jueves, 29 de octubre de 2020

José Francisco de Isla. El padre Isla. Jesuita expulso, novelista y polígrafo. Autor de "Fray Gerundio"

 

El padre Isla ha quedado en la historia de la literatura española como traductor, epistológrafo y novelista satírico y costumbrista. En el Fray Gerundio, la intención de reformar la predicación por la sátira se impuso excesivamente sobre el cuadro de costumbres populares.

José Francisco nació en Vidanes (León) el 25 de marzo (de abril, según otros) de 1703. Sus padres, hidalgos, fueron José de Isla Pis de la Torre, empleado en los dominios del conde de Altamira, y Ambrosia Rojo, fallecida en 1724, año en el que su padre ocupaba el cargo de juez de hijosdalgo en Ortigueira, villa al norte de La Coruña.

Recién cumplidos los dieciséis años, ingresó en la Compañía de Jesús el 29 de abril de 1719 en el colegio de Santiago, de donde pasó a Villagarcía de Campos (Valladolid) a hacer los dos años de noviciado. Allí, en el colegio del Espíritu Santo, conoció al padre Luis de Losada, pariente suyo, figura intelectual que influyó en su trayectoria y con el que colaboró en varias obras satíricas de la Juventud triunfante (Salamanca, 1927), con motivo de las fiestas de canonización de Luis Gonzaga (Mantua, 1568-Roma, 1591) y Estanislao de Kostka (1550-1568). Desde entonces Isla se dio a conocer entre la juventud universitaria por su habilidad para la poesía satírica, fama que le acompañó toda la vida.

 Concluidos sus estudios, el 18 de octubre de 1727, fue ordenado de misa en el oratorio privado del palacio episcopal de Salamanca, por el obispo de Salamanca Silvestre García Escalona (Almonacid, Toledo, 1647-Salamanca, 1729). El primer destino de Isla, ya sacerdote, fue Medina del Campo (Valladolid). Llegó en septiembre de 1728 y estuvo allí durante el curso 1728-1729, dedicado a la enseñanza, como profesor de Gramática y Retórica. Durante los años 1732 a 1739, residió en Santiago de Compostela como profesor de Filosofía y, al mismo tiempo, como predicador de oficio; así se comprende los muchos sermones que hay de esta época en la colección de los mismos publicada.

En abril de 1751 fue destinado a Salamanca, como prefecto de la Congregación de los Caballeros, pero con el propósito fundamental de traducir la obra de Croiset y, en efecto, concluyó los dos primeros tomos de dicha obra. Pero interrumpió bruscamente la traducción emprendida y, el 8 de octubre de 1753, se trasladó al colegio-noviciado de Villagarcía de Campos para dedicarse por entero a la redacción del Fray Gerundio.

Fray Gerundio es un personaje de ficción, protagonista de la novela cuyo título completo es Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes. Como personaje, fray Gerundio es el don Quijote del púlpito, y la intención de la obra del padre Isla no es otra que ridiculizar la charlatanería culterana de la oratoria sagrada contemporánea, igual que Don Quijote de la Mancha había sido una burla de los disparatados libros de caballería.

La acción de la novela se inicia con el nacimiento de Gerundio, hijo del aldeano Antón Zote (Zotico) y de Catania. Escuchando a los frailes predicadores de paso, que no faltan nunca a la mesa de Antón Zotico, el niño aprende precozmente a soltar sus primeras sentencias. Pronto un seglar, tenido por santo porque llamaba "serpientes a las mujeres y cordera a la Virgen", augura que Gerundio será un gran predicador. Animado por estos pronósticos y por los consejos de sus amigos, Antón Zotico pone a su hijo en la escuela con el cojo de Villaornate, que enseña al muchacho extrañísimos preceptos de gramática y de ortografía...

Acosado como consecuencia de la aparición del Fray Gerundio, individuos hostiles a Isla recrudecieron, a finales de 1759 en el Tribunal del Santo Oficio de Valladolid, viejos problemas personales del jesuita con la Inquisición, relativos a cuatro casos de moral, que tuvieron lugar en diversas ciudades por los años 1732 y 1740. Vista la causa, el 31 de mayo de 1760, el Tribunal de la Inquisición le condenaba, por delito de solicitud sacramental, a que fuese preso en cárceles secretas. Se desconoce si llegó a publicarse el decreto pertinente y si Isla llegó a cumplir con tal condena. El 3 de abril de 1767 le llegó el decreto de expulsión de la Compañía de Jesús de los dominios hispánicos, lo que forzó a Isla a desplazarse, con el resto de sus hermanos de religión, a los Estados Pontificios, donde siguió desarrollando su labor.

 El padre Isla fallecería en Bolonia (Italia), el 2 de noviembre de1781.

Para saber más

sábado, 24 de octubre de 2020

Juan Ortiz de Zárate, Conquistador y colonizador. Tercer adelantado del Río de la Plata


Marchó a América muy joven, allí tomo parte en las campañas de Pizarro y Almagro. En Chuquisaca (Bolivia) fue nombrado tercer adelantado del Río de la Plata por disposición del virrey del Perú y confirmado para dos generaciones por el rey Felipe II. A esta región comprendida en tierras de las actuales Argentina y Paraguay la bautizó como Nueva Vizcaya, fundando la ciudad de Zaratina de San Salvador (Zárate), en 1575, en honor a su tierra.

