martes, 28 de abril de 2015

Canónigos Honorarios de la Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud


Los caballeros españoles de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, por privilegio papal, son "Canónigos Honorarios" de la Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud y es por ello que tienen el privilegio de llevar la cruz patriarcal colgada del pecho, así como vestir el hábito de coro y el birrete, una prerrogativa que no se da en otros países donde la Orden está presente, cuyos caballeros visten capa y toco.

La Iglesia Colegial del Santo Sepulcro de Calatayud, considerada madre en España de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalen, quiso en su día mostrar su gratitud hacia los caballeros de dicho Orden, animada por el deseo de conservar y aumentar entre ellos un estrecho y secular vínculo fraternal, estableciendo que sus Caballeros ocupasen un lugar en el Coro de los Canónigos de esa Real Iglesia Colegial, revestidos con el hábito coral, durante las celebraciones sacras.

   
Hábito de coro, birrete y cruz patriarcal, elementos propios de los Caballeros Españoles
El pasado sábado 25 de abril se celebró en Calatayud (Zaragoza) el Capítulo Conjunto de las dos Lugartenencias (Occidental y Oriental) de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, con la asistencia de numerosos Caballeros y Damas, así como también otros actos, como la Liturgia de las Horas en el Coro, la Toma de posesión del estalo de los nuevos Canónigos Honorarios y una misa, seguidos de un fraternal almuerzo.

Acto de entrega de diplomas tras la toma de posesión
Diploma como Canónigo Honorario

Según consta en la web de la propia Orden, La Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, casa madre de la Orden en España, situada en Aragón, tiene su origen en la donación de terrenos para su construcción por el Conde de Barcelona y Príncipe consorte de Aragón Ramón Berenguer IV, en 1146.

Coro de la Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud
El templo se consagró en 1156. Así pués Ramón Berenguer IV, caballero del Santo Sepulcro, cede distintas propiedades y encomiendas al canónigo de Jerusalén, fray Giraldo, enviado por el patriarca de Jerusalén para tomar posesión de las donaciones reales, siendo este el primer prior de Calatayud de 1141 a 1157. Desde ese año hasta 1851, la Colegiata regular del Santo Sepulcro de Calatayud fue residencia de la comunidad de canónigos regulares del Santo Sepulcro bajo la regla de San Agustín.

Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud
Tras la Bula de Anexión de Inocencio VIII de 28 de marzo de 1489, por la que se decidió incorporarla con todos sus bienes a la de San Juan de Rodas (Malta)  los Caballeros y Canónigos sepulcristras aragoneses se dirigieron al Rey Fernando (El Católico) protestando la decisión papal y solicitando su protección. La decidida acción del Rey ante la Santa Sede logró que el Papa Alejandro VI revocara en 1494 lo decretado por su antecesor en lo concerniente al Priorato de Calatayud. De esta manera el Priorato continuó dependiendo directamente de la Santa Sede. Así pues, gracias al apoyo de Fernando el Católico, la comunidad de Calatayud continuó su existencia autónoma, pues el rey consiguió que no le afectase la disolución de la Orden por el papa Inocencio VIII.

Por las desamortizaciones en 1851 y como consecuencia del concordato entre la corona de España y la Santa Sede (Isabel II y Pío IX) la colegiata perdió el cabildo regular y exento de jurisdicción episcopal. Acaba de esa forma de gobernar la Real Colegiata desde su inicio, finalizando así mismo la dependencia directa de Roma y del Patriarca de Jerusalén, que se estableció por Bula de 1262. A partir de ese momento se convierte en Parroquia, dependiente del Obispado de Tarazona.

A finales del siglo XIX, los Caballeros del Capítulo de España de la Orden Militar y Pontificia del Santo Sepulcro solicitaron del Papa León XIII la reinstauración del Templo del Santo Sepulcro de Calatayud como colegiata. El 18 de septiembre de 1901, por breve pontificio, se concede el título de colegiata ad honorem con un cabildo de canónigos seculares presididos por un párroco-prior.

En recuerdo de los lazos históricos que siempre unieron a los brazos religioso y militar de la Orden y para perpetuar la memoria de los Augustos Patriarcas Latinos de Jerusalén, Grandes Maestres de la Orden, los M.I. y Rudos. Canónigos de la Real e Insigne Colegiata del Santo Sepulcro de Jerusalén en Calatayud, dispensan a todos los Caballeros pertenecientes a los Capítulos de la lengua de España el título de “canónigos honorarios” de la citada Real Colegiata, así como el uso de la cruz patriarcal insignia del brazo religioso en forma de venera.

Cruz Patriarcal, de doble travesaño flordelisada


Los caballeros asisten al coro cuando se les convoca, revestidos con su hábito coral y tomando asiento entre los canónigos. Esto es una peculiaridad de los caballeros del Santo Sepulcro en España que no se da en el resto del mundo. 

