miércoles, 30 de agosto de 2017

EL Real Monasterio de El Puig y la conquista de Valencia por Jaime I


El Monasterio debe su origen al hallazgo, en la cumbre de la colina (puig, en valenciano), de una imagen de la Virgen María por parte de san Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced, en 1237, debajo de una campana, mientras las huestes de Jaime I se preparaban para la conquista de la cercana ciudad de Valencia.

Jaime I, el Conquistador, consideró la protección de la Virgen como causa determinante y eficaz de la conquista del Reino de Valencia, proclamó a Santa María de El Puig (La Mare de Déu) como Patrona  del Reino conquistado*, y erigió el primer templo en su honor en las tierras rescatadas, y quiso que los religiosos mercedarios fueran los guardianes perpetuos del santuario.

Cuenta la Leyenda que los ángeles esculpieron la imagen en una piedra del Sepulcro de la Virgen, cómo posteriormente la trasladaron hasta este lugar, donde se construyó un monasterio y donde la veneraron hasta la invasión musulmana acaecida en el año 711. Pasaron pues, 526 años, en que la sagrada imagen estuvo sepultada bajo una campana. Por eso, se hizo labrar un escudo que sirviera como imagen heráldica del monasterio: en campo partido, las armas de la Orden de la Merced y la iconografía del hallazgo: una montaña, una campana y las siete estrellas. La imagen está sostenida en un bello relicario con una hermosa leyenda: “Sancta Maria imago tua sit nobis tutrix…”


Las viejas crónicas de la Orden de la Merced presentan a su Fundador acompañando al rey Jaime I el Conquistador en sus campañas de Reconquista. Ya había decidido el rey en el castillo de Alcañiz conquistar Valencia, y su determinación le llevó a tomar la posición de El Puig de Enesa, ocupando el castillo, que los musulmanes habían derruido en su huída.

Durante el verano del año de 1237, todos los sábados la guarnición cristiana del castillo veía descender sobre la falda del monte donde ahora se asienta el monasterio una columna de siete estrellas, señalando un punto concreto de la montañita. San Pedro Nolasco interpretó aquel anuncio como buen presagio de conquista y mandó cavar allí. Y debajo de una campana apareció la hermosa imagen bizantina de Nuestra Señora de los Ángeles. El alcaide del castillo, D. Bernardo Guillén de Entenza, tío de Jaime I, colocó la Imagen de la Virgen en el castillo, y más tarde cuando llegó el rey, el monarca mandó construir una iglesia, en el mismo sitio donde hoy la podemos contemplar; y de tal forma procuró que se llevase a cabo que ya estaba concluida en el año 1240. El Obispo de Valencia la convirtió en parroquia ese mismo año y la encomendó a la Orden de la Merced.

Sepulcro del tio de Jaime I
En ese mismo agosto, tuvo lugar la famosísima batalla de El Puig. Narran los cronistas que los infantes cristianos eran reducidos en número frente a las tropas musulmanas, y que en el fragor de la lucha apareció el mismísimo Señor San Jorge, patrono de las armas aragonesas, y que por su medio e intervención, la lucha se decidió en nuestro favor. El rey moro de Valencia, Zayyan, quiso aprovechar la desventaja a su favor que le proporcionaba la ausencia del rey Jaime I, pero la batalla que se libró fue de tal modo decisiva que no se llevó a cabo ninguna otra para la conquista de la ciudad de Valencia, poniendo en enero de 1238 duro cerco a la ciudad, logrando la capitulación unos meses más tarde.  

La batalla que tuvo lugar el 20 de agosto de 1237 sería decisiva pues los musulmanes se retiran tras los muros de Valencia y nunca más se atreverán a salir de ellas, por lo que dejaban libre el camino del rey Jaime I hacia la ciudad.
Representación de la batalla del Puig
Tiempo atrás, el abuelo de Jaime I, Alfonso II de Aragón en 1175 había prometido al Abad y monjes del Monasterio de Poblet hacer donación de la villa de El Puig de Enesa o Cebolla o Juballa como la llamaban los moros, cuando con la ayuda divina la conquistara, para que en el sitio del término que mejor les pareciera fundaran un monasterio del Císter, asignándoles tierras y rentas para mantener a una numerosa comunidad. Ese mismo día eligió sepultura en Poblet, reservándose no obstante, la posibilidad de sepultarse en El Puig si llegaba a conquistarlo. Sin embargo, el Rey Jaime I el Conquistador otorgó la donación a San Pedro Nolasco y a la Orden de la Merced en fecha del 2 de julio de 1240, y debido al hallazgo de la Santa Imagen cambió el nombre de El Puig de Cebolla por el de El Puig de Santa María.

