domingo, 21 de diciembre de 2025

FALERÍSTICA. En el Diccionario de la lengua española de la RAE

 

La palabra FALERÍSTICA se incorporó hace un año al Diccionario de la lengua de la Real Academia Española, siendo definida como el estudio de las condecoraciones, y su entrada fue impulsada y confirmada en actualizaciones (la 23.8), reconociendo esta disciplina como una ciencia auxiliar de la historia que se ocupa de órdenes, medallas y otros honores militares.

Se otorga carácter oficial a una expresión que venía siendo utilizada por décadas para designar una disciplina de interés y prestigio entre investigadores, coleccionistas y científicos sociales.


A lo largo de la historia, las condecoraciones y medallas se han otorgadas como reconocimiento a actos de valentía, servicio destacado, logros sobresalientes o contribuciones significativas a la sociedad. Cada una representa algo, y la falerística desvela sus significados, orígenes y evolución.

La Real Academia Española (RAE) es la institución responsable de velar por el uso correcto y actualizado de la lengua española. Una de sus obras lexicográficas más importantes es el Diccionario de la Lengua Española (DLE), considerado una referencia normativa del idioma.

La incorporación de nuevas palabras al Diccionario de la lengua española es un proceso riguroso, colectivo y adaptativo. La RAE no solo registra vocabulario, sino que observa y documenta el uso real del idioma en una comunidad de habla que supera los 500 millones de personas. Las adiciones recientes muestran cómo el español continúa evolucionando con la tecnología, el cambio social y las interacciones globales.

A continuación, se describe el proceso por el cual la RAE incorpora nuevas palabras, tanto de origen español como provenientes de otras lenguas, así como ejemplos recientes, criterios y curiosidades.

¿Qué es el Diccionario de la lengua española?

El DLE es la obra lexicográfica principal de la RAE, con más de 93 000 entradas que reflejan el vocabulario general del español y sus múltiples variantes geográficas y sociales. Su primera edición se publicó en 1780, y desde entonces ha evolucionado mediante ediciones impresas y actualizaciones digitales.

Aunque la RAE tiene una función normativa importante (orientar sobre el uso correcto del español), en la práctica no crea palabras, sino que documenta y registra aquellas que ya existen y son usadas por la comunidad hispanohablante de manera estable. Esto significa que la RAE sigue un enfoque mayoritariamente descriptivo: observa el uso real del idioma en contextos reales, más que imponer vocablos artificialmente.

Proceso general de incorporación de nuevas palabras

El proceso para sumar nuevas voces o acepciones al Diccionario es riguroso, técnico y respaldado por análisis lingüísticos. A continuación, se detalla paso a paso cómo ocurre:

1. Observación y detección de usos lingüísticos

La RAE monitoriza corpus lingüísticos, textos escritos y hablados, medios de comunicación, literatura, redes sociales, publicaciones especializadas y usos extendidos para detectar neologismos y términos emergentes.

2. Recepción de propuestas

Académicos, lingüistas y público en general pueden enviar sugerencias de palabras al equipo lexicográfico mediante formularios oficiales. Las propuestas deben incluir significado y documentación que respalde el uso real y frecuente del término.

3. Análisis lexicográfico

El Instituto de Lexicografía de la RAE estudia cada propuesta para verificar:

-       Uso del término en contextos reales y variados.

-       Frecuencia y estabilidad del uso.

-       Distribución geográfica y presencia en la comunidad hispanohablante.

-       Posibles acepciones y matices semánticos.

-       Este análisis puede tomar meses o incluso hasta dos años desde la propuesta hasta la posible inclusión.

4. Discusión en comisiones académicas

Las propuestas válidas pasan por comisiones internas de la RAE donde se discute su pertinencia, definición y categorización gramatical.

5. Evaluación por la ASALE

La RAE trabaja junto con la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), lo que permite que las academias de los países hispanohablantes revisen y consensuen las propuestas, garantizando un enfoque panhispánico.

6. Aprobación formal

Una vez consensuado, el pleno de académicos aprueba oficialmente la inclusión o modificación, que luego se incorpora a una actualización del DLE.

7. Publicación en las versiones digitales / ediciones impresas

La actualización se publica primero en línea en la plataforma dle.rae.es, y después suele anunciarse públicamente antes de imprimirse en nuevas ediciones completas.

Ejemplos de palabras incorporadas en la última década

2025: Actualización 23.8.1

En diciembre de 2025 la RAE anunció la incorporación de unas 330 novedades léxicas en la versión 23.8.1 del DLE, anticipando la edición 24 que saldrá en 2026. Entre ellas destacan:

-       spanismos y coloquialismos: farlopa (cocaína), bocachancla, marcianada.

-       tecnológicos / digitales: gif, hashtag, streaming, loguearse (iniciar sesión).

-       neologismos sociales: milenial, turismofobia.

-       ciencia y otros campos: gravitón, autovacuna.

-       expresiones completas: foto de familia, juguete roto.

Estas incorporaciones reflejan tendencias globales, tecnológicas y culturales del siglo XXI.

2024: Actualización 23.8

En diciembre de 2024 se añadieron más de 4 000 modificaciones, incluyendo alrededor de 609 nuevas palabras. Entre los términos incluidos: falerística, espóiler, teletrabajar, barista, frapé, wasabi y umami.

2020: Actualización 23.4

Durante la pandemia, muchas palabras relacionadas con la COVID-19 entraron en el diccionario: coronavirus, COVID, desconfinar, emoji, finde, trol, entre otros.

Criterios lingüísticos para la inclusión

Que una palabra esté muy difundida no garantiza su inclusión inmediata; debe tener una trayectoria establecida en la lengua. Para que una palabra sea considerada apta para el Diccionario, se evalúan varios factores:

1. Uso consolidado y extendido

La voz debe ser empleada ampliamente por hablantes nativos y en contextos diversos, no solo en círculos reducidos o efímeros.

2. Duración del uso

Se prefieren términos que hayan mostrado persistencia en el tiempo (varios años) en lugar de neologismos momentáneos.

3. Documentación y evidencias

La proposición debe contener ejemplos documentados (textos, corpus lingüísticos) que respalden la existencia y significado del término.

4. Distribución geográfica

Se favorece que el término tenga uso en varios países hispanohablantes, aunque en algunos casos se aceptan voces regionales con la debida marca geográfica.

Palabras extranjeras y adaptación

Aunque el español es una lengua con fuerte identidad propia, la RAE acepta extranjerismos cuando estos se han incorporado al uso general con significado estable. Franzismos (wasabi, espóiler), anglicismos (big data, GIF, streaming), e incluso préstamos de otras lenguas como el japonés (umami) han sido aceptados. Estas palabras muchas veces aparecen en el diccionario con marcas tipográficas (como cursiva) o definiciones que contextualizan su origen.

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