El hábito de coro consiste en un amplio manto de estameña blanca, hasta los pies, cerrado adelante por unos broches de pasamanería (alamares), con cola (que se lleva normalmente recogida al brazo izquierdo), con sobrecuello de gola rizada. De cuello cuelga un grueso cordón de seda blanco con borlas y nudo corredizo. Al pecho, en el lado izquierdo, la cruz quíntuple, llamada de Jerusalén o de Godofredo de Bouillón; y birrete negro con la cruz quíntuple al frente y una pluma rizada plana. A modo de pectoral se lleva la cruz patriarcal de los canónigos del Santo Sepulcro, indicando la hermandad de la que hablamos.

sábado, 25 de abril de 2015

Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Descubridor y conquistador del Nuevo Mundo

Álvar Núñez Cabeza de Vaca es considerado por derecho propio uno de los más intrépidos descubridor y conquistador español de toda la historia. En Norteamérica (desde la actual Florida pasando por Alabama, Misisipi y Luisiana, Texas, Nuevo México, Arizona, hasta llegar al Golfo de California, territorios que pasaron a anexionarse al Imperio Español dentro del Virreinato de Nueva España) fue descubridor, conquistador, Adelantado, Capitán General y Gobernador.

Sin lugar a dudas, este nieto de Pedro de Vera y Mendoza, uno de los conquistadores de las Islas Canarias, contaba con el marchamo de un espíritu inquieto. Cabeza de Vaca fue, por añadidura, un cronista que legó a la posteridad dos obras, si bien su intención no era otra que la de informar al emperador Carlos V de todo lo visto y oído en el recién descubierto continente americano. Estas dos obras son la Relación y Comentarios de lo acaecido en las dos jornadas que hizo a las Indias y, la más conocida, Naufragios. En esta última, se narra la trágica expedición iniciada en junio de 1527 desde la gaditana Sanlúcar de Barrameda, liderada por Pánfilo de Narváez, y en la que Álvar viajaba en calidad de tesorero y alguacil.

Retrato de Cabeza de Vaca
Álvar Núñez Cabeza de Vaca nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) hacia 1488 en el seno de una familia hidalga, hijo de Francisco de Vera e Hinojosa (Caballero de la Orden de Santiago y 24 de Jerez) y de doña Teresa Cabeza de Vaca y Zurita. Aproximadamente en 1512 se alistó en las tropas de la Liga Santa de 1511, formada por varios países, entre ellos España, para luchar contra Francia. Dentro de la Liga Santa sirvió en las campañas de Italia en las compañías del capitán Bartolomé de Sierra y de Don Alonso de Carvajal. Participó en la Batalla de Rabean (1512)  y poco después pasó a ser alférez en Gaeta. Posteriormente, como militar luchó en conflictos acaecidos en España. En 1520 peleó en la Guerra de las Comunidades al tiempo que, huérfano de padre y madre, pronto entró al servicio de la Casa de Medina-Sidonia como mensajero. Participó en la Toma de Tordesillas y en la Batalla de Villalar. En 1522 combatió en la Batalla del Puente de la Reina, en Navarra.

En 1527 participó como segundo de a bordo en la malograda expedición a la península de Florida dirigida por Pánfilo Narváez, con cinco barcos y unos 600 hombres. La expedición de Narváez, que tenía como objetivo conquistar La Florida, descubierta tan solo catorce años antes, y la búsqueda de oro, desembarcó en las costas de Florida en 1528, y se aventuró hacia el interior, donde encontró la resistencia enconada de las tribus indias. Diezmados y con las manos vacías, los expedicionarios regresaron a la bahía de Tampa, donde no encontraron sus navíos y los supervivientes construyeron frágiles embarcaciones con las que pensaban alcanzar las costas del Golfo de México, pero naufragaron en la desembocadura del río Pánuco. El propio Narváez desapareció junto con la mayor parte de la tripulación. Cabeza de Vaca, junto con otros tres supervivientes de la expedición recorrieron Florida, Texas y el norte de México. Sufrieron el ataque de los pueblos indígenas y fueron hechos prisioneros para finalmente ejercer como "médicos" de las tribus indígenas.  Fue rescatado en 1536 cerca de Cualiacán, en la costa mejicana del Pacífico, dos años después de su huida, por una patrulla española enviada a la caza de esclavos y comandada por el capitán Melchor Díaz. Se calcula en más de  8.000 kilómetros el territorio recorrido por estos supervivientes, la mayor parte por tierras inexploradas.

Recorrido seguido por Cabeza de Vaca
Álvar Núñez regresó poco después a España, donde fue nombrado por Carlos I adelantado, gobernador y capitán general de la ignota provincia de Río de la Plata, mediante capitulaciones firmadas el 18 de marzo de 1540. La expedición desembarcó en la isla de Santa Catalina, en Brasil, y allí Cabeza de Vaca se dirigió hacia la región de Buenos Aires. Descubrió las cataratas del Iguazú. Instalado en Asunción, se dedicó a la reorganización del gobierno y dirigió una expedición a la Sierra de la Plata, en Potosí. La empresa resultó desastrosa para los españoles, pero sirvió para alimentar las leyendas referentes a las míticas amazonas y a Eldorado.