*El 10 de mayo de 1961 el papa Juan XXIII tuvo a bien nombrar a la Virgen de los Desamparados como Patrona de Valencia y su Reino, desbancando así a la histórica figura de la Virgen del Puig como Patrona.

Castillo del Puig (de Enesa, de la Patá, o de la Cebolla). 

Fortaleza musulmana denominada por los cristianos Puig de Cebolla por deformación del árabe "Jubal·la" (colina). Fue conquistada por el Cid Campeador a finales del siglo XI, mucho antes de la conquista definitiva de Valencia, aunque con posterioridad volvió a manos musulmanas. 

El Puig se identifica con la localidad de Cebolla citada en el Cantar de mío Cid, de hecho, la localidad forma parte del Camino del Cid. Posteriormente El Puig pasó nuevamente a dominio islámico hasta que en 1237 fue conquistado por Jaime I. El enfrentamiento en la conocida Batalla de Enesa entre cristianos y musulmanes, abrirá las puertas a la conquista de la ciudad de Valencia en 1238.





El Monasterio comprende dos elementos arquitectónicos distintos: El Convento propiamente dicho (residencia de los religiosos) y el Santuario de la Patrona del Reino de Valencia; constituyendo ambos elementos la grandiosa mole rectangular, flanqueada por cuatro macizos torreones, que destaca sobre la verdeante lozanía de la huerta y sobre la construcción urbana circundante.

El Convento actual, de planta y estilo escurialense, se comenzó a construir, con la bendición de San Juan de Ribera, el día 1 de septiembre de 1588, día de la colocación de la primera piedra en los cimientos del torreón sureste. Fue su arquitecto y primer maestro de obras Antón Dexado de la Cossa.

El Santuario. La construcción del edificio actual fue iniciada por el almirante don Roger de Lauria, el año 1300, continuada por su esposa, doña Saurina de Entenza, y concluida (a mediados del siglo XIV) por la hija de ambos, doña Margarita de Lauria y Entenza.

A la iglesia actual precedió, en el tiempo, la de una sola nave construida por orden de Jaime I, en 1238 y entregada a la Orden de la Merced por dicho monarca el 26 de julio de 1240, de la que se conserva únicamente la extraordinaria Portada, trasladada de su emplazamiento primitivo al lugar lateral que hoy ocupa.

viernes, 25 de agosto de 2017

Juan Ignacio de Madariaga Arostegui. Ganó la batalla de las Malvinas en 1770



Entre sus acciones marinas debe ser resaltada la llevada a cabo en 1770 contra los ingleses establecidos en las islas Malvinas (Falkland). Al mando de cuatro fragatas y un jebeque libró combate contra los ingleses a los venció.

Juan Ignacio nació en Busturia (Vizcaya) en 1717, siendo hijo de Andrés de Madariaga Franquelin (1684-1747) de la casa infanzona de Madariaga y Ángela de Arostegui Urza (1682-1755) –de la casa infanzona de Bermeo–, familia acomodada de la burguesía vasca. Tuvo cuatro hermanos: María Ignacia, Juan Antonio (I Marqués de Casa Alta, por el rey Carlos III, en 1775), José Antonio y Ana María. Fue caballero de la Orden de Santiago (1758), comendador de Castrotorafe (1763) y mayorazgo de la casa-torre de Madariaga. Juan Ignacio casó con Doña Concepción de Iturrigaray, hija de José, que ostentaba el cargo de factor general de la Real Compañía de la Habana. Falleció en Cádiz, en marzo de 1771.

Armas. De azur, cinco roeles jaquelados de oro y gules, en sotuer, y entre ellos, cuatro estrellas de oro. Bordura de oro, con ocho eslabones de cadena, de azur.

Ingresó como alférez de navío en la Real Armad, en 1740, reinando Felipe V, y el 12 de diciembre de 1744 fue herido en la mano en un combate naval entre España y Reino Unido en el cabo San Antonio (Cuba). Una fragata inglesa había atacado a la fragata de guerra española Concepción al mando del capitán de fragata Pedro de Elizagárate.