Estableció un asentamiento, Asunción, desde el cual partían las expediciones hacia el interior del Río de la Plata. Sufrió diversos ataques por los indios en tierra y por piratas en el mar. Otros expedicionarios vascos como Francisco de Aguirre, Juan de Ayolas, Domingo Martínez de Irala o Juan de Garay le ayudaron a consolidar su proyecto colonizador en amplios territorios del sur de América.

Juan Ortiz de Zárate, (hidalgo vizcaino por nacimiento y por crianza burgalés) nació hacia 1515 en la ciudad de Orduña del señorío de Vizcaya, que formaba parte de la Corona de España, siendo sus padres el capitán Lope Ortiz de Mendieta y Sáenz de Angulo y su esposa Juana de Zárate. Ésta era hija de Diego Ortiz de Zárate y Zárate, señor de la Casa de Zárate que en el año 1521 fuera armado caballero de la Espuela Dorada en Aquisgrán por el emperador Carlos V y luego de Santiago en 1543, además de ser contador de la Casa de Contratación de Sevilla desde 1535 hasta 1555; casado con María Idiáquez Olano.

Juan Ortíz de Zárate
 Tenía por lo menos tres hermanos mayores, siendo el primogénito Lope de Mendieta que era encomendero de Choquecota desde 1540, seguido por el licenciado Pedro Ortiz de Zárate quien fuera nombrado desde 1543 oidor de la Real Audiencia de Lima, y la tercera Lucía de Mendieta y Zárat; además, tenía dos hermanos menores.

A temprana edad pasó a Sudamérica, donde a partir de 1534 intervino en la conquista del Perú bajo el mando de Diego de Almagro pero al apoyarlo en el conflicto pizarrista lo obligó en 1546 a refugiarse en Charcas, en donde se transformaría desde 1548 en encomendero de Totora —en el actual departamento de Cochabamba— y en uno de los primeros mineros en Potosí, junto a sus parientes, y de esta forma acumularía una gran fortuna.

Armas de los Zárate de Vizcaya
El gobernador interino Francisco Ortiz de Vergara al iniciar el éxodo el 19 de octubre de 1564 con gran parte de la población asuncena, debido a las exageraciones de Ñuflo de Chaves con respecto de las riquezas del nuevo territorio conquistado, dejó como interino en Asunción a su lugarteniente Juan de Ortega quien inmediatamente sería suplantado por Zárate, por lo cual, aquél seguiría ocupando su puesto de teniente de gobernador hasta el 31 de julio de 1569.

Zárate fue nombrado por el virrey Lope García de Castro como adelantado interino en 1567, por lo cual, al año siguiente quiso confirmarlo ante el rey Felipe II, por lo que tuvo que viajar a España. Una vez que el monarca español lo confirmó, en unas capitulaciones, como adelantado por dos vidas el 10 de julio de 1569, retornaría al Río de la Plata el 17 de octubre de 1572. Pero es más, el monarca legitimó a su hija mestiza, Juana, como heredera del adelantazgo y el título de marqués (de Paraguay) a quien la desposase. Esta titularidad elevaba a la mestiza vasca a la condición de aristócrata.

El 26 de noviembre de 1573 arribó con una armada a la isla San Gabriel, en donde levantó un fortín y viviendas para sus hombres. El 29 de diciembre del mismo año se produjo un combate entre los nativos y los españoles, en el que los primeros resultaron triunfantes, provocando la baja de cien soldados hispanos y sitiando el pequeño poblado de la isla, por lo cual debieron retirarse a la isla de Martín García dejando sólo una guardia en la anterior. Acudió Juan de Garay (también hidalgo vizcaino y fundador de Santa Fé el 15 de noviembre de 1573) en su ayuda, que derrotó en mayo de 1574 a sus principales jefes charrúas, en la batalla de San Salvador, en donde perdieron la vida más de cien aborígenes y sus principales caciques, y pudo rescatar al adelantado, que consiguió regresar a tierra firme.

Más tarde, el 7 de junio, confirmó como teniente de gobernador de Santa Fe a Juan de Garay, luego de haber sido elegido éste por los miembros del cabildo santafecino que lo habían nombrado de común acuerdo el 12 de marzo del mismo año.

El 20 de octubre de 1580, Juan de Garay fundó por segunda vez la ciudad de Buenos Aires, esta vez con el nombre de Ciudad de la Santisima Trinidad y Puerto Santa María de los Buenso Aires. Garay  plantó el árbol de la justicia en la actual Plaza de Mayo y dispuso el trazado de la ciudad según las Ordenanzas de Población de las Leyes de Indias  de Felipe II de 1573. Repartió solares y designo a los integrantes del Cabildo, los cuales eligieron por sorteo el Santo Patrono de la ciudad, a San martín de Tours y el escudo. 
Armas utilizadas como escudo de la ciudad en tiempos coloniales.