Hombre extremadamente piadoso y comprometido en la defensa de los pueblos indígenas frente a la barbarie de los conquistadores, a su regreso a Asunción en 1544 fue expulsado violentamente del gobierno por una facción que se oponía a su política en favor de los indios. Su sucesor al frente del gobierno, Martínez de Irala, emprendió un brutal avance hacia el oeste, devastando las regiones que atravesaba y aniquilando a los pobladores indígenas. Cabeza de Vaca fue enviado a España tras su derrocamiento, juzgado y deportado a Orán. 

Tras ocho años de destierro recibió el perdón de Felipe II, que lo nombró presidente del tribunal supremo de Sevilla. Posteriormente tomó los hábitos y llegó a ocupar la dignidad de prior en un monasterio sevillano, donde murió en 1560.

miércoles, 22 de abril de 2015

Día Mundial del Libro...y los hidalgos


El día 23 de abril de 1616 fallecían Miguel de Cervantes, William Shakespeare... y el Inca Garcilaso de la Vega. Por este motivo, en la UNESCO se decidió escoger esta fecha para rendir un homenaje mundial al libro y a sus autores.

Siempre se ha sostenido que ambos murieron el 23 de abril de 1616, pero ninguno lo hizo en tal fecha, pues Cervantes falleció el 22 y fue enterrado el 23, mientras que la diferencia de fechas es aún mayor con Shakespeare, ya que en aquella época Inglaterra se regía por el calendario juliano, por lo que en realidad su muerte se produjo un 3 de mayo, pero eso no es tan importante,… lo importante es que ambos fueron, sin duda, los más insignes escritores, uno en lengua castellana y otro en inglesa, de su tiempo y, podríamos decir, de todo momento.

Grabado de Gustavo Doré
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha es la obra cumbre de Miguel de Cervantes Saavedra, y una de las obras más influyentes de la literatura española y hasta de la literatura universal. Además, se le considera la primera novela moderna. Consiste en dos partes que se publicaron en 1605 y 1615.

Es una parodia de los libros de caballeríaen la que abundan los sucesos graciosos, pero que a la vez critica la sociedad española de la época. Su trascendencia está en que nos hace reflexionar sobre los grandes temas de la condición humana, como la fe, la justicia, la realidad y el amor. 


Es la historia de un hidalgo de la Mancha(Alonso Quijano, Don Quijote, es el personaje principal en la novela) de unos 50 años que tras leer muchos libros de caballería, un género popular en siglo XVI, decide disfrazarse de caballero andante y embarcarse en una serie de aventuras con su viejo caballo Rocinante. Tiene como fin "irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligro donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama" (Parte 1, Cap. 1).

Siguiendo la tradición caballeresca, don Quijote se encomienda a Dulcinea del Toboso, una figura imaginada por el protagonista. En el mundo de Quijote, nada es lo que aparenta ser. Los molinos son gigantes, las ventas son castillos, las plebeyas son princesas, y los títeres son moros. Durante estas andanzas los caminos de don Quijote y Sancho Panza se cruzan con otros personajes que cuentan sus historias. Pero no todas las aventuras son divertidas ni graciosas --en algunas, especialmente en la segunda parte-- don Quijote y Sancho Panza se convierten en los blancos de burlas y engaños. Al final, don Quijote ya no es el personaje cómico y burlesco. Vencido por el desengaño, nuestro protagonista recupera la cordura pero pierde la vida.

Moneda conmemorativa:  IV Centernario de la publicación II Parte de "El Quijote"
Alonso Quijano nos explica con sus propias palabras el origen de su sobrenombre: "quiso ponerse nombre a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote. [...] Quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de su patria y llamarse don Quijote de la Mancha, con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della". (Parte 1, Cap. 1)

viernes, 17 de abril de 2015

Manuel Ruiz de Huidobro y Alzurena. Capitán de la División Azul, Caballero Laureado de San Fernando


Tras la Guerra Civil muchos españoles, de uno u otro bando, participaron en La II Guerra Mundial. Algunos estuvieran enrolados en “La Nueve” del general Leclerc o en la “División Azul” (o 250ª División de Infantería de la Wehrmacht) de Muñoz Grandes. 
 
Solo algunos militares de los que lucharían en Rusia con la División Azul habían sido agraciados, previamente, con la preciada Cruz Lareada (máxima condecoración militar española), caso del Coronel Miguel Rodrigo Martínez. Esas frias tierras serían el territorio idóneo para que otros ocho valientes militares fueran dignos de tan alto honor militar, gracias al valor y entrega mostrados en combate, entre ellos Manuel Ruiz de Huidobro, por la acción del día 10 de Febrero de 1943 al frente de su tercera compañía –fusileros– (primer batallón) del 262 Regimiento de la División Azul. El 16 de noviembre de 1945 recibiría dicha condecoracion a título póstumo.