Se encontraba de servicio en La Habana (Cuba) cuando esta ciudad sufrió el sitio y conquista por parte de los ingleses en 1762. En él delegó el gobernador Juan de Prado el gobierno del interior de Cuba durante el sitio de la ciudad,… que fue tomada.

Entre sus acciones marinas debe ser resaltada la llevada a cabo en el 1770 contra los ingleses establecidos en la Gran Malvina o West Falkland, cinco islas del Océano Atlántico. Al mando de cuatro fragatas y un jebeque de guerra salió de Montevideo el 17 de mayo. Días más tarde se libraba el combate contra los ingleses, siendo favorable a las fuerzas de Madariaga, el cual les obligó a entregarle un torreón con todos sus cañones, así como la batería del muelle de Egmont (denominado Puerto de la Cruzada).



Combate de Puerto Egmont 

En 1768 el gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli, recibió instrucciones de evitar el establecimiento de cualquier colonia británica en territorio del virreinato del Río de la Plata. En caso de comprobarse la existencia de alguno, debía desalojarse por la fuerza. En diciembre de 1769, partió un escuadrón con tres buques hacia las Malvinas para cumplir las órdenes impartidas de exploración desde Madrid.

El gobernador Bucarelli dio órdenes al Mayor general Juan Ignacio de Madariaga, el 26 de marzo de 1770, para expulsar a los británicos y éste alistó sus fuerzas. Bucarelli en una carta le pidió «desalojar a los Yngleses de Maluinas» y lo apresuró diciendo «prevengo a V.S. que aprovechando los instantes, luego, luego, y sin la menor retardación...». Madariaga había partido desde Cádiz rumbo al río de la Plata a finales de 1768 con una flota de buques en prevención. Ancló en Buenos Aires el 3 de enero de 1769. A bordo también viajaba Juan José de Vértiz y Salcedo quien más tarde sería gobernador y virrey. A su llegada, fue nombrado jefe del Apostadero de Montevideo.

Madariaga dirigió una expedición hacia Puerto Egmont con 1.500 soldados y 4 buques de guerra (Escuadra de la Plata). Partió del puerto de Montevideo el 11 de mayo de 1770 con órdenes precisas para expulsar a los británicos. La flota estaba compuesta por cuatro fragatas: Industria, al mando de Juan Ignacio de Madariaga (26 cañones / 262 soldados y marineros), Santa Bárbara, al mando de Joseph Díaz Veanes (26 / 260), Santa Catalina, al mando de Fernando Rucalva (26 / 260) y la Santa Rosa (26 / 122). A las fragatas se sumaba el jabeque Andaluz, al mando de Domingo Perler (30 / 179). En total llevaba 1.500 soldados (incluyendo 294 hombres de la compañía de Granaderos del Regimiento de Mallorca) y un arma de asedio al mando del coronel don Antonio Gutiérrez.

Durante la navegación hacia las islas un temporal había separado a la nave capitana del resto de la escuadra. La fragata Industria comandada por Madariaga llegó sola a Puerto Egmont, el 4 de junio de 1770, y fondeó en la bahía de la isla Trinidad, al oeste de la isla Gran Malvina. Con la intención de ganar tiempo hasta la llegada del resto de la flota. Se puso en contacto con los británicos y estos lo amenazaron con atacarlo si no abandonaba el lugar. Madariaga ignoró las amenazas y, en cambio, envió un emisario con obsequios al gobernador, lo que era una treta para que éste inspeccionara las defensas del fuerte, lo que permitió a Madariaga tener el detalle preciso de las defensas británicas. Había 4 cañones de 12 libras más 2 cañones de 6 libras traídos de la fragata Favourite, armada a su vez con 20 cañones.

Allí decidió esperar la llegada del resto de su escuadra y entró en conversaciones con los británicos. El 6 de junio éstos llegaron y Madariaga aún prosiguió con las conversaciones para hacer tiempo para esperar la mejora de las condiciones meteorológicas para lanzar su ataque. El día 9 lanzó un ultimátum y desembarcaron en tierra el 10 de junio e intimaron a los británicos a abandonar las islas. La demanda de Madariaga se fundamentaba en el derecho internacional vigente, que impedía establecer colonias en esa parte del mundo sin el consentimiento del rey de España.