Juan Ortiz de Zárate ostentó el título de adelantado y ocupó el cargo de gobernador hasta el 26 de enero de 1576, fecha de su fallecimiento. Había designado como sucesor bajo testamento a quien se casara con su hija Juana Ortiz de Zárate y Yupanqui (1561 1584) habida de la unión con la princesa inca Leonor Yupanqui —hermana de Isabel Chimpu Ocllo enlazada con el corregidor hispano-extremeño del Cuzco desde 1554, el hidalgo Sebastián Garcilaso de la Vega, hijas a su vez de Túpac Yupanqui quien fuera el segundo emperador inca y el décimo soberano desde 1471, y de su esposa principal Mama Ocllo— y mientras se eligiese el candidato ocuparía interinamente el gobierno su sobrino Diego Ortiz de Zárate y Mendieta que lo hizo desde 1576 hasta 1577.

Al final, el elegido para Juana sería Juan Torres de Vera y Aragón, el cuarto y último adelantado que también se encargaría de la gobernación del Río de la Plata y del Paraguay en dos ocasiones, desde el 3 de diciembre de 1577 hasta el 15 de septiembre de 1578 y desde 1587 hasta 1593.

Juan Torres de Vera. Se trataba del típico noble español del siglo XVI que consiguió gloria y blasones en campañas y conquistas, noble de espada y toga, de armas y leyes, pero bastante pobre. Natural de Sevilla, tenía 30 años en aquel momento y consiguió la preferencia de la “adelantada” del Río de la Plata, el más joven y apuesto de todos los pretendientes. Juan de Garay, fiel a su amigo y tutor de Juana, avalaba el matrimonio, cumpliéndose la voluntad de contrayentes.

martes, 20 de octubre de 2020

Rodrigo Caballero Illanes. Intendente del ejército. Promotor de obras públicas



Militar y político, miembro del Real Consejo del Supremo de la Guerra de Felipe V. A él se debe el diseño del proyecto de la Nueva Superintendencia General de las Rentas, germen del sistema de Intendencias. Es conocido por impulsar la construcción de la Alameda de Valencia, y de la Plaza Mayor de Salamanca al tiempo que fue intendente general de Castilla en dicha ciudad.

Rodrigo Caballero Illanes (y Llanes) nació en el seno de una familia hidalga por ambas líneas en Valverde del Camino (Huelva), el 5 de agosto de1663, siendo sus padres Juan Caballero Hidalgo, nacido en Valverde del Camino, y María Illanes González, del mismo origen. Fue nombrado Caballero de la Orden de Santiago en 1709,

Medallón con la efigie de Rodrigo Caballero

El 24 de noviembre de 1687 casó en Chiclana de la Frontera (Cádiz) con Agustina Josefa Enríquez de Guzmán y Pinto, hija del capitán Sebastián Enríquez de Guzmán y de Guiomar Pinto-Suárez y Blandón, y nieta del capitán Vicente Enríquez del Castillo y de Mayor de Guzmán y Perea, con quien tuvo numerosa descendencia.

Tras realizar estudios de Derecho, en 1684 fue recibido como abogado de los Reales Consejos, punto de arranque de toda una vida dedicada a la Administración pública. Desde 1686 ejerció como corregidor y capitán de guerra de las villas de Chiclana y Conil de la Frontera y, al mismo tiempo, de superintendente de Millones y demás rentas reales de la circunscripción del obispado de Cádiz. Allí adquirió sus primeras experiencias administrativas en los ámbitos financiero y judicial, que le fueron reconocidas al ser designado alcalde mayor de Úbeda por nombramiento del Consejo (1689). De nuevo su eficaz labor en la administración de rentas reales fue apreciada por el Consejo de Castilla al cumplir un año después el tiempo para el que había sido nombrado. Parece que todos estos servicios y su indudable competencia le permitieron obtener el corregimiento de Guadalajara.

Escudo de Armas de Caballero Illanes
Fundador y primer Hermano Mayor de la Maestranza de Caballeria de Lora del Rio (1691). Tras la muerte de Carlos II y el advenimiento al trono de Felipe V, Caballero se adhirió a la causa de la nueva dinastía borbónica que luchaba por afirmarse en España, logrando obtener en la nueva Administración puestos importantes, como el de alcalde de la Audiencia de grados de Sevilla y luego de gobernador de la sala del crimen de la Chancillería de Valencia (1708).

A Caballero le fue encomendada la intendencia del ejército y reino de Valencia (diciembre de 1711), de gran importancia en la guerra de Sucesión, cuando aún no había sido conquistada Cataluña y la implantación del régimen administrativo y económico de Castilla en aquel territorio foral atravesaba grandes dificultades. El problema de la seguridad de los pagos y la intendencia militar fueron cuestiones prioritarias para él en aquellos momentos, junto con el robustecimiento de la autoridad real en un territorio que hasta hacía poco había sido hostil a las armas de Felipe V.