Manuel Ruiz de Huidobro
Manuel Ruiz de Huidobro y Alzurena nació en Santa María de Mave (Palencia) en 1910. Hijo de Ángel Ruiz de Huidobro y García de los Rios y de Feliciana Alzurena y Dibildos. Manuel fue nieto del I Marqués de Huidobro (Felipe Ruiz de Huidobro y Huidobro), título establecido en 1872 por Real Despacho de Amadeo I de España, sobrino del II (Manuel), y hermano del III (Eduardo), este último consejero del Banco Santander y artífice de la sociedad Automóviles de Turismo Hispano-Ingleses (AUTHI), fabricante de los Morris y MG 1100 en España. En febrero de 1932, Manuel ingresó como soldado en el Cuerpo de Ingenieros para cumplir su servicio militar, alcanzando durante en su estancia los empleos de cabo y sargento de complemento en el Regimiento de Zapadores Minadores Nº 1.

Escudo de los Marqueses de Huidobro, obra de Don Manuel Pardo de Vera . El actual Marqués de Huidobro,
Víctor Ruiz de Huidobro y Lobo es miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España


Al declararse la Guerra Civil se presentó como falangista voluntario en las Milicias de 1ª Línea de La Falange Española de Valladolid, tomando parte en diversas operaciones en dicha capital, así como en la de Palencia. En el mes de septiembre fue destinado con el empleo de sargento de complemento al Regimiento de La Victoria, en el Frente de Ávila, siendo propuesto por dos veces para la concesión de la Medalla Militar Individual y citado como "Distinguido". Por orden del 4 de octubre de 1937, se le concedería la Medalla Militar Individual.

Laureada de San Fernando
En enero de 1938 alcanzó el empleo de teniente provisional y pasó a servir en el Batallón núm. 254 de Cazadores de Ceuta, con el que prestó servicios de campaña. En 1939 fue trasladado al Regimiento de Toledo, guarneciendo con su compañía las posiciones del vértice Cumbre, en el sector de Las Rozas. En febrero asistió en Tauima al curso para el ascenso a capitán provisional, empleo al que fue ascendido tres meses después, incorporándose al Regimiento de Toledo. Terminada la contienda, se le concedió la Medalla de la Campaña y una Cruz roja al Mérito Militar, resultando en mayo de 1939 ascendido el empleo de capitán provisional. En enero de 1940 pasó a la Academia de Transformación de Guadalajara, siendo en julio del año siguiente ascendido a teniente profesional, conservando el empleo de capitán en la Escala de Complemento, pasando a servir en el Regimiento Número 1.

Estaba casado con Isabel Rodríguez Ferrera y Castro. En abril de 1942 causó alta en la División Española de Voluntarios, siendo destinado al Regimiento Número 262 y ascendiendo en ese mismo mes a capitán. En 1943 fue recompensado con la Cruz de Hierro de 2ª clase, por sus muchos méritos militares. 

El capitán Manuel Ruiz de Huidobro
El 10 de febrero de 1943 se produce en los arrabales de Leningrado la batalla de Krasny Bor. Fue el más sangriento enfrentamiento en el que intervino la 250ª División de la Wehrmacht, en la cual 5.900 voluntarios españoles equipados con armamento manual hicieron frente a 44.000 soviéticos (4 divisiones) apoyados por gran cantidad de artillería y tanques. Se producen casi 4.000 bajas entre los voluntarios españoles de la Wehrmacht, pero se consigue detener el avance haciendo fracasar la ofensiva soviética y causando 16.000 bajas al Ejército Rojo.

En la jornada de Krasny Bor, Manuel Ruiz de Huidobro cubría, con su compañía, constituida por 120 hombres, un frente de unos dos kilómetros, cuando uno de sus oficiales le informó que en un bosque inmediato a la posición se habían oído ciertos ruidos, producidos, al parecer, por movimientos de carros de combate. Iniciada por el enemigo, al poco tiempo, una intensa preparación artillera, se trasladó al observatorio de su compañía, en el que situó como reserva móvil diez hombres de la unidad antitanques, recorrió la posición alentando a sus soldados y les recomendó que permaneciesen tendidos en el fondo de las trincheras mientras continuase el fuego artillero del contrario, en espera de sus órdenes. Se dirigió después al observatorio de antitanques, y al comprobar la presencia de fuertes contingentes enemigos en el citado bosque, estableció allí su puesto de mando, instalando el equipo de radio. En estos comienzos del ataque, comunicó a su jefe de batallón que no había más novedad en la posición a su cargo.

Más tarde, al observar que las fuerzas enemigas iban extendiéndose y avanzando entre los árboles, comunicó por radio el siguiente parte: "El enemigo ataca en grandes masas. Barrera de artillería delante de la posición y sobre el bosque". Este primer ataque y un segundo fueron rechazados, pero en el tercer asalto, apoyados por lanzallamas, consiguió el enemigo rebasar la linde del bosque. Ante la amenaza que suponía el haber quedado al descubierto uno de sus flancos, redobló su esfuerzo para organizar defensivamente el nuevo frente y, siendo como siempre, el primero en dar ejemplo, se subió encima de la trinchera, a pesar del intensísimo fuego del enemigo para, desde allí ordenar el despliegue necesario. Así continuó largo tiempo, con evidente desprecio de su vida, hasta que, necesitados de su liderazgo, sus soldados le instaron para que abandonase lo alto de la trinchera, e incluso el alférez Duque, de la unidad antitanques, se subirá al parapeto para ello. Inmediatamente se cubre el flanco y establecen los dos frentes cubriendo la rotura de la línea.

