La sociedad del Antiguo Régimen, que duró en España hasta la confusión de Estados, producida entre 1812 y 1836, era una sociedad estamental, en la que no cabía reproche moral al principio de desigualdad ante la Ley. El punto de partida social era el de la diferencia y el privilegio personal, familiar y de clase.
A lo largo de los años estos grupos, a veces por decisión expresa de la monarquía, no tienen unas fronteras claras y en varias generaciones pueden llegar a ascender o descender de una a otra. Lo que sí mantenían a lo largo del tiempo era su condición de exentos de pechar o contribuir al mantenimiento del Estado, pero, en contrapartida, tenían que contribuir militarmente a la guerra a la llamada del Rey, con una persona o varias de ellas, con caballo propio, arnés y armamento de su propiedad, aunque muchos de ellos al carecer de recursos acudían y luchaban a pie, sólo los que tenían una rentas bastante aceptables, formaban parte de la caballería pesada, que tan en boga estaba en la Edad Media europea.
Nunca hay que confundir con los “infanzones de carta” (por concesión real y aplicable únicamente a la persona que se le concedía) y los “infanzones de población” que eran aquellos que fueron elevados al rango de «infanzones» por el monarca de manera colectiva (generalmente a todos los habitantes de una localidad), y nunca era una condición hereditaria. Ambas, la de carta y población, eran infanzonías de privilegio y nunca se han considerado, ni se deben considerar, del mismo rango que la infanzonía de sangre.
Nota: Extracto del discurso de ingreso de D. Armando Serrano Martínez en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis. Zaragoza, 2018.
Para saber más:
Los procesos de infanzonía en el reino de Aragón. Consideraciones generales nobiliarias y análisis de los emblemas heráldicos. Tesis del autor: Manuel Pardo de Vera y Díaz
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