordo del bergantín Galveztown, con otras tres naves a su mando, sin apenas sufrir daños por los disparos de los inglesas, aunque tardaran 50 días más en rendir las fortificaciones. 

 Por esta victoria, Carlos III le ascendió a teniente general, además de otorgarle el blasón de su escudo de armas, que lucía el lema de «Yo Solo», pues así, a bordo de su único bergantín fue como logró su hazaña. También Fue nombrado conde de Gálvez, vizconde de Galvestón y caballero de la Orden de Carlos III y recompensado con la encomienda de Bolaños, de la Orden de Calatrava.

          
               Escudo de Armas                                                  Mercedes concedidas por Carlos III

Bernardo (Vicente Apolinar) de Gálvez y Gallardo de Madrid nació en Macharaviaya, Málaga, en julio de 1746 y falleció en Tacubaya, México, en noviembre de 1786. Fue un militar y político español, héroe de Pensacola, ciudadano honorario de los Estados Unidos. Su padre fue el general Matías de Gálvez y Gallardo y su madre Josefa de Madrid. Los Gálvez, aunque de origen vasco, estaban asentados en Cabra como hidalgos desde hace tiempo; una rama de Santaella (Córdoba) pasó a Macharaviaya a finales del siglo XV, que es la del linaje de nuestro héroe.

Bernardo emprendió su legendaria carrera con 16 años, tras alistarse y combatir en Portugal y Francia. Seguía los pasos de su padre Matías procedente de un nombre de buen linaje, Gálvez y Gallardo, pero lejos de la opulencia de la nobleza, emprendieron la aventura de las Américas, que les llevaría a recibir honores del rey Carlos III y altos puestos del aún imperio español en Norteamérica.

A causa de la guerra de los siete años (1756-1763) entre Inglaterra, por un lado, y España y Francia por otro, España tuvo que ceder la parte sur de La Florida,.pero dos años más tarde Gálvez recuperaría de nuevo la provincia de La gran Florida, cuando Inglaterra derrotada tuvo a bien firmar el segundo tratado de Paris.

Bernardo batallaba en el ejército, formándose como oficial. Cuando alcanzó el grado de teniente fue destinado, en 1769, a Chihuahua. Tras ascender por méritos propios a capitán, le fue encomendado un regimiento que había de proteger y engrandecer las posesiones de Nueva Vizcaya, desde donde adquirió la experiencia de campaña contra los indios. En 1772 regresa a España con destino en Sevilla y participa en la desastrosa expedición de O’Reilly a Argel, a pesar de lo cual cumplió la operación que se le habían encomendado, obtiene un nuevo ascenso (teniente coronel) y el nombramiento como profesor en la Academia de Ávila.
 
Es destinado otra vez a América en 1776 como coronel del Regimiento Fijo de la Luisiana y posteriormente se le concede el cargo de Gobernador de la Luisiana, del cual toma posesión el 1 de enero de 1777. Inmediatamente se apresta a tomar medidas para atajar la amenaza británica a la par que favorece la causa de la Guerra de Independencia de las colonias norteamericanas. En ese mismo año se casó en secreto, de manera ilegal por no disponer el permiso real, con una criolla de Nueva Orleans, Felicitas de Saint Maxent, viuda de Jean Baptiste Honoré d´Estrehan, antiguo tesorero del rey de Francia.

Durante 1778, refuerza la presencia española en la provincia fundando colonias (como por ejemplo la ciudad de Galveston, llamada así en su honor, al sureste de la actual Texas) y continúa con la ayuda a los norteamericanos. 

España, al igual que hizo Francia, apoyó económica y militarmente, desde el principio, la guerra de Independencia de los Estados Unidos mediante Bernardo de Gálvez, quien negoció directamente con Thomas Jefferson. En 1779 la guerra con Gran Bretaña se prevé inminente y a través de unos informes secretos conoce que los ingleses se aprestan a invadir la provincia y pasa rápidamente a la acción: refuerza sus defensas y al tener noticia del estallido de la guerra (la declaración formal fue 21 de junio), toma por sorpresa los puestos ingleses del Mississippi (los fuertes de Manchac y de Baton Rouge), liberando la cuenca baja del río Mississipi de fuerzas inglesas que pudieran hostigar su capital Nueva Orleans.

