En 1486 fue nombrado tutor del príncipe
Juan, hijo de los Reyes Católicos, y se introdujo en la vida de la Corte. En
1487 fue nombrado obispo de Zamora y de Salamanca en 1490. El príncipe residió
con él y en esta ciudad contrajo la enfermedad que le llevaría a la muerte, en
octubre de 1497. En 1498 fue nombrado obispo de Jaén, en 1500 de Palencia, y
arzobispo de Sevilla en 1504.
Diego
de Deza nació en Toro (Zamora) en 1443 en el seno de una familia noble de
ascendencia gallega (Lugo), trasladados a Castilla en tiempos de Juan I tras el
matrimonio de este con Beatriz de Portugal; fueron sus padres don Antonio de
Deza y doña Inés de Tavera. Uno de sus sobrinos fue el famoso cardenal Tavera.
Diego de Deza, por Zurbarán, 1631 (Museo del Prado) |
Inició
sus estudios en la Universidad de Salamanca y al finalizarlos fue nombrado
prior del convento dominico (O.P.) de San Esteban en esa ciudad, para, a
continuación, entre los años 1477 y 1486, simultanear sus labores priorales con
la enseñanza de Teología como profesor y catedrático de dicha universidad.
En
1486 fue nombrado tutor del príncipe don Juan, único varón del matrimonio de
los RR. CC., nacido en 1478 en Sevilla, que se fijaron en él por sus dotes
intelectuales, con lo cual se introdujo en la vida de la Corte. En 1487 fue
nombrado obispo de Zamora y de Salamanca en 1490. El príncipe residió con él en
Salamanca y en esta ciudad contrajo la enfermedad que le llevaría a la muerte,
el 4 de octubre de 1497. En 1498 fue nombrado obispo de Jaén, y entre 1500 y
1504 ocupó el obispado de Palencia, y el Sevilla, cargo que ocupó desde 1504
hasta 1523.
Como
prelado, destacó por el interés en elevar el nivel cultural del estamento
eclesiástico y en fortalecer su disciplina, así como por su actividad sinodal:
convocó el Concilio de Salamanca de 1497 y el de Palencia de 1500, cuyos
capítulos reflejan sus preocupaciones reformistas. Sin embargo, los cargos que
poseía en la Corte, a los que en 1500 se añadieron los de capellán mayor,
confesor real y Gran Canciller de Castilla, le impidieron residir en las
sucesivas diócesis que regentó. En 1497, tras la publicación de la bula Quanta in Dei Ecclesia y mediante la
concesión del breve Alias ex certis, el Papa le encomendó la reforma de la Orden
de los dominicos; mediante el breve Alias ex vobis (14 de noviembre de
1499), fue encargado junto con Cisneros y Francisco Desprats de la reforma de
las comunidades mendicantes.
Se le atribuye un papel decisivo como
mediador de Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos. Defendió ante ellos las ideas de Colón, de quien
fue amigo, y lo acompañó a Salamanca para enfrentarse al claustro de la
Universidad. Probablemente, a través de Deza se produjo el contacto de Colón
con el cardenal Pedro González de Mendoza. Influyó en 1512 para que el
inquisidor Alonso Manso, primero consagrado en América y Puerto Rico, fuera con
su familia a esa isla.
En 1498 recibió la bula de Alejandro VI
que lo confirmaba como Inquisidor General de Castilla y León (a propuesta de
Torquemada) y, en 1499, la que hacía extensiva su jurisdicción a los
territorios de la Corona de Aragón. Se
mantuvo ocho años de inquisidor general, de 1499 a1507, y de ellos seis como
presidente del Santo Oficio para todo el Reino de España, de 1501 a 1507.
En
1504 ordenó confiscar los escritos de Antonio de Nebrija por las declaraciones
de éste en favor de la intervención de los filólogos en la revisión de los
textos de las Sagradas Escrituras.
Como
consecuencia de su interés por ampliar la jurisdicción y poderes del Santo
Oficio en todos los territorios dependientes de la monarquía española, dispuso la instauración de la Inquisición
en Sicilia en 1500 e intentó sin éxito establecer un tribunal en Nápoles en
1504. Se enfrentó con fray Hernando de Talavera, quien se opuso a la
introducción de los inquisidores en el obispado de Ávila y posteriormente a la
creación de un nuevo distrito del tribunal en Granada, de cuya diócesis era
regente. Sucedió en el cargo de la diócesis de Sevilla a Juan de Zúñiga, titular
del arzobispado durante los años 1503 a 1504, ocupándola entre los años 1504 y
1523.
Tras
la muerte de Felipe el Hermoso, en 1506, Deza intentó infructuosamente
recuperar la dignidad de inquisidor general, ya que en 1507 Fernando el
Católico nombró para el cargo al cardenal
Cisneros.
A
partir de esa fecha, Deza se dedicó a la
organización interna de la diócesis sevillana. En 1512 convocó un concilio
provincial en el que ordenó colocar públicamente en todas las parroquias de su
jurisdicción tablas en las que estuviesen escritos los principales artículos de
la fe para que los sacerdotes las leyeran y explicaran a sus parroquianos y
contribuir así a la formación religiosa popular, iniciativa considerada como de
los primeros impulsos dados al programa catéquico desarrollado durante el siglo
XVI. En 1515 estableció en la diócesis
el estatuto de limpieza de sangre, con lo que el sevillano se erigió en el
segundo cabildo, tras el de Toledo, en impedir la promoción de los
descendientes de judíos o conversos. En
1517 fundó en Sevilla el colegio universitario dominico de Santo Tomás,
equiparado en rango a los de Valladolid y Salamanca.
Sepulcro en Sevilla de Diego Dez |
Fue nombrado arzobispo de Toledo, pero
no llegó a tomar posesión de la sede episcopal, pues murió antes; no obstante, Adriano VI promulgó
las bulas que lo confirmaban en su dignidad. Falleció el 9 de junio de 1523,
cuando se dirigía a tomar posesión de la diócesis episcopal. Sus restos
mortales se encuentran en un sepulcro situado en la capilla de San Pedro de la
Catedral de Sevilla.
Destacó
como impulsor de numerosas obras en las diócesis que rigió, especialmente las
reformas y ampliaciones en el convento de San Esteban de Salamanca, en la
catedral e iglesias de Zamora, en la dotación de arte a la catedral de
Palencia, con el encargo del retablo mayor a Felipe Bigarny y, sobre todo, en
la catedral de Sevilla, cuyas obras alcanzaron un gran desarrollo entre 1511 y
1518.
Recogió
sus enseñanzas en Novarum deffensionum doctrinæ Angelici doctoris beati Thomæ
de Aquino (1517), basada en las doctrinas de Juan Capreolo, aunque con
innovaciones metodológicas, donde incluye sus aportaciones al estudio de la
figura de Santo Tomás de Aquino.
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