Madariaga dio la orden de comenzar el ataque. Ordenó la movilización de las fragatas Santa Bárbara y Santa Catalina junto al jabeque Andaluz para que atacasen a la fragata británica Favourite. El plan establecía que, una vez hundido el buque británico, comenzarían su ataque sobre el fuerte. Mientras tanto, las fragatas Santa Rosa e Industria desembarcarían tropas y cañones para atacar el fuerte desde tierra.

Combate y cptura de Puerto Egmont_1770

En cuanto los barcos españoles abrieron fuego sobre la Favorite, la artillería del fuerte respondió con unos pocos cañonazos. La resolución de los oficiales británicos de pelear hasta el final no se mantuvo mucho tiempo y desde el fuerte ondeó la bandera blanca y un oficial británico le solicitó la capitulación a las fuerzas de tierra al mando del coronel Antonio Gutiérrez, rindiendo sus armas 156 hombres que, junto con otros colonos británicos, fueron detenidos durante 20 días y luego se les permitió retornar a Inglaterra. Tras esta acción militar, España hizo efectivo su control del archipiélago.

El 30 de junio, Madariaga partió hacia España en la fragata Santa Catalina como comandante y portavoz para informar a la corona española sobre lo sucedido en las islas. Al mismo tiempo llegó una Real Orden a Buenos Aires solicitando suspender la expulsión de los británicos, dando origen a la crisis diplomática por las islas Malvinas de 1770. Ya en la península ibérica, Madariaga fue ascendido a brigadier.

viernes, 18 de agosto de 2017

Francisco Ramírez de Madrid. "El artillero" de los Reyes Católicos


Militar, secretario y consejero de los Reyes Católicos y capitán general de la Artillería, que obtuvo repetidas victorias durante la Guerra de Granada. 

Sus esfuerzos se centraron en la consecución de una política armamentista capaz de convertir a Castilla en una potencia en el campo de la artillería y, en consecuencia, conseguir de una manera sorprendentemente efectiva la rendición de todas las plazas del último bastión musulmán hispánico

Francisco Ramírez (de Oreña, o de Madrid), apodado el Artillero, nació en torno a 1445. Sus padres fueron Juan Ramírez de Oreña, regidor de Madrid, que cambió su gentilicio por el de esta villa, casado con su prima Catalina Ramírez de Cóbreces, hidalgos naturales de San Vicente de la Barquera en las Asturias de Santillana y que se establecieron en la corte alrededor de 1430. Ambos del mismo linaje, Ramírez, cuya importancia en Madrid se remontaba a tiempos de la Reina Doña Urraca, donde Juan Ramírez era Ricohombre y Señor de la Casa Ramírez.

 
Durante el reinado de Enrique IV fue criado del Rey, escribano de la ceca de Segovia y alcaide de la de Toledo y agraciado con algunas regalías. Al estallar la Guerra de Sucesión Castellana tomó partido por la princesa Isabel, contra su sobrina Juana. En 1476, tras una acción destacada en la Batalla de Toro* (Zamora) en la que participó con cien jinetes, fue presentado a los nuevos reyes que, gratamente impresionados, le confirmaron las mercedes de su predecesor y le nombraron secretario real. 



*Este triunfo fue decisivo para que Isabel se hiciera con el trono de Castilla frente a su sobrina Juana. La Reina le premió nombrándole alcayde de los Alcázares de Sevilla. Su participación en el sitio de Málaga —donde gracias al empleo de la artillería se consiguió adelantar la rendición de la ciudad— fue muy apreciada. Fue armado caballero y los Reyes Católicos le otorgaron el nombramiento de secretario del Consejo del Rey y pagador. Su ascenso culminó con su nombramiento como regidor del Concejo de Madrid, en diciembre de 1487. En la Guerra de Granada tuvo una intervención destacada y la reina Isabel decidió casarle en segundas nupcias con Beatriz Galindo (1495). De esta manera unía a dos de sus más fieles colaboradores: Beatriz , una de sus consejeras más próximas, y Francisco Ramírez de Madrid, que la había apoyado en su lucha contra su hermano Enrique IV y —tras la muerte de éste— contra su sobrina Juana, por el trono castellano.


