lunes, 25 de abril de 2022

José de Mazarredo: Marino Ilustrado. Teniente General de la Real Armada



Marino ilustrado que impulsó muchas de las actividades náuticas de su época, con numerosas aportaciones a la náutica y a la técnica instrumental. La figura Mazarredo, es una de las más sobresalientes de la amplia galería de ilustres marinos de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Realizó, en 1793, la nueva redacción del Cuerpo de Ordenanzas Generales de la Armada, por encargo del rey Carlos IV, siendo recompensado con una encomienda de la Orden de Santiago.

José de Mazarredo Salazar Muñatones y Gortázar nació en Bilbao, el 8 de marzo de 1745. Sus padres fueron Antonio Jose de Mazarredo Morgan Salazar de Muñatones y Rucabado y María Josefa Gortazar y Pérez de Arandia.



Descendiente de una familia noble de insignes políticos, recibió una educación esmerada, ingresando, a la edad de 13 años, en la Real Compañía de Guardias Marinas de Cádiz. Una vez graduado, estuvo entre Cádiz y Cartagena, alternando viajes marítimos con estudios teóricos. En 1766 consiguió el nombramiento como alférez de fragata, teniente, capitán de fragata y de navío en 1776, comandante en 1786 de las Compañías de Cádiz, Ferrol y Cartagena y capitán general en 1798.

Escudo en la fachada de su casa natal (Bilbao)
En el año de 1772, queriendo mejorar sus conocimientos e incrementar su práctica, pidió embarcar en la fragata Venus que partía para el archipiélago de las Filipinas, al mando de Juan de Lángara. Su misión, ayudar al comandante, y llevar un diario de navegación con todas las incidencias y observaciones, sobre todo el de las distancias lunares, y la distancia de la Luna al Sol y a las estrellas zodiacales, útiles para el cálculo de la longitud en el mar, método que, al parecer, había aprendido de los británicos y que era desconocido en España.

En 1774 navegó, en la fragata Santa Rosalía, también a las órdenes de Lángara, a las aguas brasileñas con José Varela y Ulloa para determinar la posición de la isla Trinidad del Sur y la de Asunción. En 1778 determinó numerosas latitudes y longitudes de las costas de España y África con un cronómetro Arnold, datos que fueron ulteriormente utilizados por Vicente Tofiño para su Atlas marítimo. En 1792 organizó la expedición de Cosme Churruca para componer un Atlas marítimo de América del Norte.

En el año de 1775, concurrió a la fracasada expedición contra Argel, como ayudante del mayor general de la escuadra del marqués de González de Castejón, siendo obra suya los planes de navegación, fondeo y desembarco de los veinte mil hombres del ejército, a las órdenes del general O’Reilly.

En el año de 1795, en guerra con la república francesa, tomó el mando en Cádiz de una escuadra, que debía de unirse a la de don Juan de Lángara, que operaba en el Mediterráneo, pero presentó la dimisión en su cargo por sus diferencias con el secretario de Marina Pedro Varela, siendo destinado a Ferrol. Fruto en parte de la imprevisión del gobierno y también del poco acierto del nuevo almirante, el general José de Córdova y Córdova, fue el desgraciado combate del 14 de febrero de 1797 en el cabo de San Vicente, contra una escuadra británica.


Después del combate fue designado sucesor de Córdova, el anciano general Borja; pero por fortuna los capitanes de fragata Espinosa, Fernández de Navarrete y Salazar, se aventuraron a pedir audiencia a la Reina y deshicieron el error y se nombró a Mazarredo para el mando de la escuadra, recibiendo la orden de dirigirse a Cádiz y de tomar el mando de las fuerzas navales que habían de defender aquel puerto del bloqueo británico.

Más tarde, Mazarredo pasó a París a concertar las operaciones navales en unión del alto mando francés, y a representar diplomáticamente a España frente a Napoleón, que quería disponer, para su mejor servicio, de las fuerzas navales españolas, a lo que se opuso Mazarredo. Tras un tiempo en París, vuelve a Cádiz como capitán general de aquel departamento, tomando posesión el 9 de febrero de 1801. Tuvo varios enfrentamientos con Manuel Godoy.

No estando conforme con los sistemas seguidos que hacían experimentase la Armada escasez y calamidades, que él no podía remediar con su autoridad y no queriendo hacerse solidario del desastre que se preparaba, denunció la situación, renunció y pasó de cuartel a Bilbao el 9 de febrero de 1802. En el mes de agosto de 1804, fue mal mirada su conducta en la Corte con motivo de tratar de impedir, los funestos efectos del furor popular y de remediar los males que traerían consigo la oposición de los intereses locales a los del gobierno, por lo que  fue desterrado primero a Santoña (Santander) y después a Pamplona.

"Mazarredo habría sido el candidato ideal para mandar la Escuadra española en Trafalgar y así era considerado de forma unánime en la Real Armada. Por desgracia, cuando el Desastre ocurrió, hacía unos años que Napoleón, que necesitaba a alguien más maleable para ejecutar lo que podrían denominarse «planes terrestres adaptados a la guerra naval», había logrado su relevo ante la pasividad del Rey y Godoy. Además, en los años posteriores a su relevo, Mazarredo, llevado de su carácter enérgico y firme en sus convicciones, tuvo fuertes discrepancias con el Rey y su favorito Godoy, lo que le conducirían al ostracismo. Estas circunstancias influyeron para, llegado el momento, pasar al bando de los afrancesados y ponerse al servicio del rey José como Ministro de Marina, lo cual no le fue perdonado por el resto de la Corporación, mayoritariamente partidaria de los Borbones."

En 1808 pasa a colaborar con el rey José I Bonaparte como Director General de la Armada, consiguiendo que los navíos de Ferrol no fuesen llevados a Francia cuando el ejército británico abandonó Galicia al perder después de una tenaz lucha la batalla de Elviña. Regresó a Madrid, donde falleció de un ataque de gota, en julio de 1812.

La principal aportación de Mazarredo como navegante y geodesta está relacionada con el cálculo de la longitud en el mar, un problema que diversos marinos habían abordado por diferentes caminos. Otra de las principales contribuciones hace referencia a la fabricación de instrumentos científicos. Desde su cargo de capitán general del departamento de Cádiz, supervisó el traslado de instrumentos del viejo Observatorio de Cádiz al nuevo de la Isla de León, realizado en 1798. Estableció, además, dos talleres de relojes (cronómetros) y otro de instrumentos náuticos.

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