Su labor a favor de las obras públicas y su defensa a ultranza de las prerrogativas de la Real Hacienda fueron otros aspectos destacados de su gestión. Un nuevo reconocimiento a su labor lo obtuvo al ser nombrado miembro del Consejo de Guerra en 1714. Como Intendente de la ciudad de Valencia promovió la que se ha  considerado primera obra pública de los Borbones, la renovación del Paseo de la Alameda, convertida en paseo público. En 1715, el Intendente mandó construir y costeó la construcción, junto al paseo de la Alameda, de una ermita en honor de Nuestra Sra. De la Soledad.

La Alameda de Valencia

Es poco conocido el conflicto surgido en el año 1717  entre la Cartuja de Ara Christi y Don Rodrigo Caballero, por el decomiso de un carro cargado de sal de contrabando, que llevó a la excomunión de aquel noble, hombre de confianza en los gobiernos de Felipe V, conflicto resuelto dos años más tarde.
 
Reformado por Patiño el cuerpo de intendentes en 1718, Caballero fue confirmado como tal, recibió su despacho y fue nombrado intendente del ejército y principado de Cataluña (agosto de 1718). Allí su mandato no puede ser calificado de popular, dada la necesidad en que se halló de tomar medidas drásticas para colaborar con Patiño en la preparación de las expediciones militares a Cerdeña y Sicilia, como consecuencia de la política reivindicativa de la Corona española en tierras italianas. También, la aplicación del nuevo régimen fiscal creó las consiguientes tensiones.

Tras dos años en Cataluña, fue nombrado intendente del ejército y reino de Galicia, además de corregidor de las ciudades de La Coruña y Betanzos (junio de 1720). La necesidad de fortificar las costas gallegas ante posibles ataques ingleses, y su reconocido impulso de las obras públicas, parece que justificaron aquel cambio de destino. La consolidación del castillo de San Antón, la construcción de caminos, reforma de calles, la construcción del acueducto de San Pedro de Visma y la propuesta de establecimiento en Galicia de una compañía de comercio con las Indias son pruebas de su actividad en aquella región.

Una vez más hubo de cambiar de destino al ser nombrado intendente del ejército y reino de Castilla y corregidor de la ciudad de Salamanca (1726 a 1732). Allí dejó huella importante como patrocinador y artífice de la Plaza Mayor de esta ciudad, supervisando directamente la ejecución del proyecto de Churriguera.

La construcción de una de las obras señeras del barroco español: la Plaza Mayor de Salamanca. Considerado un ilustrado, no solo decidió  la construcción de la plaza en 1729, sino que redactó el reglamento por el que se había de construir y dictó su programa iconográfico, concibiendo un conjunto donde se ensalzara la historia de España y las glorias de la ciencia española.

Placa conmemorativa. Plaza Mayor de Salamanca
A punto de cumplir los sesenta y nueve años, aún fue nombrado intendente del ejército y reino de Andalucía y asistente de Sevilla (junio de 1732). Tres años después es apartado de este cargo y se le encomiendan en Cádiz gestiones menores en el ámbito militar es llamado a Madrid, donde es nombrado consejero de capa y espada del Consejo de Guerra (1737), honroso retiro en el que le llegó la muerte el 11 de agosto de 1740.
 

viernes, 16 de octubre de 2020

Francisco José de Caldas. Científico. Prócer de la independencia de Colombia


Miembro de la segunda generación de ilustrados hispanoamericanos. Científico, ingeniero militar, geógrafo, botánico, astrónomo, naturalista y periodista, prócer de la independencia de Colombia. Por su erudición y vastos conocimientos sobre tantas disciplinas fue conocido entre sus contemporáneos como “El Sabio”, epíteto con el cual pasó a la historia de Colombia.



El militar Pablo Morillo, conocido como “El “Pacificador” de Colombia, pronunció una frase: «España no necesita de sabios», tras firmar la orden de fusilar a un gran científico, de orígenes gallegos, y héroe de la independencia colombiana: Francisco José de Caldas. Morillo, apodado en España, durante la monarquía de Fernando VII, como El Pacificador, en América tienen otra opinión de Morillo y a su estancia en Colombia se le llama el Régimen del Terror.

Francisco José de Caldas y Tenorio nació en Popayán (Colombia) en octubre de 1768, aunque este notable investigador, que destacó por sus trabajos de geografía, cartografía, matemáticas, física, ingeniería y agronomía, tenía sus raíces paternas en Galicia, en concreto en el Concello de Caldas de Reis (Pontevedra).

Aunque la familia Caldas de Popayán, era de noble e hidalgo linaje, debe entenderse este término bajo el derecho nobiliario como el primer estamento de la nobleza que otorgaba ciertos derechos y privilegios aunque lo fueran verdaderamente en España y en Indias tan solo de carácter honorífico. Esta destacada familia nunca tuvo un título de nobleza ni distinción nobiliaria diferente a la calidad de Hijosdalgo. El más sobresaliente de sus miembros, fue Francisco José de Caldas, por el que el Virrey del Perú y algunos nobles pidieron clemencia para evitar su fusilamiento, todo imposible por la crueldad de Morillo.

