sábado, 3 de octubre de 2020

Gabriel José Ciscar y Ciscar. Teniente General de la Real Armada y Regente del Reino en dos ocasiones


Gran matemático e ilustre militar, presidió la comisión española que colaboró en París, en 1798, para el establecimiento del sistema métrico decimal y fue director de la Academia de Guardiamarinas.

Admirado por intelectuales de otros países europeos, y por sus enemigos en la batalla, chocó con un rey, Fernando VII, que tras utilizarlo, lo mandó ejecutar. Fueron estos enemigos ingleses los que lo libraron de esa muerte prematura, ordenada por el monarca al que Ciscar había servido en múltiples ocasiones.

Gabriel José Ciscar y Ciscar, Fernández de Mesa y Pascual, nacido en Oliva (Valencia) en marzo de 1760, era hijo de Pedro Miguel Ciscar y Fernández de Mesa, nacido en Oliva, en julio de 1707, Doctor en ambos derechos, Exento de alojamiento por noble en el año 1740, registrado como hidalgo en los reemplazos de milicia en los años de 1773 y 76, casó con su prima Rosa Císcar y Pascual, nacida en Oliva en el 1727 (hija de Carlos Císcar y Ramírez de Arellano y de Josefa Pascual y Císcar, naturales de Oliva); nieto de Gaspar Císcar y Pasqual, nacido en Oliva en el año 1673, y de Eulalia Fernández de Mesa y Salelles, nacida en Oliva en el 1691 (hija de Pedro Fernández de Mesa y García y de Eleuteria Salelles y Roses). Gabriel casó con Ana Agustina Berenguer de Marquina y Ansoátegui, hija del virrey de Nueva España, don Félix Berenguer de Marquina.

Era sobrino de Gregorio Mayáns y Císcar.(1699 - 1781) erudito, jurista, historiador y lingüista; el mayor representante, junto a Benito Feijoo, de la primera Ilustración española, y hermano mayor del también erudito Juan Antonio Mayans (1718 - 1801).

Estudió en las Escuelas Pías de su ciudad natal. A los catorce años se matriculó en la Universidad de Valencia para seguir la carrera de leyes, estudios que interrumpió en 1777 para sentar plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento  de Cartagena (exp. Nº 3.299); hizo entonces algunas campañas en los mares de Europa y América (tomo parte junto a Solano en la toma de Pensacola). En 1783, de nuevo en Cartagena, continuó sus estudios en la Academia de Guardiamarinas. Al poco tiempo fue nombrado profesor de navegación y matemáticas. En 1788, ascendido a teniente de navío; alcanzó el puesto de director de la citada academia. Algún tiempo después fue llamado a la Corte para ocuparse de la reimpresión del Examen marítimo, de Jorge Juan. Císcar enriqueció considerablemente la obra, añadiendo una amplia exposición de los principios del cálculo, notas al texto, nuevas proposiciones y crítica de otras, con demostración de su falsedad.

En 1796 realizó un viaje a Trípoli, en el cual determinó con precisión la longitud geográfica de varios puntos de la costa meridional de Cerdeña y otros lugares. En 1798 fue nombrado comandante del cuerpo de artillería de marina del departamento de Cartagena y este mismo año fue elegido por el gobierno español, junto con Agustín de Pedrayes, como representante de España en la reunión convocada por el Instituto de Francia para comprobar los patrones definitivos del sistema métrico decimal y fijar los principios de éste.

Busto de Ciscar en la fachada de la Universidad de Zaragoza
A su regreso de París, Císcar publicó una Memoria Elemental sobre los nuevos pesos y medidas decimales, fundados en la naturaleza. En esta obra se exponen las ventajas del nuevo sistema métrico, se propone una nomenclatura castellana y se expresan las relaciones de los nuevos pesos y medidas con los usados en España. En esta misma obra, Císcar menciona cuatro péndulos con los que había realizado experiencias gravimétricas en Madrid, con objeto de compararlas con las realizadas en París. Caballero Pensionista de la Orden de Carlos III en 1807.

Al producirse la invasión francesa en mayo de 1808, Císcar entró a formar parte de la Junta de Observación y Defensa; en septiembre siguiente fue nombrado secretario vocal de la Junta General Militar y, a fines de diciembre, secretario del Consejo Supremo de Guerra y Marina instalado en Sevilla. Promovido a jefe de escuadra, se le nombró gobernador militar y político de Cartagena, cargo que desempeñó desde 1809 hasta 1810. En este último año desempeñó el cargo de secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina.

Durante la ausencia de Fernando VII, las Cortes le designaron miembro de la regencia en dos ocasiones: de 1810 a 1812, junto con Pedro Agar y Joaquín Blake; y de 1813 a 1814, con el mismo Agar y el cardenal Luis de Borbón. Al regresar Fernando VII, fue encarcelado y posteriormente condenado a confinamiento en Murcia, Cartagena y Oliva hasta que fue reivindicado en el trienio liberal. Así, en 1820 y tras el pronunciamiento de Riego, regresó a Madrid a su antiguo cargo de secretario de Estado y, en 1823, formó parte de la regencia provisional junto con Cayetano Valdés y Gaspar Vigodet.

Restablecido el poder absoluto del rey, apoyado por las monarquías europeas que mandaron a los Cien Mil Hijos de San Luís, éste decretó la confiscación de los bienes de Císcar y su condena a muerte, pena de la que se salvó refugiándose en Gibraltar con la ayuda del general francés Burmont, conde de Bordesul, donde disfrutó de la ayuda económica de Arturo Wellesley, duque de Wellington, que le concedió una pensión vitalicia de 20.000 reales/año para que pudiese subsistir. Permaneció allí hasta su muerte, sucedida en agosto de 1820.


Císcar publicó varias obras de carácter didáctico, con destino a la enseñanza. Entre estas obras la más famosa es el Curso de estudios elementales de marina, compuesta de cuatro partes: aritmética, geometría, cosmografía y pilotaje, que sirvió de libro de texto para los estudios náuticos hasta bien entrado el siglo. Entre sus trabajos científicos deben citarse los métodos gráficos ideados para corregir las distancias lunares y determinar las longitudes en el mar (Explicación de varios métodos, 1803) y los cálculos realizados sobre la figura de la Tierra a partir de las determinaciones de la longitud del péndulo, descritas en la Memoria sobre las observaciones astronómicas hechas por los navegantes españoles en distintos lugares del globo, ordenadas por José Espinosa y Tello (1809). 

En la última etapa de su vida en Gibraltar (donde falleció en 1829), Císcar publicó un Poema físico-astronómico -dedicado a su protector Wellington- en el que mostró su amplia erudición científica. En esta obra rindió homenaje a varios de los mejores científicos españoles del siglo XVIII, como Jorge Juan, Antonio Ulloa, José Mendoza y Ríos, José Espinosa y Tello, Agustín de Betancourt, José de Mazarredo y Martín Fernández de Navarrete.


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