lunes, 26 de marzo de 2018

El Palacio del Infante D. Luis acoge la mayor exposición sobre Blas de Lezo



El Palacio del Infante D. Luis (Boadilla del Monte / Mafrid) acoge entre el 21 de marzo y el 21 de abril la exposición Blas de Lezo y la Guerra del Asiento, una muestra en la que se hace un homenaje a la vida del marino español y el importante papel que jugó en la defensa de Cartagena de Indias durante el fallido asedio británico de 1741.


La exposición corre a cargo de la Fundación Blas de Lezo y el Ayuntamiento de Boadilla y en ella se podrá contemplar cincuenta cuadros -entre los que hay obras de reconocidos pintores de tema histórico-; maquetas, dioramas, esculturas, armas, uniformes y banderas. 


Durante la inauguración, los distintos intervinientes realizaron una semblanza de Blas de Lezo en la que destacaron la importancia del triunfo que obtuvo frente a la flota inglesa, formada por 186 naves y 23.600 hombres mientras que él sólo contaba con 6 barcos y 2.800 hombres; esa victoria evitó que Inglaterra tomara Cartagena de Indias y se hiciese con las posesiones españolas en el Nuevo Mundo.

La de Boadilla será la muestra más completa de todas las que se han expuesto hasta ahora, entre las que destacan la primera, en Cartagena de Indias en octubre de 2016, inaugurada por el Rey Felipe VI, y la de la Casa de América, desde enero de 2018, que ha estado expuesta hasta ahora y ha contado con una gran afluencia de público.

Además de las piezas que se pueden contemplar en las dos plantas en la que estará la exposición, se proyectará de forma continua un documental sobre cómo era la Cartagena de Indias de la época.


La muestra es itinerante y, después de estar en Boadilla, realizará un recorrido durante los próximos dos años que finalizará en Estados Unidos.

viernes, 23 de marzo de 2018

Ramón Menéndez Pidal. Filólogo, historiador y mediavalista


Verdadero iniciador de la filología hispánica, creó una importante escuela de investigadores y críticos. Fue discípulo de M. Menéndez Pelayo en la universidad de Madrid, donde se doctoró en 1893. Miembro de la Real Academia desde 1902, presidió esta institución a partir de 1925.

Nacido en La Coruña, el 13 de marzo de 1869, fue bautizado en la Iglesia Parroquial Colegiata de Santa María del Campo de la Coruña con los nombres de Ramón Francisco Antonio Leandro. Era el tercer hijo del magistrado Juan Menéndez Fernández Cordero (linaje hidalgo), natural de Pajares (Asturias), y de Ramona María Pidal Sánchez, natural de Villaviciosa (Asturias). Tuvo por hermanos a Luís (gran pintor*) y a Juan (que fue director del Archivo Histórico Nacional).

Cuando contaba trece meses su padre se trasladó a Oviedo, destituido como magistrado por no jurar la constitución de 1869; en esta ciudad vivió hasta los siete años, cuando su padre fue rehabilitado en el cargo y destinado a Sevilla y, más tarde, a Valladolid.

Los Pidal eran un antiguo linaje de Asturias, con casa solar en la parroquia de San Félix de Oles, perteneciente al ayuntamiento y partido judicial de Villaviciosa, algunos de cuyos miembros ya figuran como hidalgos en el padrón del año 1601.

A los diez años su familia se traslada a Albacete, ciudad a la que había sido destinado su padre como magistrado; más tarde a Burgos (donde falleció su padre en 1880) y, finalmente, en 1883, la familia se traslada a Madrid, donde reciben el apoyo y la protección de los primos de su madre (fallecida en 1896), Luis Pidal y Mon, Toisón de Oro y segundo marqués de Pidal, y Alejandro; ya en Madrid, decide estudiar Filosofía y Letras, aunque por imperativo familiar se vea obligado a cursar a la vez la carrera de Derecho. En Madrid fue discípulo de Marcelino Menéndez Pelayo y, en 1899, obtuvo la cátedra de Filología Románica de la Universidad Central de Madrid.

Al primer período de su formación le llamó Ramón Menéndez Pidal “su castellanización”, según escribió Carmen Conde en 1969, porque sus amigos se burlaban de los asturianismos de su habla.

En 1900 se casó con María Amalia Vicenta Goyri, la primera mujer que hizo estudios oficiales y los terminó en la Facultad de Filosofía y Letras (1896), con la que tuvo tres hijos: Ramón, muerto en 1908 en la casa de El Paular (Madrid), Jimena y Gonzalo. En su viaje de novios ambos descubrieron la persistencia del Romancero español como literatura oral y empezaron a recoger muchos romances en sucesivos viajes por tierras de Castilla la Vieja. Electo para la Real Academia Española en 1901, su maestro Menéndez Pelayo pronunció su discurso de acogida.