Desde entonces su carrera fue fulgurante y pocos años después era ascendido a capitán general de la Artillería. Al mando de esta arma se distinguió en la Guerra de Granada, desplegando una estrategia y logística que, a partir de 1484, propició una acelerada serie de victorias: las más señaladas en Álora, Cambil, Loja, Málaga, Almería, Guadix, Baza y Salobreña. Fue su lugarteniente en los cercos de Málaga y Salobreña el artillero Gonzalo de Luz.

Armas concedidas por los RR.CC. durante el sitio de Málaga.
Como orla, lleva un cordón de San Francisco
En la campaña de Granada "el Artillero" desarrolló intensas actividades, tanto logísticas como tácticas. Organizó la reunión y el desplazamiento de los peones (carpinteros, carreteros, pedreros), acémilas, carretas, auxiliares y piezas de artillería, estudió el terreno, fijó el emplazamiento de la artillería en los distintos asedios y dirigió los bombardeos.



Francisco tomó parte en la conquista de los castillos gemelos de Cambil y Alhabar, en la defensa de Salobreña y en la rendición de Málaga. El rey Fernando armó caballero a don Francisco en la misma torre que acababa de tomar y cuyo control resultó decisivo para conquistar Málaga. Incluso el Vaticano la concedió mercedes, como la concesión de indulgencias por participar en la guerra contra el infiel y la autorización para usar un altar portatil durante la celebración de misas en campaña.

Los Reyes Católicos le nombraron regidor de Toledo, alcaide del alcázar de Sevilla, consejero real en los de Estado y Guerra, etc., y le recompensaron con largueza. Recibió en repartimiento el cortijo de Bornos en el Santo Reino de Jaén y otras heredades en el de Granada. Tras la toma de esta ciudad regresó a Madrid, donde también acumuló vastas propiedades: los terrenos comprendidos entre el paseo del Prado y el de las Delicias, así como las dos riberas del arroyo de Atocha, lugar en dónde ahora está la estación de tren.
Detalle de su escudo de armas, en su sepulcro
La Latina
Había casado en 1473 con Isabel de Oviedo, natural de Madrid, de la que enviudó en diciembre de 1484 y con la que tuvo seis hijos. Y en diciembre de 1495 contrajo nuevo matrimonio con la escritora y humanista Beatriz Galindo, "la Latina", doncella hidalga de gran talento, saber y virtud, unos veinte años más joven que él, de hidalga familia salmantina venida a menos y que había sido educada para monja. Por su fama de gramática había sido llamada a la corte como preceptora de Isabel la Católica, quien le tomó gran afecto y la nombró su camarera mayor. Fue la reina quien concertó el casamiento y mandó en dote a Beatriz 500.000 maravedís. De este matrimonio nacieron dos hijos: Fernán y Nuflo, progenitores, respectivamente, de la línea de los condes de Bornos y de los (marqueses) duques de Rivas. Tuvieron su residencia en el actual Palacio de Viana de Madrid.

Beatriz Galindo fundó y dotó dos conventos (o monasterios) bajo la advocación de la Concepción, uno de franciscanas y otro de jerónimas. además, junto a su marido, de un hospital situado en la calle de Toledo. Para este último convento, erigido en 1509 y al que se retiró durante los últimos años de su vida, elaboró unas Constituciones. Murió a los 69 años de edad. No se han conservado obras escritas de Beatriz Galindo, aunque se le atribuyen poemas en latín y comentarios a la obra de autores griegos y latinos, en especial de Aristóteles. El barrio de la Latina de Madrid, le debe su nombre a ella, ya que fue en esa zona donde se desenvolvió su mayor actividad.

Detalle de la portada del Hospital de la Latina

Detalle del Cenotafio renacentista en el Museo de San Isidro.

Francisco murió en Sierra Bermeja, el 18 de marzo de 1501, cuando sofocaba una insurrección de mudéjares de la Serranía de Ronda en Málaga, al no respetar los castellanos las capitulaciones pactadas con los mudéjares granadinos.




jueves, 10 de agosto de 2017

Cocentaina. Fiestas de Moros y Cristianos

Cocentaina* (Alicante), capital de la comarca del Comtat, celebra sus Fiestas de Moros y Cristianos, en Honor a San Hipólito Mártir, el segundo fin de semana de agosto.

Estas fiestas se remontan a más de doscientos cincuenta años, y conmemoran la batalla llevada a cabo entre las tropas musulmanas y cristianas, en 1304, por la conquista de la villa y la hegemonía en la comarca del Comtat.


