Vinculado desde su juventud al servicio
de la casa ducal de Medina-Sidonia, debe su fama a ser el comandante en jefe
del ejército del duque, Juan Pérez de Guzmán, que conquistó la ciudad de
Melilla (la antigua ciudad fenicia de RUSSADIR) en el año 1497.
Capitán General de la Armada, Adelantado de las Indias, Capitán General de la Isla de Santo Domingo, Contador de don Juan de Guzmán el Bueno, Duque de Medina Sidonia, Conde de Niebla, gestionando las rentas ducales.
Pedro de Estopiñán y Virués
nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) alrededor de 1470, del matrimonio de don
Ramón de Estopiñán Vargas (Caballero
Hijosdalgo, Jurado de jerez de la Frontera), y doña Mayor de Virués de
Segovia. Tuvo un hermano, llamado Bartolomé, que participó en la conquista de
las Islas Canarias junto con Pedro de Vera, y otro: Francisco.
Aunque jerezano de
nacimiento, el linaje Estopiñán procedía
del Alto Aragón, desde donde una rama pasó a establecerse en Andalucía
durante la primera mitad del siglo XIV. Es frecuente que varios caballeros con
ese apellido aparezcan en las narraciones de la época, sobre todo vinculados a
otro linaje autóctono, los Guzmanes, condes de Niebla y posteriores duques de
Medina-Sidonia. Uno de estos miembros, Ramón o Remón de Estopiñán, avecindado
en el concejo de Fortún de Torres, se casó en 1470 con doña Mayor de Virués,
que pertenecía a uno de los más antiguos linajes jerezanos, y fueron los
progenitores de don Pedro.
Su primera acción destacable
parece haber sido contra una incursión pirata, acontecida en junio de 1496 y al
año siguiente, cuando los Reyes
Católicos autorizaron a la Santa Hermandad la dotación de un ejército para la
conquista de Melilla, bajo la dirección del III duque de Medina Sidonia,
don Juan Alonso Pérez de Guzmán, éste eligió al
valiente comendador para dirigirlo. Es posible también que facilitase su
elección el hecho de que las tropas, suministradas por los concejos de Jerez,
Medina, Arcos y Sanlúcar de Barrameda, estuviesen organizadas por tres ilustres
jerezanos como él: el corregidor Juan Sánchez Montiel, Francisco de Vera
(Provincial de la Santa Hermandad), y Manuel Riquelme (veinticuatro -regidor-
de Jerez y capitán de la Hermandad concejil).
Razones políticas y estratégicas junto con el deseo
de impedir nuevas invasiones musulmanas fue lo que movió a los Reyes Católicos
a apoderarse de cierto número de bases en la costa norteafricana que sirvieran
de centinelas avanzados de la seguridad nacional. Los Reyes Católicos iniciaron
por tanto, a través de su secretario, Hernando de Zafra el estudio de una
posible ocupación de Melilla, sabedores del estado de despoblamiento en que se
encontraba la ciudad.
Así pues, Pedro de Estopiñán, al frente de 5.000
infantes veteranos y 250 jinetes y una pequeña flota bien aprovisionada con
víveres, cal y madera, desembarcó en el norte de África y puso cerco a Melilla, que fue conquistada muy fácilmente, pues se
hallaba casi desocupada, sin ejército propio, y sus murallas deterioradas*, el 17 de septiembre de
1497. Tras la conquista, Estopiñán regresó a la península, dejando una
guarnición de 1.500 hombres para la defensa de la plaza, y por alcaide de ella al Capitán Gómez Suárez, así como ingenieros y un ingente
número de canteros, carpinteros y albañiles con el expreso mandato de reparar
las fortificaciones de la ciudad y construir nuevas murallas defensivas.
*Melilla, estando en una época de desarrollo y florecimiento, sufre las consecuencias de las guerras entre Fez y Tlemecén (Argelia), lo que supuso la ruina y el abandono de la ciudad.
*Melilla, estando en una época de desarrollo y florecimiento, sufre las consecuencias de las guerras entre Fez y Tlemecén (Argelia), lo que supuso la ruina y el abandono de la ciudad.
Según la crónica de Pedro de Barrantes: “Juan de Guzmán envió una armada a África para ganar, reedificar y poblar la ciudad de Melilla, que era de moros”.