*Retrato de Alfonso XIII, por Luís MP
El 16 de junio de 1910 fue nombrado presidente del Comité Directivo de la Residencia de Estudiantes, creada en mayo del mismo año. En 1925 fue elegido director de la Real Academia Española, en la que cesó en su cargo, en 1939, por desacuerdo con las decisiones que el poder político tomó sobre la situación de algunos de sus miembros, pero volvió a ser elegido director en 1947 y siguió en este cargo hasta su muerte. Durante la Guerra Civil tuvoque exiliarse de España y vivió en Burdeos, Cuba, Estados Unidos y París. En setiembre de 1937 inauguró sendos cursos en la Columbia University sobre “La historia de la lengua española” y “Los problemas de la épica y el romancero”.

A través del Centro de Estudios Históricos (fundado en 1910) y de la Revista de Filología Española (1914) propició el surgimiento de una nueva generación de investigadores como Américo Castro, Dámaso Alonso o García Solalinde.


Menéndez Pidal incorporó a los estudios lingüísticos y literarios los métodos comparatistas e historicistas europeos, con lo que sentó las bases de la moderna filología hispánica y se convirtió en uno de los más prestigiosos romanistas de la época. Con La leyenda de los infantes de Lara (1896) inició sus trabajos sobre épica española primitiva, labor continuada con una serie de ensayos sobre el Poema del Cid, editado por él entre 1908 y 1911, y con obras como La epopeya castellana a través de la literatura española (1910) y La Chanson de Roland y el neotradicionalismo (1959). Su aprecio por la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, en consonancia con los autores de la Generación del 98, lo llevó a escribir La España del Cid (1929), en la que manifestó su dimensión de historiador.

Aportación fundamental a la ciencia filológica fue su Manual elemental de gramática histórica española (1904), reeditado numerosas veces, en el que despliega sus vastos conocimientos paleográficos con extraordinario rigor. Asimismo investigó los romances castellanos en Flor nueva de romances viejos (1928), Romancero hispánico (1953) y Cómo vive un romance (1954).


Otros textos notables son Poesía juglaresca y juglares (1924), Orígenes del español (1926), La idea imperial de Carlos V (1938), La lengua de Cristóbal Colón y otros ensayos (1942), España, eslabón entre la cristiandad y el Islam (1956) y El padre Las Casas y su doble personalidad (1963).

Sufre una trombosis en 1965, de la que nunca se recuperó por completo, y fallece en Madrid, el 14 de noviembre de 1968, contando 99 años de edad.

Nota: Faustino Menéndez Pidal de Navascues, ingeniero y famoso historiador, es su sobrino nieto.

Armas de Faustino MP. (por Xavi García)
Historia de España de Menéndez Pidal

La Historia de España de ramón Menéndez Pidal fue publicada por la editorial Espasa Calpe. Esta obra elaborada en 42 tomos en 65 volúmenes que inicio en 1935 el historiador, y que dirigió, a partir de 1975, José María Jover Zamora, habiendo colaborado y aportado más de 400 autores españoles y extranjeros, hasta que se cerró en el año 2004.

La obra abarca 53.000 páginas que incluyen 20.000 ilustraciones. Según ha expresado Guadalupe Gómez Ferrer, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid: la obra se ha distinguido por haber involucrado a un amplio espectro de autores de la "máxima calificación científica" independientemente de su escuela de formación, orientación ideológica y por ser un "puente entre generaciones".

Para saber más: Ramón Menéndez Pidal

viernes, 16 de marzo de 2018

Antonio de Sangenís. Ingeniero militar distinguido en los Sitios de Zaragoza


Comandante del Real Cuerpo de Ingenieros, héroe de la defensa de Zaragoza contra las tropas Napoleónicas durante la Guerra de Independencia.

Trató de convertir a Zaragoza en un lugar de fortificación de campaña. Organizó el sistema de defensa durante los dos Sitios, y el resultado fue que Zaragoza nunca fue conquistada, sino que capituló extenuada por la epidemia y el agotamiento de víveres y municiones.


Antonio de Sangenís y Torres, cuarto hijo de Francisco Sangenís y Pocurull, quien poseía el título de XII barón de Blancafort, y Teresa Torres Castelnou, nació en Albelda (Huesca) el 12 de julio de 1767. Procede de una familia de rancio linaje que nos sitúa en el antiguo Condado del Panadés, según privilegio de la nobleza concedido por Ramón Borrell, Conde de Barcelona. Cuatro de los siete hermanos fueron militares, dos eclesiásticos y uno murió siendo niño. Como ocurría en otras familias de la baja nobleza, el Ejército o la Iglesia fueron las salidas naturales para los hermanos Sangenís.