Soldado de la División Azul
El capitán Huidobro no dejó un sólo momento de alentar a la gente, recorriendo las posiciones y recomendando el ahorro de municiones, para lo cual llegó a prohibir se disparase más que sobre blanco seguro. Cursó su último parte oficial: " El enemigo continúa atacando en grandes masas; barrera de artillería delante de la posición. Moral elevada. Sin novedad". Ante la inmensa superioridad numérica del contrario, con más del 75% de bajas propias, y atacado por tres frentes, enardeciendo con su decidido arrojo a los pocos hombres que todavía le quedaban, se lanzó contra un enemigo que no iba a permitir su rendición y recibió un disparo en el cuello que le produjo la muerte con apenas 33 años.  La Compañía de Huidobro resistió mucho más tiempo del que habían imaginado los rusos y cuando el capitán cayó, hacia las 10 de la mañana, el teniente Altura, que le sucedió en el mando, aún mantuvo la resistencia bastante tiempo más.

martes, 14 de abril de 2015

La Caballería Villana


Los caballeros villanos fueron milicianos, que las particulares condiciones de la Reconquista española llevaron a vestir las armas de caballero. Durante este amplio periodo mostraron su valía en multitud de acciones militares, desde simples golpes de mano a, prácticamente, todas las grandes batallas que, durante siglos, se dieron en la península ibérica hasta la expulsión definitiva de los invasores. 

El caballero villano (no noble) es el habitante de una villa que posee caballo y armas; amparada tal situación por el rey, que al universalizar la atribución de privilegios a los caballeros de las villas, formarán tales hombres una clase social propia, que a partir de la baja Edad Media será un verdadero patriciado urbano. Muchos de ellos acabaron con la consideración de hidalgos.


La caballería villana es una institución militar típicamente hispánica, aunque por toda Europa se encuentra este tipo de guerreros, pero nunca con la importancia y cantidad que tuvieron en suelo ibérico, que se desarrolló en el Edad Media en los reinos de Castilla y de León y, en menor medida, en el de Portugal. Tuvo un importante desarrollo en la Extremadura castellana durante los siglos X y XI, y en particular con la repoblación que lleva a cabo Alfonso VI, en cuyo proceso se estableció un modelo social y político basado en extensos concejos municipales fundados bajo diversos fueros concedidos por los reyes castellanos para favorecer su repoblación y en los que se contemplaba la creación de milicias populares para la defensa de la villa y de su alfoz. El fuero más antiguo que se conoce, el de Castrojeriz en 974, ya contempla esta figura, aunque es el único de esta época que los nombra.

En general, se trataba de una milicia concejil formada por soldados de a pie o peones, ballesteros y soldados a caballo que las poblaciones debían prestar al rey cuando este necesitara de ellas de acuerdo al “deber de auxilio” que contraían las poblaciones en sus fueros. Todos los integrantes de la milicia se obligaban a mantener completo y en buen estado su armamento.

La estrella de David, un distintivo judío, se ha identificado con un musulmán (caballero vencido) por la rodela, el sable curvo y la tez oscura de la cara. La estrella davídica no es ajena a la cultura islámica.
El valor específico de esta caballería villana radicaba en que para ostentar el rango de caballero no se exigía poseer un origen noble, tan sólo tener los recursos suficientes para mantener al menos un caballo y el armamento completo y necesario para el combate, además, claro está, de residir en el concejo. Se les conocía comúnmente como los “caballeros pardos” por el color de su indumentaria. El nombramiento de estas tropas correspondía a los alcaides de los distintos concejos. Al tratarse de poblaciones de repoblación los caballeros villanos eran agricultores y ganaderos pudientes que, además, solían ocupar los oficios municipales.

Al objeto de hacer apetecible conseguir este estatus, a los caballeros villanos se les otorgaban ciertos privilegios; al igual que sucedía con los hidalgos, Así, ni el caballo ni el armamento podía ser embargado por deudas y estaban exentos de algunos impuestos, gozaban de un estatuto jurídico especial que reducía las penas para los caballeros respecto a los peones para ciertos delitos, y en los juicios podían exigir la presencia del alcaide: además, el carácter de caballero villano se extendía a los hijos y lo mantenía la viuda mientras que no contrajera nuevo matrimonio.


Alarde: un desfile o cabalgada de caballeros armados pero con la cabeza descubierta
Se instituyen alardes para comprobar su debida preparación material, los cuales tenían lugar en los meses cercanos a la época más ajetreada. Los caballeros villanos debían de pasar estos controles limpiamente para asegurarse de poder disfrutar de sus exenciones fiscales y demás privilegios legales. Pasado el peligro de los musulmanes y acabada la Reconquista, los alardes se realizarán todo el año.
Con el avance de la Reconquista y debido a su valor estratégico (caballería de carga con lanza) en la guerra contra los moros la caballería villana aumentó considerablemente su importancia y su presencia política e institucional. De la misma forma, los caballeros villanos fueron aumentando sus privilegios hasta equipararse de hecho con la baja nobleza tradicional castellana de las poblaciones al norte de Duero: los hidalgos e infanzones, que por su parte fueron perdiendo importancia social según se ampliaba el territorio dominado por los reyes cristianos.