Sitio de Pensacola en 1781

Por estos méritos es ascendido a mariscal de campo con tan solo 33 años. Su siguiente misión será tomar Mobila y Pensacola, capital ésta última de Florida, consiguiendo el primer objetivo el 13 de marzo de ese año. Realizó dos expediciones a Pensacola sin éxito; la tercera salió de La Habana el 28 de febrero de 1781 y culminó con la victoria el 8 de mayo.
Mapa de Nortreamérica en 1792
Fue en esta acción de la toma de Pensacola donde Gálvez cobró mayor fama, al forzar con su bergantin “Galveztown” la entrada de la bahía y demostrar a los oficiales marinos de la expedición que aquello era posible. El jefe de la Escuadra española se había negado a dirigir sus barcos a la ciudad por lo peligroso de la misión. Fue entonces cuando Bernardo de Gálvez izó la bandera de almirante en su bergantín y entró solo en la bahía para dar ejemplo a los demás barcos. El mensaje que envió al capitán Calvo de Irazábal fue éste:
“Una bala de a treinta y dos recogida en el campamento, que conduzco y presento, es de las que reparte el Fuerte de la entrada. El que tenga honor y valor que me siga. Yo voy por delante con el Galveztown para quitarle el miedo.”
 Resulta excepcional que un hidalgo de los rangos inferiores de la oficialidad hubiera alcanzado cotas tan insignes. No es de extrañar que cuando escribiera la Instrucción para la defensa contra los indios como Virrey de Nueva España(cargo que tomó posesión el 17 de junio de 1785, en sustitución de su fallecido padre) lo hiciera con la prosa de quien conoce de primera mano las acciones sobre el terreno. No había nacido rico pero su valor e inteligencia le habían hecho valedor de los títulos más preciados.

Para saber más: Bernardo de Gálvez y la Independencia de los Estados Unidos

jueves, 12 de febrero de 2015

Real Asociación de Hidalgos de España


La Real Asociación de Hidalgos de España agrupa a los nobles de linajes españoles con el fin de mantener vivos y promover los valores tradicionales de la hidalguía. Inspirada en los principios del humanismo cristiano, cumple con la obligación histórica de la nobleza de prestar servicios a la nación, sus instituciones y sus ciudadanos, con absoluta lealtad a la Corona y un fuerte compromiso con la cultura y la historia de España. 
 
Fue fundada en Madrid el 3 de Noviembre de 1954 por Don Vicente de Cadenas y Vicent, el Conde de Gaviria, el Marqués de Siete Iglesias, el Marqués de Zayasy el Marqués de Dávila, GdeE. El 25 de Noviembre de dicho año se ofrece la presidencia al Infante Don Fernando de Baviera y de Borbón, Duque de Cádiz. La Real Asociación de Hidalgos de España ha tenido cinco presidentes a lo largo de su historia. En la actualidad es Don Manuel Gullón y de Oñate, Conde de Tepa, gentilhombre de Su Santidad. Actualmente tiene por presidente honorario al Infante Don Carlos de Borbón Dos Sicilias y Borbón-Parma.


Su emblema consiste en dos mandobles encabados en oro cruzados en aspa surmontados de corona real.

Entre sus fines destaca la realización de actividades culturales, caritativas y asistenciales además de agrupar a la Nobleza española. Como muestra de Su real aprecio por todas las actividades realizadas a lo largo de su historia, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I le otorgó el título de "Real" en el año 2011.



La Real Asociación de Hidalgos de España desarrolla sus actividades culturales mediante la publicación de libros de temática de Genealogía, Nobiliaria, Heráldica y ciencias afines a través de la Editorial Hidalguía, titularidad de la Real Asociación, que edita la Revista Hidalguía, decana en el mundo en su género. Además organiza ciclos de conferencias, actividades culturales y patrocina cursos universitarios a nivel nacional relacionados con estas materias. También es propietaria del Colegio Mayor Marqués de la Ensenada en la Ciudad Universitaria de Madrid. En 2011 creó el Instituto Español de EstudiosNobiliarios, entidad destinada a canalizar su actividad cultural.

El cumplimiento de las actividades caritativas y asistenciales lo realiza mediante la colaboración con entidades públicas o privadas que tengan estos fines y mediante la fundación de centros de asistencia a sectores necesitados de la sociedad como las personas mayores. Ejemplo de esto son la residencia para personas mayores Casa Solar Santo Duque de Gandía y la residencia para mayores asistidos Casa Quinta, ambas en Madrid.

viernes, 6 de febrero de 2015

Diego García de Paredes: El Sansón extremeño

Diego García de Paredes, hijo de Don Sancho Jiménez de Paredes, descendiente del antiguo linaje de los Delgadillo de Valladolid, y de Doña Juana de Torres, del linaje de los Altamirano, nació en Trujillo (Cáceres), el 30 de marzo de 1468 y murió en Bolonia, Italia, el 15 de febrero de 1533, por las heridas sufridas al caerse de un caballo. 