Caldas pertenecía a la clase privilegiada de criollos ilustrados que no veían con buenos ojos la presencia del virrey Amar y Borbón, representante de la corona española, debilitada por la invasión de los ejércitos napoleónicos a la península ibérica. Dispuestos a aprovechar la oportunidad de establecer un nuevo gobierno, los criollos comenzaron a entablar una serie de reuniones para organizarse en la casa de José Acevedo y Gómez; y más tarde en el Observatorio Astronómico de Bogotá, cuyo director era Caldas, quién formó parte del movimiento independentista Neogranadino como capitán del Cuerpo Militar de Ingenieros.

Tras su captura, Caldas fue sentenciado a muerte La acusación: desobediencia y traición al rey Fernando VII, de España por los tribunales de justicia y fusilado en Santafé, junto a Francisco Antonio de Ulloa, José Miguel Montalvo, y Miguel Buch, en octubre de 1816 por las tropas realistas españolas, a pesar de sus solicitudesde clemencia para poder acabar sus trabajos científicos.  Pablo Morillo es quien, según la leyenda popular, negó el indulto, pronunciando una frase para la historia: «España no necesita de sabios».

Biografía

Francisco, hijo de José de Caldas y Vicenta Tenorio, realizó sus estudios de Latinidad y Filosofía en el Colegio Seminario de Popayán, bajo la dirección de José Félix de Restrepo. En 1788 se trasladó a Santafé de Bogotá y terminó, en 1793, sus estudios de Derecho en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Al concluir su ciclo de estudios superiores, Caldas se radicó en Popayán, donde se dedicó a manejar los negocios de su familia y a la labor de comerciante, actividades en las que no tuvo mayor fortuna. Desde que estudiaba en Popayán, Francisco José de Caldas se inclinó por el estudio de las matemáticas y la astronomía.

En 1795 se ocupó en el comercio de ropas en Quito, La Plata y Timaná, oportunidad que aprovechó para determinar la posición geográfica de los lugares que visitaba y para realizar observaciones de la naturaleza y de los usos y costumbres de los distintos pueblos. Su equipo de trabajo básico se componía de un barómetro, una brújula y un termómetro, construyendo él mismo los instrumentos que necesitaba: fabricó un gnomon, un cuadrante solar y otros instrumentos de medición.

Catedral de Popayán (Colombia)
 Tras diversos experimentos observó que "la temperatura del agua destilada, en ebullición, es proporcional a la presión atmosférica", nueva ley física que le permitió medir las alturas, procedimiento que sería utilizado después por Humboldt, quien sorprendentemente se olvidó en este caso del inventor. El denominado hipsómetro, instrumento por él inventado, sirve para medir la altitud de un lugar, observando la temperatura que alcanza en ese sitio el agua cuando empieza a hervir.

En 1801 publicó el artículo "La verdadera altura del Cerro de Guadalupe" en el Correo Curioso y Mercantil. Interesado en la botánica, Caldas se había relacionado con el sabio José Celestino Mutis y, a través de éste, con el alemán Alexander von Humboldt, quien preparaba un viaje a Quito. El alemán quedó sorprendido de la precisión de los instrumentos del caucano, pero rechazó su propuesta de acompañarlo en el viaje que proyectaba por América. Tras permanecer tres años y medio de estudio e investigación en Ecuador, en 1804 Caldas publicó Viaje de Quito a las costas del océano Pacífico por Malbucho y Viaje al corazón de Barnuevo.

En 1805 se vinculó como astrónomo a la Real Expedición Botánica y fue nombrado director del Observatorio Astronómico de Santafé, aportando 16 cargas de diversos materiales y dos volúmenes descriptivos de usos, costumbres, industrias, agricultura, tintes, población, enfermedades endémicas, vicios y literatura de la zona que había recorrido entre marzo y diciembre de ese año.

El año 1808 fue el más importante de su vida: comenzó la publicación del Semanario del Nuevo Reino de Granada, que posteriormente completaría con las Memorias, donde apareció el grueso de su obra científica. En 1810 se casó con María Manuela Barona. Con el advenimiento de la Independencia, Caldas se dedicó al estudio de la ciencia militar, ya que el presidente Nariño lo nombró capitán del Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos. Después se le encargó la publicación del Almanaque de las Provincias Unidas del Nuevo Reino de Granada y otras misiones.

Pero la guerra contra los españoles lo contó entre sus víctimas. Cuando la capital cayó en manos de los realistas, huyó al sur y se refugió en la hacienda familiar de Paispamba, donde fue apresado y remitido, junto con otros patriotas, a Santafé, donde fue fusilado por la espalda el 29 de octubre de 1816. El presidente del tribunal que lo juzgó dijo aquello de que "España no necesita de sabios"; pero España se sintió más tarde avergonzada de la incultura y crueldad de su representante y dedicó al ilustre Caldas una placa de mármol en la Biblioteca Nacional de Madrid.

martes, 13 de octubre de 2020

Pedro Romero de Terreros. El más rico del mundo a mediados del siglo XVIII

 

Ostentó el título de I conde de Regla y llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo en el siglo XVIII. Fundó el Sacro y Real Monte de Piedad de Ánimas. Además de por amasar la mayor fortuna de su tiempo, fue conocido por su extremada caridad, algo que caracterizó a buena parte de su familia.

