Poeta culto y erudito, su obra es considerada como la base del humanismo castellano del siglo XV. Más allá de su dedicación literaria, fue el Marqués de Santillana un destacado participante en la política del reino de Castilla durante la primera mitad del siglo XV.
Además del título nobiliario de Marqués de Santillana, por el que es más conocido, también fue Conde del Real de Manzanares y titular de diversos señoríos: Guadalajara, Gumiel de Izán, las Asturias de Santillana, de la Vega, de Campoó de Suso, Campoó de Yuso y Campoó de Enmedio.
La familia Mendoza tuvo unos inicios realmente humildes pues al comienzo eran unos hidalgos vascos, dispuestos a ascender aprovechando las luchas, los casamientos y el favor real, dueños de una torre en una pequeña aldea de Álava: Mendoza, situada cerca de Vitoria. Uno de sus miembros destacados fue Don Iñigo López de Mendoza, primer Marqués de Santillana.
Iñigo López de Mendoza y de La Vega, segundo hijo varón del segundo matrimonio del Almirante mayor de Castilla Diego Hurtado de Mendoza, nació en Carrión de los Condes (Palencia) en agosto de 1398 y falleció en su palacio de Guadalajara, en marzo de 1458. A la muerte de su hermanastro García, y luego de su hermano Juan, sucede a su padre en el mayorazgo. Muerto su padre (en 1404) cuando era niño, su madre Leonor de la Vega (mujer enérgica, hábil y prudente, también de antiguo linaje noble y con rico señorío en las Asturias de Santillana) logró preservar para él la mayor parte de su herencia (conservando íntegro el mayorazgo), pretendida por sus familiares, entre los que destacaremos especialmente a su hermanastra Aldonza de Mendoza, casada con don Fadrique de Castro, conde de Trastámara y duque de Arjona,
Tras quedarse huérfano de padre a los siete años, Iñigo acompañó a Fernando de Antequera (entonces regente en Castilla) cuando, elegido Rey de Aragón, fue a tomar posesión en 1414 de su corona (aprendiendo allí los nuevos modos poéticos) y volvió apoyando a los hijos de éste, los Infantes de Aragón, principalmente como sola manera de recuperar el patrimonio paterno al militar en el partido opuesto sus oponentes. En efecto los hijos del rey de Aragón Fernando de Antequera tenían grandes posesiones en Castilla, interviniendo en las luchas e intrigas del reino tanto en el reinado del enfermo Enrique III como en la minoría de Juan II. Asimismo Navarra y Aragón estuvieron temporalmente unidos al ser rey consorte de Navarra el que luego sería Juan II de Aragón, padre de Fernando el Católico, quien gobernaba en Aragón mientras Alfonso V estaba en Nápoles. Ese mismo año (1414) contrajo matrimonio con doña Catalina Suárez de Figueroa, hija del Maestre de Santiago.
A su vuelta a Castilla, tomó partido a favor de Juan II, por quien luchó en diversas batallas contra los Infantes de Aragón (a raíz de una de las cuales, la primera de Olmedo, en 1445, obtuvo el título de Marqués de Santillana y Conde del Real de Manzanares), e intervino en la destitución de Álvaro de Luna (1453), contra el cual escribió el "Doctrinal de privados". Con la subida al trono de Enrique IV, participó en una última batalla contra los musulmanes y se retiró de la política, tras lo cual se instaló en Guadalajara.
En 1435 inició la construcción del castillo de Manzanares el Real, que edificó sobre el núcleo de una antigua ermita. Esta fortaleza es uno de los pocos edificios representantes del gótico civil construido por la nobleza de sangre castellana.
El Marqués de Santillana incluyó en su escudo, junto a la "banda roja" de los Mendoza, la divisa "AVE MARIA" proveniente de su madre Leonor de la Vega. A los descendientes del Marqués de Santillana se les llamó los Mendozas "del Ave María".
Su interés por la cultura y los libros se pone de manifiesto con la enorme y valiosa biblioteca que reunió, integrada por una gran variedad de autores y géneros, así como por las traducciones de obras clásicas que encargó y de cuya supervisón se ocupó él mismo.
Su obra literaria es variada y recoge diversas influencias, desde la lírica provenzal y galaicoportuguesa hasta la nueva métrica italiana, que intentó adaptar al castellano un siglo antes de que lo hiciera Juan Boscán en sus Sonetos fechos al itálico modo.
Recogió y estilizó la tradición medieval castellana en sus Canciones y decires y en las Serranillas (compuestas entre 1429 y 1440), de delicado y fresco estilo, y demostró su conocimiento del folclor popular en la colección en prosa de Refranes que dicen las viejas tras el fuego.
Buen conocedor de las lenguas romances, escribió lo que puede considerarse como el primer texto de historia literaria en España, la Carta Proemio al Condestable Pedro de Portugal, donde se declaraba partidario de un tipo de poesía rica en latinismos y erudición, que Santillana practicó en sus largos poemas de tipo alegórico, que acusan la influencia de Dante y de la tradición medieval francesa (El infierno de los enamorados, Coronación de mosén Jordi de Sant Jordi, etc.).
Escribió también poemas de tipo doctrinal y moral, como el Diálogo de Bías contra Fortuna, sobre el estoicismo, o los Proverbios (1437), pensados para la educación del príncipe, aunque tuvieron una gran difusión.
Torre de los Mendoza (cerca de Vitoria/Álava) |
El testamento y el reparto de su patrimonio entre sus hijos auspició, en el futuro, el lugar preeminente que su descendencia tendría en los siguientes acontecimientos de la historia de España. Algunos de los hijos más destacados de de Íñigo López de Mendoza y de su esposa Catalina Suárez de Figueroa, fueron los siguientes:
El hijo mayor Diego inició la rama de los Duques del Infantado, quedando como señores de Santillana, Manzanares, Hita y (en la práctica) de Guadalajara capital.El segundo hijo Íñigo fue el Conde de Tendilla que inició la rama de los Condes de Tendilla y que fueron luego Marqueses de Mondéjar (Guadalajara).El tercero, Lorenzo (que escogió llevar los apellidos de su abuelo materno Lorenzo Suárez de Figueroa, Maestre de Santiago) sería Vizconde de Torija y Conde de Coruña (Burgos).El cuarto hijo fue Pedro Lasso de Mendoza, señor de Mondéjar.El quinto hijo, Pedro, fue el todopoderoso Gran Cardenal Mendoza, que dejó abundante prole y cuya bisnieta Ana fue la conocida Princesa de Éboli, primera Duquesa de Pastrana.