Estos caballeros villanos pretendieron emular y equipararse a los caballeros de linaje y para eso había que cerrar o dificultar al menos el acceso al grupo. Así, en el siglo XII, bajo el reinado de Alfonso X, se produce el reconocimiento jurídico del status privilegiado de la caballería villana; lo que viene a reconocer de iure una situación de factoobtenida merced al poder económico y político que éstos habían logrado.

Este afán en alcanzar la condición nobiliaria se produjo durante los siglos XII y XIII y tuvo resultados muy dispares entre unas ciudades y otras; y si estos caballeros villanos tuvieron que defender sus intereses frente a la antigua hidalguía de linaje y los infanzones, según avanza la Reconquista serían estos antiguos caballeros villanos, trasformados muchos ya en “hidalgos de linaje”, los que se verán acometidos por la nueva forma de acceso a la baja nobleza que representaba los caballeros de cuantía (cuantiosos) o de alarde de los siglos XIV y XV en las ciudades de Castilla y, en particular, las situadas más allá de Despeñaperros. La proliferación de hidalgos en las ciudades de la Extremadura castellana y leonesa en los siglos XV y XVI sólo puede explicarse por su origen en la caballería villana.

viernes, 10 de abril de 2015

Juan de Herrera. Arquitecto (El Escorial), matemático y geómetra


Arquitecto, matemático y geómetra español del siglo XVI, máximo exponente del bajo renacimiento en su país. Seguidor de los maestros italianos, en especial de Sebastiano Serlio y Giacomo da Vignola, estableció un nuevo estilo —llamado herreriano en su honor— estrechamente ligado al imperio español de Felipe II y sus sucesores dinásticos de la casa de los Austrias.

Su obra maestra fue el Monasterio de El Escorial, considerado la "Octava Maravilla del Mundo", construido por encargo del rey Felipe II, el más poderoso de su tiempo, y dedicado a San Lorenzo, en cuya festividad (10 de agosto de 1557) se logró vencer a las tropas francesas en la famosa batalla de San Quintín.

Retrato de Juan de Herrera
Herrera nació en el lugar de Movellán (Cantabria) hacia 1530, en el seno de una familia de hidalgos castellanos. Su abuelo, Ruy Gutierrez de Maliaño y de Herrera, fue señor de Maliaño y el mayorazgo de Herrera con sus tierras en la región. Su padre, Pedro Gutierrez de Maliaño, casado con María Gutierrez de la Vega, fue fruto del segundo matrimonio de Ruy Gutierrez, por lo que los títulos y las tierras fueron heredadas por un hijo mayor del matrimonio. Juan de Herrera casó, en 1571, con María de Álvaro, una acaudalada heredera, enviudando en 1576. Contrajo nuevas nupcias, en 1582, con una sobrina suya, Inés de Herrera, heredera del señorío y mayorazgo. Fue educado en las humanidades y filosofía (en la Universidad de Valladolid), así como en las armas. 

Gracias a su condición de soldado tuvo la oportunidad de conocer países como Alemania, Flandes e Italia. Su inquietud por la cultura le adentró en el estudio de la filosofía, las matemáticas, el arte y todas las humanidades en general. Una de las primeras manifestaciones artísticas fueron las ilustraciones que realizó para el "Libro del saber de astronomía de Alfonso X el Sabio" de 1562. A partir de este momento, coincidiendo con la muerte de Carlos V, comienza a desarrollar su faceta como arquitecto bajo la tutela de Juan Bautista de Toledo, encargado por el nuevo rey Felipe II de la construcción de un monasterio-palacio en El Escorial hasta su fallecimiento en 1572. A partir de este momento Herrera se hizo cargo de la dirección de las obras escurialenses, modificó algunas de sus técnicas constructivas, completó las techumbres y construyó la monumental fachada occidental, la gran basílica de planta centralizada y el templete del patio de los Evangelistas.

Así, en 1563 pasó a ser colaborador de Juan Bautista de Toledo en la construcción de El Escorial y, a la muerte de éste en 1567, le sucedió en la dirección de las obras. Sin duda este monasterio fue la gran realización de tan singular arquitecto, cuyo apellido ha dado nombre a un estilo, el herreriano, que siguieron destacados alarifes españoles, sobre todo en el siglo siguiente.
El Escorial, Juan de Herrera
 
La preciosa biblioteca del Monasterio de El Escorial

Su nombramiento como inspector de monumentos de la corona propició la expansión de su estilo por toda España y le proporcionó nuevos encargos de gran envergadura, entre los que destacan los proyectos para la Lonja de Sevilla (1583), la fachada meridional del Alcázar de Toledo (1571), la fachada principal del Palacio de Carlos V en Granada, la Real Casa de Moneda de Segovia, el Puente de Segovia en Madrid, el Palacio de Aranjuez y el nuevo plano para la villa de Madrid. Una de sus obras más influyentes fue la inconclusa Catedral de Valladolid, un templo corintio de planta rectangular con cuatro torres en las esquinas y crucero central, cuyas trazas inigualables sirvieron de modelo para las catedrales de México y Lima.

