martes, 19 de abril de 2022

Ramón de Castro. Brigadier y gobernador de Puerto Rico

 

Designado gobernador de Puerto Rico en 1795, ya se había distinguido años antes contra los ingleses en la Florida. No tardó en dictar las disposiciones oportunas para prevenir la plaza contra un ataque inesperado. Derrotó a un poderoso ejército inglés que en 1797 intentó invadir San Juan de Puerto Rico.

Ramón de Castro y Gutiérrez nació en Lucena (Córdoba), en 1751, en el seno de una familia hidalga, siendo hijo de Lorenzo de Castro y de Teresa Gutiérrez. Ingresó en 1769 como capitán de milicias sirviendo en el Regimiento de Infantería del Príncipe. Se mantuvo la mayor parte del tiempo en este regimiento, aunque ya un año más tarde había sido ascendido a “teniente vivo”.

Gobernador D. Ramón de Castro, 1800

Hacia 1771 pasa a América sirviendo en Santo Domingo como comandante de uno de sus batallones y con el grado de teniente del rey. Cuando estalló la guerra con los ingleses en 1779, participó activamente como ayudante de campo en el asalto de Mobila del año siguiente. Tuvo varios enfrentamientos armados con los ingleses y sus aliados indios de los que siempre salió victorioso. Recibió a principios de 1781 el mando del Regimiento de España y a su frente tuvo una batalla importante en enero del mismo año con los ingleses que intentaron tomar su posición, y pese a estar en inferioridad numérica, repelió el ataque.

Por su actuación en la defensa del Fuerte Willage que estaba a su mando, el día 7 de enero de 1781, para proteger y consevar a Mobile, fue nombrado Caballero pensionista (30 reales) en la Encomienda de Pozo Rubio en la Orden Militar de Santiago que había sido otorgada al teniente general don Félix Gerónimo Buch por su actuación en la isla de Menorca.

Por tal motivo, fue ascendido a capitán agregado en abril de 1781. Ese año, bajo el mando del brigadier José de Ezpeleta, tomó parte en el asalto y toma de Pensacola sirviendo con gran acierto Intervino en la formación del batallón de Voluntarios, en Guarico, por Bernardo de Gálvez para la toma de Jamaica, proyectado para 1782, pero finalmente no se pudo realizar al concluir la guerra victoriosamente para España en 1783 (España recuperaría oficialmente el gobierno de las Floridas en el Tratado de Versalles). Estuvo en diferentes destinos en el virreinato de Nueva España, donde fue progresivamente ascendido primero a teniente coronel graduado, en 1784, y posteriormente en noviembre de 1789, durante el reinado de Carlos IV, a coronel graduado.

Sus valiosos conocimientos militares y sus excelentes contactos, así como su brillante hoja de servicios, especialmente en acciones reales de guerra, le llevaron en junio de 1790 al nombramiento de comandante general y subinspector de tropas de las provincias internas de oriente del virreinato de Nueva España, una vez que la comandancia se hubo dividido en dos para nombrar a un comandante para cada puesto, y así aligerar la presión y hacer más llevadero un cargo especialmente difícil al tratarse de tierra de frontera en permanente estado de guerra.

En 1793 fue suprimida la Comandancia General de las provincias del norte de Nueva España. El virrey Juan Vicente de Güemes, II conde de Revillagigedo, para deshacerse de Castro sin ganarse la enemistad de su poderosa familia, solicitó que fuera ascendido a brigadier y le fuera asignada la Capitanía e Intendencia del Yucatán. El día 23 de Julio de 1793 fue promovido a Brigadier, las quejas de Ramón de Castro contra la política del virrey Revillaggiedo continuaron. El virrey dejó su cargo el 11 de julio de 1794.

En atención a sus servicios, se le nombró gobernador e intendente de Puerto Rico, tomando posesión oficial del cargo el 21 de marzo de 1795. Durante su mandato, realizó una ingente labor militar para reforzar sus defensas tanto de fortalezas como de la guarnición, en una etapa especialmente difícil en las relaciones internacionales de España.

El nuevo conflicto bélico con Inglaterra tuvo como consecuencia inmediata el ataque inglés contra Puerto Rico, comenzando el 17 de abril y acabando el 1 de mayo de 1797. Castro tuvo que enfrentarse con una exigua guarnición de poco más de mil hombres, incluyendo las milicias, a un ataque combinado por mar y tierra de casi siete mil soldados y sesenta navíos de línea comandados por Ralph Abercrombie y Henry Harvey respectivamente.


Gracias a las crónicas del historiador Fray Iñigo Abbad y Lasierra y del funcionario Pedro Tomás de Córdova, conocemos los detalles del ataque y la gloriosa defensa que la isla protagonizó el gobernador de la isla Ramón de Castro, quien para la defensa de la isla contaba con:

“La plaza tenía 376 cañones, 35 morteros, 4 obuses y 3 pedreros, 10,209 quintales de pólvora, 189.000 cartuchos y 3.367 fusiles. Sus obras no estaban completadas, su guarnición veterana era escasa y reducida al Regimiento Fijo con 938 hombres; pero la decisión por defenderse era extrema y el entusiasmo propio de la fidelidad de los puertorriqueños…..Toda la fuerza alcanzó a 4.029 individuos y los urbanos, que entraron del campo, a 2.442. Además había 180 presidiarios, que se emplearon indistintamente en el servicio. Total general 6.471. Además los campos volantes de Río-piedras y Palo-seco y las maestranzas de artillería y fortificación con sus respectivos dependientes. La tropa veterana podía graduarse, a lo más, de 300 hombres, pues el resto era de la Milicia agregada al Regimiento Fijo…. Para la defensa de la bahía se armaron dos pontones, cuatro ganguiles (embarcaciones de pesca), once cañoneras, siete lanchas de auxilio, cuatro botes, un falucho y diez y ocho piraguas, con 27 piezas, 11 esmeriles, 204 fusiles y 546 hombres de tripulación”.

Fuerte de San Gerónimo (San Juan de Puerto Rico)

Las acertadas disposiciones y la gran defensa ejercida por la guarnición supusieron una nueva derrota para los ingleses, que tuvieron que retirarse con grandes bajas. La abigarrada defensa de la isla le valió, en 1805, a su regreso a España, todos los honores así como el nombramiento como capitán general de Valencia, cargo que finalmente no pudo ejercer al sobrevenirle la muerte en Cádiz, a primeros de junio de 1812.

Estuvo casado con doña María Teresa Fabia y Fernández de Bazán, y su hija María de Guadalupe, nacida en México, falleció en San Juan a la edad de 12 años, el 8 de diciembre de 1804. (Lib. 16 de defunciones de la Catedral, fol. 167 vto.)

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