Los actos en Honor a San Hipólito se remontan a principios del siglo XVII, después de la elección del Patrón el 7 de mayo del 1600. Lo que en principio era una festividad puramente religiosa, fue convirtiéndose en una celebración con otros actos, que acercan paulatinamente este evento al que conocemos actualmente por Fiestas de Moros y Cristianos.

Ya a principios del siglo XVIII era el Ayuntamiento quien costeaba los actos a celebrar en honor a San Hipólito, como está escrito en el Libro de clavado del 1711,
donde dice "mujer en descarrech que paga al clero de Santa. María de la propia villa 
53 libres para la fiesta de San Hipólito".

Castillo de Cocentaina
Esta celebración de Moros y Cristianos viene celebrándose con certeza desde mitad del siglo XVIII, designándose desde 1766 cada año un Alférez y un Capitán. Al mismo tiempo, en el año 1734 se hace referencia, en el libro de Claver del Archivo Municipal de Cocentaina, de una Compañía de Turcos, designándose con el nombre de turcos lo que después se conocerá, genéricamente, con el nombre de moros.


Aunque los papeles más antiguos nos remontan al siglo XVIII, existen indicios documentados en el Libro de Claver del Archivo Municipal de Cocentaina que indican que en el año 1695 se celebró un Alardo en honor a la Virgen, siendo este un claro antecedente histórico de la celebración festera.

Palacio Condal
A lo largo de su historia, la fiesta contestana ha ido evolucionando. Lo que antiguamente era una celebración sencilla, con el uso de la pólvora como principal y casi único elemento (con la excepción de los años en que su uso estuvo prohibido por decreto de Carlos III), hoy es un evento más completo , donde han ido añadiéndose otros actos que han dado una identidad propia y diferenciadora de los demás pueblos.

Uno de estos actos es la Embajada del Contrabando o "Alijo", que con este nombre aparece en el programa de Fiestas del 1900, donde las filaes Maseros y Contrabandistas mantienen un jocoso diálogo, donde los segundos piden permiso a los primeros para poder entrar en la Villa. Los Maseros en un primer momento se oponen, pero al fin las dos comparsas se unen para enfrentarse a los moros. Es este un acto que se remonta, como mínimo, al año 1864.

Otro acto diferenciador es la Presentación de Armas, que se lleva a cabo el día de San Hipólito, después de la Eucaristía, y que consiste en el desfile de todas del filaes frente a los cuatro cargos: los dos Abanderados y los dos Capitanes (uno por cada bando).

Podemos citar otro acto que solo se celebra en Cocentaina, como la Embajada de los Tomates, una batalla que cada año enfrenta a las filaes Bequeteros y Caballería Ministerial o "Cavallets". Las dos comparsas luchan únicamente con tomates, teniendo el origen este acto en la no participación en el Alardo de estas dos comparsas, lo que hizo que entre ellas se organizaron su "combate particular". Posteriormente tuvieron también el derecho a ser Abanderado o Capitán (a partir del 1966), como el resto de las filaes. La condición de filaes de caballería ha condicionado, seguramente, su peculiar forma de desfilar, constituyendo un atractivo para el turista que visita el pueblo en Fiestas.

Hay que añadir a este listado de actos propios el de las Guerrillas, que consiste en el uso de arcabucería en la sierra del Castillo, al alba, iniciándose así el día del Alardo, último día de la Trilogía Festera.

La historia de las Fiestas de Moros y Cristianos de Cocentaina también está ligada a la de su música. Cocentaina es cuna de compossitors que han marcado la historia de la música festera no sólo aquí, sino en las comarcas que nos rodean. Músicos como Manuel Ferrando Gonzales (autor del pasodoble más antiguo conocido hasta ahora para las Fiestas de Moros y Cristianos: "El Moro Guerrero") y Gustavo Pascual Falcó (compositor del pasodoble "Paquito el Chocolatero") han contribuido de manera notable a engrosar la Fiesta con sus obras. La participación más antigua, conocida hasta el momento, de una agrupación musical en las Fiestas de Moros y Cristianos de Cocentaina, data del 1766.