Baronía de Blancafort
La Baronía de Blancafort (Lérida) existe desde el siglo XV, y su escudo ya es usado por Juan Sangenís y Mur, que vivía en Castello de Fantaña. Pocos años antes de las Cortes de Cádiz y de la supresión de los Señoríos Jurisdiccionales, Don Francisco de Sangenís y Pocurull, Barón de Blancafort, con gran visión de lo que iban a traer los nuevos tiempos, logró que el rey Carlos III suprimiera el Señorío Jurisdiccional y lo hiciera de nobleza. Este Barón de Blancafort era el padre de Antonio de San Genís.
Escudo de la Casa solar en Estadilla
Antonio obtuvo el grado de subteniente de infantería en 1774 por concesión de Carlos III, cuando aún era menor de edad, por privilegio de ser hijo de noble. Fue teniente del regimiento del Príncipe, desde donde pasó al cuerpo de Ingenieros. Tras su preparación en la Academia de Barcelona (1782-1783), y en los Reales Estudios de San Isidro de Madrid (1787-1789), el 12 de noviembre de 1790, accedió a un puesto en el despacho de ayudante de ingenieros.

La edad de admisión de cadetes en los Reales Ejércitos era de 16 años para los miembros de la nobleza y de 12 para los hijos de los oficiales, pero el monarca tenía el privilegio de nombrar cadetes a los hijos de la nobleza como recompensa y gracia especial hacia un noble por los servicios que éste le hubiera prestado. 

Durante 1792 y 1793 se encargó de la reparación de los fuertes y artillería situados en la costa cantábrica. Al año siguiente obtuvo el ascenso a ingeniero extraordinario y concurrió como capitán a los combates contra la República francesa.

En octubre de 1804 fue destinado a la Academia de Ingenieros de Alcalá de Henares, en la que impartió clases de construcción de fortificaciones. Durante su dedicación a la docencia, escribió algunos textos teóricos como el Tratado de Artillería de Tomás de Morla, un Tratado de fortificación de campaña (inédito), además de algunas memorias profesionales.


La marcha de los Zapadores, de Augusto Ferrer-Dalmau
En abril de 1805 obtuvo el ascenso a sargento mayor de brigada, grado que le correspondía por antigüedad. Ante los sucesos del Dos de Mayo, Sangerís salió, junto a un grupo de compañeros, en auxilio de Zaragoza, donde organizó y encabezó el batallón de Zapadores

Formó parte de la Junta de Defensa y de la de Fortificación. Finalmente, tuvo que tomar el mando de la batería de Santa Engracia al morir Antonio Quadros el 4 de agosto de 1808. Después del primer sitio, por su labor en la defensa de la ciudad, obtuvo el ascenso a coronel el 1 de agosto de 1808 y recibió el escudo de defensor de la patria. Continuó trabajando en Zaragoza, durante los Sitios, donde estuvo a las órdenes de Palafox, y dirigió la construcción de las nuevas fortificaciones para la defensa. 


Murió en la batería alta de Palafox o del Molino de aceite, en el Segundo Sitio, el 12 de enero de 1809, al ser alcanzado por una bala.

martes, 13 de marzo de 2018

Alonso de Grado. Lugarteniente de Hernán Cortés


Cuando Cortés desembarcó en tierra de Anahuac en 1519, entre los pocos españoles que le acompañaban se encontraba el capitán Alonso de Grado, y al realizar la conquista del nuevo territorio, a su lado estuvo y le pidió consejo en horas decisivas y supremas. Con él entró en la gran ciudad de Méjico.

Alonso de Grado, hidalgo que nació en la villa de Alcántara (Cáceres), alrededor de 1490, pasó en ella su adolescencia, y se dice que era de dura complexión, pequeño de cuerpo, de claro talento y escasa doctrina, astuto, temerario y un tanto altanero. Pertenecía a una familia que se había asentado en ella como muy tarde en el S. XIV.


