La hidalguía universal de los vizcaínos fue una jugada maestra de los
Parientes Mayores. De un plumazo, desde 1526 todos los vizcaínos se
convirtieron en nobles. Naturalmente, la mayoría eran humildes y hasta pobres
de solemnidad y su hidalguía no impedía que tuvieran que trabajar y tener un
oficio (como sucedía con la mayoría de los hidalgos en la cornisa Cantábrica). Muy diferentes a los nobles Parientes Mayores, ricos, con recursos y un
férreo control de las instituciones. Pero todos eran iguales en teoría.
Por su
interés publicamos aquí un resumen del artículo de opinión de Arturo Aldecoa,
de mayo de 2020 https://www.deia.eus/opinion/2020/05/01/hidalguia-universal-igualitarismo-4708605.html
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Fernando "el Católico" recibe la pleitesía de las Juntas Generales de Vizcaya, reunidas en Guernica, en 1476 |
Esta década, en 2026,
celebraremos el quinto centenario del Fuero Nuevo de Bizkaia, piedra angular
del Señorío desde el siglo XVI. Sin el Fuero resulta imposible entender nuestra
historia y el papel de los vizcaínos en la monarquía española. El Fuero ha
generado grandes afecciones sentimentales y políticas, también duras polémicas
y enfrentamientos cuyo eco llega hasta el presente.
Aunque las míticas ideas sobre
monoteísmo, antigüedad y limpieza de sangre se han difuminado mucho en nuestros
tiempos, tan laicos y globales, la idea del igualitarismo primigenio permanece
como referente político hoy en día. Buscando un fundamento,
se la hace entroncar con el Fuero Nuevo al
proclamar este en 1526 la hidalguía universal de todos los naturales del
Señorío. ¿Qué mayor igualdad? Pero, ¿se proclamó la hidalguía universal
realmente por existir históricamente un igualitarismo o fueron otras las causas
que motivaron su aprobación?
Los hidalgos eran la baja nobleza
de la sociedad estamental. A finales de la Edad Media, en Castilla era hidalga
cerca del 16% de la población. Muchos hidalgos vivían en la cornisa cantábrica
y aledaños. Un censo de 1591 señalaba que el 76% de la población asturiana y el
86% de la cántabra era hidalga. En Vizcaya y Guipúzcoa, antes de 1526 también
abundaban. En las montañas del norte de Burgos eran entre el 50% y 70%. Eran
mayoría en algunos valles de Navarra. En cambio, en Álava
solo suponían el 25%.
Si alguna disposición del Señor de Bizkaia y Rey de Castilla infringía el Fuero pasaba a aplicarse el denominado "Pase Foral" por las Juntas Generales, esto es, “se obedece, pero no se cumple”. Así se recogía en el Fuero Viejo de Vizcaya de 1452 y en el Fuero Nuevo de 1526.Cuando el Fuero Nuevo de Vizcaya estableció la hidalguía universal de
los vizcaínos por el hecho de serlo, y no por concesión, supuso un cambio
sustancial. Surgieron tanto críticas como intentos de imitación, pero los
otros territorios vascos y Navarra siguieron caminos diferentes. Guipúzcoa la
promulgó para sus habitantes en 1610, pero no así Álava, donde el 25% de
hidalgos se opuso repetidamente a la extensión de sus privilegios al conjunto
de la población. Tampoco Navarra cambió su situación.
¿Cuál fue la causa de la extensión general de la hidalguía en Vizcaya?
Hidalgos ya había un número importante y en territorios vecinos no vascos
incluso muchísimos más. Y no parece haber sido la existencia de una tradición
igualitarista vasca previa, ya que cada territorio actuó de forma diferente al
respecto. Pero quizás si tiene que ver con la derrota de los jauntxos (peyorativamente: señores/caciques)
banderizos vascos en sus dos siglos de guerra contra las villas y el poder
señorial.
A finales del siglo XV, con Vizcaya
en vías de pacificación, continuaban los recelos y disputas entre las
triunfantes villas y los jauntxos que controlaban las
anteiglesias y,
a través
de las mismas, las Juntas Generales. En 1489, las villas acordaron no volver a
concurrir a las Juntas. Incluso llegaron a intentar desvincularse del Señorío,
lo que la monarquía frenó pues no quería que Vizcaya se debilitara.
Fue con esa situación de ruptura
entre villas y tierra llana cuando, en 1526, las Juntas Generales, estando
presentes únicamente representantes de las anteiglesias, acordaron actualizar
el Fuero Viejo. Para ello nombraron una comisión de letrados y en un breve
plazo aprobaron el Fuero Nuevo. Este estableció la base legal del derecho
público y privado en el Señorío. Se aplicó tanto a la tierra llana como a las
villas (salvo en el derecho privado en estas, pues regía el de Castilla) y
detalló el derecho aplicable a los cargos y ámbitos que controlaban los
jauntxos, confirmando de facto su control político del territorio. ¿Lo
aceptarían las villas que, pese a ser ricas y muy pobladas, estarían en
minoría?
Las Leyes 13 y 16 del Título I del Fuero convertían a todo vizcaíno,
fuera natural de anteiglesia o de villa, en hidalgo. Se trataba de un
beneficioso cambio de estatus para los plebeyos, imposible de rechazar. Así que
se aceptó de facto el Fuero por las villas, aunque estas siguieron ausentes de
las Juntas y enfrentadas a las mismas durante decenios, hasta la Concordia de
1630.
De un plumazo, desde 1526 todos
los vizcaínos se convirtieron en nobles. Naturalmente, la mayoría eran nobles
humildes y hasta pobres de solemnidad y su hidalguía no impedía que tuvieran
que trabajar y tener un oficio. Muy diferentes a los nobles Parientes Mayores,
ricos, con recursos y un férreo control de las instituciones. Pero todos eran
iguales en teoría.
Con el tiempo, el imaginario
social acabó asumiendo y glosando admirada esa igualdad en la nobleza (que no
en la fortuna) como prueba de un igualitarismo primigenio. Nadie se preguntó por qué los Parientes Mayores la promovieron y qué
obtenían a cambio. Como si algo así se diera gratis en una sociedad
ferozmente estamental.
Me hubiera encantado conocer a la
mente al servicio de los jauntxos, digna rival de Maquiavelo, que ideó la
estratagema para conseguir que con el
Fuero Nuevo los nobles de verdad mantuvieran el control del Señorío y las
villas siguieran siendo minoritarias en las Juntas. La hidalguía universal de los vizcaínos fue una jugada maestra de los
Parientes Mayores, y consiguió ser aceptada sin que se cuestionara su
intención. Aun hoy en día se atribuye a veces a un imaginario igualitarismo.
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La
nobleza universal del vasco es un concepto que se mantenía todavía en
documentos oficiales hasta el siglo XVIII y XIX. Por ejemplo, en las
Ordenanzas de Bilbao de 1797 se dice: “Por ser importantes que los que
han de elegir sepan las cualidades que ha de haber en los que han de ser
Electos para gobernar República de tanto lustre, y Nobleza como esta
Villa. Ordenaron, que tales tengan veinte y cinco años cumplidos, y mil
ducados de hacienda, y de allí arriba; y que sean Hijos-Dalgo; limpios
de toda mala raza, de Moros, Judíos nuevamente convertidos, y
Penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisición”.