Pedro Romero de Terreros nació el 10 de junio de 1710 en Cortegana (Huelva), en el seno de una familia de hidalgos rurales. Era el quinto hijo de José Felipe Romero Vázquez y Ana Vázquez de Terreros Ochoa y Castilla, quienes decidieron que cursara estudios eclesiásticos. Así, desarrolló sus capacidades intelectuales hasta que a los 18 años se marchó a Nueva España, a Santiago de Querétaro, donde se encontraban su tío, el empresario mercantil Juan Vázquez de Terreros, también de Cortegana, y su hermano Francisco -ahijado de Juan-, instalado allí desde 1708 aproximadamente. Su apellido era originario de Vizcaya, y apareció dos siglos antes en Huelva.

Su tío fue el que le pidió a su madre que le dejara viajar hasta el México colonial de la época para ayudarle con sus negocios, como había hecho anteriormente con Francisco y con Alonso Giraldo de Terreros, el hijo de su otra hermana, Isabel. Sin embargo este último no se interesó por los negocios, sino que siguió los derroteros que le marcó su vocación misional franciscana.

Alonso y Pedro fueron los Terreros más relevantes de los que se establecieron en América, aunque tomaron caminos opuestos. En 1728 Pedro ya trabajaba y administraba la finca de su tío, donde amasó su fortuna; mientras que Alonso llegó a ser uno de los misioneros más importantes de la frontera norte de la Corona española en América, un siglo antes de que los invasores angloamericanos descubrieran esta zona como el Lejano Oeste.

En 1729 Juan Vázquez de Terreros, que fue un hombre piadoso y preocupado por la villa de Cortegana, mandó efectuar un envío de plata labrada para reparar la iglesia del Castillo y la del Salvador. Ese envío de 140 kilos de plata, uno de los más importantes de la época de los que se tiene constancia documental, debía efectuarlo Francisco, el hermano de Pedro Romero de Terreros, pero murió en Veracruz cuando embarcaba hacia España, y tuvo que hacerlo el propio Pedro.

Para llegar a conseguir la que se cree la mayor fortuna de la época, este español fue comerciante, financiero, latifundista y minero en las minas de plata de Pachuca y Real Del Monte. Cuando murió su tío en 1735 asumió varios cargos municipales, que le correspondían a éste, de tal forma que en 1742 era alcalde, alférez real y alguacil mayor de la ciudad de Querétaro, así como caballero de la Orden de Calatrava. Fueron estos cargos los que le permitieron conocer que en el poblado de Real del Monte existían grandes vetas de plata, oro y otros minerales. Las grandes vetas del Real del Monte hicieron a Pedro Romero de Terreros el hombre más rico de América, tal vez del mundo a mediados del siglo XVIII.

En 1743 se asoció con José Alejandro Bustamante y Bustillo, quien había conseguido el permiso del conde de Revillagigedo, virrey de la Nueva España, para explotar una veta llamada La Vizcaína. Pedro aportó el capital, de modo que cuando murió Bustamante en 1750 pudo tomar posesión permanente como propietario de esta veta, que fue la única que se explotó durante los últimos 60 años del siglo XVIII y en la que se registraron 900 familias de trabajadores asignados a este yacimiento.

En 1756 se casó en la Ciudad de México con María Antonia de Trebuesto y Dávalos Bracamonte, de 22 años de edad, hija de los Condes de Miravalle, descendientes del emperador Moctezuma II, y de una de las familias más distinguidas de la Nueva España. Con ella tuvo tres hijos: Pedro, Francisco José y José María.

Gracias a sus ideas y propuestas para promover grandes acciones de índole religiosa, cultural y de beneficencia, y su caridad con los pobres y la Iglesia Católica (especialmente instituciones y colegios franciscanos, así como con las ya mencionadas iglesias de Cortegana, a las que mandó un segundo cargamento de plata), el rey Carlos III le concedió, el 7 de diciembre de 1768, el título nobiliaro de conde de (Santa María) Regla. Él mismo escogió ese título por la devoción que profesaba a esta advocación mariana, especialmente venerada en el convento agustino de Chipiona y cuya devoción se extendió por diversos lugares de la América española.

Casa de Pedro Romero de Terreros en México
 Conforme pasaba el tiempo, Pedro se hacía cada vez más poderoso y a la vez surgían conflictos entre los mineros que trabajaban en sus minas, ya que estaban inconformes porque decidió quitarles el tequio, que era parte del mineral que extraían y que de acuerdo con la tradición se les permitía conservar, así que como forma de protesta en el año de 1766, estalló una huelga que fue considerada como la más importante del México colonial.

La huelga le causó grandes problemas, ya que perdió la reputación que había forjado durante años. El marqués de Croix dispuso que se castigara a los rebeldes, ya que la huelga causaría pérdidas por la suspensión de producción de minerales. Viendo esto, prefirió dejar las minas sin producir antes de ceder, retirándose a su Hacienda de San Miguel Regla

A la Corona le prestó dinero sin interés y con ella contribuyó a operaciones militares de apoyo a las tropas españolas que colaboraban en la independencia de Estados Unidos. Además regaló a la Armada un buque de guerra con 112 cañones -bautizado como Conde de Regla- que entregó en 1786 en La Habana su hijo José María, marqués de San Cristóbal (13 de marzo de 1777), caballero de Santiago, y que participó en la batalla del cabo San Vicente (1797), siendo el buque insignia de la escuadra hispano-francesa, para posteriormente ser dado de baja en Cádiz en 1811.