Escudo de Felipe II en el Real Monasterio de El Escorial
La aportación fundamental de Herrera a la evolución del renacimiento fue la disolución de la ornamentación figurativa y, como consecuencia, la culminación expresiva de los volúmenes arquitectónicos, propia del clasicismo. Su estilo, bautizado posteriormente como herreriano, dominó la arquitectura española durante casi un siglo, y entre sus seguidores se encuentras figuras tan relevantes como Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora o Juan Gómez de Trasmonte. Entre sus características fundamentales destacan el rigor matemático de las proporciones compositivas, los chapiteles de pizarra de origen flamenco y los motivos decorativos geométricos, especialmente pirámides y esferas o bolas. Además de arquitecto, fue un prolífico inventor y un reputado geómetra, fundador de la Academia de Matemáticas de Madrid bajo el mecenazgo de Felipe II. Herrera murió el 15 de enero de 1597 en Madrid.

lunes, 6 de abril de 2015

Fernando el Católico, el rey de Aragón que imaginó España

El Gobierno de Aragón y la Real Academia de la Historia, con el patrocinio de la Fundación Rafael del Pino, presentan el ciclo de conferencias titulado “Fernando el Católico, el rey de Aragón que imaginó España”. 
 

Constará de ocho diferentes disertaciones, pronunciadas por otros tantos especialistas:

Don Miguel Ángel Sesma Muñoz hablará de "Fernando II de Aragón, Hispaniarum rex", doña Carmen Morte García sobre "Imagen y mensaje, las representaciones de Fernando II de Aragón", don Faustino Menéndez Pidal de Navascués, Director honorario de esta Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, hablará sobre los "Emblemas del rey don Fernando", don Nicasio Salvador Miguel acerca de "La glorificación literaria de Fernando el Católico, el caso de la guerra de Granada", don Miguel Ángel Ladero Quesada sobre "La Monarquía Hispánica de Fernando e Isabel", don Feliciano Barrios, Academico de Número y Tesorero de esta Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, hablará de "La formación de la Monarquía y la configuración de la administración de la corte", don Luis A. Ribot García de "La integración de Sicilia y Nápoles en la monarquía de España" y, finalmente, don José Antonio Escudero sobre "Fernando el Católico y la Inquisición".

Programade las Conferencias. La sesiones tendrán lugar en la Real Academia de la Historia (C/ Amor de Dios, 2, 28014 Madrid) a las 19:00. Fechas: 8, 15, 22 y 29 de abril y 6, 13, 20 y 27 de mayo de 2015. 19:00. Entrada libre. Aforo limitado.

viernes, 3 de abril de 2015

Miguel Mañara. Impulsor de la Santa Caridad de Sevilla


Miguel Mañara fue el ejemplo más fidedigno de hidalgo, caballero del hábito de Calatrava, promotor o patrocinador artístico sevillano en el siglo XVII, singularmente en el campo de la pintura y en su relación con los dos grandes pintores de la segunda mitad del siglo XVII: Murillo y Valdés Leal. Es cierto que ese patrocinio está directamente vinculado con la Hermandad de la Santa Caridad, pero no es menos que la espiritualidad y el impulso recibido por esta corporación, desde 1662, año de su ingreso, se debe a la figura de este singular personaje. 
 
Nació Miguel (de)* Mañara en Sevilla, el 3 de marzo de 1627 y murió, en esa misma ciudad, el 9 de mayo de 1679. Su padre, Tomás Mañara de Leca y Colona, nació en Calvi (Córcega), perteneciente a la Señoría de Génova, hacia 1574 en el seno de una familia noble aunque venida a menos pero que había conseguido labrar una sólida fortuna dedicándose al comercio con América, en cuyas tierras pasó la etapa de juventud. Una vez de regreso en Sevilla ocupó destacados cargos y se convirtió en un hombre público ocupando altas magistraturas en la ciudad (consiliario del consulado de Cargadores a Indias, familiar del Santo Oficio y hermano mayor de San Pedro Mártir). Su madre, Jerónima Anfriano Vicentelo, también de familia oriunda de Córcega, nació en Sevilla hacia 1590.

La vida de Miguel Mañara, fuente de las más variopintas leyendas, a las que él mismo da pié cuando en su testamento, reproducido por su biógrafo, el Padre Cárdenas, se acusa de haber prestado servicio: “a Babilonia y al demonio su príncipe con mil abominaciones, soberbias, adulterio, escándalos y latrocinios”, fue en realidad la de un noble de bajo linaje, pero de desahogada posición económica. Un hombre de convicciones sencillas, piadoso y caritativo.

La infancia de Miguel Mañara es la propia de un niño que pertenece a una familia sevillana tocada por la fortuna. Desde muy niño recibió una educación (cuentas, letras, equitación y armas, además de en pintura) propia del estado de caballero, pues su progenitor había logrado para él el hábito de caballero de la Orden de Calatrava, cuando contaba ocho años, siendo investido tras cumplir los diez. Debido al fallecimiento de sus dos hermanos varones mayores se vio con trece años como heredero del importante patrimonio que llevaba aparejado el mayorazgo conseguido por su padre en 1633, convirtiéndose en un joven ocioso y despreocupado.


