viernes, 7 de julio de 2017

Antonio Alcalá-Galiano. Político y escritor


Desempeñó un papel de relieve en el levantamiento de Riego. Fue Ministro de Marina en 1836, y nombrado Ministro de Fomento en abril de 1865. Elegido diputado en 1822 por Cádiz, repitiendo en diez legislaturas por Cádiz, Pontevedra, Barcelona y Madrid hasta causar baja por fallecimiento.

Antonio Alcalá Galiano y Fernández de Villavicencio nació en Cádiz, en julio de 1789, y falleció en  Madrid, en abril de 1865. Hijo de Dionisio Alcalá-Galiano, de famillia hidalga, importante científico, cartógrafo y marino muerto en la batalla de Trafalgar, y de Consolación Villavicencio, de ilustre alcurnia, hermana de Juan Álvarez de Villavicencio, capitán general de la Armada y miembro del Consejo de la Regencia (enero de 1812 y marzo de 1813).


Antonio Alcalá-Galiano, Gran Cruz de Carlos III, Diputado, Senador y Ministro
Comenzó la carrera militar pero muy joven se interesó en la política y abandonó dicha carrera, vinculándose al naciente y pujante liberalismo español. Estuvo en los preparativos del pronunciamiento de Riego que terminaría llevando al Trienio Liberal (1820 y 1823)*. En este intenso período Antonio perteneció al grupo de los exaltados y se destacó como orador en la Sociedad Patriótica de “La Fontana de Oro”, así como en las Cortes. Fue quien tuvo que proponer la incapacidad del rey Fernando VII cuando las Cortes se trasladaron a Sevilla en el convulso final del Trienio. Al restaurarse el absolutismo con el triunfo de los realistas y de los Cien Mil Hijos de San Luis tuvo que marcharse al exilio. Decidió recalar en Inglaterra y allí comenzó a evolucionar su pensamiento político. El conocimiento del sistema político inglés de alternancia entre dos partidos le convenció de la necesidad de moderarse.

Desembarco deFernando VII y su familia en Puerto de Santa María (1-10-1823)
El duque de Angulema, Luis Antonio de Borbón, fue el espadón que dirigió a los llamados Cien mil hijos de San Luis, contingente militar con el que el Congreso de Verona sofocaría el trienio liberal-progresista en España (1820-1823), para inaugurar el periodo absolutista del monarca Fernando VII, conocido como La década ominosa (1823-1833).

Antonio Alcalá Galiano, condenado a muerte bajo la restauración fernandina, se exilió en Inglaterra hasta 1834 y fue el primer catedrático de castellano del King's College de Londres. Regresó a España tras la muerte de Fernando VII, ocurrida el 29 septiembre 1833.

Establecido el régimen político del Estatuto Real de 1834 se volvió a implicar en política. En 1836 se significó por su firme oposición a las políticas del progresista Mendizábal. Esa férrea crítica le valió ser nombrado ministro de Marina en el gobierno de Istúriz en mayo de 1836. Al caer este gobierno se marchó a Francia, regresando en 1837.

Alcalá-Galiano pasó a ser uno de los máximos líderes del Partido Moderado, junto con Martínez de la Rosa y Toreno. Su pensamiento liberal conservador se reflejó en las Lecciones de Derecho Político Constitucional, que dictó en el Ateneo de Madrid y que luego publicó.

Ministro de Fomento (Museo del Prado)
Muy posteriormente tuvo un efímero protagonismo político cuando Narváez le nombró en 1865 ministro de Fomento. Pero en plena reunión del gabinete que discutía sobre los sucesos acontecidos en la noche de San Daniel, en la larga crisis final del reinado de Isabel II, enfermó, muriendo al poco tiempo.
 
Alcalá-Galiano fue, además, un destacado periodista. Ha dejado escritos políticos, literarios y autobiográficos, entre los que destacan Recuerdos de un anciano (1878) interesantes memorias políticas que ayudan a comprender su figura y Memorias (1886), obras fundamentales para el conocimiento político y social de la primera mitad del siglo XIX, que se publicaron póstumamente. No menos importante es su prólogo a El moro expósito (1834), del duque de Rivas, considerado el primer manifiesto del romanticismo español.


Los militares imponen la constitución a Fernando VII


Fernando VII. Capitán general del ejército
Durante el siglo XIX y parte del XX los pronunciamientos militares serán frecuentes en España y en muchos casos variarán la vida política del país. Uno de esos pronunciamientos militares contra el rey, que sí que triunfó, fue el de Rafael de Riego. Este militar asturiano se hallaba con sus tropas en las Cabezas de San Juan (Sevilla) esperando embarcar rumbo a América para sofocar la rebelión de las colonias y aprovechando la coyuntura, el 1 de enero de 1820 Riego se sublevó contra la monarquía absoluta de Fernando VII, y a favor de la Constitución de 1812.

Tras algunos enfrentamientos entre las tropas de Riego y el sector del ejército que se mantenía del lado de Fernando VII, el monarca comprobó la escasez de aliados, y se comprometió a jurar la Constitución el 7 de marzo de 1820. Fernando VII seguía siendo el rey de España, pero ya no como un monarca absolutista; sino sometido a una Constitución que le dejaba un escaso margen de maniobra.

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