Senador, secretario de la reina Isabel II y primer Marqués de Valderas.
Ángel Álvarez nació el 21 de
enero de 1815 en Medina de Rioseco (Valladolid). Era hijo de Antonio Álvarez Yañez
y Francisca Javiera Alonso Cantón (procedente de Valderas), miembros ambos de
dos típicas familias rurales de clase media/alta, dedicadas al cobro de rentas
y a la pequeña industria. Llegado a la edad de la juventud trasladó su
residencia a
Valladolid, para cursar
estudios de Lógica, Matemáticas y Moral en la Facultad de Filosofía de la
Universidad de Valladolid y terminados estos, se matriculó en la Facultad de
Derecho. Mientras desarrollaba sus estudios
ingresó en la Milicia Nacional de Medina de Rioseco, donde llegó a ser
oficial y por cuyos méritos obtenidos en este cuerpo armado, obtuvo la Cruz de
San Fernando.
Empezó su vida laboral en el
Colegio de Abogados hasta que en 1839 fue nombrado oficial de la Secretaría de Estado y del despacho de Gracia y Justicia,
afiliándose políticamente al partido conservador. Poco tiempo después fue
ascendido a Secretario de la Real Cámara
y Estampilla, del que fue separado tras el pronunciamiento militar de
octubre de 1841.
En 1843 Ángel Álvarez fue
nombrado magistrado de la Audiencia
Territorial de Valladolid. Pero en 1847, de nuevo trasladó su residencia a
Madrid para ocupar el puesto de nuevo, el cargo de Secretario de Cámara y Real
Estampilla, siendo elevado a Secretario
Particular de Su Majestad, en 1850, sin abandonar el anterior.
En 1850 fue elegido por primera
vez como representante por Valladolid al Congreso, puesto que abandonó en 1854,
al trasladar su residencia a Andalucía, Murcia y París. En 1867 fue nombrado miembro de la Cámara Alta, es decir,
senador, cargo que diez años más tarde se transformó en el de Senador
Vitalicio. Durante su vida recibió varias condecoraciones y reconocimientos,
entre ellos la Orden de Isabel la
Católica, la de San Juan de Jersusalén y la de Carlos III, así como el título
de primer Marqués de Valderás, concedido por Isabel II el 20 de diciembre de
1866. Un año antes, Ángel Álvarez y su mujer, Susana de Montes Bayón,
adquirieron el Monasterio de La Santa Espina, convirtiéndolo en centro de
enseñanza agrícola.

En la fachada de su casa, de carácter decimonónico, destaca en la parte superior de la misma el blasón de la familia Álvarez.
Un campo jaquelado de quince piezas, ocho en azur y siete en plata,
rematado por un sencillo yelmo y adornado por unos lambrequines apenas
abocetados.
Falleció en Madrid el 16 de junio
de 1883 y a su entierro asistieron todos los senadores, acompañando el cadáver
de manera solemne.
Biografía extractada de: https://www.lavozderioseco.com/el-senador-riosecano-angel-alvarez/
Linaje de Álvarez
El origen de esta dinastía estaba
en la localidad de Villamañán, aunque el matrimonio formado por Juan Álvarez
Huerta y Antonia García era natural y vecino de Tudela de Duero (Valladolid).
En dicho municipio Juan Álvarez regentaba el oficio de escribano de número.
Dos
de sus hijos, Ángel y Mariano, fueron comerciantes (con negocios en España y
América) y trasladaron su residencia a Medina de Rioseco, en la segunda mitad
del siglo XVIII, donde se dedicaron también a la industria textil. Ángel
Álvarez García, en concreto, fue además de familiar del Santo Oficio y regidor
de nuestra ciudad.
Se dedicó al lucrativo negocio de la fabricación de mantaspara el ejército, para cuya empresa llegó a solicitar (infructuosamente) en
1794, la cesión del cuartel de caballería situado junto al arco de Ajújar, que
en ese año ya se encontraba abandonado.
El industrial Ángel Álvarez, impulsado por
el amor de una mujer, estableció sus importantes fábricas en Medina de Rioseco.
Pero, cuando la felicidad y el éxito en su vida parecía conseguido, tuvo que
enfrentarse a la maquinaria judicial de la Chancillería de Valladolid y, más
tarde, a una de las casas comerciales más importantes de Cádiz para defender el
honor de su familia.
Ángel fue un fabricante de mantas que quería
proporcionar trabajo a familias que estaban en la miseria. En el año 1794, un
fabricante de mantas, Ángel Álvarez García, solicitó que se le entregase un
cuartel de Caballería abandonado, en Medina de Ríoseco, con el fin de ampliar
sus fábricas de mantas que aprovisionaban al ejército, que eran necesarias, y
así, además, poder dar trabajo a muchas personas que lo necesitaban. Pues bien,
esta solicitud le fue denegada.
En 1796, y tras 7 años de arduos pleitos, quedó confirmada la hidalguía
de Ángel Álvarez y sus hermanos, que recibieron un despacho por separado al
año siguiente. Como agradecimiento por esta concesión mandaron publicar un
denso sermón leído en Rioseco, el 22 de enero de 1797, y dedicado al político
Manuel Godoy.
Hijo de Ángel Álvarez fue Antonio
Clemente Álvarez Yáñez, nacido en Medina de Rioseco en 1733 y casado con
Javiera Alonso Cantón, natural de Valderas. Antonio trasladó su residencia a
Madrid y obtuvo en la corte el título de Gentilhombre de Cámara con ejercicio,
durante el nefasto reinado del infame Fernando VII.
Hijos de Antonio y Javiera
fueron, entre otros, Ángel Juan Álvarez
Alonso, senador, secretario de la reina Isabel II y primer Marqués de Valderas.
Sucesivos titulares:
En 18 de febrero de
1884 sucedió,
II. D.ª María Isabel
Álvarez y Montes. En 1915 sucedió,
III. D.ª Isabel de
Arróspide y Álvarez. En 1950 sucedió su hijo,
IV. D. José Ignacio
Sanchiz y Arróspide. El 12 de setiembre de 1997 sucedió,
V. D. Hipólito Sanchiz
y Núñez-Robres. Caballero de la Real Maestranza de Caballería.