Llamado “El Sansón de Extremadura”, era célebre por su habilidad con las armas y su extraordinaria fuerza física. En tiempos de Carlos V, gran admirador del legendario guerrero, fue nombrado "Caballero de la Espuela Dorada". Cervantes lo menciona en su obra "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote" como un principal Caballero y Lope de Vega escribió una comedia (La Contienda...) sobre su vida.

Militar español que combatió como capitán de infantería en las guerras de Granada, Grecia, Italia, norte de África y Navarra. Duelista invicto en numerosos lances de honor, capitán de la guardia personal del Papa Alejandro VI, condotiero al servicio del Duque de Urbino y de los Colonna, coronel de infantería de los Reyes Católicos bajo el mando del Gran Capitán, cruzado del cardenal Cisneros, Maestre de Campo del Emperador Maximiliano I, coronel de la Liga Santa y Caballero de la Espuela Dorada al servicio de Carlos V. Fue el soldado español más famoso de la época, admirado por sus contemporáneos como prototipo del valor, la fuerza y la gloria militar. Estuvo casado con María de Sotomayor y Orellana, con la que tuvo un hijo: Sancho. Además, tuvo un hijo bastardo: Diego García de Paredes, quien años mas tarde participaría en la Conquista, fundando la ciudad de Trujillo en Venezuela.
 
Retrato de Diego García de PAredes
Tras la muerte de su madre, Diego se traslada a Nápoles a finales de 1496, acompañado por su hermano bastardo, Álvaro de Paredes; sin embargo, la guerra por el reino napolitano entre españoles y franceses había cesado recientemente, y, ante la falta de jornal, viajaron a Roma para servir al Papa; durante un breve periodo, por escasez de sueldo, se ganaron la vida junto a otros españoles buscando "ventura de enemigos", duelos y confrontaciones nocturnas en las calles y suburbios de Roma, tras las cuales despojaban a los oponentes de sus capas, la prenda de vestir más valiosa, que luego vendían en el mercado clandestino de Nápoles. No queriendo llevar esta vida deshonrosa para un hidalgo, Diego decidió darse a conocer a un pariente suyo en el Vaticano, el cardenal Bernardino de Carvajal, quien mejoró notablemente su situación social al ser contratado como guardia personal del Papa Alejandro VI.

Diego García de Paredes, blandiendo su mandoble, se abalanzó sobre sus enemigos y comenzó una matanza entre los franceses, que solamente podían acometerle uno a uno por la estrechez del paso.
 
Diego se reincorporó a los ejércitos del Papa a principios de 1501. César Borgia tenía puestos los ojos en la Romaña y permitió que las ofensas pasadas quedaran olvidadas. El hijo de Alejandro VI le nombró coronel en el ejército que participó en las tomas de Rímini, Fosara y Faenza. Ese mismo año acudió a la llamada del Gran Capitán para luchar en Nápoles.

Entre las armas que utilizó, tanto en batalla como en los numerosos duelos singulares y desafíos en los que participó, destacan los “montantes” o espadas de dos manos.
 “Diego García de Paredes fue un valentísimo soldado y de tantas fuerzas naturales (…) que puesto con un montante en la entrada de un puente detuvo a todo un innumerable ejercito que no pasase por ella” (“El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”)
Tras el final de la guerra en Italia en 1504, Nápoles pasó a la Corona de España y el Gran Capitán gobernó el reino napolitano como virrey con amplios poderes. Como agradecimiento a sus servicios, Gonzalo Fernández de Córdoba nombró a Diego García de Paredes marqués de Colonnetta (Italia). Sin embargo, cuando el «Gran Capitán» cayó en desgracia, la defensa que hizo «el Sansón de Extremadura» de su antiguo general le costó la pérdida del marquesado de Colonnetta y forzó un exilio voluntario de la corte. Durante años, el soldado extremeño se dedicó a la piratería en el Mediterráneo, convirtiéndose en un proscrito, teniendo como presas favoritas a los barcos berberiscos y franceses.
Armas concedidas por Carlos V en abril de 1530 (Iglesia de Santiago, en Trujillo)
En 1508, recuperó el favor real y se unió a la campaña española para conquistar el norte de África. Durante estos años Paredes participó en el asedio de Orán, fue maestre de campo de la infantería española que el emperador de Alemania usó para atacar a la República de Venecia, y sirvió como coronel de la Liga Santa al servicio del Papa Julio II en la batalla de Rávena, entre un sinfín de gestas militares. Con la llegada de Carlos V a España. gran admirador de su leyenda, el extremeño acompañó al emperador por Europa, quien le nombró Caballero de la Espuela Dorada, sirviendo a este en Alemania, Flandes, Austria y España.