Pero su obra solidaria y benéfica no terminó ahí. Contribuyó también con el Hospicio de Pobres y en 1775 fundó el Sacro y Real Monte de Piedad de Ánimas, antecedente del actual Nacional Monte de Piedad de México, que contribuyó a la solución de problemas económicos de muchos habitantes de la Nueva España.

Murió en 1781 en su hacienda de San Miguel de Regla, en la localidad de Huasca. Tal y como dispuso en su testamento, sus restos fueron trasladados a Pachuca, donde fue enterrado en el altar mayor de la iglesia del convento de San Francisco, del cual había sido benefactor.


 

jueves, 8 de octubre de 2020

Nuevo libro. Cien hidalgos clave en la historia de España

Sin ellos, todo hubiera sido muy diferente


El administrador de este blog, José Manuel Huidobro Moya, ha publicado un libro en el que resalta lo que es y significa la hidalguía y rescata del olvido a muchos hidalgos, más de 1.100, aunque se centra en cien, cuya labor y méritos no se ha apreciado suficientemente. Se muestra una serie de personajes, todos ellos hidalgos, que destacaron con su contribución en diversos ámbitos: civil, militar, religioso, político, jurídico, artístico, científico, empresarial, industrial, etc., resaltando sus logros. De ellos, casi con toda seguridad, es desconocido su origen hidalgo, su nobleza de sangre o de privilegio, que influyó de una u otra manera en el devenir de sus vidas, marcando en muchos casos su trayectoria y su futuro y que son verdaderos ejemplos para la sociedad del momento.

Magníficamente prologado por D. Manuel Pardo de Vera y Díaz, presidente de la Real Asociación de Hidalgos de España, a quién doy las gracias por su amistad.

En esta obra se realiza una síntesis del estamento noble, sus clases, la distribución de la hidalguía, sus distintas denominaciones, sus privilegios, su consideración social a lo largo de los siglos, su reflejo en la literatura, las particularidades de la hidalguía en las Indias, las hidalguías colectivas y universales, las probanzas de la hidalguía ante los tribunales, la confusión de estado y, por último, la situación de la nobleza en la actualidad, además de referenciar a numerosos hombres y mujeres hidalgos cuyas vidas nos hablan de los valores imperantes en la sociedad de cada tiempo. 

Por otra parte, se desmonta el estereotipo del “hidalgo pobre y ocioso”, tan difundida, sobre todo en la literatura y el teatro del Siglo de Oro, tan lleno de alusiones sarcásticas a los hidalgos pobres, que aún sigue vigente en la actualidad, pero que, en realidad, no se corresponde con los hechos.

Disponible en Amazon

Disponible en La Casa del Libro

Autor: José Manuel Huidobro.

Editorial: Vision Libros

Fecha: Sept. 2020

Formato: 17x24  papel y eBook  

404 págs.

ISBN: 978-84-18158-95-7

http://www.visionlibros.com/

sábado, 3 de octubre de 2020

Gabriel José Ciscar y Ciscar. Teniente General de la Real Armada y Regente del Reino en dos ocasiones


Gran matemático e ilustre militar, presidió la comisión española que colaboró en París, en 1798, para el establecimiento del sistema métrico decimal y fue director de la Academia de Guardiamarinas.

Admirado por intelectuales de otros países europeos, y por sus enemigos en la batalla, chocó con un rey, Fernando VII, que tras utilizarlo, lo mandó ejecutar. Fueron estos enemigos ingleses los que lo libraron de esa muerte prematura, ordenada por el monarca al que Ciscar había servido en múltiples ocasiones.

Gabriel José Ciscar y Ciscar, Fernández de Mesa y Pascual, nacido en Oliva (Valencia) en marzo de 1760, era hijo de Pedro Miguel Ciscar y Fernández de Mesa, nacido en Oliva, en julio de 1707, Doctor en ambos derechos, Exento de alojamiento por noble en el año 1740, registrado como hidalgo en los reemplazos de milicia en los años de 1773 y 76, casó con su prima Rosa Císcar y Pascual, nacida en Oliva en el 1727 (hija de Carlos Císcar y Ramírez de Arellano y de Josefa Pascual y Císcar, naturales de Oliva); nieto de Gaspar Císcar y Pasqual, nacido en Oliva en el año 1673, y de Eulalia Fernández de Mesa y Salelles, nacida en Oliva en el 1691 (hija de Pedro Fernández de Mesa y García y de Eleuteria Salelles y Roses). Gabriel casó con Ana Agustina Berenguer de Marquina y Ansoátegui, hija del virrey de Nueva España, don Félix Berenguer de Marquina.

Era sobrino de Gregorio Mayáns y Císcar.(1699 - 1781) erudito, jurista, historiador y lingüista; el mayor representante, junto a Benito Feijoo, de la primera Ilustración española, y hermano mayor del también erudito Juan Antonio Mayans (1718 - 1801).

