viernes, 16 de octubre de 2015

Álvaro de Bazán y Guzmán. El héroe de Lepanto y primer Marqués de Santa Cruz


Almirante y primer marqués de Santa Cruz de Mudela, dicen que jamás sufrió derrota alguna. De familia ilustre de soldados y marinos, fue el más importante hombre de mar del rey Felipe II de España y el primero en usar los galeones en un gran combate naval y, también, el creador de la infantería de marina.

Tuvo un papel muy destacado en una las mayores (si no la mayor) victoria de España a lo largo de los siglos, la batalla de Lepanto, donde los españoles, ayudados por otras naciones europeas coaligadas, derrotaron a los turcos.

Don Álvaro de Bazán y Guzmán, de noble linaje de Navarra, nació en la ciudad de Granada el 12 de diciembre de 1526. Hijo de Don Álvaro de Bazán “el Viejo”, señor del Viso del Puerto y de Santa Cruz de Mudela, marino de prestigio que llegó a ser Capitán General de las Galeras de del emperador Carlos V, y de doña Ana Guzmán, hija de Diego Ramírez de Guzmán, primer conde de Teba y marqués de Ardales.

Don Álvaro de Bazán y Guzmán
 Pertenecía por tanto a una familia originaria del valle de Baztán, en Navarra, de donde tomó el apellido. Su abuelo, también llamado Álvaro de Bazán, había participado en la conquista de Granada en 1492, y desde entonces la familia vivía en esta ciudad. En 1528 su padre solicitó para él (Exp.914) el hábito de Caballero de Santiago, siendo armado como tal el año siguiente en Guadix (dada su corta edad, su profesión quedaba para más adelante, lo que no haría hasta 1568).

Muy pronto dio muestras de vocación marinera, aprendiendo junto a su ayo, Pedro González de Simancas, el arte de la navegación. En 1544, con diecisiete años, le hacía compañía cuando por primera vez combatió victoriosamente contra unos corsarios franceses cerca de Galicia: el 25 de julio, frente a la ría de Muros, su padre abordó a un buque enemigo que había capturado dos naves vizcaínas, venciendo también a otra que acudió en su auxilio. Álvaro de Bazán hijo participó activamente en la lucha y en las maniobras marineras.

Escudo de Armas


El escudo familiar es un “jaquelado” de plata y sable (tablero de ajedrez), según la leyenda, por hallarse jugando a este juego antes de la batalla, aunque lo más lógico sea que proceda del valle navarro de Baztán. En el de los marqueses de Santa Cruz se han añadido las ocho cruces de San Andrés que rodean al tablero de ajedrez (bordura), además la corona de marqués y de acolar la cruz de la Orden de Santiago
 



Todavía en el reinado de Carlos I, consigue el mando de una armada independiente, cuya misión es guardar las costas meridionales de España y proteger la llegada de la Flota de las Indias frente a los corsarios franceses e ingleses y a los piratas berberiscos que operan desde sus bases atlánticas. En 1554 es nombrado capitán general de la Armada con solo 28 años. Unos años más tarde, en 1568, fue nombrado Capitán General de las Galeras de Nápoles, en sustitución de Sancho de Leiva, que había sido trasladado al mando de las de España, y poco después, en octubre de 1569, Felipe II le concede el título de Marqués de Santa Cruz. Durante estos años patrulló las costas italianas, reduciendo los ataques corsarios.

Habiendo propuesto el papa Pío V la creación de una Liga Santa que fuese capaz de enfrentarse a los turcos (Otoanos), en tanto se negociaban los pormenores entre los representantes españoles, pontificios y venecianos, el marqués se dedicó a construir y dotar una escuadra de 38 galeras. Habiendo llegado aquellos a un acuerdo, Santa Cruz recogió en Génova los barcos genoveses y saboyanos; condujo a Don Juan de Austria, almirante supremo de la armada de la Liga Santa, a Italia; embarcó a unos 2.500 hombres en Almería y, por fin, en septiembre de 1571 llevó su flota a Mesina, punto de reunión general. Se distribuyeron todos los barcos reunidos en cuatro escuadras, recibiendo él el mando de los 30 barcos de la retaguardia, con la misión de proteger la flota y acudir en socorro de los puntos más amenazados: se trataba de un cargo de alta responsabilidad, pues una vez comenzado el combate no podría recibir instrucciones de Don Juan de Austria.