Para saber más: La heráldica de D. Diego de Paredes y Torres

miércoles, 4 de febrero de 2015

Chancillerías de Valladolid y de Granada

La Real Audiencia y Chancillería de Valladolid fue un órgano judicial establecido por Enrique II de Castilla en 1371, con competencias sobre todo el territorio de la Corona de Castilla, a excepción de las propias de la Sala de Justicia del Consejo de Castilla.

Hasta fin del siglo XV la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid era el único tribunal de apelación de la monarquía. Le siguió la creación de la Audiencia de Galicia, por los Reyes Católicos, y a lo largo del siglo XVI la de Audiencia de Canarias y la de Grados de Sevilla. También establecieron la Audiencia y Chancillería en Ciudad Real, en 1494, que se trasladaría en 1505 a Granada, cuyas funciones se estipularon idénticas a las de la institución de Valladolid. Así pues, en 1494, la jurisdicción del alto tribunal vallisoletano se limitó al territorio de Castilla localizado al norte del río Tajo, y la del granadino al sur del mismo. 

Real Chancillería de Valladolid
La Chancillería deValladolid atendía diferentes causas, que de acuerdo a su carácter se veían en distintas Salas: las de lo Civil, de lo Criminal, de Hijosdalgo y de Vizcaya.

Salas de lo Civil, donde los pleitos civiles eran atendidos por los oidores en cuatro salas, siendo presidente de ellas un oidor cada semana. Se juzgaban en primera instancia los casos de corte: de muerte segura, mujer forzada, tregua quebrantada, casa quemada, camino quebrantado, traición “alieve”, reto o duelo “riepto”, pleito de viuda y huérfanos, contra corregidor o alcalde ordinario, y en grado de apelación las sentencias pronunciadas por las justicias inferiores. Sentencias que podían suplicarse ante estos mismos oidores en grado de revista. A su vez, estos fallos de revista podían ser suplicados “recurso de segunda suplicación” ante el Consejo Real y previo depósito del recurrente de la fianza de las “mil y quinientas doblas”.

Salas de lo criminal, donde los alcaldes del crimen juzgaban los pleitos criminales, en primera instancia en los casos de corte y en apelación de las demás justicias del reino. Eran, además, jueces ordinarios en todo el distrito alrededor de la Chancillería de Valladolid, donde podían instruir diligencias tanto civiles como criminales.

Sala de Hijosdalgo, en este caso solo una sala, estaba formada por los alcaldes de los hijosdalgo y los notarios mayores, notarios de los reinos. En este tribunal se trataban los pleitos de hidalguía en primera instancia, cuya sentencia se podía apelar ante el presidente y oidores.
Sala de Hijosdalgo. Chancillería de Valladolid
Ediciones Hidalguía, de la Real Asociación de Hidalgos, viene publicando desde hace tiempo una colección de libros con los  Pleitos de Hidalguía que se conservan en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid y en la de Granada (Extracto de sus expedientes) 

Sala de Vizcaya, en la que se veían las apelaciones del señorío y sobre la que se ha de apuntar la singularidad de que sólo había la que se alojaba en la Chancillería de Valladolid. Su jurisdicción abarcaba los casos, específicamente, de vizcaínos, tanto civiles como criminales y de hidalguía, cuya resolución era competencia del juez mayor de Vizcaya, viéndose sus apelaciones en las Salas de lo Civil.

Los pleitos referidos a los problemas derivados del cobro de alcabalas y otras rentas eran vistos ante los notarios de los reinos, a los que en primera instancia les competían los litigios iniciados por los vecinos del lugar donde residía la Chancillería y cinco leguas alrededor. De esta primera sentencia que emitían los notarios podían apelar los interesados. Si los notarios confirmaban la sentencia dada en primera instancia no cabía más apelación, pero si la revocaban quedaba abierta la vía legar para apelar ante los oidores de la Audiencia.

Palacio de la Chancillería. Albergó la Real Chancillería de Granada desde 1537