Ocupa este linaje cargos en el gobierno de la misma ya que en la Visita que se realiza a Arciprestal de Santa María de Almocóvar de Alcántara en 1499 nos encontramos con Pedro de Grado, Regidor. Algunos de sus miembros pertenecieron a la antigua Cofradía Alcantareña de Hidalgos del Sancti Spiritu, que sustentaba un hospital homónimo desde la Edad Media. Así aparece en un documento de 1527:

Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de Nueva España, lo describe así: Cortés enbió a la Villa Rica, por teniente y capitán, a un hidalgo [que] se dezía Alonso de Grado, en lugar del alguazil mayor Juan de Escalante…, porque era hombre muy entendido y de buena plática y presencia, y músico e gran escribano,…

A pesar de su posición y preparación decidió emprender el viaje a las nuevas tierras recién descubiertas. Las razones pueden ser múltiples: las noticias de grandes riquezas, las ganas de aventuras, ampliar el patrimonio familiar, colonizar América, etc. No se sabe el año de su partida, sí que en 1514 ya se encontraba en la Isla de Cuba, pues el 21 de diciembre de ese año se encontraba presente en el reparto de cierta encomienda.

Hernán Cortés en el año 1519 fleta una pequeña armada para recalar en tierra firme sorteando muchas de las reticencias del gobernador de Cuba don Diego de Velázquez. Ésta consta de once barcos de entre 70 y 100 toneladas, con una dotación de 100 marineros y 580 soldados, con 200 cubanos y varios negros. Contaban además con 16 caballos y varias yeguas. En una larga lista de nombres de los soldados que se embarcaron para este fin se encuentra nuestro hidalgo:

Cortés estuvo costeando antes de tomar tierra definitivamente y fundar Villa Rica de Vera Cruz. En esta nueva fundación había dejaba como alguacil a Juan de Escalante mientras él se internaba dentro del Continente.

El 2 de noviembre de 1519 se enfrentaron con las fuerzas de Xicotencalt, cacique de Tlaxcala. Este pueblo pasó de ser combativo a un fiel aliado. Después de esta jornada nuestro personaje tuvo ciertos problemas con Cortés, que se resolvieron. El cinco de agosto de 1519 figura como Alcalde Ordinario de la villa de Vera Cruz.

Alonso también se encuentra presente en la batalla de Cholula, donde Moctezuma tiende a los españoles una trampa antes de llegar a la capital. El día 8 de noviembre de 1519 entran las huestes castellanas en la ciudad de Méjico, siendo recibidas con honores de teules, dioses en su lengua.

Alonso de Grado fue uno de los 30 castellanos que, tras recomendar a Cortés esta acción preventiva, entraron en el palacio y cogieron desprevenido al Emperador Moctezuma, llevándole preso, engañado, a la residencia de Cortés, desde la cual cayó derrumbado, perdiendo cetro, corona y vida.

Alonso estuvo en  la conocida como la Noche Triste y en el gran enfrentamiento entre las fuerzas castellanas y las nativas tuvo lugar en Otumba, el siete de julio de 1520, donde los españoles más preparados en la liza en campo abierto, aunque en menor número, derrotaron a sus opositores haciendo valer su pericia y valor.

El Emperador Moctezuma, en el lecho de muerte, había confiado sus hijos a Hernán Cortés. Entre ellos estaba su hija Teciuchpotzin. Ésta había matrimoniado la primera vez con su tío Cuitlanhuac, la segunda con su primo Cuauhtemoc. A la muerte de éste se convierte al cristianismo y se bautiza pasándose a llamar Isabel de Moctezuma y Cortés, tras la ejecución de Cuauhtemoc, por conspiración, el 28 de febrero de 1525, la da en matrimonio a nuestro hidalgo alcantareño, hombre frívolo y bullicioso bajo el amparo de Hernán Cortés. El enlace se celebró en 1526, ya que la carta dotal se da el veintisiete de junio del mismo año, y Cortés da en arras a la princesa azteca una gran dote (señorío de Tacuba) que recaerá en ella y sus herederos, y a él, el cargo de Visitador General. De este tercer matrimonio no hubo descendencia, aunque si del cuarto y quinto que siguieron.

Doña Isabel de Mocteçuma. Hija del gran Mocteçuma, último rey indio del gran reyno y ciudad de Mexico, que bautizada y siendo cristiana caso con Alonso Grado natural de la villa de Alcántara, hidalgo y criado de su Magestad que havia servido y servia en muchos offis. en aquel reyno […]Me pareció que según la calidad de la persona de la dicha Doña Isabel, que es la mayor y legítima heredera del dicho señor Motezuma y que más encargada me dejó y que su edad requería tener compañía, le he dado por marido y esposo a una persona de honra Hijodalgo y que ha servido a S. M. en mi compañía desde el principio…


En 1522 Alonso se une a la expedición de Gonzalo de Sandoval para fundar una villa con fines comerciales a la que pusieron Espíritu Santo, por fundarse en la Pascua de Pentecostés. Fue uno de sus primeros habitantes.