 
Cocentaina puede presumir de ser uno de los pueblos que ha sido cuna de las Fiestas de Moros y Cristianos, conservando la tradición más antigua con la modernidad del presente, mezclando diversión con seriedad en una justa medida. Unas Fiestas declaradas de Interés Turístico que constituyen un gran activo en la oferta turística contestana.


Visitar la Villa Condal en Fiestas de Moros y Cristianos es abrir una ventana a la historia, abrir los sentidos a la música, los imaginativos diseños de Capitanes, Abanderados, escuadras especiales (tradicionalmente conocidas como escuadras "de negros" para llevar sus componentes el rostro pintado). Es sentir la frescura y emotividad de la Primera Diana, el sentimiento religioso en honor a San Hipólito o la intensidad de la arcabucería del Alardo. Y para combatir el calor, el visitante se puede refrescar con la bebida típica contestana del verano: la "mentira" (café-licor barretjat con agua-limón negro, elaborado con azúcar quemado y canela, cosas que lo hacen único).

*Cocentaina es la villa natal del redactor de este blog, razón de ser de esta entrada

martes, 1 de agosto de 2017

San Ignacio de Loyola. Fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas)


Su primera dedicación fueron las armas, siguiendo la tradición familiar, pero, tras resultar gravemente herido en la defensa de Pamplona contra los franceses, cambió por completo de orientación: la lectura de libros piadosos durante su convalecencia le decidió a consagrarse a la religión. Fundador de la Compañía de Jesús es su primer General durante 16 años. 

Iñigo López de Loyola nació en octubre de 1491, en el seno de una familia hidalga, en el castillo (torre) de Loyola en Azpeitia, población de Guipúzcoa, cerca de los Pirineos. Hijo de don Bertrán Ibáñez de Oñaz, señor de Oñaz y de Loyola, jefe de una de las familias más antiguas y nobles de la región y de Marina Sáenz de Licona y Balda y de Loyola. Iñigo (pues ése fue el nombre que recibió el santo en el bautismo) fue el más joven de los ocho hijos y tres hijas de la noble pareja. Entre 1537 y 1542 cambió el nombre de Íñigo por el de Ignacio, como él mismo decía, "por ser más común a las otras naciones" o "por ser más universal".



Nada cierto se sabe sobre su primera educación familiar. Su padre debió de fallecer poco después de otorgar testamento el 23 octubre 1507. Por estos años, el joven Iñigo se incorporó en Arévalo (Ávila) a la familia del contador mayor de los Reyes Católicos, Juan Velázquez de Cuéllar y allí se educó como paje de los Reyes Católicos. Tras la caída en desgracia y sucesiva muerte de Velázquez de Cuéllar en 1517, su viuda, María de Velasco, se preocupó del porvenir de Iñigo y le dio 500 escudos y dos caballos, para poder dirigirse a Navarra y servir como gentilhombre al virrey, Antonio Manrique de Lara, duque de Nájera. Allí dio muestras de hombre «ingenioso y prudente en las cosas del mundo» y de tener «grande y noble ánimo y liberal», como escribió Juan Alfonso Polanco, sobre todo en dos ocasiones: cuando ayudó a la pacificación de algunas villas de Guipúzcoa, divididas por el nombramiento de Cristóbal Vázquez de Acuña como corregidor, y cuando la villa de Nájera se sublevó contra su señor durante la rebelión de las Comunidades (1520-1522).


Escudo de Armas. López de Loyola y López de Oñaz
Armas. En las armas de Loyola -que según algunos estudiosos son parlantes, ya que derivarían de lobo y olla- el lobo, como es sabido, simboliza la ferocidad y el ardor guerrero. La caldera es símbolo de riquezas y poder y, generalmente, el distintivo de los ricohombres. Deriva del pendón y la caldera que los reyes entregaban a los Grandes como facultad de levantar y sostener a su propia mesnada.

En cuanto a la simbología parece ser que las siete bandas de gules hacen referencia a la participación de Juan Pérez de Loyola y de sus seis hermanos en la batalla de Beotíbar, en la provincia de Guipúzcoa en 1321, en la que unos pocos guipuzcoanos vencieron a las huestes gasconas y navarras que capitaneaba Ponce de Morentain. Alfonso XI, como recompensa, les concedió las siete bandas de gules.