Estudió en las Escuelas Pías de su ciudad natal. A los catorce años se matriculó en la Universidad de Valencia para seguir la carrera de leyes, estudios que interrumpió en 1777 para sentar plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento  de Cartagena (exp. Nº 3.299); hizo entonces algunas campañas en los mares de Europa y América (tomo parte junto a Solano en la toma de Pensacola). En 1783, de nuevo en Cartagena, continuó sus estudios en la Academia de Guardiamarinas. Al poco tiempo fue nombrado profesor de navegación y matemáticas. En 1788, ascendido a teniente de navío; alcanzó el puesto de director de la citada academia. Algún tiempo después fue llamado a la Corte para ocuparse de la reimpresión del Examen marítimo, de Jorge Juan. Císcar enriqueció considerablemente la obra, añadiendo una amplia exposición de los principios del cálculo, notas al texto, nuevas proposiciones y crítica de otras, con demostración de su falsedad.

En 1796 realizó un viaje a Trípoli, en el cual determinó con precisión la longitud geográfica de varios puntos de la costa meridional de Cerdeña y otros lugares. En 1798 fue nombrado comandante del cuerpo de artillería de marina del departamento de Cartagena y este mismo año fue elegido por el gobierno español, junto con Agustín de Pedrayes, como representante de España en la reunión convocada por el Instituto de Francia para comprobar los patrones definitivos del sistema métrico decimal y fijar los principios de éste.

Busto de Ciscar en la fachada de la Universidad de Zaragoza
A su regreso de París, Císcar publicó una Memoria Elemental sobre los nuevos pesos y medidas decimales, fundados en la naturaleza. En esta obra se exponen las ventajas del nuevo sistema métrico, se propone una nomenclatura castellana y se expresan las relaciones de los nuevos pesos y medidas con los usados en España. En esta misma obra, Císcar menciona cuatro péndulos con los que había realizado experiencias gravimétricas en Madrid, con objeto de compararlas con las realizadas en París. Caballero Pensionista de la Orden de Carlos III en 1807.

Al producirse la invasión francesa en mayo de 1808, Císcar entró a formar parte de la Junta de Observación y Defensa; en septiembre siguiente fue nombrado secretario vocal de la Junta General Militar y, a fines de diciembre, secretario del Consejo Supremo de Guerra y Marina instalado en Sevilla. Promovido a jefe de escuadra, se le nombró gobernador militar y político de Cartagena, cargo que desempeñó desde 1809 hasta 1810. En este último año desempeñó el cargo de secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina.

Durante la ausencia de Fernando VII, las Cortes le designaron miembro de la regencia en dos ocasiones: de 1810 a 1812, junto con Pedro Agar y Joaquín Blake; y de 1813 a 1814, con el mismo Agar y el cardenal Luis de Borbón. Al regresar Fernando VII, fue encarcelado y posteriormente condenado a confinamiento en Murcia, Cartagena y Oliva hasta que fue reivindicado en el trienio liberal. Así, en 1820 y tras el pronunciamiento de Riego, regresó a Madrid a su antiguo cargo de secretario de Estado y, en 1823, formó parte de la regencia provisional junto con Cayetano Valdés y Gaspar Vigodet.

Restablecido el poder absoluto del rey, apoyado por las monarquías europeas que mandaron a los Cien Mil Hijos de San Luís, éste decretó la confiscación de los bienes de Císcar y su condena a muerte, pena de la que se salvó refugiándose en Gibraltar con la ayuda del general francés Burmont, conde de Bordesul, donde disfrutó de la ayuda económica de Arturo Wellesley, duque de Wellington, que le concedió una pensión vitalicia de 20.000 reales/año para que pudiese subsistir. Permaneció allí hasta su muerte, sucedida en agosto de 1820.


Císcar publicó varias obras de carácter didáctico, con destino a la enseñanza. Entre estas obras la más famosa es el Curso de estudios elementales de marina, compuesta de cuatro partes: aritmética, geometría, cosmografía y pilotaje, que sirvió de libro de texto para los estudios náuticos hasta bien entrado el siglo. Entre sus trabajos científicos deben citarse los métodos gráficos ideados para corregir las distancias lunares y determinar las longitudes en el mar (Explicación de varios métodos, 1803) y los cálculos realizados sobre la figura de la Tierra a partir de las determinaciones de la longitud del péndulo, descritas en la Memoria sobre las observaciones astronómicas hechas por los navegantes españoles en distintos lugares del globo, ordenadas por José Espinosa y Tello (1809). 

En la última etapa de su vida en Gibraltar (donde falleció en 1829), Císcar publicó un Poema físico-astronómico -dedicado a su protector Wellington- en el que mostró su amplia erudición científica. En esta obra rindió homenaje a varios de los mejores científicos españoles del siglo XVIII, como Jorge Juan, Antonio Ulloa, José Mendoza y Ríos, José Espinosa y Tello, Agustín de Betancourt, José de Mazarredo y Martín Fernández de Navarrete.