Hernán Cortés
En 1523 uno de los capitanes de Cortés, Cristóbal de Olid, le traiciona al aliarse con el gobernador de Cuba e inicia por su cuenta la conquista de Honduras o como se la conocía Las Hibueras. El Gobernador de Nueva España manda tras él a sus tropas, incluso él mismo se pone en camino para apresarle y en esta expedición se enrola don Alonso, que se le tiene como vecino de Méjico. Alonso de Grado acompaña, este mismo año, a don Luis Marín en la conquista y pacificación de Chiapas. Para este trabajo se concedió la encomienda de la mitad de los indios de la Provincia cuando se conquistara. Alonso de Grado fue acusado e investigado por maltrato y crueldad hacia los indígenas, llegando a ser encarcelado por Cortés.

 El 19 de marzo de 1527 ya había fallecido don Alonso de Grado pues Cortés en una célula de donación a doña Marina de Moctezuma, hermana de doña Isabel, hace referencia a la muerte del hidalgo.

viernes, 9 de marzo de 2018

Juan Pombo. I Marqués de Casa Pombo. Comerciante, industrial, naviero, banquero, promotor turístico y político.


Juan Pombo llevó su espíritu emprendedor a todas las manifestaciones de la vida mercantil de Santander desde el primer tercio del siglo XIX, a donde llegó muy joven.  Su familia le encomendó dar salida al trigo y la harina que producían en Tierra de Campos; desde ese momento se convierte en uno de los personaje más representativo de su vida local.

Juan Pombo Conejo nació en Villada, provincia de Palencia (Obispado de León), el 29 de agosto de 1815. Sus padres fueron Pedro Pombo García y María Antonia Conejo Rodriguez, de la misma vecindad. Llegó a la capital santanderina hacia 1839 y consiguió ser Alcalde de la ciudad en 1867. Continuó vinculado a la política como Senador por la provincia de Valladolid entre 1872 y 1880 y en la legislatura de 1881-1882 fue Senador por Palencia. Su trayectoria empresarial fue recompensada con el título de Marqués de Casa Pombo en 1872. Falleció en Santander en 1889.

Juan Pombo casó con Florentina Villameriel Blanco, natural de Frómista, con quien vivió en Santander y tuvo seis hijos: Dolores, Arturo, César, Cayo, Everilda y José. A partir de aquí, la familia extiende largamente sus ramas, pues sólo Arturo Pombo Villameriel, el II Marqués, tuvo 15 hijos con María del Pilar Silvina Nemesia Ignacia Benita Polanco Bustamante.

Arturo Pombo, II Marués de Casa Pombo
El apellido Pombo es originario de Galicia, con numerosas familias hidalgas del mismo, de donde emigraron primeramente a León (Sahagún). Presente en Santander desde mediado el siglo XIX, alcanzó en unas pocas décadas un rango social de primera línea. Juan Pombo procedía de una familia palentina, y su genealogía está vinculada con Arés Pombo –hijodalgo en Burgo de Osma–, descendiente de los Pombo de O Courel en Lugo, que dieron origen a la línea vincular de Santander y Valladolid.


Juan Pombo era uno de los mayores contribuyentes de Cantabria en 1875. Era el máximo impositor por actividad industrial con un pago de 5.940 pesetas y el tercero en el ranking por recaudación territorial. Benito Pérez Galdós llamaba a Juan Pombo “el ricachón del pueblo”. La fortuna de este polifacético empresario se fraguó en el negocio harinero, en el comercio naval con América a través del Puerto de Santander. Al mismo tiempo, fue el más decidido promotor del turismo en el Sardinero, donde levantó una galería de baños, un hotel, el primer casino y su propia Casa Palacio.

Desde 1865, en Valladolid, realizó una de las más importantes inversiones del sector harinero en la fábrica de harinas “El Cabildo”, así como otras en el Canal de Campos. Hacia 1870 figura entre los primeros fabricantes de harinas de Castilla, llegando a ser el primer productor del país y una de las primeras firmas exportadoras de este producto. Transcurrida una década, después de su llegada a Santander, combinó sus negocios harineros con la construcción de buques de vela y de vapor para su comercio ultramarino. Figura en 1857 el primero en la relación de socios fundadores del Banco de Santander y su primer Presidente de la Junta de Gobierno, como miembro del Consejo de Administración.

Juan Pombo revolucionó la urbanización de la actual zona céntrica de Santander, antigua zona Este. Desde la calle del Martillo trazó con grandes construcciones lo que se conoce popularmente por el nombre de "Plazuela de Pombo", cuyos terrenos cedió al pueblo de Santander, a condición de que nunca se edificara en ellos. 