Genealogía de Iñígo López de Loyola
Iñigo luchó, al servicio de Carlos I, contra los franceses en el norte de Castilla. Pero su breve carrera militar terminó abruptamente el 20 de mayo de 1521, cuando una bala de cañón le rompió la pierna derecha durante la lucha en defensa del castillo de Pamplona. Después de que Iñigo fue herido, la guarnición española capituló unos días más tarde. Fue llevado al castillo de su familia en Loyola y se sometió a dolorosas cirugías debido a la fractura sufrida. Durante su convalecencia, al no encontrar libros de caballería, se dedicó a leer una vida de Cristo y las vidas de los santos.

Mientras se recuperaba leyó varios libros religiosos que le llevaron a consagrarse a la vida espiritual y abandonar su vida mundana. Restablecido de su enfermedad, y con deseos de ir a Jerusalén, pasó por el  pueblo de Manresa; después de hacer confesión en el monasterio de Montserrat en 1522, se retiró a una cueva cerca de Manresa (en la provincia de Barcelona) donde vivió y rezó durante 10 meses con una gran austeridad, tras lo cual reemprendió su viaje de peregrinación a Jerusalén.

Formuló sus Ejercicios espirituales durante su retiro en Manresa, y utilizó como modelo Ejercicios para la vida espiritual (1500), del abad español García de Cisneros. La obra es en lo esencial un manual para la meditación sobre el sentido de la vida y sobre el perfeccionamiento de una forma de vivir. Las meditaciones están divididas en cuatro periodos o semanas: la primera trata de la conversión de la persona pecadora; la segunda se refiere a la adaptación de la persona convertida, al modelo de Cristo; la tercera afronta el fortalecimiento a través de la apreciación de la pasión y muerte de Cristo; y la cuarta muestra la transformación de la persona que se identifica de forma plena con el Salvador resucitado y triunfante glorificando a Dios Padre. Los Ejercicios espirituales constituyen el modelo para la mayoría de las misiones y retiros católicos.

De vuelta a España en 1524, estudió en las universidades de Barcelona, Alcalá de Henares y Salamanca. Las primeras actividades de San Ignacio de Loyola difundiendo el método de los ejercicios espirituales le hicieron sospechoso de heterodoxia (asimilado a los “alumbrados” o a los seguidores de Erasmo): en Castilla fue procesado, se le prohibió la predicación (1524) y hubo de interrumpir sus estudios.


En 1528 viaja a París, en cuya universidad estudia y se licencia en artes; al año siguiente funda una fraternidad piadosa, la que más tarde sería la Compañía de Jesús; allí conoció a San Francisco Javier. En 1537 los miembros que componen la fraternidad se dirigen a Roma, donde Loyola es ordenado sacerdote (1538) y donde obtienen el permiso oral del papa Pablo III, quien dio la confirmación oficial de la orden en 1540 con la bula "Regimini militantis ecclesiae". En Roma fundó los colegios Romano y Germánico.

La organización estructural de la Compañía de Jesús tiene mucho que ver con la militar aunque toda esa impronta está orientada al servicio de la difusión de la fe en Dios, que por aquel tiempo se encontraba ciertamente en riesgo a causa de las predicaciones de Martín Lutero. La compañía se alineó a la autoridad del Papa y fue clave en la reconquista de la fe cuando se produjo la contrarreforma católica.

Santuario de San Ignacio de Loyola
Por la bula "Mare magnum", la Compañía es declarada exenta de jurisdicción episcopal, de tributación y de tener a su cuidado la dirección espiritual de religiosas. Un año después fue elegido primer general de la orden y, además de administrar los asuntos de la Compañía, se dedicó a terminar sus Ejercicios espirituales y a escribir las Constituciones de la orden, terminadas después de su muerte en Roma el 31 de julio de 1556, que, en lo sustancial, nunca han sido modificadas.

Está enterrado en el lugar donde actualmente está la iglesia del Gesú en Roma. Fue canonizado por el papa Gregorio XV en 1622 y se le venera como patrón de los retiros. Muerto Ignacio, le sucedió como general de los jesuitas su más estrecho colaborador, el castellano Laínez.

La compañía de Jesus ha sufrido persecuciones como su expulsión de España (por el rey Carlos III),  Portugal y Francia, en el siglo XVIII. Las misiones jesuíticas en territorio guarani fueron una de las mejores evangelizaciones de America, destruidas por la ambición de portugueses y españoles.En la Alta California fueron reemplazados por los franciscanos, con Junípero Serra como su máximo exponente.

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