La batalla de Olast u Ollate se produjo
en el año 732 (algunos historiadores la sitúan en el año 785) y fue un
importante hito histórico para los habitantes del Valle de Roncal, de la que se
derivaron diferentes privilegios y prerrogativas.
En su escudo (Valle de Roncal), la cabeza cercenada del moro sobre el puente, con el río y las montañas, surgió en el siglo VIII. El 13 de marzo de 1798 Carlos IV añadió el castillo y el lebrel, tras la guerra contra la Convención.
Representación de la batalla de Olast_ Ayuntamiento de Urzainqui (Navarra) |
Esta
batalla se produjo, supuestamente, durante la incursión de los musulmanes por los Pirineos y
tras la batalla de Poitiers, cuando las fuerzas de Abd-alRahman-el-Gafequi caudillo
del Califato de Córdoba presentaron batalla a las fuerzas del Valle el Roncal
en el sitio conocido por Olast, cerca de Yesa. En el enfrentamiento cayó
prisionero el caudillo Abderramán y, según la leyenda, una guerrera roncalesa
le cortó la cabeza.
Según otras versiones de la leyenda, cuando Abderramán, el
gran rey de Córdoba, con su ejército atravesó el Pirineo llegando hasta Tolosa
(Toulouse), a la vuelta decidió hacerlo por el Valle de Roncal, arrasando a
sangre y fuego todo lo que encontraban, huyendo hombres y mujeres hacia los
montes. Acudió en ayuda de los roncaleses el entonces rey de Pamplona Fortún
García y en las “landas de Olast”, entre Burgui y el actual monasterio de
Leyre, emprendieron un desigual combate.
Los musulmanes al ver lo que se les avecinaba
emprendieron la huida por la margen del Ezca, mientras los navarros,
atravesaron por la sierra de Leyre y les cerraron el paso en el puente de Yesa,
sobre el río Aragón. Allí lograron llegar hasta el propio cuartel real y hacer
peso al rey moro. Cuéntase que mientras los hombres deliberaban sobre qué
suerte debían dar al Emir, una mujer, de nombre Sara, se adelantó con un cuchillo
y segó la cabeza del moro.
Este
hecho hizo que en todos los escudos de los pueblos y del valle figure una
cabeza con rasgos árabes en conmemoración y recuerdo del mismo. Así, en uno de los cuarteles del escudo del valle
de Roncal aparece la cabeza de quien se dice es Abderramán I (¿?), pero
cada una de las siete villas que configuran la comunidad, posee su cabeza mora
dispuesta en diferente posición que la del pueblo de al lado, como señal
distintiva ya que cada uno puede utilizarlo como propio.
Escudo de armas del Valle de Roncal, según el ‘Armorial navarro’ de Vicente Aóiz de Zuza
Hasta mediados del siglo XIX todos los vecinos del valle de Roncal
(entendiendo por vecino aquel que tenía derechos como tal y no era un mero
residente) eran nobles a resultas del privilegio de hidalguía colectiva
concedido en 1412 por el rey Carlos III
de Navarra (concede al valle de Roncal el Fuero General, en el cual reconocía y
confirmaba a los roncaleses como caballeros, hidalgos e infanzones, y les
permitió tomar como propio el escudo del valle; un instrumento de los monarcas durante el siglo XV para fortalecer las
estructuras vecinales frente al poder de los linajes nobiliarios), privilegio que se apoya en
los concedidos en tiempos de las guerras contra los musulmanes por el rey
Fortún García (entre los años 783 y 804) y por Sancho I (822), tiempos en los
que los roncaleses ganaron también el derecho a goce de las Bardenas Reales de
Navarra.
Así
pues, todos los roncaleses eran nobles pero, ¿qué escudo les correspondería si
eran familias muy diversas? Pues, a efectos de esta nobleza y tal y como indica
el Libro de Armería del Reino de Navarra, el Valle de Roncal se comporta como
una única casa solariega, y su escudo es uno para todos sus vecinos.
El
valle de Roncal se sitúa en la Comunidad Foral de Navarra, concretamente, en la Merindad de Sangüesa. Comprende siete
villas: Burgui, Garde, Isaba, Roncal, Urzainqui, Uztárroz y Vidángoz y
administrativamente está constituido en una mancomunidad una entidad local de
carácter tradicional.
A
lo largo de su historia el valle de Roncal ha tenido dos escudos diferenciados
para manifestar la condición de hidalguía
colectiva. A diferencia de los títulos nobiliarios individuales, en los que
cada señor representa sus armas de manera única y diferenciada, dicha hidalguía colectiva –propia sobre todo de la Navarra pirenaica–,
establecía unos blasones comunes únicos para todos los habitantes del
territorio.
El
primer escudo, que representa la cabeza cercenada del moro sobre el puente de
Yesa con el río y las montañas, es originario de finales del siglo VIII y fue
obtenido tras la batalla de Olast u Ollate.