Plaza de Pombo (Club de Regatas)
Desde mediados del siglo XIX es uno de los mayores propietarios de terrenos del Sardinero, abre los accesos a la playa y construye el Casino que regenta. Propietario de varios hoteles: Gran Hotel El Sardinero, Hotel Castilla, Hotel Hoyuela y Hotel París. Promotor del Balneario en la primera playa del Sardinero junto con sus hijos Arturo y César, así como del tren-tranvía de vapor, que allí llevaba a los veraneantes. En realidad, a él se debe la creación del veraneo Santanderino.

Veraneantes en la Playa del Sardinero (Balneario y hotel al fondo)
Igual que en sus empresas no escatimó en ninguna ocasión su intervención personal o pecuniaria en interés de sus convecinos. Hizo importantes donaciones para el batallón que la provincia de Santander envió a Cuba, la epidemia de cólera de 1865 y 1885, y para el Hospital Alto de Miranda, centro de heridos del Norte, de la segunda guerra carlista. Desde la Alcaldía, en 1867, hizo una proposición para crear trabajo desde las obras del municipio, a fin de paliar el paro de la época.

Fue Alcalde de Santander en 1867 hasta el año 1868, en que motivado por la revolución de septiembre, pasó a ejercer de Teniente-Alcalde. En 1872 creó la Junta de Obras del Puerto y desarrolló el ensanche de los muelles de Maliaño hasta Puertochico, tras el intentar hacer un puerto en la zona del Sardinero.

Perteneció al partido La Unión Liberal. En la segunda guerra carlista cuando éstos se aproximan casi hasta las puertas de la ciudad, entre el 19 y el 24.de 1874, forma parte de la Junta de Defensa, contribuyendo a la retirada de las tropas. Fue Senador del Reino por la provincia de Valladolid en varias legislaturas y por la de Palencia en la de 1881-82. 

El día 15 de abril de 1872 un Real Decreto de Don Amadeo I de Saboya creaba a Juan Pombo Conejo primer Marqués de Casa Pombo, título que se hizo efectivo por Real Despacho de 24 de mayo de 1872.

TÍTULO NOBILIARIO DE MARQUÉS DE CASA POMBO.

EL expediente de éste título nobiliario se halla en el Archivo Central del Ministerio de Justicia, (Madrid), legajo 240, nº 2.173 y se compone de 74 documentos que van desde el nombramiento, certificaciones de nacimiento, matrimonio, defunción; decretos, pagos al estado y documentos notariales que dan fe de cada una de las sucesiones.

El primer documento que forma dicho expediente es el título nobiliario que literalmente dice": Atendiendo a las circunstancias que concurren en Don Juan Pombo y queriendo darle una prueba de Mi aprecio, de acuerdo con el parecer del Consejo de Ministros, Vengo de hacerle merced de Título del Reino con la denominación de Marqués de Casa Pombo, para sí sus hijos y sucesores legítimos.

Dado en Palacio a trece de abril de mil ochocientos setenta y dos". "Amadeo", "El ministro de Gracia y Justicia D. Eduardo Alonso Colmenares". No obstante el Real Despacho tiene fecha del 24 de mayo de 1872 y fue registrado con el número 45714.

Por acuerdo del pleno del Ayuntamiento de Santander de fecha 27 de mayo de 1889 se acordó nombrarle Hijo Adoptivo de la Ciudad de Santander y darle sepultura en el panteón de hombres ilustres del cementerio de Ciriego (Santander), uno de los más bonitos de España, con vistas espectaculares al mar. 


Para saber más: Origen y linaje del apellido pombo en la provincia de Lugo

Origen y linaje del apellido Pombo

martes, 6 de marzo de 2018

Antonio Pineda. Marino y naturalista, formó parte de la expedición Malaspina



Antonio Pineda y Ramirez nació en Ciudad de Guatemala (Guatemala) en 1753. Sus padres le llevaron a España a la edad de seis años, donde se educó en el Seminario de Nobles de Madrid.

Tras ingresar en la armada española como guardiamarina, combinó una brillante carrera militar con el estudio de la historia natural e hizo muchas excursiones con el naturalista Casimiro Gómez Ortega. Designado naturalista principal de la expedición Malaspina, dejó España rumbo a Montevideo el 30 de julio de 1789. Pineda había estado junto a Malaspina en el asedio a Gibraltar del año 1780.

Don Antonio Pineda y Ramírez es el elegido para dirigir el equipo, pues es un militar hidalgo, conocido en los círculos científicos de la corte por su amplitud de conocimientos, sabe de todo, animales, vegetales y minerales forman parte de su formación académica.