El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla de Lepanto (Grecia). Su escuadra queda a media milla, por la popa, de la línea de frente. En el centro de la batalla, la galera La Real, nave capitana de Don Juan de Austria, se abalanza contra la nave capitana turca de Alí Bajá, La Sultana, y ambas naves se enzarzaron en un combate cerrado. Marco Antonio Colonna apoya a la nave de Don Juan de Austria, situándose a la retaguardia de La Sultana y aislándola de socorro y refuerzo.


Álvaro de Bazán envía diez galeras y un grupo de fragatas y bergantines para apoyar el éxito que puede suponer la captura de la nave capitana otomana. Como resultado de este refuerzo, el centro otomano queda totalmente deshecho. Una vez lograda la victoria total, la victoriosa armada de la Liga Santa volvió a Italia y Santa Cruz, uno de los principales artífices del éxito, llevó sus buques a Nápoles, donde fue recibido con gran entusiasmo. Fue recompensado con la concesión de la encomienda santiaguista de Solana (en sustitución de la de Villamayor).

En diciembre de 1576 fue trasladado al mando de las galeras de España, organizó la flota de Cartagena y reforzó la de Orán. Al tener en agosto noticia de la muerte del rey portugués Sebastián I en Alcazarquivir, combatiendo a los musulmanes, marchó inmediatamente con considerables fuerzas para proteger las importantes plazas portuguesas del norte de África (Arcila, Ceuta y Tánger) y evitar que se perdieran.

Estatua de Don Álvaro de Bazán, en la Plaza de la Villa, en Madrid
Galeón San Martín, nave almiranta de España
Durante la guerra de Portugal (Felipe II conquista el Reino ) dirigió las operaciones navales y, a su regreso en 1583, en el aniversario de la victoria naval de la isla de San Miguel y del ataque a la isla de Tercera, la recompensa a los buenos servicios de Santa Cruz fue la encomienda mayor de León, el título de Grande de España, y el nombramiento de Capitán General del Mar Océano (Atlántico). Tras esto, Santa Cruz sugirió al rey la invasión de Inglaterra, país que veía como el principal enemigo de España por su apoyo a los rebeldes holandeses, sus constantes ataque al comercio americano y a las mismas costas españolas. En 1584, dada su experiencia en los asuntos portugueses, fue nombrado capitán general de todos las fuerzas, marítimas y terrestres, estacionadas en este país. Felipe II le encargó la preparación de un plan con ese objetivo, que él redactó en sólo dos semanas.

Vidriera en el Palacio del Marqués de Santa Cruz, con su escudo de armas
Decidida por fin la invasión, se nombró generalísimo de las fuerzas españolas al duque Alejandro Farnesio, quedando el duque subordinado a él con el mando de la armada (Grande y Felicísima Armada, llamada "La Invenciable" por los ingleses). Pero los preparativos sufrieron muchos retrasos y, en febrero de 1t89 murió, en Lisboa, tras enfermar un mes antes, sin haber podido zarpar. Fue sustituido por Alonso de Guzmán, duque de Medina Sidonia, mucho menos capaz que él. Su cuerpo fue enterrado en la iglesia de la Asunción de El Viso “del Marqués” (Ciudad Real), en donde tenía su palacio*, hasta 1643, cuando fue trasladado al convento de San Francisco, junto con los de su esposa, María Manuela de Benavides.

Su hijo, de igual nombre que él (1571-1646), siguió la tradición familiar y fue otro prominente marino de la Monarquía. En su honor, desde 1841, varios buques de la Armada Española llevan el nombre de Álvaro de Bazán.

* El palacio fue declarado Monumento en 1931 y sus paredes albergan desde 1848 el Museo de la Marina Española y el Archivo Histórico Don Álvaro de Bazán.

Sus Títulos: Marqués de Santa Cruz, Grande de España, Señor de las villas del Viso y Valdepeñas, Comendador mayor de León y de Villamayor, Alhambra y La Solana en la Orden de Santiago; miembro del Consejo de Felipe II, Capitán General de la Mar Océana y de la gente de guerra del reino de Portugal.


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