jueves, 3 de octubre de 2019

José María de Pereda. Novelista. Uno de los grandes escritores del siglo XIX



Creador de la novela regional, y uno de los tres grandes -con Menéndez Pelayo y Amós de Escalante- del denominado “Renacimiento montañés“. Su trilogía novelística más importante es la que refleja la epopeya rural montañesa “Peñas Arriba” en 1895·, la epopeya marinera de Cantabria “Sutileza” en 1885 y la epopeya urbana de la ciudad de Santander “Nubes de Estío” en 1981.

De él dijo su paisano Menéndez Pelayo que “no fue Pereda literato profesional, sino un hidalgo que escribía libros, donde se refleja su espíritu creyente y castizo, donde se aprende a vivir bien y a morir mejor”.


José María de Pereda y Sánchez de Porrúa nació en Polanco (Cantabria) el 6 de febrero de 1833 en la casa solariega de una familia bien acomodada, hidalga por los cuatro costados y profundamente católica y tradicionalista. Sus padres fueron Juan Francisco de Pereda y Bárbara Josefa Sánchez Porrúa; su padre era de Polanco y su madre de Comillas (en Cantabria); se casaron de muy jóvenes, de forma que llegaron a tener veintidós hijos, si bien tan solo nueve llegaron a adultos. Diodora de la Revilla Huidobro, natural de Santander, casó en abril de 1869 con el gran escritor cántabro el 6 de febrero de 1833 y murió en Madrid el 13 de abril de 1912.

Estudió las primeras letras y el bachillerato en Santander. Dejó su tierra en el otoño de 1852 para preparar, en Madrid, el ingreso en la Academia de Artillería de Segovia, pero pronto abandonó sus estudios, ya que no se sentía inclinado por ellos, sino más bien por la vida madrileña, las tertulias y las fiestas de sociedad.

En 1855 vuelve a Santander, donde enferma gravemente de cólera. Convaleciente, se trasladó a Andalucía y de nuevo en Santander colaboró en el periódico La Abeja Montañesa. Fundó luego, en colaboración, el "novenario" El tío Cayetano y también compuso obras teatrales, pero el éxito de los primeros cuadros de costumbres publicados, le marcaron la ruta que había de seguir. En las Navidades de 1865 se traslada a París y entra en contacto con la literatura francesa, con la que se familiariza y en aquél mismo año publica sus Escenas montañesas. Tras su paso por París, vuelve a Santander, donde fue secretario de la sección de letras del Ateneo santanderino. Desde entonces hasta 1868 abandonó la literatura;

Casado en 1869 con doña Diodora de la Revilla y Huidobro, fue Diputado a Cortes en 1870 y correspondiente de la Española de la Lengua en 1871. Partidario del partido carlista, fue nombrado diputado por Cabuérniga, pero disgustado con el mundo de la política y por consejo de Menéndez Pelayo, retornó a la literatura.

Comienza a escribir poniendo en evidencia su pensamiento e ideología -conforme al gusto de las novelas “de tesis”- y a la vez con una profunda sensibilidad regional, manifestada en sus contenidos y en sus descripciones, hasta ser considerado por la crítica -y concretamente, por Leopoldo Alas “Clarín”- como el creador de la novela regional. Su producción literaria se desarrolla en su casona de Polanco, hasta que en 1884 hace un viaje a Madrid, que prolonga por Valencia y Barcelona, y más tarde a Portugal, con su amigo y antagonista ideológico, Benito Pérez Galdós. Ambos reciben calurosos homenajes a su paso por Lisboa, Cintra, Coimbra y Oporto, así como en Galicia y Asturias.


Entre 1890 y 1891 publica Nubes de estío y Al primer vuelo, polemiza con Emilia de Pardo Bazán y en 1892 acude a Barcelona como mantenedor de los Juegos Florales de aquella ciudad, donde pronuncia su discurso El Regionalismo.

En 1893 muere su hijo primogénito Juan Manuel, lo que produce en Pereda un derrumbamiento espiritual absoluto, del que apenas se sobrepuso. Y aún vino a entenebrecer su alma todavía más, la terrible catástrofe del buque “Cabo Machichaco”, sucedida no mucho después, que cubrió de luto a Santander y a España entera.

Ingresa en la Academia Española en 1896, con un discurso de recepción de su amigo Benito Pérez Galdós. Es homenajeado en Barcelona en 1897. En 1903 recibe la Gran Cruz de Alfonso XII. Fallece en Santander, el 1 de marzo de 1906 a consecuencia de las secuelas de una apoplejía que tuvo en 1904.

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