Con poco más de veinte años le vemos como miembro de la junta de gobierno de La Hermandad de La Soledad de San Lorenzo (Sevilla), lo cual habla por si de un comportamiento acorde con la moral católica, si bien hay que tener en cuenta la vida licenciosa habitual de la alta sociedad sevillana de la época. A los cuatro meses de la muerte de su padre, con veintiún años, contrajo matrimonio por poderes, en agosto de 1648, con Doña Jerónima María Antonia Carrillo de Mendoza y Castrillo, nacida en Guadix en 1628, a quien se dedicó por entero, en total felicidad, al tiempo que ocupaba notables cargos en la municipalidad, el Concejo y la Universidad de Mercaderes. Tras la muerte de su esposa en 1661, una honda crisis personal le hará cuestionarse su modo de vida, entrando en un proceso de profunda conversión y penitencia.

Miguel Mañara estuvo dedicado a asuntos públicos y con un alto grado de compromiso con la ciudad de Sevilla y con la Iglesia, siendo, desde el año 1651, uno de los alcaldes mayores de Sevilla y pertenecía a la Hermandad de la Santa Caridad, donde empezó ejerciendo el cargo de diputado de entierros y de limosnas, lo cual le dio la oportunidad de apreciar las terribles condiciones de vida de los pobres que morían en la calle, y esta contemplación de las miserias humanas debió llevar al Venerable a tomar posiciones a favor de ampliar las actividades de la Hermandad. Al año de hacer su promesa como hermano, propuso en el cabildo del 9 de diciembre de 1663 un conjunto de ideas para afrontar estas situaciones y recoger por las noches en un local a los pobres que vagaban por las calles de Sevilla. Ello equivalía a formular la creación del hospicio y, aunque tuvo eco la propuesta entre los hermanos, se salía de los fines y recursos de la corporación, por lo que recibió ánimos y estímulos pero no el beneplácito para que la Hermandad se hiciera cargo de tan importante empresa.
Fachada principal de la Casa Palacio de los Mañara, en la calle Levíes
En diciembre de 1663 fue elegido hermano mayor, responsabilidad que desempeñó hasta su muerte. En el tercer cabildo que presidiera como hermano mayor, en febrero de 1664, planteó de nuevo su idea, que saldría adelante con su trabajo y el apoyo de los hermanos. A partir de ese momento llevará a cabo una gran obra en cuanto crea el Hospicio primero, y más tarde lo transformará en Hospital de la Santa Caridad, construyendo un amplio edificio, al igual que la iglesia de San Jorge, anexa.

En el año 1671 redactó Mañara el Discurso de la Verdad, un año después de la terminación de la fábrica de la iglesia del Hospital de la Santa Caridad, la obra a la que Mañara dedicó sus desvelos y trabajos desde que en 1661 falleciese su esposa.

El modelo de la acción social que impulsó Mañara y el ejercicio de la caridad, a través de la Hermandad, sugiere que en él prevalecían unos rasgos de personalidad muy sólidos acompañados de una humildad y un amor casi desmedidos hacia los pobres, desvalidos o caídos en desgracia. No es ya sólo el tratamiento a los pobres lo que nos habla de la profundidad de su mensaje, amparado siempre en el Evangelio y las Sagradas Escrituras, sino cómo abordaba situaciones poco comunes en las cuales no ejerció ninguna posición de dominio. Nunca se había negado a atender a quienes se acercaban al Hospital de la Santa Caridad a implorar una ayuda o a solicitar consejo, y esa disposición hacia los demás la tuvo sin dejar de vivenciar una religiosidad de durísima mortificación personal y un hondo discurrir por el camino de una piedad tal vez demasiado compleja para las simplezas a que estaban acostumbrados los hombres de su tiempo.

Hospital de la Santa Caridad (Sevilla)
Aunque no hay ningún testimonio contemporáneo de su comportamiento como seductor, más allá de su propia confesión, el nombre de Mañara ha pasado a ser sinónimo de seductor, como recogen los versos de Antonio Machado: ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido / ya conocéis mi torpe aliño indumentario (Retrato, en Campos de Castilla) en que lo compara con el valleinclanesco marqués de Bradomín. La razón de ello procedería de una campaña difamatoria que se suscitó como consecuencia del proceso de beatificación a comienzos del siglo XIX, explicable por el anticlericalismo de los ambientes liberales, que encontraron cierto fundamento en la barroca confesión que representa el testimonio del propio Miguel.

* Según el historiador francés Olivier Piveteau, «nunca usó Don Miguel la preposición “de” ante el apellido Mañara. En el apellido completo, el “de” precede a Leca, y no a Mañara, y eso se entiende por ser Leca un antiguo nombre de feudo». Fue la Sevilla del siglo XVIII la que comenzó a añadirlo, con visos de enaltecer a su recordado bienhechor