Los
roncaleses tienen a gala por tradición que la cabeza corresponde al emir
cordobés Abderramán I (731-788) pero la afirmación no es rigurosa. La vida de
Abderramán -“el que entra” o “el inmigrado”- estuvo llena de asesinatos,
conjuras y traiciones pero él se murió en la cama tras nombrar heredero a su
hijo Hisham.
¿A
quien degollaron entonces los roncaleses? Pues no se sabe con certeza. Hay
quien afirma que se trató del valí -gobernador provincial- Abderramán el Gafequi
en la retirada tras la derrota en la batalla de Poitiers (octubre del 732),
pero también los hay que sostienen que en Ollate se combatió durante el reinado
de Fortún Garcés (845-905), de modo que el asunto se queda entre la nebulosa
densa de las tradiciones y la historia.
Lo
que sí es historiográfico es que el valle de Roncal constituyó un núcleo de
resistencia frente al dominio musulmán y sus aceifas o expediciones militares
para obtener trigo y tributos. En el prefacio del Fuero viejo de Sobrarbe se
recoge que “ entonces se perdió España, entroa los puertos sino en Galicia, et
las Asturias, et daca Alava, Bizcaya, et dotra part Bastan, et la Berrueza,
Deyerri, et en Anso, et sobre Jaca, et encara en Roncal, et en Sarazaz, et en
Sobrarbe, et en Anso”.
Hasta
finales del siglo XVIII el escudo roncalés se mantuvo inalterado. Sin embargo,
el lunes 20 de enero de 1793 se produjo un hecho con graves repercusiones
internacionales: la muerte en la guillotina del rey francés Luis XVI. La
Revolución francesa daba un paso más y constituía el régimen de la Convención,
en cuyo desarrollo se dio el periodo de El Terror a cargo de Robespierre.
Carlos
IV quedaba al frente de los intereses dinásticos de la casa de Borbón y Francia
luchaba de manera activa contra todos sus enemigos terrestres. Inglaterra
quedaba a la espera del desarrollo de los acontecimientos con la idea
pragmática del “dejemos que se maten los demás entre sí”. Para
sorpresa general, los revolucionarios batieron al ejército tradicional de
Austria y, en marzo de 1793, declaraban la guerra a España.
En
el valle de Roncal se constituyó la Milicia provincial, mandada por el alcaide
y capitán a guerra Pedro Vicente Gambra, destacado empresario ganadero y
promotor del desarrollo almadiero. Carlos IV envió de refuerzo a los Tiradores
de Sigüenza. Gambra recibió el grado de teniente coronel y va a ser la bisagra
entre el frente aragonés, mandado por Pablo Sangro Merode -príncipe de
Castelfranco-, y el teniente general Ventura Caro Fontes, responsable de la
defensa navarra y de Guipúzcoa.
La
movilización roncalesa fue unánime y eficaz y, como en el caso de Olast, las
mujeres tomaron parte activa en la lucha formando una segunda línea de combate
provistas de cuchillos y bayonetas.
Los
franceses no pasaron más allá de incendiar la ermita de Arrako y robar su
plata. Los hombres de Gambra les desalojaron del pico Bimbalet, incendiaron
Santa Engracia y se apoderaron de un número importante de cabezas de ganado. Por
contra, los franceses arrasaron las Reales fábricas de armas de Eugui y
Orbaiceta, incendiaron Ochagavía y ocuparon físicamente el valle de Baztán y
toda la comarca del Bidasoa. En enero de 1795 Carlos IV consentía, tras
peticiones reiteradas de la Diputación, convocar Cortes estamentales el 11 de
enero de 1795 para que se llamase al apellido (decreto de movilización general)
y aprobase una aportación económica de Navarra a la guerra por importe de
170.000 pesos, de los que al valle de Roncal correspondió pagar 12.896.
El
valido Manuel Godoy había comenzado pocos meses antes unas negociaciones
secretas con Francia que condujeron a la Paz de Basilea (22 de julio de 1795),
en la que una Francia exhausta por el esfuerzo bélico abandonaba Guipúzcoa y la
parte ocupada de Navarra y recibía como compensación territorial la mitad
occidental de la isla de La Española, lo que en la actualidad es Haití.
La defensa eficaz del valle de Roncal
por sus moradores mereció el agrado de Carlos IV, quien el 13 de marzo de 1798,
desde Aranjuez, firmaba una real cédula que concedía a los roncaleses añadir a
su escudo un castillo, símbolo de la fortaleza, y el lebrel, que representa la
rapidez en la acción; elemento incorporados desde entonces al escudo del valle, que pasó así a ser cuartelado.
Woww mi apellido es Roncal siempre senti que algo distintivo había detrás de nuestro apellido en Peru ,hace unas décadas atrás eramos muy pocos los Roncal y cuando decia mi apellido en alguna oficina me preguntaban cómo se escribe? 😁 gracias por el excelente articulo, ahora se que aunque no tenga dinero soy noble! 😅
ResponderEliminar