viernes, 18 de agosto de 2017

Francisco Ramírez de Madrid. "El artillero" de los Reyes Católicos


Militar, secretario y consejero de los Reyes Católicos y capitán general de la Artillería, que obtuvo repetidas victorias durante la Guerra de Granada. 

Sus esfuerzos se centraron en la consecución de una política armamentista capaz de convertir a Castilla en una potencia en el campo de la artillería y, en consecuencia, conseguir de una manera sorprendentemente efectiva la rendición de todas las plazas del último bastión musulmán hispánico

Francisco Ramírez (de Oreña, o de Madrid), apodado el Artillero, nació en torno a 1445. Sus padres fueron Juan Ramírez de Oreña, regidor de Madrid, que cambió su gentilicio por el de esta villa, casado con su prima Catalina Ramírez de Cóbreces, hidalgos naturales de San Vicente de la Barquera en las Asturias de Santillana y que se establecieron en la corte alrededor de 1430. Ambos del mismo linaje, Ramírez, cuya importancia en Madrid se remontaba a tiempos de la Reina Doña Urraca, donde Juan Ramírez era Ricohombre y Señor de la Casa Ramírez.

 
Durante el reinado de Enrique IV fue criado del Rey, escribano de la ceca de Segovia y alcaide de la de Toledo y agraciado con algunas regalías. Al estallar la Guerra de Sucesión Castellana tomó partido por la princesa Isabel, contra su sobrina Juana. En 1476, tras una acción destacada en la Batalla de Toro* (Zamora) en la que participó con cien jinetes, fue presentado a los nuevos reyes que, gratamente impresionados, le confirmaron las mercedes de su predecesor y le nombraron secretario real. 



*Este triunfo fue decisivo para que Isabel se hiciera con el trono de Castilla frente a su sobrina Juana. La Reina le premió nombrándole alcayde de los Alcázares de Sevilla. Su participación en el sitio de Málaga —donde gracias al empleo de la artillería se consiguió adelantar la rendición de la ciudad— fue muy apreciada. Fue armado caballero y los Reyes Católicos le otorgaron el nombramiento de secretario del Consejo del Rey y pagador. Su ascenso culminó con su nombramiento como regidor del Concejo de Madrid, en diciembre de 1487. En la Guerra de Granada tuvo una intervención destacada y la reina Isabel decidió casarle en segundas nupcias con Beatriz Galindo (1495). De esta manera unía a dos de sus más fieles colaboradores: Beatriz , una de sus consejeras más próximas, y Francisco Ramírez de Madrid, que la había apoyado en su lucha contra su hermano Enrique IV y —tras la muerte de éste— contra su sobrina Juana, por el trono castellano.


Desde entonces su carrera fue fulgurante y pocos años después era ascendido a capitán general de la Artillería. Al mando de esta arma se distinguió en la Guerra de Granada, desplegando una estrategia y logística que, a partir de 1484, propició una acelerada serie de victorias: las más señaladas en Álora, Cambil, Loja, Málaga, Almería, Guadix, Baza y Salobreña. Fue su lugarteniente en los cercos de Málaga y Salobreña el artillero Gonzalo de Luz.

Armas concedidas por los RR.CC. durante el sitio de Málaga.
Como orla, lleva un cordón de San Francisco
En la campaña de Granada "el Artillero" desarrolló intensas actividades, tanto logísticas como tácticas. Organizó la reunión y el desplazamiento de los peones (carpinteros, carreteros, pedreros), acémilas, carretas, auxiliares y piezas de artillería, estudió el terreno, fijó el emplazamiento de la artillería en los distintos asedios y dirigió los bombardeos.



Francisco tomó parte en la conquista de los castillos gemelos de Cambil y Alhabar, en la defensa de Salobreña y en la rendición de Málaga. El rey Fernando armó caballero a don Francisco en la misma torre que acababa de tomar y cuyo control resultó decisivo para conquistar Málaga. Incluso el Vaticano la concedió mercedes, como la concesión de indulgencias por participar en la guerra contra el infiel y la autorización para usar un altar portatil durante la celebración de misas en campaña.

Los Reyes Católicos le nombraron regidor de Toledo, alcaide del alcázar de Sevilla, consejero real en los de Estado y Guerra, etc., y le recompensaron con largueza. Recibió en repartimiento el cortijo de Bornos en el Santo Reino de Jaén y otras heredades en el de Granada. Tras la toma de esta ciudad regresó a Madrid, donde también acumuló vastas propiedades: los terrenos comprendidos entre el paseo del Prado y el de las Delicias, así como las dos riberas del arroyo de Atocha, lugar en dónde ahora está la estación de tren.
Detalle de su escudo de armas, en su sepulcro
La Latina
Había casado en 1473 con Isabel de Oviedo, natural de Madrid, de la que enviudó en diciembre de 1484 y con la que tuvo seis hijos. Y en diciembre de 1495 contrajo nuevo matrimonio con la escritora y humanista Beatriz Galindo, "la Latina", doncella hidalga de gran talento, saber y virtud, unos veinte años más joven que él, de hidalga familia salmantina venida a menos y que había sido educada para monja. Por su fama de gramática había sido llamada a la corte como preceptora de Isabel la Católica, quien le tomó gran afecto y la nombró su camarera mayor. Fue la reina quien concertó el casamiento y mandó en dote a Beatriz 500.000 maravedís. De este matrimonio nacieron dos hijos: Fernán y Nuflo, progenitores, respectivamente, de la línea de los condes de Bornos y de los (marqueses) duques de Rivas. Tuvieron su residencia en el actual Palacio de Viana de Madrid.

Beatriz Galindo fundó y dotó dos conventos (o monasterios) bajo la advocación de la Concepción, uno de franciscanas y otro de jerónimas. además, junto a su marido, de un hospital situado en la calle de Toledo. Para este último convento, erigido en 1509 y al que se retiró durante los últimos años de su vida, elaboró unas Constituciones. Murió a los 69 años de edad. No se han conservado obras escritas de Beatriz Galindo, aunque se le atribuyen poemas en latín y comentarios a la obra de autores griegos y latinos, en especial de Aristóteles. El barrio de la Latina de Madrid, le debe su nombre a ella, ya que fue en esa zona donde se desenvolvió su mayor actividad.

Detalle de la portada del Hospital de la Latina

Detalle del Cenotafio renacentista en el Museo de San Isidro.

Francisco murió en Sierra Bermeja, el 18 de marzo de 1501, cuando sofocaba una insurrección de mudéjares de la Serranía de Ronda en Málaga, al no respetar los castellanos las capitulaciones pactadas con los mudéjares granadinos.




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