Mausoleo del Coronel Antonio Pineda, en Filipinas
Desde Montevideo, la expedición circunnavegó Sudamérica hasta las costas de Acapulco, adonde llegó Pineda en la Descubierta el 2 de febrero de 1791. En ruta mantuvo correspondencia con Félix de Azara acerca de los estudios de éste sobre los pájaros.

Ruta de la expedición, con salida y llegada a Cádiz (77.764 km)
 
La expedición continuó hacia el Norte, pero Pineda y Luis Née* permanecieron en México hasta su vuelta. El 21 de diciembre de 1791 ambos partieron hacia las Marianas y las Filipinas, donde falleció en Badoc, Illocos, Norte de Filipinas, en 1792.

*Para ocuparse de las plantas se contrata al jardinero francés Luis Neé, que viene de emplearse en el madrileño jardín de La Priora, con fama de hábil recolector. Trabajó con Tadeo Haenke en las herborizaciones de México y Filipinas.
 
La Expedición Malaspina recibe su nombre de Alejandro Malaspina, su impulsor y director. Partiendo de Cádiz en el año de1789, fue el primer proyecto de circunnavegación de la Armada española, aunque finalmente no se concluyera la vuelta al mundo. El 21 de septiembre de 1794 las fragatas Descubierta y Atrevida volvían al punto de partida, después de cinco años y más de 77.000 km recorridos, con un bagaje ciertamente rico y notorio.

sábado, 3 de marzo de 2018

David Huidobro, ganador del V Premio de las Órdenes de Caballería Españolas



David Huidobro ha resultado ganador del V Premio para el estudio de las Órdenes de Caballería Españolas “Manuel Corchado Soriano”, por su trabajo: "El hábito de las cuatro Órdenes Militares: un preciado honor con el que los monarcas hispanos han querido distinguir tradicionalmente a príncipes de otras casas soberanas".



David Huidobro Sanz es un joven investigador que ha participado con ponencias en varios congresos internacionales y ha publicado diversos trabajos relacionados con la nobleza y la genealogía, en revistas de prestigio, como Hidalguía, así como colaborado en varios libros.

David pertenece a varias corporaciones e instituciones nobiliarias, entre otras a la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge, Maestranza de Caballería de San Fernando, Real Asociación de Hidalgos de España, Nuestra Señora del Portillo de Zaragoza y Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias.

 

El Premio para el estudio de las Ordenes de Caballería Españolas Manuel Corchado Soriano es convocado anualmente por la fundación Lux Hispaniarum del Real Consejo de las Órdenes de Caballería de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, con objeto de fomentar entre los jóvenes los estudios de las mismas.

viernes, 2 de marzo de 2018

Beatriz Galindo. Escritora y erudita, conocida como "la Latina"



“La Latina”, Beatriz Galindo, escritora, humanista y mujer de confianza y confidente de la Reina Isabel I de Castilla, “la Católica”. Es conocida sobre todo por su fama de mujer culta, preocupada por las letras y conocedora de la lengua latina, de lo que le ha venido el sobrenombre.

Pertenecía a la nueva nobleza que iba a rodear a los Reyes Católicos.

Retrato anónimo de Beatriz Galindo
Beatriz Galindo nació, en el año 1465, aunque esta fecha es dudosa y algunos la retrasan a 1475, en el seno de una familia adinerada e hidalga de la ciudad de Salamanca. Su filiación tampoco está clara. Hay dos posibilidades: una es que fuera hija de Martín Fernández Galindo, caballero de Écija y comendador de la Orden de Santiago; pero es más probable que su padre fuera Juan López de Gricio, como afirma Gonzalo Fernández de Oviedo en las Batallas y Quincuagenas. . Fue bautizada en la parroquia de San Román (Salamanca).

Su familia era oriunda de Zamora y su origen era del grupo de hidalgos no muy adinerados que integraban las oligarquías urbanas en Castilla en aquellos años. Tuvo una esmerada educación, que incluyó el conocimiento del latín. Su interés por la cultura influyó en la decisión de sus padres de que orientara su vida hacia el retiro conventual, ya que la situación económica familiar no era muy buena. Aunque no llegó a profesar, siempre tuvo fama de mujer virtuosa, discreta y sabia. Inició el conocimiento de la gramática y del latín muy joven y a los dieciséis años parece que dominaba esta lengua de tal manera que asombró al claustro de la Universidad salmantina y fue reconocida como especialista en textos clásicos, especialmente en los de Aristóteles, un filósofo al que admiraba.. Su buena formación intelectual presagiaba su dedicación a la vida monástica.