Toma de Melilla, en 1497 |
Los reyes, muy agradados por la noticia, le
premiaron con una encomienda de la Orden de Santiago, mientras que a su señor
el duque de Medina-Sidonia se le concedió un señorío sobre la ciudad
norteafricana. La casa ducal mantuvo la tenencia de la plaza hasta el 7 de junio de 1556 en que
la cedió a la Corona. El legado del origen ducal de la ciudad se observa en
su escudo, que está compuesto por las armas de Medina-Sidonia, e incluso en la
torre que lo corona aparece Guzmán “el Bueno”, fundador de la casa,
arrojando sus llaves.
Comparativa de los escudos de Medina-Sidonia y Melilla |
La ausencia norteafricana de
Estopiñán fue breve, puesto que al año siguiente los musulmanes redoblaron sus
esfuerzos por recuperar la plaza perdida y ante los ataques sufridos por la
guarnición de Melilla, el duque don Juan, de acuerdo con los Reyes Católicos,
decidió enviar nuevas tropas de refresco, encabezadas por Estopiñán, a quien
esta vez acompañaba otro destacado caballero de la casa ducal, García León. Al
dejar a los sitiadores entre dos fuegos, el triunfo fue total ya que, a
instancias del comendador, se persiguió a todos los fugitivos hasta obligarlos
a asentarse en la región de Orán, más lejana y con menos medios; igualmente, un
número de musulmanes no inferior a 250 fueron apresados, como posible moneda de
cambio en el futuro. Aunque en el año
1498 aún tuvo Estopiñán que regresar por dos veces a Melilla, se puede dar esta
fecha como el inicio de la estabilidad de los cristianos en la plaza
norteafricana.
Escudo de Melilla |
Ante la ausencia de noticias
referentes a conflictos bélicos, la biografía del caballero jerezano vuelve a
ser difícil en el período 1499-1503, del que no se sabe prácticamente nada
aunque se puede suponer una estancia desahogada en Andalucía, dentro de la
corte ducal o en su habitual residencia sevillana, donde se puede ver el escudo de armas de la familia y su lema In
soli Deo honor et Gloria. Casó con doña Beatriz Cabeza de Vaca, con la que
tuvo seis hijos y una hija, emparentada
con la familia del que sería explorador de las Américas, Álvar Núñez Cabeza de
Vaca, sobrino de don Pedro y doña Beatriz.
En 1503, sus servicios militares fueron de nuevo
requeridos por el propio Rey Católico, Fernando de Aragón, con objeto de que acudiese a Salces (Rosellón),
puesto que las tropas del monarca francés Luis XII sometían a un severo cerco
esta ciudad. De nuevo demostró su valía militar, puesto que dividió a sus
tropas en dos grupos: el primero hostigaba la retaguardia de los sitiadores sin
cesar, mientras que el segundo fue enviado al puerto para evitar que los
refuerzos franceses, que habían embarcado en Colliure con destino al Rosellón
catalán, pudiesen desembarcar y sumarse al resto. La maniobra fue efectiva, ya
que la retirada de los invasores se produjo a finales del citado año. El rey
Fernando, en recompensa a la efectiva labor de Pedro de Estopiñán, le nombró a primeros de 1504 Adelantado de
Indias y Capitán General de la Isla de Santo Domingo, con lo que parecía
ponerse el colofón a su carrera militar si se tiene en cuenta al prestigio y
valía de los citados puestos en el organigrama político-militar de la
dominación española de América.
Durante ese mismo año,
Estopiñán comenzó los preparativos del viaje al Nuevo Continente, adonde se iba
a establecer con toda su progenie y familia, aunque también participó
activamente en la preparación de una expedición a Mazalquivir en 1505, en la
que, sin embargo, declinó participar por los citados preparativos. Pocos días
más tarde, en el transcurso de una visita al monasterio de Guadalupe, el
comendador Estopiñán falleció súbitamente el 3 de septiembre de 1505, y fue
enterrado dos días más tarde en el propio monasterio. A pesar de su muerte, la
presencia de miembros del linaje Estopiñán en América no se frustró: dos de los hijos varones del matrimonio,
Pedro de Estopiñán Cabeza de Vaca y Lorenzo Estopiñán de Figueroa, acompañaron
a su primo Alvar Núñez Cabeza de Vaca en la conquista del Perú, en un
intento de resarcir la memoria de su padre de la afrenta por la que no pudo
disfrutar de nuevas andanzas en América.
Para saber más:
No hay comentarios :
Publicar un comentario