martes, 28 de junio de 2022

Pedro José Pidal. Político, diplomático, abogado y erudito




Uno de los maliayeses más ilustres del siglo XIX. Ministro de la Corona, senador y embajador en Roma. Fue recompensado con el título de I Marqués de la Casa Pidal y Vizconde de Villaviciosa y recibió la condecoración más importante de la monarquía, el Toisón de Oro.
 
Presidente de la Real Academia de la Historia (1852) y benefactor del Real Sitio de Covadonga. Escribió sobre historia, literatura e historia del derecho españoles, además de algún que otro poema y tablas históricas y cronológicas de la historia de España desde los tiempos primitivos hasta nuestros días. 


Pedro José Pidal y Carniado nació en Villaviciosa (Asturias) el 25 de noviembre de 1799. Sus padres fueron de José Pidal y Fernández y de Antonia Carniado y Tuero, una familia de la hidalguía rural asturiana. Cuñado de Alejandro Mon. Se casó con Manuela Mon y Menéndez, y tuvo con ella tres hijos: Luis, Alejandro y Ramona.


Gracias a la buena posición familiar, en su ciudad natal cursó estudios de Gramática, Latinidad y Humanidades y, en 1814, pasó a estudiar en las Facultades de Filosofía y Jurisprudencia de la Universidad de Oviedo, licenciándose en 1822 en Leyes y Cánones, en cuyo claustro se doctoró más tarde. Durante sus años universitarios recibió la influencia de las ideas constitucionalistas que triunfaban entonces. Perteneció a la Compañía Literaria, el grupúsculo ovetense que se sumó al pronunciamiento de Riego y defendió el restablecimiento del régimen representativo frente al absolutismo de Fernando VII. Fue editor del diario “El Aristarco”, de tendencia conservadora moderada, y colaboró en diversas revistas asturianas.

En 1822 se estableció en Madrid para ejercer como pasante en un bufete de abogados, sin abandonar su militancia política, ni su actividad periodística. En 1827, ante el peligro de una nueva invasión francesa, Pidal siguió al gobierno constitucional a Sevilla y a Cádiz. Desde su diario defendió el constitucionalismo y llamó a la resistencia contra la ocupación extranjera. La reacción anticonstitucional que se produjo tras la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis, le obligó a mantenerse escondido en Cádiz y el Puerto de Santa María durante todo ese año. En 1828 regresó a Oviedo, donde fue detenido y encarcelado por haber participado en el alzamiento de 1820; sin embargo, se benefició del indulto general que otorgó Fernando VII y logró la libertad al cabo de pocos días.

Tras la muerte de Fernando VII en 1833 pudo volver a ocupar cargos políticos: en 1834 fue designado alcalde mayor de la localidad asturiana de Cangas de Tineo y, poco después, juez de Villafranca del Bierzo y de Lugo. En 1837 obtuvo el cargo de oidor en la Audiencia de Pamplona y, en 1838, el de fiscal togado del Tribunal Mayor de Cuentas, además de ser elegido diputado por Asturias; y se dio a conocer en el ámbito político con un polémico discurso en el que reclamó el restablecimiento de los diezmos eclesiásticos, recién abolidos por Mendizábal.

La revolución progresista de septiembre de 1840 le obligó a abandonar sus cargos oficiales y a emprender un corto exilio en París, regresando a Madrid al año siguiente, tras el inicio de la Regencia de Espartero, donde impartió cursos en el Ateneo de Madrid sobre historia del Derecho español y fue presidente de la Academia de Jurisprudencia y Legislación durante tres años.

En 1843 renovó su acta de diputado en las Cortes reunidas tras la caída del general Espartero. Desde este momento se convirtió en una de las principales figuras del Partido Moderado. Ese mismo año, ingresó en la Academia de Jurisprudencia y Legislación de la que llegó a ser Presidente., al año siguiente, fue elegido miembro de número de la Real Academia Española, en la que ingresó, en 1847. con un discurso titulado “Formación del lenguaje vulgar en los Códigos españoles”. Fundador de la de Ciencias morales y gloria de su patria»; llegó a presidirla en el año 1852.

Obra del artista José Piquer y Duart (1849)
Tras una nueva disolución de las Cortes, Pidal permaneció retirado de la vida política hasta que, en mayo de 1844, fue nombrado ministro de Gobernación en el primer gabinete de Ramón Narváez, líder del Partido Moderado. Como ministro de Gobernación, fue el principal artífice de las leyes que impulsaron la centralización de la administración provincial y local, así como de las que instituyeron la reforma educativa Plan General de Estudios de 1845 y la del servicio de Correos, y de diversas medidas destinadas a mejorar las infraestructuras y las comunicaciones (como la creación de la primera línea telegráfica que funcionó en el país. Junto a su cuñado, Alejandro Mon, ministro de Hacienda, encabezó un sector del Partido Moderado, que rompió con Narváez debido a la cuestión de los matrimonios reales, al ser favorable Pidal a que dicha cuestión se sometiera a discusión parlamentaria.

Pedro José Pidal
Manuela Mon

Después de un lapso de varios meses tras la caída de Narváez en 1846, Pidal volvió a ocupar la cartera de Gobernación en el gabinete de Istúriz, hasta la disolución de éste en 1848. Se reconcilió con Narváez poco antes del estallido revolucionario de 1848 y, en julio de ese año, pasó a ocupar la cartera de Estado en el tercer gabinete presidido por aquél. La medida más significativa tomada en este puesto fue la puesta en marcha de una iniciativa gubernamental que pretendía unir a las naciones europeas para apoyar a la Santa Sede, en el contexto de la Revolución liberal de 1848. Preparó un nuevo concordato con Roma, que no llegó a promulgarse debido a la caída del gobierno, pero que fue finalmente aceptado en 1851. Durante el gobierno de Bravo Murillo  fue una de las principales voces de la oposición a su política antiparlamentaria.

Durante los años siguientes, Pidal se mantuvo alejado del gobierno y rehusó participar en los gabinetes moderados que se formaron sin la presidencia de Narváez. Durante la etapa de gobierno progresista, volvió a escribir con asiduidad en los medios periodísticos moderados, como El Diario Español, desde el que defendió su ideario conservador, católico y monárquico. Al volver al poder el partido moderado en 1856, fue encargado de nuevo de la cartera de Estado por Narváez. En octubre de 1857, al formar gobierno el general Armero, fue nombrado embajador ante la Santa Sede, cargo al que renunció tras la subida al poder de la Unión Liberal de O'Donnell en 1858, debido a los fuertes enfrentamientos que había mantenido anteriormente con el nuevo jefe del gobierno. A fines de 1859 cayó enfermo, quedó paralítico y abandonó definitivamente la política, aunque siguió compareciendo, en ocasiones señaladas, a los debates del Congreso. Poco antes de morir, en Madrid el 28 de diciembre de 1865, recibió el título honorífico de senador vitalicio y la reina Isabel II le otorgó la grandeza de España, que vino a añadirse al marquesado que le había ya concedido en 1847. Caballero Gran cruz de Carlos III. Fue enterrado en el santuario de Covadonga, en su Asturias natal.

No hay comentarios :

Publicar un comentario