Monumento a la Latina en la Puerta del Ángel (Madrid)
Así pues, desde muy pequeña, alentada por su padre, sintió un gran fervor religioso con la idea de tomar los hábitos, algo que no llegó a realizar y que le llevó a estudiar latín con gran provecho (de ahí el apelativo que le puso el pueblo: “la Latina”), y griego, con el fin de entender mejor las escrituras sagradas y los cánticos religiosos.

Esta habilidad, poco común en la época, y más en una mujer, llamó la atención de la reina Isabel I de Castilla, 14 años mayor que ella, la cual necesitaba tener a su lado a alguien que la enseñara latín, el idioma de la diplomacia europea. Así, en 1486, llegó a la corte de los Reyes Católicos con el cargo de camarera real, encargada de instruir en Latín a la mismísima reina y de educar a sus hijos, el Príncipe Juan el heredero a la Corona y para sus hijas, Juana, Maria, Isabel y Catalina. Su actividad no se limitó solo a la enseñanza, también se encargó de extender y dar a conocer las nuevas tendencias renacentistas llegadas desde Italia.


La reina Isabel y las mujeres de las que se rodeó, como Beatriz Galindo, creían en el proyecto humanista y pretendían intervenir en el cambio que debía sufrir la sociedad para adecuarla a los principios políticos y sociales que el Renacimiento preconizaba.

Llegó a la Corte muy joven y fue la reina Isabel, que pronto sintió aprecio hacia Beatriz, quien decidió la boda con Francisco Ramírez de Madrid, perteneciente a una familia hidalga afincada en Madrid y bastante mayor que ella, pues había nacido en torno a 1445. Francisco era conocido como “el Artillero”, por sus dotes como militar especializado en esta materia. Así, Beatriz contrajo matrimonio, en 1495, con uno de los hombres de confianza de los reyes Católicos, pero quedó viuda pronto, al morir su esposo en 1501, cuando sofocaba una insurrección de mudéjares de la Serranía de Ronda, al no respetar los castellanos las capitulaciones pactadas con los mudéjares granadinos, dejándole una importante herencia.

Al enviudar, se retiró a la villa de Madrid y aquí ejerció un importante mecenazgo religioso llevando a cabo tres fundaciones benéfico-religiosas muy importantes: un hospital, y dos conventos de religiosas, los dos bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, culto que Isabel I y las mujeres que formaban la casa de la Reina, que eran íntimas colaboradoras suyas, seguían y potenciaban. Los dos conventos de concepcionistas estuvieron bajo la norma jerónima uno y el otro bajo la franciscana.
Hospital de la Latina, a finales del siglo XIX
Detalle de la portada del hospital de la Latina
A partir de la muerte de la reina Isabel, en 1504, abandonó su relación con la Corte y su vida transcurrió retirada y dedicada a la realización de obras para la caridad y creaciones asistenciales. Entre estas, además de los dos conventos mencionados, el más importante fue, sin duda, el Hospital de la Concepción situado en la calle Toledo y conocido como su fundadora: El hospital de la Latina, muy cerca del actual mercado de la Cebada, con unas normas muy estrictas: solo atendería a personas realmente sin recursos, presos, pobres y gentes desahuciadas. En este hospital, incluso llego a fijar temporalmente su residencia.

Beatriz, ya viuda, consiguió crear dos mayorazgos para sus dos hijos (1504), que eran muy niños cuando murió su padre y de los que ella era tutora. El de Fernando estaba constituido fundamentalmente por las tierras que Francisco Ramírez había recibido en Bornos, tras sus intervenciones en la Guerra de Granada. El mayorazgo de Nuflo estaba centrado en las tierras madrileñas de Rivas. Tanto Fernando como Nuflo no supieron mantener sus haciendas en la buena situación que las recibieron de su madre, que las había administrado durante su niñez con gran acierto y Beatriz, en varias ocasiones, tuvo que ayudar a ambos a pagar deudas para evitar que peligraran los bienes que constituían estos mayorazgos.

 
Sepulcro. Cenotafio, 1531, en el Monasterio de la Concepción
Beatriz Galindo murió en Madrid en 1535, a los 69 años de edad. Pese a todo su conocimiento, el legado cultural que nos dejó es muy escaso: tan sólo algunas cartas en latín, versos y su propio testamento en el que expresó el deseo de donar su dinero (los RR.CC. la habían dotado con 500.000 maravedís, toda una fortuna para la época) a los más pobres.












Hoy día, su recuerdo sigue presente en uno de los barrios más famosos de Madrid que lleva su nombre: “La Latina”, en la calle de Beatriz Galindo, junto a las Vistillas y con un monumento a su figura en Puerta del Ángel y otro en Navalcarnero (Madrid).