Manuel Pavía Rodríguez de Alburquerque. General que acabó con la I República

 

Capitán General del Ejército, Senador Vitalicio, Capitán General de Castilla la Nueva, de Cataluña y de Extremadura. Gran Cruz de las Órdenes de San Fernando, San Hermenegildo, Mérito militar y Carlos III.

Revista 'La madeja política' dibujo de Tomás Padró Pedret

En el imaginario colectivo ha quedado que entró en el Congreso a lomos de su caballo, el «caballo de Pavía». Sin embargo, este hecho en realidad no ocurrió.

Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque nació en Cádiz, el 2 de agosto de 1827. Fue hijo de José Fermín Pavía Seix (La Carraca 1784-Madrid 1852), Jefe de Escuadra de la Armada, Laureado de San Fernando, que contrajo primeras nupcias con María Dolores Pavía, teniendo a Francisco de Paula Pavía Pavía, Vicealmirante de la Armada, contrajo segundas nupcias, en Cádiz en 1823, con Carlota Rodríguez de Alburquerque Guiral, teniendo varios hijos, Carlos (general de brigada de artillería), Manuel (capitán general), Horacio (oficial de la armada), Ricardo (oficial de la armada) y Teresa.

Nieto paterno de Domingo Andrés Pavía Rivera, Jefe de la Contaduría de Marina de Cádiz, y de su esposa Francisca Seix Prichard. Nieto materno de Josef Serafín Rodríguez de Alburquerque y Díaz Pardo (Cádiz 1770), Oficial de la Armada, Caballero de la Orden de Carlos III y de su esposa Ana Guiral (Cádiz).

José Fermín Pavía Seix

Ingresó como Cadete en el Colegio de Artillería el 18 de Febrero de 1841, siendo promovido a Subteniente Alumno en diciembre de 1844, a Teniente en agosto de 1846, y en enero de 1855 ascendió a Capitán.

Nombrado por Juan Prim como Jefe de su Estado Mayor, participó en la fracasada sublevación de enero de 1866 para destituir a Isabel II, viéndose obligados a huir a Portugal, juzgados en rebeldía fueron expulsados del ejército y condenados a muerte.

Pavía es juzgado en consejo de guerra junto a su general, el marqués de los Castillejos, por el pronunciamiento de Villarejo de Salvanés en enero de 1866 y condenado junto al general Prim a ser dado de baja en el Ejército y a ser pasado por las armas, aunque regresó a este después del triunfo del alzamiento nacional de septiembre de 1868 e inició durante el Sexenio una fulgurante carrera en él.

Volvió al Ejército en noviembre de 1868, otorgándosele el empleo de Teniente Coronel de Artillería, que le había correspondido por antigüedad, y el de Coronel de Infantería con destino a mandar el regimiento del Rey. Alcanzó el empleo de Brigadier en diciembre de 1868. En febrero de 1871 fue promovido a Mariscal de Campo; nombrándosele en julio Comandante general de la primera División del Ejército de Castilla la Nueva. Tras la caída del rey Amadeo I de Saboya se proclama la Primera República. Combate contra los carlistas en Navarra y contra los movimientos cantonales en Andalucía, siendo designado capitán general durante la presidencia del republicano Emilio Castelar.

El General Pavía en las Cortes. Golpe de Estado

El  3 de enero de 1874, cuando Emilio Castelar perdió una moción de confianza y se procedió a la elección de un nuevo presidente (el federalista Eduardo Palanca), Pavía hizo llegar una nota al presidente de las Cortes, Nicolás Salmerón, ordenándole que "desaloje el local". Los diputados no obedecieron la orden y permanecieron en sus asientos, aunque terminaron haciéndolo cuando una dotación de la Guardia Civil se presentó en el hemiciclo y los desalojó, disolviendo las Cortes y dando fin al régimen parlamentario republicano y origen a la llamada dictadura del general Serrano, duque de la Torre.

Durante la subsiguiente Restauración, que supuso el retorno de los Borbones al trono, en la persona del rey Alfonso XII, fue capitán general de Cataluña desde 1880 hasta 1881. Nuevamente capitán general de Castilla la Nueva (1885-1886), ya bajo la regencia de la viuda de aquél, María Cristina de Habsburgo-Lorena, derrotó en Madrid, en 1886, al pronunciamiento antidinástico de Manuel Villacampa. Elevado por el Rey a la dignidad de Capitán General del Ejército se le confirma como capitán general de Castilla la Nueva. Unos meses después es nombrado Presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina. 

Escribió diversas obras histórico-militares, así como libros específicamente castrenses. Fallece en Madrid, el día 4 de enero de 1895.