Los caballeros villanos fueron milicianos, que las particulares condiciones de la Reconquista española llevaron a vestir las armas de caballero. Durante este amplio periodo mostraron su valía en multitud de acciones militares, desde simples golpes de mano a, prácticamente, todas las grandes batallas que, durante siglos, se dieron en la península ibérica hasta la expulsión definitiva de los invasores.
El caballero villano (no noble) es el habitante de una villa que posee caballo y armas; amparada tal situación por el rey, que al universalizar la atribución de privilegios a los caballeros de las villas, formarán tales hombres una clase social propia, que a partir de la baja Edad Media será un verdadero patriciado urbano. Muchos de ellos acabaron con la consideración de hidalgos.
La caballería villana es una institución militar típicamente hispánica, aunque por toda Europa se encuentra este tipo de guerreros, pero nunca con la importancia y cantidad que tuvieron en suelo ibérico, que se desarrolló en el Edad Media en los reinos de Castilla y de León y, en menor medida, en el de Portugal. Tuvo un importante desarrollo en la Extremadura castellana durante los siglos X y XI, y en particular con la repoblación que lleva a cabo Alfonso VI, en cuyo proceso se estableció un modelo social y político basado en extensos concejos municipales fundados bajo diversos fueros concedidos por los reyes castellanos para favorecer su repoblación y en los que se contemplaba la creación de milicias populares para la defensa de la villa y de su alfoz. El fuero más antiguo que se conoce, el de Castrojeriz en 974, ya contempla esta figura, aunque es el único de esta época que los nombra.
En general, se trataba de una milicia concejil formada por soldados de a pie o peones, ballesteros y soldados a caballo que las poblaciones debían prestar al rey cuando este necesitara de ellas de acuerdo al “deber de auxilio” que contraían las poblaciones en sus fueros. Todos los integrantes de la milicia se obligaban a mantener completo y en buen estado su armamento.
El valor específico de esta caballería villana radicaba en que para ostentar el rango de caballero no se exigía poseer un origen noble, tan sólo tener los recursos suficientes para mantener al menos un caballo y el armamento completo y necesario para el combate, además, claro está, de residir en el concejo. Se les conocía comúnmente como los “caballeros pardos” por el color de su indumentaria. El nombramiento de estas tropas correspondía a los alcaides de los distintos concejos. Al tratarse de poblaciones de repoblación los caballeros villanos eran agricultores y ganaderos pudientes que, además, solían ocupar los oficios municipales.
Al objeto de hacer apetecible conseguir este estatus, a los caballeros villanos se les otorgaban ciertos privilegios; al igual que sucedía con los hidalgos, Así, ni el caballo ni el armamento podía ser embargado por deudas y estaban exentos de algunos impuestos, gozaban de un estatuto jurídico especial que reducía las penas para los caballeros respecto a los peones para ciertos delitos, y en los juicios podían exigir la presencia del alcaide: además, el carácter de caballero villano se extendía a los hijos y lo mantenía la viuda mientras que no contrajera nuevo matrimonio.
Alarde: un desfile o cabalgada de caballeros armados pero con la cabeza descubierta |
Se instituyen alardes para comprobar su debida preparación material, los cuales tenían lugar en los meses cercanos a la época más ajetreada. Los caballeros villanos debían de pasar estos controles limpiamente para asegurarse de poder disfrutar de sus exenciones fiscales y demás privilegios legales. Pasado el peligro de los musulmanes y acabada la Reconquista, los alardes se realizarán todo el año.
Con el avance de la Reconquista y debido a su valor estratégico (caballería de carga con lanza) en la guerra contra los moros la caballería villana aumentó considerablemente su importancia y su presencia política e institucional. De la misma forma, los caballeros villanos fueron aumentando sus privilegios hasta equipararse de hecho con la baja nobleza tradicional castellana de las poblaciones al norte de Duero: los hidalgos e infanzones, que por su parte fueron perdiendo importancia social según se ampliaba el territorio dominado por los reyes cristianos.
Estos caballeros villanos pretendieron emular y equipararse a los caballeros de linaje y para eso había que cerrar o dificultar al menos el acceso al grupo. Así, en el siglo XII, bajo el reinado de Alfonso X, se produce el reconocimiento jurídico del status privilegiado de la caballería villana; lo que viene a reconocer de iure una situación de factoobtenida merced al poder económico y político que éstos habían logrado.
Este afán en alcanzar la condición nobiliaria se produjo durante los siglos XII y XIII y tuvo resultados muy dispares entre unas ciudades y otras; y si estos caballeros villanos tuvieron que defender sus intereses frente a la antigua hidalguía de linaje y los infanzones, según avanza la Reconquista serían estos antiguos caballeros villanos, trasformados muchos ya en “hidalgos de linaje”, los que se verán acometidos por la nueva forma de acceso a la baja nobleza que representaba los caballeros de cuantía (cuantiosos) o de alarde de los siglos XIV y XV en las ciudades de Castilla y, en particular, las situadas más allá de Despeñaperros. La proliferación de hidalgos en las ciudades de la Extremadura castellana y leonesa en los siglos XV y XVI sólo puede explicarse por su origen en la caballería villana.
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